
- Clasificación: Asesino
- Características: Magnicidio
- Número de víctimas: 1
- Fecha del crimen: 4 de noviembre de 1995
- Fecha de detención: 4 de noviembre de 1995
- Fecha de nacimiento: 23 de mayo de 1970
- Perfil de la víctima: El primer ministro de Israel, Isaac Rabin
- Método del crimen: Arma de fuego
- Lugar: Tel Aviv, Israel
- Estado: Fue condenado a cadena perpetua el 27 de marzo de 1996
Índice
Perpetua para el asesino de Rabin
EFE, Reuters y AFP
28 de marzo de 1996
El extremista judío Yigal Amir fue condenado ayer por un tribunal del distrito de Tel Aviv a cadena perpetua, más seis años de prisión adicional, por el asesinato del primer ministro israelí Yitzhak Rabin, con lo que deberá cumplir la sentencia sin posibilidad de indulto.
«El Estado de Israel es una monstruosidad», gritó Amir, defensor de un Estado teocrático, mientras la policía lo sacaba de la sala judicial.
«Él no merece compasión, porque perdió toda semblanza de humanidad», dijo el magistrado jefe del tribunal de tres jueces, Edmond Levy, al anunciar la sentencia adoptada por unanimidad. Tras rechazar el alegato de que el fanático religioso sólo quería dejar paralizado al estadista para frenar el proceso de paz con los palestinos, Levy dijo que Amir había actuado «con premeditación y sorprendente compostura» al asesinar a Rabin. Amir tiene 45 días para apelar la sentencia en el Tribunal Supremo.
Crítica de Peres
El primer ministro Shimon Peres, sucesor de Rabin, calificó de «paliducha» la sentencia, en comparación con el crimen, pero reconoció que no podía ser más dura, ya que la pena de muerte está reservada en Israel para criminales nazis. Yigal Amir «conculcó todos los principios sobre los cuales están edificados este Estado y la religión judía, desde los diez mandamientos hasta la ley israelí», declaró Peres a los periodistas.
El asesino está encarcelado ahora en una galería de alta seguridad de la prisión de Beersheba, en el sur del país. «Esta carroña va a pudrirse en prisión hasta el fin de sus días, la paz será la verdadera venganza de Rabin», afirmó el ex jefe de gabinete del primer ministro, Eytan Haber.
La viuda, Leah Rabin, calificó de «absurdo» el hecho de que el condenado haya sido juzgado por un tribunal ordinario. «No comprendo cómo han sido necesarios cinco meses para juzgar a un hombre apresado en flagrante delito y que confesó inmediatamente su crimen», afirmó. «La imagen del asesino se borra, pero no he salido de la pesadilla», añadió.
«Lo hice por Israel»
Yigal Amir asesinó a Rabin de dos balazos el 4 de noviembre, al término de una manifestación en favor de la paz en Tel Aviv. En el atentado, una tercera bala hirió a su guardaespaldas, Yoram Rubin.
En su alegato, Amir revindicó ayer el asesinato. «No tenía otra opción más que llevar a cabo este acto, que va contra mi personalidad», a causa de la política de paz hacia los palestinos, dijo Amir. «No lo hice para mi ventaja personal. Muy por el contrario, yo y mi familia hemos sufrido mucho. Todo lo que he hecho, lo he hecho para el pueblo de Israel, para la Torah (Biblia) de Israel, para la Tierra de Israel», afirmó Amir en una declaración presentada después de la sentencia.
El asesino, que bostezó en varias ocasiones al escuchar el veredicto, estimó que los jueces habían evitado «el verdadero debate». «No era un simple debate sobre un asesinato, sino sobre la esencia misma del judaísmo y la diferencia entre el Estado de Israel y un Estado democrático», afirmó.
Premeditación
El juez Levy replicó que «la tentativa de dar un fundamento religioso (al crimen) es una explotación cínica de la ley religiosa judía». «El acusado actuó después de una larga reflexión, premeditación y sangre fría, estimando que la muerte del primer ministro era la mejor manera de hacer cesar el proceso de paz», consideró. El juez Levy estimó que Israel debería reflexionar sobre su sistema educativo y la manera en que el asesino había podido llegar a pensar que su acto era legítimo, según la ley judía.
El proceso, abierto el 19 de diciembre, nunca abordó la cuestión de las incitaciones a las que pudo responder Amir por parte de rabinos ultranacionalistas, ni evocó tampoco las terribles fallas del sistema de escolta del primer ministro. La comisión de investigación oficial que analizó estas cuestiones presentará su informe hoy, jueves.
Un criminal que ensombreció todo
Roberto Vilches – Clarín Digital
28 de marzo de 1996
Hasta el último día, como si hubiera querido cebarse con la opinión pública, Igal Amir entró siempre sonriendo y mascando un chicle a la sala del Tribunal.
Así se despidió ayer, como si fuese un dios incandescente. Cuando se contempla el desbarajuste que consiguió con su pistola hace menos de cinco meses al asesinar al premier Yithzak Rabin, es legítimo pensar si no será verdadero «y con este crimen, hasta la perversión» aquello de que «el que ríe último ríe mejor».
En un camastro de la prisión de Beersheba, a la que entra a los 25 años para quedarse toda la vida, seguirá pensando que el magnicidio redundará en una victoria. Los balazos que le descerrajó a quemarropa a Rabin no detuvieron el frágil proceso de paz entre Israel y los palestinos, pero a la manera de un gol olímpico pueden hacerlo inclinando la balanza en las elecciones del 29 de mayo.
Por una paradoja de la violencia, lo que Amir perseguía aquella noche de noviembre en Tel-Aviv lo consiguieron sus aliados islámicos, que también juegan como él en el teatro del horror: los suicidas palestinos que se inmolaron hace un mes en ómnibus y calles de Israel. Además de las víctimas, los que pagan ahora los platos rotos por los terroristas de Alá son más de dos millones de palestinos sitiados por el primer ministro israelí Shimon Peres.
Ocho de cada familias obreras en Gaza están sin trabajo, la mayoría porque los que se ganaban el pan en Israel tienen ahora prohibido entrar al país. Lo que no se proponía Amir fue el adelanto de las elecciones en Israel. Lo que quizá pergeñaron quienes despachaban hace un mes a los suicidas musulmanes fue que Peres las pierda. Esto detendría el proceso de paz, y con Peres también perdería Arafat, su socio en esta encrucijada.
Los comicios del 29 de mayo serán una porfía entre el laborismo de Peres y la derecha del «campo nacional», en cuyo caldo se cultivó Yigal Amir. En nombre de la democracia, Benjamín Netanyahu, líder de la derecha israelí, el principal adversario de Peres y de Arafat en las elecciones de mayo, condenó a Amir. Pero si llegase a triunfar en las urnas, hará probablemente lo que seguramente sueña el sonriente Amir en su prisión.
La boda secreta de Yigal Amir, el asesino de Isaac Rabin
Juan Cierco – ABC.es
7 de septiembre de 2004
JERUSALÉN. Isaac Rabin se ha removido este fin de semana en su tumba. Tampoco su esposa Leah descansa en paz estos días. Yigal Amir, asesino el 4 de noviembre de 1995 del entonces primer ministro de Israel y apóstol judío de la paz, se ha salido con la suya y ha logrado casarse, burlando todas las prohibiciones y censuras al respecto, con su novia de «toda la vida», Larissa Trimbobler.
La boda secreta, por poderes, celebrada hace dos semanas largas en el hogar de los Amir, se ha conocido este pasado fin de semana. La noticia ha provocado un terremoto informativo en un Israel que no olvida ni perdona el magnicidio. Muchos creen que aquel asesinato de un judío a otro judío supuso el principio del fin del mal llamado proceso de paz. Sea como fuere, la boda traerá cola.
La familia Amir preparó el acontecimiento con sumo cuidado. No dejó detalle alguno a la improvisación. Todo se desarrolló según manda la tradición judía, según estipula la Halacha, la ley judía sobre esta materia. Cabe recordar que la legislación israelí está sometida a la religiosa pues no existen matrimonios civiles en Israel. No están permitidos.
Shlomo Amir, padre del asesino de Rabin, visitó a su hijo en la prisión. Éste, condenado a cadena perpetua, le nombró su «representante» en la ceremonia y le entregó un anillo para sellar el enlace. Así fue.
Días después, en el domicilio de los Amir, Larissa Trimbobler y Yigal se casaban por poderes, en presencia de dos testigos varones, tal y como mandan los cánones de la religión judía.
Shlomo bendijo a su nuera, bendecida a su vez por los testigos y el resto de la familia. Larissa vistió sus mejores galas. Geula, la madre de Yigal, soltó sus particulares lagrimitas. La familia obtuvo incluso la bendición indirecta del rabino de Bnei Brak, Nessim Karelitz, quien ha negado haber asistido a la ceremonia pero ha reconocido haber confirmado la validez religiosa de la boda por poderes, algo que «la ley judía acepta aunque sólo se produzca en ocasiones extraordinarias».
«Somos gente sana»
«Nos hemos casado respetando al pie de la letra la ley judía. Nadie puede decir que esta boda no es legal. Nadie. Yigal y yo somos personas maduras, gente sana, y no hay nada ni nadie que pueda impedir nuestro matrimonio. Es más, ahora quiero un hijo suyo». Las palabras de Larissa pueden pronunciarse más altas pero no más claras. La opinión pública israelí lo sabe y lo lamenta.
«Aunque le prohiban a Yigal reunirse en la cárcel con Larissa por razones de seguridad, ambos están preparados para traer un niño al mundo gracias a la inseminación artificial. Más que nunca, Geula y Shlomo se merecen la oportunidad de tener un nieto de Yigal», ha comentado un amigo muy cercano de la pareja.
Mañana debe pronunciarse al respecto el Tribunal Supremo: su decisión permitirá o no a la controvertida pareja consumar su matrimonio. Shmuel Kasper, abogado de Amir, no es demasiado optimista pero lo tiene muy claro: «Sentencie lo que sentencie el Supremo, Yigal y Larissa seguirán casados».
La boda ha sentado especialmente mal a las autoridades penitenciarias israelíes, encargadas de vigilar las 24 horas del día al asesino de Rabin. Para curarse en salud, aseguran que la ceremonia es ilegal por no responder a la ley judía en todas sus condiciones. Su denuncia, en saco roto.
En cambio, diputados laboristas, como Eitan Cabel, han acusado a estos responsables penitenciarios de negligencia, por no impedir un enlace que ha sacudido tantas y tantas conciencias de la sociedad israelí. Cabel propuso en su día la promulgación de una ley en la Kneset en la que se prohibiera sin tapujos el matrimonio a Amir. No pasó el corte.
Y Larissa e Yigal se han casado. Ahora, para escarnio de casi todos, para vergüenza propia y ajena generalizada, pretenden comer perdices y ser felices. Isaac y Leah tardarán en dejar de removerse en sus tumbas.
Circuncisión entre rejas
Juan Miguel Muñoz
1 de noviembre de 2007
Larissa Trimbobler dio a luz el 28 de octubre, cinco días después de que se celebrara, según el calendario judío, el duodécimo aniversario del magnicidio del ex primer ministro israelí Isaac Rabin. El padre del bebé, el judío Yigal Amir, asesino confeso y orgulloso, purga condena a cadena perpetua. No es el único que se ufana de los tres tiros que acabaron con la vida del líder.
Alrededor del criminal, la derecha más fanática y fundamentalista de Israel, aquella que se opone a ceder un centímetro de los territorios palestinos ocupados, lleva meses arreciando en su campaña para que Amir sea liberado. Aprovechan cualquier resquicio. Toca ahora la circuncisión del pequeño: se celebrará en la prisión de Rimonim.
Un juez de Tel Aviv, Avi Garfinkel, se decantó ayer por esta opción. Se habían planteado otras: la excarcelación temporal del recluso para que pudiera asistir a la ceremonia, o la instalación de una pantalla en su celda para que pudiera verla en directo, alternativa «ridícula», a juicio del magistrado. Pero la idea de que el reo abandonara el penal por unas horas suscitó el rechazo firme de un Gobierno que tampoco está por la labor de meterse en berenjenales y que, no obstante, trata a los fundamentalistas judíos con guante de seda.
Yigal y la divorciada Larissa se casaron cuando él ya estaba a la sombra. Dura fue la batalla legal para que les permitieran mantener relaciones sexuales. Consiguieron autorización judicial para una inseminación artificial. Debían tener prisa porque Trimbobler fue sorprendida mientras intentaba sacar de la cárcel una bolsa con semen de su marido. Finalmente, un juez autorizó el vis a vis. Logrado el embarazo, la campaña de provocación, que saca de quicio a varios ministros, especialmente a los laboristas, y a buena parte de los israelíes, no amaina.
¿Qué lugar propuso inicialmente la familia para el acto de la circuncisión? La Tumba de los Patriarcas en Hebrón. No es gratuito. Saben los Amir que en esa ciudad palestina contarían con el apoyo de cientos de colonos, cuya protección ha convertido un tercio de la ciudad en un lugar fantasmagórico. Miles de comercios y casas de palestinos fueron vaciados hace casi siete años para que los extremistas judíos puedan transitar con calma entre los cuatro pequeños asentamientos en los que residen medio millar de colonos. Finalmente, lo celebrarán en la intimidad de la cárcel. Pero no da puntada sin hilo la pareja. ¿Qué fecha ha escogido para la ceremonia? El 4 de noviembre: aniversario del magnicidio de Isaac Rabin en el calendario gregoriano.
En torno a las peripecias de Amir y su cónyuge, vale casi todo. Nada más nacer el bebé, el abogado de Larissa Trimbobler, Samuel Caspar, trataba de vender a las puertas del hospital Bikur Holim de Jerusalén las fotografías del niño obtenidas con su teléfono móvil. «Sólo lo haré con el consentimiento de la madre», precisaba el letrado.
Amir no muestra arrepentimiento ante un delito que traumatizó a un país casi tanto como las guerras que ha librado contra sus vecinos árabes. Igual que el mismo 4 de noviembre de 1995, cuando, tras conocer el fallecimiento de Rabin durante el interrogatorio al que era sometido, pidió a los policías que se sumaran a un brindis. Ahora falta conocer el nombre del pequeño. El matrimonio ha anunciado que llevará un nombre bíblico. Dada la permanente actitud provocadora de Yigal, Larissa y sus allegados, no sería de extrañar que se llamara Isaac.
El asesino de Rabin divide a los judíos
Eugenio García Gascón
4 de noviembre de 2007
En el mismo día en que se cumplieron doce años desde que asesinara al primer ministro israelí Yitzhak Rabin, Yigal Amir, participó ayer en la ceremonia de circuncisión de su primer hijo en la prisión de Rimonim en el centro de Israel.
Uno de los nombres del niño es Shalom, que en hebreo significa paz, y que se le ha puesto al recién nacido por expreso deseo de Amir, cuyo abuelo paterno se llamaba así. El nombre del niño es una ironía si se tiene en cuenta que Amir cometió el asesinato para que Rabin no firmara la paz con los palestinos.
El aniversario del asesinato y el tratamiento especial que recibe su verdugo por parte de las autoridades amenazan con dividir a la sociedad judía. En las puertas de la prisión se congregaron ayer decenas de manifestantes de la izquierda y la derecha, quienes se cruzaron entre sí gritos, insultos y consignas criticando a Amir o defendiéndolo. Fuera de esto, no se registraron incidentes.
Críticas al sistema judicial
La ceremonia se desarrolló en la más estricta intimidad. Sólo una quincena de personas, familiares directos de Yigal Amir, además del rabino, pudieron acceder a la prisión. Todos se reunieron en una sala y al cabo de diez minutos entró el asesino. Rápidamente se circuncidó al niño y Amir regresó a su celda.
Las autoridades penitenciarias prohibieron a los familiares de Amir introducir cámaras de video y teléfonos móviles para impedir que se filmara la ceremonia.
La madre del niño, la doctora Larisa Trimbobler, se divorció de su anterior marido para poder casarse con Amir, a quien prácticamente no conocía antes del matrimonio. El niño fue engendrado por inseminación artificial.
Yuval Rabin, hijo del difunto primer ministro, pronunció el sábado por la noche una sentida alocución ante las 150.000 personas que se reunieron en Tel Aviv para recordar el magnicidio y fue muy duro con el sistema judicial israelí.
Yuval denunció el «inestable y débil muro de silencio» de una ley que permite que Yigal Amir celebre por todo lo alto la circuncisión de su hijo en el aniversario del asesinato de su padre.
«El hombre que hace ahora doce años se paseó por esta misma plaza y con pleno conocimiento se apropió del papel de juez y acusador… el hombre que abusó de las leyes de la democracia, continúa burlándose de ellas hoy», dijo Yuval.
Algunos comentaristas han subrayado con inquietud que prácticamente todos los que acudieron a la concentración de Tel Aviv eran judíos ashkenazis, es decir, originarios de Europa.
Eso indica que en la sociedad israelí existe una profunda brecha entre los ashkenazis y los llamados judíos orientales, es decir, los provenientes de los países árabes.
Durante los últimos días se han multiplicado las críticas al sistema judicial israelí por permitir el festejo carcelario de Amir, pero los jueces aseguran que no han tenido más remedio que autorizar la circuncisión en el aniversario del asesinato.
Yigal Amir, que ahora tiene 37 años, nació en una familia religiosa de origen yemení, estudió en una escuela rabínica, ingresó en las filas del ejército y se matriculó en la Universidad, donde se relacionó con estudiantes extremistas que se oponían al proceso de paz con los palestinos.
El enfado de la hija de Rabin
Dalia Rabin, hija de ex primer ministro, ha denunciado que los «rabinos de las escuelas talmúdicas» que autorizaron el asesinato siguen en el libertad haciendo de las suyas y el Gobierno no ha adoptado ninguna medida para silenciarlos.
Dalia se refería con estas palabras a la Universidad Bar-Ilan, un centro cercano a Tel Aviv donde Yigal Amir estudió y planeó el asesinato. Desde hace doce años poco ha cambiado en esta universidad ortodoxa, aunque ahora la dirección del centro prohibe todo tipo de reuniones políticas.
Israel conmemora el 120 aniversario del asesinato de Rabin
Noticias.terra.com
4 de noviembre de 2007
Israel conmemoraba este miércoles el duodécimo aniversario del asesinato del primer ministro Yitzhak Rabin sobre el fondo de la campaña de la extrema derecha en favor de la liberación de su asesino que suscita la indignación del país.
El 4 de noviembre de 1995, Yigal Amir, un judío ortodoxo de la extrema derecha israelí, disparó tres tiros a Rabin por la espalda en Tel Aviv, con el objetivo de hacer fracasar los acuerdos de paz israelo-palestinos de Oslo de 1993.
El duodécimo aniversario del crimen es este miércoles, según el calendario lunar hebreo.
Ese asesinato, cometido durante una gran manifestación pacifista, sumió a Israel en el estupor y dio una estocada a una posible solución para el conflicto israelo-palestino.
«Estaba al lado de Rabin, su rostro era radiante al ver la manifestación de apoyo. Pero el enemigo despiadado le esperaba fríamente con una pistola cargada en la mano», recordó el martes por la noche el presidente de Israel, Shimon Peres.
«El asesino le disparó en la espalda pero golpeó a la nación en el corazón. La historia y el pueblo no perdonarán jamás esa ignominia», añadió Peres, negando así cualquier posible medida de gracia para Yigal Amir.
La ceremonia oficial empezaba a las 15:00 hora local (13:00 GMT) en el cementerio del monte Herzl, en Jerusalén, donde se encuentra la tumba de Rabin.
En el acto participarán Peres y el primer ministro, Ehud Olmert.
A continuación, la Knesset (Parlamento) dedicará una sesión extraordinaria al aniversario, que este año se conmemora en medio de la polémica desencadenada por la campaña de la extrema derecha para lograr la liberación de Amir.
Los ultraortodoxos han previsto organizar en Tel Aviv una contra conmemoración para «revelar el auténtico rostro de Rabin», declaró a AFP Katty Cohen, una de sus organizadoras.
Yigal Amir, de 37 años, cumple cadena perpetua y nunca ha expresado remordimiento por el asesinato de Rabin.
En un vídeo del que recientemente se editaron 150.000 ejemplares, la madre del asesino afirma que su acción estaba «predestinada» por su nombre, Yigal, que significa «salvador» en hebreo.
«Decidí matarlo para neutralizarlo políticamente. No lamento nada», declaró Amir en un interrogatorio llevado a cabo horas después de cometer el crimen y hecho público el lunes por la policía.
El asesino añadió que habría podido matar también a Peres, pero sólo era para él «un blanco secundario».
La prensa israelí habló la semana pasada de un refuerzo de la seguridad del presidente israelí debido a una violenta campaña denigratoria en su contra en sitios de internet de los ultranacionalistas israelíes.
Yigal Amir, por su parte, se casó en la cárcel en 2004. Su mujer, Larissa Trimbobler, una divorciada de 42 años y ya madre de cuatro hijos, está embarazada actualmente.
Por su parte, Dalia Rabin, la hija de Rabin, lamentó el martes que Amir no hubiera sido ejecutado.
Yitzhak Rabin, jefe del Estado Mayor israelí durante la guerra de los Seis días en la que Israel conquistó en 1967 Cisjordania y la franja de Gaza, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1994 junto con su entonces ministro de Relaciones Exteriores, Shimon Peres, y el líder palestino, Yaser Arafat, por la firma de los acuerdos de Oslo.