
La masacre de Winnenden
- Clasificación: Homicida en masa
- Características: Menor de edad (17 años)
- Número de víctimas: 15
- Fecha del crimen: 11 de marzo de 2009
- Fecha de nacimiento: 29 de julio de 1991
- Perfil de la víctima: Jacqueline Hahn, 16 / Ibrahim Halilaj, 17 / Stefanie Tanja Kleisch, 16 / Selina Marx, 15 / Viktorija Minasenko, 16 / Nicole Elisabeth Nalepa, 17 / Chantal Schill, 15 / Jana Natascha Schober, 15 / Kristina Strobel, 16 / Michaela Köhler, 26 / Nina Denise Mayer, 24 / Sabrina Schüle, 24 / Franz Josef Just, 57 / Denis Puljic, 36 / Sigurt Peter Gustav Wilk, 46
- Método del crimen: Arma de fuego
- Lugar: Winnenden / Wendlingen, Alemania
- Estado: Se suicida de un disparo en la sien el mismo día
Índice
Tim Kretschmer – La masacre de Winnenden
Última actualización: 19 de enero de 2016
La masacre de Winnenden ocurrió el miércoles 11 de marzo de 2009 en la Escuela Secundaria Albertville en Winnenden, estado federado de Baden-Wurtemberg, Alemania. Se trató de varios tiroteos registrados en las ciudades de Winnenden y Wendlingen, causando la muerte de 16 personas, incluyendo al asesino, Tim Kretschmer, de 17 años, quien se suicidó.
Tiroteo en la Escuela Albertville
Kretschmer abrió fuego en la escuela secundaria Albertville hacia las 09:30 (CET), con una pistola Beretta 92 semiautomática 9mm, que se había apoderado en el dormitorio de sus padres. Según testigos, Kretschmer comenzó a disparar a las personas que tenía más cerca o que tenía delante en dos clases, una sala de química y pasillos. Mató a nueve estudiantes de 15, 16 y 17 años de edad (8 de ellos mujeres) y tres profesoras en formación.
Tras una llamada de emergencia efectuada por un estudiante a las 09:33 hora local, tres policías irrumpieron en la escuela apenas dos minutos después. El agresor les disparó y huyó del edificio.
En total mató a 12 personas en la escuela, y casi todas las víctimas eran de sexo femenino. Algunos especularon que las mujeres eran su objetivo específico.
Escape y robo de vehículo
Kretschmer huyó del lugar y mató a un jardinero (cuidador) de 57 años de edad, de un hospital psiquiátrico cercano.
Numerosos agentes de policía aseguraron la escuela y buscaron al asesino por todo Winnenden, sin éxito. Los informes de prensa confirmaron que Kretschmer estaba huyendo y advirtió a los automovilistas que no recogieran ningún autoestopista.
A las 10:00 aproximadamente, el criminal asaltó un vehículo Volkswagen Sharan y raptó a su conductor, Igor Wolf, en un aparcamiento en Winnenden y se dirigió a Wendlingen, a 40 km (25 millas) de Winnenden. Allí el secuestrado pudo abandonar su propio vehículo. Mientras tanto, el asesino de -hasta el momento- 13 personas huyó a pie. El conductor alertó a la policía.
Igor Wolf informó más tarde que cuando le preguntó al agresor por que lo hizo, este respondió: «Por diversión, porque es divertido». Según Wolf el asesino reveló sus intenciones cuando en un momento del viaje le preguntó: «¿Crees que vamos a encontrar otra escuela?». Wolf dice que cambió rápidamente la conversación.
El asesino entró luego en una concesionaria de autos, matando a un vendedor y a un cliente. Salió alrededor de las 12:30, iniciando un tiroteo con la policía, hiriendo a dos agentes y suicidándose luego él de un disparo en la sien.
Las víctimas
Kretschmer mató en total a 15 personas, entre las ciudades de Winnenden y Wendlingen. Las víctimas son:
En Winnenden:
- Jacqueline Hahn, 16 (estudiante)
- Ibrahim Halilaj, 17 (estudiante)
- Stefanie Tanja Kleisch, 16 (estudiante)
- Selina Marx, 15 (estudiante)
- Viktorija Minasenko, 16 (estudiante)
- Nicole Elisabeth Nalepa, 17 (estudiante)
- Chantal Schill, 15 (estudiante)
- Jana Natascha Schober, 15 (estudiante)
- Kristina Strobel, 16 (estudiante)
- Michaela Köhler, 26 (profesora en formación)
- Nina Denise Mayer, 24 (profesora en formación)
- Sabrina Schüle, 24 (profesora en formación)
- Franz Josef Just, 57 (trabajador en el hospital psiquiátrico)
En Wendlingen:
- Denis Puljic, 36 (trabajador en un concesionario de automóviles)
- Sigurt Peter Gustav Wilk, 46 (cliente de un concesionario de automóviles)
Respuesta
El Presidente Horst Köhler dijo que se sentía «horrorizado y entristecido» por los asesinatos. Köhler y su esposa expresaron sus condolencias a las víctimas, sus familias y amigos.
La Canciller Angela Merkel describió el tiroteo como «incomprensible». «Es inimaginable que en cuestión de segundos, los alumnos y profesores fueran asesinados, es un crimen atroz», dijo a la prensa: «Este es un día de duelo para toda Alemania».
El gobernador de Baden-Wurtemberg Günther Oettinger se trasladó a la escena del crimen en helicóptero poco después de la noticia. Oettinger habló de un «crimen terrible e inexplicable». Asimismo, expresó su condolencia a las víctimas, los estudiantes y las familias. «Esto ha afectado a todos los habitantes de Baden-Wurtemberg. La escuela, la ciudad, el futuro, la educación y la crianza de los hijos. La destrucción de estas cosas es muy cruel».
El Parlamento Europeo dedicó un minuto de silencio para honrar a las víctimas. A las 8 de la tarde tuvo lugar una misa ecuménica en Winnenden en memoria de las víctimas. Un pastor protestante, un sacerdote católico y un clérigo musulmán estuvieron presentes. El 12 de marzo fue declarado día de duelo nacional en Alemania.
Respuesta de los medios
La noticia fue recogida inmediatamente por los medios de comunicación más importantes de todo el mundo.
MTV y VIVA cortaron su programación para poner vídeos musicales para recordar a las víctimas. Ambos canales tenían banners informándole a la gente del cambio: «Angesichts der tragischen Ereignisse in Winnenden ändert MTV/VIVA das aktuelle Programm. In Gedanken sind wir bei den Angehörigen der Opfer.»
La advertencia por Internet del joven asesino de Winnenden, en entredicho
Elmundo.es
13 de marzo de 2009
¿Fue realmente Tim Kretschmer quien avisó en Internet de que unas horas más tarde cometería una masacre en Alemania? Después de que las autoridades afirmaran que el joven asesino advirtió en un «chat» de lo que ocurriría al día siguiente, la policía está tratando de confirmar otras informaciones que sugieren que esa presunta conversación era falsa.
Según el ministro de Interior de Baden Württemberg, Heribert Rech, el adolescente que el miércoles asesinó a 15 personas en un colegio de Winnenden (cerca de Stuttgart) y en la localidad próxima de Wendlingen anunció la masacre en un portal de Internet.
Fuentes policiales consultadas por Efe, han negado posteriormente que el joven asesino no fue el autor de un mensaje aparecido en Internet que anunciaba los trágicos acontecimientos de Winnenden.
«Estoy harto de esta vida» y «nadie reconoce mi potencial» fueron algunas de las frases que supuestamente escribió en un «chat» en el que, según esa versión, invitó a quienes leían sus palabras a estar atentos a lo que sucedería al día siguiente en Winnenden.
Esas palabras fueron en teoría registradas sobre las 02.45 horas del mismo día del crimen por un joven de Baviera, que no las tomó en serio en su momento y que informó a la policía tras la masacre, explicó el ministro.
«Tengo las armas y será mañana por la mañana en mi antigua escuela. Tomar nota del lugar: Winnenden», continuaba la conversación.
Sin embargo, ahora existen dudas de que ese «chat» fuera real. Un portavoz policial explicó a la BBC que hay una investigación en curso, aunque aún no se ha podido confirmar si era verdadero o falso.
Según The Times, varios usuarios del portal donde supuestamente tuvo lugar la conversación afirmaron que el contenido fue falsificado y, por tanto, no es cierto que el asesino anunciara allí su inminente masacre.
En tratamiento psiquiátrico
Por otro lado, la policía ha informado de que entre sus pertenencias han encontrado varios juegos como el «Counter Strike», un videojuego de disparos al que juegan millones de personas en el mundo.
Las autoridades locales también ha informado de que el joven estuvo durante algún tiempo en tratamiento psiquiátrico en una clínica de la localidad de Heilbronn, aunque el tratamiento se paró.
Asimismo, afirmó que una de las razones que pudieron llevar a Kretschmer a cometer la que ya se conoce como la matanza de Winnenden fuera por venganza, ya que durante los años que estuvo en la escuela secundaria Albertville sufrió las burlas y la intimidación de sus compañeros.
Por otro lado, las primeras investigaciones apuntan a que Tim cogió una de las 15 pistolas que tenía su padre por un descuido de su progenitor. Además, la policía ha informado que la armería de los padres del joven cumplía con la ley de armas de Alemania. Al parecer Tim cogió el arma de la habitación de sus padres, ya que el resto se encontraban guardadas en una cámara de seguridad.
En total el joven hizo 60 disparos en la escuela, y otros 44 durante su posterior huida. El padre del joven guardaba en su casa municiones para 4.600 disparos.
El asesino se quitó la vida finalmente tras ser alcanzado en una pierna por un disparo de la policía, que le acorraló en el aparcamiento de un centro comercial junto a un concesionario de automóviles.
En busca de un perfil para el asesino de instituto
J. A. Aunión – Elpais.com
18 de marzo de 2009
Un chaval alemán de 17 años, Tim Kretschmer, mató la semana pasada a nueve alumnos y tres profesoras del instituto en el que estudió, en Winnenden (Alemania) y, en una alocada huida, asesinó a otras tres personas con una pistola automática de su padre. Ya herido por la policía, se pegó un tiro en la cabeza.
Un suceso terrible, seguido de titulares de periódico e informativos de televisión en los que apenas se llega a vislumbrar una razón, una idea de lo que ha salido mal para que un chico de 17 años hiciera todo eso, para que periódicamente un chaval o un joven se meta en el centro escolar y se líe a tiros a diestro y siniestro con el único afán de matar.
Sería mucho más fácil para todos poder echarle la culpa sin más a las películas de terror que al parecer le gustaban a Kretschmer, o a los videojuegos violentos como el «Counter Strike», al que jugaba con entusiasmo Cho Seung-hui, el estudiante surcoreano de 23 años que en 2007 mató a una treintena de personas en la Universidad de Virginia (EE UU).
Pero el hecho de que un juego o unas películas que ven millones de personas en el mundo sean el detonante de un suceso así es, como poco, discutible, además de que todos los estudiosos del tema se niegan a dar una sola causa. «Hay estudios que señalan que en personas con predisposición anterior a la violencia o con problemas mentales ese tipo de juegos pueden llegar a ser una mala influencia, pero no se puede decir que sean, en general, perjudiciales», asegura el doctor en Psicología, profesor de la Universidad de Sevilla y experto en violencia escolar, Joaquín Mora Merchán. En cualquier caso, la canciller alemana Angela Merkel dijo hace unos días que estudiaría qué se puede hacer para limitar el acceso de los menores a videojuegos violentos.
También se ha hablado mucho de la presunta pérdida de valores, el nihilismo, el relativismo, el consumismo, la competitividad… Añadan ustedes lo que no les guste a su alrededor. Pero siempre se vuelve al mismo punto, a un suceso, por sobrecogedor que sea, muy puntual, que si bien está enmarcado dentro de una sociedad que tiene fallas y en la que además hay violencia en películas y juegos y medios de comunicación, entra dentro de un campo tan pedregoso como es el de desórdenes mentales.
Unos desórdenes como los que probablemente llevaron a un hombre de 73 años al centro de salud de su localidad, en Murcia, para matar a una médica y herir de un disparo a un conductor de ambulancia. O los de aquel parado de 44 años que mató a 16 niños y una maestra en una guardería de Dunblane (Escocia) en 1996. «Tiene más que ver con un problema mental que con el sitio donde se produce», dice el profesor Mora Merchán. Pero añade: «Siempre ha ocurrido; se trata de una situación límite, muy puntual, aunque quizá sí es cierto que llega a grupos de edad a los que nunca antes había llegado».
Sobre todo esto se ha hablado, escrito y discutido mucho en EE UU, el lugar del mundo donde se han centrado este tipo de episodios en institutos y universidades, cometidos en la mayoría de los casos por uno de sus propios estudiantes.
En 2002 se publicó en Washington un estudio conjunto del Departamento de Educación y el Servicio Secreto, Consideraciones para la prevención de los ataques a escuelas en EE UU, en el que se analizaban 37 casos ocurridos entre 1974 y 2000. Y he aquí la conclusión inconclusa: «No hay un perfil certero ni útil de los estudiantes envueltos en ataques a centros escolares».
No lo hay, salvo que todos son varones, la mayoría entre 13 y 18 años. Los hay, como Tim Kretschmer, solitarios, que abandonan el tratamiento psicológico, pero también sociables, con amigos, sin historial de tratamiento; los hay que sacan malas notas, regulares o muy buenas, como Pekka Eric Auvinenha, el joven finlandés de 18 años que en 2007 mató a ocho personas en su instituto.
Apenas algunos puntos en común, demasiado inconexos para dibujar un patrón. «Nunca podremos solucionar todos los problemas y las cuestiones que determinan el comportamiento humano, muy complicado y complejo, tanto que la mayoría de las veces no se puede anticipar», decía Alvin Poussaint, profesor de Psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard, a la cadena norteamericana CBS poco después de la masacre de la Universidad de Virginia.
Sí hay un punto en común, que si bien no explica el porqué sí señala el cómo: el acceso a armas de fuego. «En cierto sentido, sí tiene que ver», dice tibiamente el profesor de la universidad finlandesa de Kuopi Vesa Puuronen.
El informe de 2002 de EE UU saca una conclusión empírica muy clara: de los 37 casos estudiados, en la mayoría los agresores no sólo tenían acceso a armas de fuego, sino que las habían usado y sabían cómo hacerlo. Para el psiquiatra italiano Antonio Preti, asesor clínico de los juzgados de Cagliari, «las personas que no tienen acceso a armas mortales son menos propensas a matar a otros o a matarse a sí mismos».
En EE UU, el fácil acceso a las armas es una cuestión de derecho constitucional, enredado absolutamente en la personalidad nacional. Michael Moore denunció precisamente eso en un documental sobre el suceso del instituto de Columbine, en Colorado, donde en 1999 dos adolescentes causaron 14 muertes antes de suicidarse. El debate se reabre en EE UU cada vez que hay un suceso de este tipo, pero no avanza.
Finlandia es el tercer país del mundo con más armas entre sus habitantes, pero tras las matanzas escolares de 2007 y 2008 -un hombre de 22 años mató a 10 personas en un centro de FP- ha propuesto recientemente que no puedan comprar armas de fuego los menores de 20 años y a los 18 para las de caza -hasta ahora se podía obtener la licencia de armas a los 15-. Además, Portugal está estudiando aumentar hasta delito las penas por el uso de las de fuego, y Dinamarca ha doblado la pena por tenencia ilegal.
En el caso del joven alemán Tim Kretschmer, la pistola que utilizó era de su padre, que tiene una amplia colección. Aún no se sabe cómo llegó hasta ella -la familia dice que estaba bajo llave y el padre está siendo investigado-, pero el hecho es que Tim salió de casa con la pistola y con munición suficiente como para haber causado una masacre aún mayor.
Tras otro ataque ocurrido en Erfurt en 2002, Alemania restringió la tenencia de armas, pero la canciller alemana Angela Merkel habló la semana pasada de la necesidad de poner mayores controles en un país en el que siete millones de ciudadanos particulares las poseen, por ejemplo, comprobando en las casas que están bien guardadas bajo llave. A pesar de ello, el ministro del Interior, Wolfgang Schaeuble, dijo que Alemania ya tiene una de las legislaciones más estrictas al respecto.
De cualquier modo, el chaval tuvo acceso a la pistola. El problema es que el tener el arma a su alcance no explica por sí sólo que alguien la coja y la use. Teniendo en cuenta además que países como Francia, donde no hay registrados casos de ataques de este tipo en centros escolares, están entre los que más armas ligeras tienen sus habitantes, al nivel de Alemania, según la Encuesta de Armas Ligeras 2007 hecha por el Instituto de Estudios Internacionales, con sede en Ginebra.
La dificultad para explicar estas diferencias entre países es precisamente la falta de un patrón común de los agresores. Tan sólo unos síntomas que se pueden dar en cualquier persona en cualquier parte del mundo sin que lleguen a desencadenar semejantes matanzas. Se trata, por ejemplo, de la premeditación que hallaba el informe estadounidense de 2002, un periodo de incubación en que los muchachos suelen lanzar señales de auxilio.
«No son estudiantes invisibles. De hecho, casi todos ellos se comportan de manera que causan preocupación al menos a un adulto […]», dice el texto. Muchos pasan por algún tipo de dificultad, un sentimiento de pérdida, y muchos han sido víctimas o se sienten víctimas de acoso escolar.
«El acoso escolar y la victimización en la escuela se han señalado como factores de riesgo; pero el mayor factor de riesgo son las tendencias suicidas, como un síntoma del desorden mental. De hecho, el intento de suicidio se encontró en la mayoría de los casos», dice el psiquiatra italiano Antonio Preti. El especialista publicó un artículo en la revista de la Academia Americana de Psiquiatría y Justicia en el que conectaba la mayoría de estas masacres en escuelas con el suicidio.
Probablemente padres y educadores más atentos a esas señales podrían amortiguar esas situaciones límite. El profesor Mora Merchán insiste en la necesidad de la educación contra la violencia, no sólo para estos casos extremos, sino para todos: la resolución pacífica de conflictos, el autoconocimiento o la petición de ayuda cuando sea necesario.
También se ha hablado del afán de notoriedad por parte de las víctimas: los dos atacantes finlandeses dejaron grabado un vídeo en Internet en el que explicaban sus intenciones y sus motivos, venganza por ese acoso, por una decepción, porque se sienten atacados, perseguidos… «Creo que hay una especie de cultura de los ataques a centros escolares, lo que incluye a muchos individuos de países occidentales. Se comunican con los otros, se animan y en cierto sentido se garantizan esa inmortalidad», dice el profesor finlandés Vesa Puuronen.
Sus palabras conectan con otro punto tan importante como, para muchos, preocupante: el efecto imitación. «Los dos agresores finlandeses [en 2007 y 2008] copiaron prácticamente todo, el modo de actuar, las armas, la ropa, la música, y los mensajes de los asesinatos del Columbine», añade Puuronen.
Hace unos días, según publica el diario británico The Independent, la policía alemana aseguró que había abortado el plan de un alumno para hacer saltar por los aires su instituto el 20 abril, el día del cumpleaños de Adolf Hitler y el aniversario de la matanza del Columbine. La investigadora de la Universidad Libre de Berlín Rebecca Bondü insiste, por ejemplo, en que los medios de comunicación no deberían dar detalles sobre la vida y las razones de los asesinos.
«En las cuatro semanas siguientes al incidente del Columbine más de 350 alumnos fueron arrestados en EE UU acusados de algún tipo de amenaza contra escuelas», recuerda Antonio Preti, que reclama unas guías de actuación para la cobertura mediática de estos casos, como las que se dan con los suicidios. «Hay que tratarlos, claro que sí, pero como lo que son, algo excepcional, no generalizado, y con todas precauciones», concluye Mora Merchán.