Susan Smith
  • Clasificación: Asesina
  • Características: Parricida - Afirmó que un hombre afroamericano había robado su coche y secuestrado a sus hijos
  • Número de víctimas: 2
  • Fecha del crimen: 24 de octubre de 1994
  • Fecha de detención: 3 de noviembre de 1994
  • Fecha de nacimiento: 26 de septiembre de 1971
  • Perfil de la víctima: Michael Daniel Smith, de 3 años, y Alexander Tyler Smith, de 14 meses (sus hijos)
  • Método del crimen: Ahogamiento
  • Lugar: Union, Estados Unidos (Carolina del Sur)
  • Estado: Condenada de 30 años en prisión a cadena perpetua el 27 de julio de 1995
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Susan Smith

Wikipedia

Susan Leigh Vaughan Smith (26 de septiembre de 1971) es una mujer estadounidense condenada a cadena perpetua por el asesinato de sus hijos.

Biografía

El 22 de julio de 1995 fue encontrada culpable de haber asesinado a sus hijos, Michael Daniel Smith de tres años de edad (nacido el 10 de octubre de 1991) y Alexander Tyler Smith, de catorce meses de edad (nacido el 5 de agosto de 1993), la noche del 25 de octubre de 1994.

El caso ganó fama internacional, después de varias conferencias de prensa que ofreció Smith, llorando y diciendo que un hombre afroamericano había secuestrado el automóvil con sus hijos en su interior.

Smith, quien estaba casada con David Smith, tenía un amorío extramatrimonial con un hombre que la dejó mediante una carta en la que le explicaba que «el problema en nuestra relación son tus hijos».

Smith comenzó a odiar a sus hijos, llevándola a asesinarlos la noche del 25 de octubre de 1994. Esa noche, Smith colocó a los niños en la parte trasera del automóvil familiar y condujo hacia un camino de tierra rural, que estaba rodeado por un lago. Allí, puso el auto en un barranco y le quitó el freno de mano. El vehículo se hundió con los niños dentro, quienes se ahogaron. Fue condenada a treinta años de cárcel (1995-2025).

Tanta repercusión tuvo el caso que en la serie de HBO «Oz» el personaje de Shirley Bellinger está basado en ella.


Susan Smith, declarada culpable de ahogar a sus dos hijos hundiendo el coche en un lago

Elpais.com

24 de julio de 1995

Susan Smith, de 23 años, fue considerada ayer culpable de haber ahogado en 1994 a sus dos hijos -Michael, de tres años, y Alex, de 14 meses dejando caer el coche en que viajaban a un lago.

El jurado, tras deliberar dos horas y media, rechazó la argumentación final del defensor, que pedía fuese declarada culpable de homicidio involuntario por enajenación mental transitoria. De haberse aceptado, la pena máxima hubiera sido de cinco años de cárcel. Hoy el jurado debe decidir si Smith es condenada a la pena capital, en cuyo caso sería ejecutada en la silla eléctrica.

Según el veredicto, Smith ató previamente el cinturón de seguridad de los niños, antes de permitir que el coche se hundiera con ellos a seis metros de profundidad bajo las aguas. Como móvil del crimen, Susan Smith acabó confesando que se sentía angustiada porque su novio, un saneado empresario textil, no hubiera querido seguir relacionándose con una mujer que tenía dos hijos.

En una primera fase, Susan negó los hechos ante la policía: adujo que un atracador negro se habían apoderado del coche y se había llevado dentro a los niños. Todo el país se conmovió con la imagen de las lágrimas de la mujer y sus llamamientos en la televisión al presunto secuestrador.

La policía vio muchas incoherencias en el relato y consiguió que confesara. Los cuerpos de los niños fueron rescatados del barro del fondo del lago, descompuestos después de nueve días.

En la requisitoria final, el fiscal acusó a Susan de dejar morir deliberadamente a los niños de modo atroz. «Se tapó las orejas con las manos para no oírles pedir ayuda a ella y llamar a su padre».

La acusación presentó durante toda la vista a Smith como una asesina fría, que únicamente aspiraba a no perder a su amante y que no vaciló en librarse del gran obstáculo que representaban sus hijos.

El defensor, por su parte, tras calificar al caso de «capaz de romper los corazones», negó que en la historia hubiera nada de «diabólico» y basó su petición de «inestabilidad mental» en la dura, existencia de Susan, cuyo padre se suicidó cuando ella tenía seis años: ella misma cometió dos tentativas de suicidio, además de sufrir la agresión sexual de su padrastro, el divorcio de su marido y la ruptura con su posterior novio.

Susan Smith, al confesar, adujo que el día del crimen estaba «emocionalmente deshecha» y dijo: «No quería vivir. Sentía que debía acabar con las vidas de todos nosotros para protegemos de todo reproche y de todo daño». Sin embargo, sólo los dos niños murieron.

El juicio contra Susan Smith aunque no ha alcanzado las cotas de popularidad y de seguimiento informativo que el de O.J. Simpson, ha conmovido a la sociedad estadounidense.


El jurado se apiada de Susan Smith y la condena a cadena perpetua por el asesinato de sus dos hijos

Antonio Caño – Elpais.com

29 de julio de 1995

El jurado se apiadó de Susan Smith en el último momento y decidió unánimemente pedir cadena perpetua, y no la muerte, para esta madre de 23 años que mató a sus dos hijos, Michael y Alex, de 3 años y 14 meses de edad, respectivamente, y protagonizó uno de los casos que han cautivado durante meses la atención de los norteamericanos.

Los nueve hombres y tres mujeres que tenían en sus manos el destino de Smith necesitaron sólo dos horas y media de deliberación para dar la razón a quienes pensaban que esta mujer actuó en estado de enajenación mental.

El abogado de la condenada, David Bruck, consiguió desmantelar la versión del fiscal de que Susan Smith mató a sus hijos como parte de una decisión racional para quedar en completa libertad y construir una nueva vida junto a su amante.

David Bruck fue capaz también de tocar el corazón de la población de Union (Carolina del Sur), un área religiosa de lo que se llama el cinturón de la Biblia de Estados Unidos, apelando al sentimiento de perdón que enseñan los evangelios. Ayer, en su discurso del cierre de su argumentación, el abogado leyó el pasaje bíblico que recuerda que el que esté libre de culpa lance la primera piedra.

La semana pasada, Susan Smith fue considerada culpable de la muerte de sus dos hijos, a los que mató dejándoles caer al fondo de un lago dentro de su propio automóvil el pasado 25 de octubre. Durante nueve días, ella misma mantuvo la mentira de que sus hijos habían sido secuestrados por un hombre negro.

Testimonios

Algunos testimonios en los últimos días contribuyeron a salvar la vida de esta mujer de 23 años. A lo largo del proceso, el amante de Susan Smith confesó que no tenía planes concretos con la acusada, y que la muerte de los dos niños no modificaba de ninguna manera la relación entre ellos.

Diversos testigos que presentaron a Smith como una adúltera e irresponsable, sirvieron también, paradójicamente, para hacerla ver como una desequilibrada y una víctima. Entre ellos, el del padrastro de la acusada, Beverly Rusell, que confesó haber mantenido relaciones sexuales con ella hasta hace pocos meses, pero que también admitió haber abusado de Smith cuando ésta era sólo una niña. «Tú no tienes toda la culpa de esta tragedia. Se me parte el corazón por todo lo que te he hecho», declaró el padrastro.

La propia Smith ha ofrecido en los últimos días ante el jurado la imagen de una persona arrepentida y resignada a su suerte. El abogado llamó a declarar a una vigilante de la cárcel en la que se encuentra Smith que contó que la acusada «se pasa el día llorando en su celda y leyendo la Biblia».

Otros amigos y parientes de Smith dijeron que, hasta el momento en que cometió el crimen, se había comportado siempre como una buena madre para sus hijos y una gran persona para todos los demás.

Sólo el padre de las dos víctimas, David Smith, dijo que quería ver muerta a la persona que mató a sus dos hijos. David Smith, que se divorció de Susan en mayo pasado, vivía ya separado de su mujer cuando se produjo el crimen, pero permaneció junto a ella durante el tiempo en que ésta sostuvo la versión del secuestro.

A la salida del tribunal, el abogado de Smith dijo que la condenada «sigue deseando morir» y «teniendo tendencias suicidas» aunque «se siente aliviada por su madre y el resto de su familia que no podían haber soportado una sentencia de muerte». Bruck asegura que aceptó llevar la defensa de Smith, en un momento en que su caso había suscitado la indignación de todo el país contra la mujer, por ser un firme opositor de la pena de muerte.


Susan Smith encerró a sus dos pequeños hijos dentro del auto y los dejó rodar hacia la muerte

Max Haines – Critica.com.pa

Enero 2000

Han pasado cinco años desde que el mundo se centró sobre Unión, en Carolina del Sur y en la desaparición de dos niños pequeños.

Sudan Smith tenía 19 años cuando se casó con David, de 20, gerente de la tienda local Winn-Dixie. Para 1994, la joven pareja había tenido dos hijos, Michael, de 3, y Alex, de 14 meses.

Por un tiempo el matrimonio pareció ser exitoso, pero antes de mucho tiempo las discusiones acerca de las infidelidades de uno y de otro sirvieron para colocar al matrimonio precariamente cerca del punto de ruptura. Finalmente, David se mudó y se estableció en su propio apartamento.

Susan empezó a salir con el soltero más preciado en Unión, Tom Findlay, de 27, cuyo padres era propietarios de Conso Productos Co., una fábrica de adornos que empleaba a más de 500 personas. Tanto Tom como Susan trabajan para Conso, el empleador más grande en la unidad comunidad de 9.800 almas.

A su tiempo el matrimonio estuvo de acuerdo en divorciarse. Fue bastante amistoso. A David se le dio acceso ilimitado a sus hijos, a los que amaba con pasión, al igual que Susan.

Susan y Tom iban al cine, hacían largas caminatas y a menudo se encontraban para cenar. Susan creía firmemente que él la amaba. Ciertamente ella había sucumbido al adinerado y deslumbrante Tom Findlay. Por eso quedó totalmente desolada cuando recibió una carta de Tom declarando que ella realmente le gustaba pero que no se sentía lo suficientemente maduro para tomar la responsabilidad de una esposa y dos hijos pequeños.

La siguiente vez que Susan vio a Tom tuvo un ataque de furia y le hizo saber lo que pensaba de él. Al día siguiente, el 25 de octubre de 1994, Susan condujo su Mazda Protegé borgoña a la orilla del lago John D. Long. Sus dos hijos estaban perfectamente asegurados en sus sillitas en el asiento trasero. Ambos niños estaban dormidos. Susan se detuvo en una rampa que llevaba al lago. Eran alrededor de las 9 de una noche calma y oscura.

De acuerdo a la declaración de Susan más tarde, aplicó el freno de mano y se bajó del automóvil. Pensó en su matrimonio roto, el rechazo de Tom y en la futilidad de su vida. Terminaría con todo y se llevaría a los niños con ella. Fuera cual fuera el proceso de los pensamientos que pasaban por su mente, el instinto de conservación persistió. Se estiró, presionó la parte de arriba del freno de emergencia del Mazda y bajó la palanca. Lentamente el vehículo se deslizó hacia el lago. Susan cerró la puerta fuertemente, sellando el destino de sus dos pequeños hijos.

Observó mientras el automóvil flotaba levemente sobre las oscuras aguas y se alejaba de la costa. Luego, lentamente, se hundió con su carga humana dentro.

Shirley y Rick McCloud oyeron los gritos histéricos que provenían del porche del frente. Corrieron a la puerta y fueron recibidos por una Susan Smith que sollozaba incontrolablemente. «Por favor, ayúdeme, por favor, ayúdeme. Tiene a mis niños y tiene mi coche».

Los McCloud se las arreglaron para calmar a la trastornada mujer y finalmente se enteraron de la razón de su angustia. Susan les contó que un hombre negro había tomado su Mazda y sus hijos a punta de pistola. Ella se había parado en un semáforo en rojo en Highway 49, justo en la curva hacia el lago. Los McCloud llamaron a emergencias. La policía llegó e inmediatamente se instituyó una cacería para recobrar a los niños raptados.

Los ciudadanos de Unión habían oído de robos de automóviles que habían tenido lugar en ciudades distantes como Nueva York o Chicago, pero nunca en la tranquila y pacífica Unión. La noticia del extraño crimen fue proclamada a gritos por la estación de radio WBCU, la única emisora de la ciudad.

El Union Daily Times publicó la historia en primera plana. El pueblo no hablaba de otra cosa. Todos rezaban por el pronto retorno de Michael y Alex.

El Sheriff Howard Wills sabía que tenía en sus manos una situación potencialmente explosiva. Unión tenía una población del 70 por ciento de blancos y el 30 por ciento de negros. Los medios de difusión de los Estados Unidos cayeron sobre la ciudad. El Sheriff Wells apareció en el programa Today y en Larry King Live. La nación y ciertamente el mundo entero quería saber más del drama.

A los dos días de estar en la investigación, los detectives se preguntaban cómo un hombre negro con dos niños blancos en el asiento trasero del Mazda podía seguir prófugo durante tanto tiempo. Sintieron que era posible que el automóvil hubiera sido arrojado al lago. Se emplearon varios buzos para buscar en el fondo cerca de la rampa, pero no se encontró nada.

Ambos padres estuvieron más que dispuestos a someterse al detector de mentiras. David pasó con todos los honores. Los resultados de Susan fueron menos satisfactorios. Ellos indicaron un nivel de engaño cuando se le preguntó si sabía dónde estaban sus hijos. ¿Era posible que hubiera llevado los niños en secreto a algún lugar distante, quizás con un pariente lejano? ¿Qué razones tendría?

Habían algunas inconsistencias en su historia. El Sheriff Wells se preguntó cómo podía haberse detenido ante un semáforo en rojo cuando la luz en la intersección está permanentemente en verde a menos que un automóvil en la calle que cruza apretara la señal para cambiar. Susan les había dicho que no había vehículos cerca en la noche del secuestro.

Además estaba la pregunta de su destino esa noche. Ella le había dicho al Sheriff que estaba en camino para visitar a Michael Sinclair, el prometido de su mejor amiga. Pero Michael no la había estado esperando. Ni siquiera estaba en casa esa noche. Susan dijo que en las horas previas a las 9:00 de la noche había estado de compras con sus hijos en Wal-Mart, sin embargo nadie recordaba haberla visto allí. Enfrentada con la discrepancia de Wal-Mart, Susan cambió su historia. Ahora declaró que había estaco conduciendo sin rumbo fijo, pero tuvo miedo de contar la verdad por temor que atrajera sospechas en su dirección.

Susan apareció en televisión rogando por el pronto regreso de sus hijos sanos y salvos. Con David a su lado, relató cómo rezaba cada día por su regreso.

Entre sollozos, controlándose a duras penas, imploró al raptor que mostrara compasión y devolviera a los niños a su padres y a su madre. Para entonces, los ciudadanos de Unión y de la nación compartían la agonía experimentada por la joven pareja.

El Sheriff Wells y su equipo de investigaciones no podían entender por qué no aparecía el Mazda Protégé. En el quinto día después del supuesto secuestro, Susan apareció en las tres redes de televisión más importantes, y declaró nuevamente que no tenia nada que ver con la desaparición de sus hijos. Más tarde, ese mismo día, le confesó al Sheriff Wells que ella había asesinado a Michael y Alex.

Susan contó cómo había planeado su suicidio junto con la muerte de sus niños. Repitió una y otra vez cuánto amaba a sus hijos. Reveló que el coche, con los niños dentro, podría ser encontrado en John D. Long Lake, Los buzos corrieron a la base de la rampa. No podía comprender cómo habían dejado de ver el vehículo durante las zambullidas previas.

Se dieron cuenta que habían cometido un error. Habían supuesto que cualquiera que quisiera deshacerse de un vehículo rampa abajo, lo enviaría a toda velocidad. No imaginaron que el asesino lo dejaría rodar lentamente dentro del agua. Un auto que se mueva a toda velocidad se hunde casi inmediatamente. Un auto al rodar lentamente dentro del agua tiende a flotar y derivar lejos de la orilla. Esta vez los buzos localizaron el Mazda a alrededor de unos 30 metros de la orilla. Previamente lo habían perdido por unos 3 ó 4 metros. Dentro del Mazda estaban los cuerpos de Michael y Alex Smith.

Susan, ahora uno de los asesinos más despreciados acusados alguna vez de homicidio en los Estados Unidos, languidecía en la cárcel, esperando justicia. En el verano de 1995, se declaró no culpable de asesinato. Su abogado intentó probar que había estado legalmente insana cuando soltó el freno de emergencia del Mazda para enviarlo rodando dentro del lago.

Durante el juicio, salió a la luz que Susan había intentado suicidarse una vez cuando tenía 13 años, y nuevamente a los 18. Su padre biológico se había suicidado de un disparo cuando Susan tenía siete años. Además, su padrastro, un acaudalado hombre de negocios de Unión, la había, según su propia admisión, acosado sexualmente cuando ella tenía 16 años.

Susan Smith fue encontrada culpable de asesinato y sentenciada a cadena perpetua sin posibilidades de salir bajo palabra por 30 años. Está ahora cumpliendo esa sentencia.

 


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