Eric Edgar Cooke

Eric Edgar Cooke ocultaba detrás de su sonrisa las cicatrices de una infancia atormentada. Su padre llegó a pegarle con tal violencia que terminó en el hospital. En esta y en otras ocasiones sufrió en la cabeza heridas que, casi con toda seguridad, le causaron daños en el cerebro.

Eric Edgar Cooke nació en 1931 en Vitoria Park, una zona de Perth (Australia). Al nacer tenía un labio leporino y el paladar abierto, y tuvieron que someterle a una operación en el hospital infantil. Como secuela le quedó un modo de hablar gutural y confuso, y un aspecto que era motivo de burla para los demás.

Eric Edgar Cooke en una fotografía con su esposa, Sally.

Eric Edgar Cooke fue un asesino en serie inusual, cuyos métodos eran tan aleatorios como la elección de sus víctimas. Sus asesinatos fueron cometidos entre 1959 y 1963.

Cooke fue un asesino en serie inusual, cuyos métodos eran tan aleatorios como la elección de sus víctimas. Sus asesinatos fueron cometidos entre 1959 y 1963.

Eric Edgar Cooke: La policía no encontraba relación entre las víctimas del hombre conocido como «el maníaco asesino» y el móvil de los crímenes. Pero un rifle escondido entre unos arbustos los condujo hasta el hombre despiadado que mataba sin motivo y elegía como presas a desconocidos.

La policía no encontraba relación entre las víctimas del hombre conocido como «el maníaco asesino» y el móvil de los crímenes. Pero un rifle escondido entre unos arbustos los condujo hasta el hombre despiadado que mataba sin motivo y elegía como presas a desconocidos.

Eric Edgard Cooke: El rifle fue encontrado por casualidad por una pareja entre unos arbustos, los agentes fueron a recogerlo y descubrieron que era la misma arma que había sido utilizada para matar a Shirley McLeod.

El rifle fue encontrado por casualidad por una pareja entre unos arbustos, los agentes fueron a recogerlo y descubrieron que era la misma arma que había sido utilizada para matar a Shirley McLeod.

Los agentes supusieron que el asesino había escondido el rifle para poderlo usar con posterioridad, y no para desprenderse de él, y lo sustituyeron por otro enganchado al arbusto. Varios policías se apostaron al otro lado de la calle detrás de la maleza y esperaron acontecimientos durante dos semanas. Por fin, el domingo 1 de septiembre, un conductor de camiones llamado Eric Edgar Cooke trató de sacar el arma del interior del arbusto. La policía había acertado en su apuesta.