
Pedrinho Matador
- Clasificación: Asesino en serie
- Características: Robos - Drogas - Canibalismo - Persiguió y eliminó a otros criminales, descargando su instinto asesino en aquellos que él consideraba «malos»
- Número de víctimas: 71 +
- Fecha del crimen: 1968 - 2003
- Fecha de detención: 24 de mayo de 1973
- Fecha de nacimiento: 17 de junio de 1954
- Perfil de la víctima: Criminales (o considerados así por él mismo)
- Método del crimen: Arma blanca - Arma de fuego - Golpes
- Lugar: Alfenas, Minas Gerais, Brasil
- Estado: Condenado a 128 años de prisión en 2003. Salió de la cárcel en 2007. Detenido de nuevo en 2011 por posesión ilegal de armas y por provocar varios disturbios
Índice
Pedro Rodrigues Filho – Pedrinho Matador
Asesinos-en-serie.com
19 de diciembre de 2012
Pedro Rodrigues Filho nació el año 1954 en una granja ubicada en el municipio brasileño de Santa Rita de Sapucai, al sur de Minas Gerais. Pedro y su hermana fueron los únicos hijos de Manuela Filho y Pedro Rodrigues (su padre se llamaba igual que él).
Pedro vino al mundo marcado por la violencia; ya que, cuando estaba en la placenta de su madre, su cráneo sufrió una leve deformación a causa de una patada que su padre dio en el vientre de su madre. Pero ese acto de violencia habría de costarle demasiado caro a él y a Brazil; pues, según la opinión de los expertos, esto le ocasionó a Pedro trastornos cerebrales en áreas asociadas con la empatía y la reacción a los estímulos del entorno, entre otras cosas. Por eso, además de por factores como la violencia intrafamiliar en que vivió, el haber trabajado de niño en un matadero de aves de corral y la conducta agresiva y genéticamente heredable de su padre, Pedro nació con una fuerte predisposición a la violencia que más tarde habría de llevarlo a convertirse en el mayor asesino serial de la historia brasileña.
Inicios tempranos
Fue a los 13 años cuando Pedro sintió por primera vez el impulso de matar en una pelea con un primo mayor. Entonces se salió de control y lo comenzó a golpear brutalmente, para finalmente intentar matarlo al empujarlo en una prensa de caña de azúcar. Pero el primo de Pedro sobrevivió.
Ya con catorce años, Pedro encontró el pretexto perfecto para desahogar su ira cuando el vice prefecto de Alfena inculpó a su padre de robar desayunos escolares. En realidad el vice prefecto quería despedir al padre de Pedro y, ya que éste era guardia de seguridad, acusarlo de robo equivalía a acusarlo de hacer aquello que debía evitar. El despido de su padre representaba menos recursos económicos y un incremento de la violencia familiar, por lo que Pedro decidió tomar cartas en el asunto y asesinó al vice prefecto, matando poco después al guardia que supuestamente era el verdadero ladrón.
Entrando al mundo de los narcos
Siendo aún menor de edad, Pedro logró evadir a la Justicia refugiándose en el área de Mogi das Cruzes (dentro del Gran San Paulo), donde conoció a algunos narcotraficantes e ingresó al mundo de la droga, comenzando a vivir de aquello y de algunos robos. Por ese entonces también conoció a «Botinha» (sobrenombre), la viuda de un líder del narcotráfico. Ella se transformó en la pareja de Pedro y Pedro pasó a vivir en la casa de ella, asumiendo también las funciones (de narcotráfico) de su difunto esposo.
Ya una vez asumidos sus nuevos poderes en el mundo del narcotráfico, Pedro tuvo que eliminar a tres ex colegas. Las cosas marcharon relativamente bien por un tiempo, hasta que Botinha fue ejecutada por la Policía y él se vio obligado a escapar, no volviendo a la casa de Botinha mas permaneciendo en el mundo del narcotráfico.
Pese a no tener el apoyo de ella, Pedro consiguió rápidamente juntar un grupo y montar su propio negocio de drogas. Paralelamente, él comenzó una búsqueda obsesiva de los responsables (los culpables de que la Policía la haya ejecutado) de la muerte de Botinha, torturando a cuantas personas creía necesario para hallar información. Finalmente la ex esposa de El Director (un narco importante) le informó a Pedro que El Director era el responsable de la muerte de Botinha. Ahora solo era cuestión de esperar, ya que la venganza caería con salvaje elegancia, al estilo del film Scarface.
Llegó así una noche de bodas en que El Director y el resto de los presentes disfrutaban del diálogo, el baile y el buen vino, hasta que de pronto apareció Pedro con cuatro amigos suyos. Las balas zumbaron de un lado a otro, los trocitos de vidrio se regaron por doquier y, tras la lluvia de sangre, quedaron siete muertos y dieciséis heridos. Pedro aún no era mayor de edad, y ya era todo un asesino…
El más atroz de sus crímenes
Un día Pedro se enteró de que su padre había matado brutalmente a su madre con 21 puñaladas. Furioso, Pedro fue a visitar a su padre llevando un enorme machete, con el cual le propinó una lluvia de cortes (tantos que perdió la cuenta)… Luego, viéndolo convertido en un amasijo de carne cortada, Pedro hizo un par de incisiones en el pecho de su padre y le arrancó con ira el corazón, llevándoselo a la boca, arrancándole un pedazo de una dentellada y arrojándolo cual si fuese un pedazo de basura.
De momento Pedro consiguió escapar de la Justicia, pero el asesinato de su padre llamó demasiado la atención y el 24 de mayo de 1973, después de que su hermana fuese asesinada por razones desconocidas, Pedro fue detenido y llevado a la prisión de Araquara en Sao Paulo. Para aquel entonces tenía 19 años, pero una condena de 126 años le había sido impuesta por robo, tráfico de drogas y múltiples homicidios.
Un asesino imparable
Aquel 24 de mayo de 1973, Pedro y otro detenido subieron al furgón policial para ser llevados a prisión. Ambos estaban esposados y, cuando se abrió la puerta del furgón, solo Pedro estaba vivo. Había matado al otro recluso, supuestamente porque era un violador…
Ya en la cárcel, Pedro siguió matando sin miramiento alguno. No siempre mataba con armas, no siempre las necesitó. Ejercitaba su cuerpo -esto fue en la prisión de Taubaté, donde intentaron aislarlo del resto de presos- por más de dos horas diarias y había adquirido una fuerza enorme que se potenciaba con su alto nivel de adrenalina y su desconocimiento del miedo. Era una máquina de matar, y habría de acabar con 47 personas (entre reclusos y guardias) a lo largo de su vida carcelaria.
Según se supo, la capacidad de combate de Pedro era tal que una vez cinco reclusos lo atacaron juntos, pero Pedro mató a tres y dejó gravemente heridos a los otros dos. «Yo solo mato a hijos de puta», dijo Pedro cierta vez; aunque, de ser completamente coherente con sus palabras, habría tenido que suicidarse ya que solo un verdadero monstruo mataría a alguien por roncar demasiado o tener un rostro antipático, y eso fue lo que Pedro hizo con dos reclusos, según sus propias confesiones.
Quizá el único asesinato justificable de Pedro fue aquella vez en que asesinó a otro recluso que era amigo suyo. Y es que su amigo era también el hombre que tiempo atrás había matado a su hermana, por lo que Pedro, al enterarse, lo decapitó. «Él era mi amigo, pero simplemente lo tenía que matar, estoy justificado», dijo después en una entrevista.
Sobre la personalidad de Pedro, los psiquiatras concluyeron que era un individuo que no sentía remordimientos ni compasión, que la mayor motivación en su vida era la «afirmación violenta de sí mismo», y que padecía un carácter «paranoico y antisocial».
Sin libertad todavía
En el año 2003 y pese a tener 126 años de condena que aún no cumplía, se pensó en liberar a Pedro debido a que una ley prohibía a cualquier persona estar en prisión más de 30 años. Pero el caso de Pedro era especial, pues los delitos cometidos en prisión habían elevado su condena a casi 400 años; y así, llegando a un punto medio, se extendió la reclusión de Pedro hasta el 2017.
No obstante Pedro era incurable. En palabras suyas, matar era «un hábito» y «un vicio», y eso lo dejó muy claro cuando, aprovechando un almuerzo colectivo, atacó a un preso y, si no hubiese sido porque el médico y el director de la cárcel aparecieron y la víctima mostró respeto por ellos (muchos criminales no respetan a las autoridades carcelarias), Pedro no habría dejado de presionar cada vez más el cuello de aquel hombre con su pie…
Paralelamente, Pedro había iniciado una relación sentimental con una ex convicta (el nombre no se ha revelado). Mantenía correspondencia con ella, y hasta recibió una visita suya (estando en Taubaté) luego de que ella cumpliera su condena de 12 años por robo.
Libertad temporal
En el 2007 surgió nuevamente la controversia -ocasionada por la ley según la cual el preso no puede estar más de 30 años- sobre la libertad de Pedro, y esta vez el asesino fue liberado a la fecha del 24 de abril del 2007.
Nuevamente libre, Pedro participó en seis motines y ganó notoriedad después de hacer una promesa de acabar con el Maníaco del Parque, asesino en serie que había estrangulado a varias personas en Sao Paulo.
Por todo esto, alrededor de las 11 de la mañana del 14 de septiembre del 2011, Pedro fue recapturado en la casa que tenía dentro de la ciudad de Balenário Camboriú. Los responsables de tal captura fueron los agentes de la División de Policía Civil de Investigaciones Criminológicas, quienes pudieron dar con Pedro gracias a la información que cierta fuente (no se revela cuál) les dio previamente, tal y como se ve en las palabras de uno de los oficiales que estuvo en la operación: «Recibí información anónima de que Pedrinho Matador estaría escondido en algún lugar de la ciudad de Camboriú. Armados con esta información, hicimos esfuerzos para localizar con mayor precisión la ubicación de Pedrinho, y realmente se confirmó la información de que viajó a la región, y así hemos hecho la detención.»
Actualmente Pedro sigue en prisión, y en uno de sus recientes tatuajes se puede leer la siguiente leyenda, en la cual expresa con sinceridad la motivación de sus crímenes. Dice así: «Mato por placer».
Pedro Rodrigues Filho «Pedrinho Matador»
Grotesqueandarabesque.blogspot.com.es
6 de octubre de 2013
«Mato por placer». Con esta escueta pero decidora frase tatuada en uno de sus antebrazos, Pedro Rodrigues Filho, más conocido como «Pedrinho Matador», describe la motivación de sus numerosos crímenes. Acosado constantemente por la prensa, Pedro parece disfrutar de cada entrevista que cede, y cuenta con orgullo a cuantas personas ha liquidado, sin mostrar un solo signo de arrepentimiento.
Nace en Brasil en 1954, en el municipio brasileño de Santa Rita de Sapucai. Su madre, Manuela Filho, fue víctima del salvaje trato de su marido, Pedro Rodrigues, el cual llegó a patearle el vientre cuando estaba embarazada. Según algunos, este golpe habría deformado, levemente, el cráneo de Pedro Rodrigues Filho cuando aun estaba en gestación, produciendo un daño cerebral irreparable, el cual podría explicar su comportamiento antisocial y violento, además de su falta de empatía. Independiente de esto, «Pedrinho Matador» comienza su carrera criminal muy temprano. Su primer asesinato lo cometería cuando solo contaba con 14 años de edad. El motivo habría sido la venganza, tras enterarse del despido de su padre, al ser acusado (injustamente) por un robo cometido en la empresa en donde trabajaba como guardia. Asesinó al jefe de su padre (quien lo había despedido) y al verdadero ladrón que, supuestamente, lo había incriminado. Un año antes, en una pelea, casi termina con la vida de su primo al golpearlo y tratar de lanzarlo a una prensa de cañas de azúcar. Este sería el comienzo de uno de los criminales más temidos y brutales de Brasil.
La violencia extrema parecía ser la única motivación de «Pedrinho», quien siendo aun menor de edad, se involucró en el narcotráfico y llegó rápidamente a ser uno de los líderes al asesinar a varios de sus secuaces. De esta forma, Pedro Rodrigues tomó el control del negocio de drogas en Brasil; pero su pareja (una muchacha conocida como «Botinha») fue liquidada por la policía, y se vio en la obligación de huir y volver a formar su grupo de narcotraficantes, esta vez a menor escala.
Obsesionado por la muerte de su pareja, «Pedrinho Matador» comenzó a torturar y asesinar a todo aquel narcotraficante que se le cruzara en el camino, con el fin de descubrir quién le había delatado. Movido por la suspicacia y la paranoia, Pedro estaba convencido de que la muerte de «Botinha» no se debía a una simple redada policíaca; sino al soplo de algún otro narcotraficante. Tenía razón. Otro narcotraficante apodado «El Director» lo había delatado a la policía… y la venganza de «Pedrinho» no se hizo esperar.
En medio de una fiesta de bodas, en la cual se encontraba «El Director», Pedro Rodrigues ingresó con otros 4 sujetos y asesinaros a balazos a 7 personas e hirieron de gravedad a otras 16. Pedro aun no cumplía la mayoría de edad.
Poco tiempo más tarde, Pedro se entera de la muerte de su madre, la cual fue asesinada con 21 puñaladas. El asesino no era otro que su propio padre. Lo buscó hasta encontrarlo y lo mató con un machete. No contento con ello, le abrió el pecho y le sacó el corazón, el cual mordió y escupió.
Este último y horroroso crimen, había llamado demasiado la atención de la prensa y la policía brasileña, por lo que Pedrinho (apuntado como el principal sospechoso), fue intensamente buscado por las autoridades. El 27 de mayo de 1973, «Pedrinho» es atrapado y trasladado a la prisión de Araquara, en Sao Paulo. Mientras era transportado en un furgón policial, junto a otro sospechoso, lo asesina estando esposado. Cuando los guardias abrieron las puertas del furgón, quedaron atónitos… Rodrigues les explicaría que aquel sospechoso era un violador y debía morir. Para aquel entonces, «Pedrinho» tenía 19 años y ya podía ser procesado.
Pocos días antes de ser apresado, Rodrigues Filho se había enterado de la muerte de su hermana. En vista de que fue a dar a la cárcel, no logró consumar su venganza… o al menos no de forma inmediata.
El destino quiso que el asesino de su hermana, fuera a dar a la misma cárcel de Rodrigues Filho. Ambos se habían hecho amigos; pero cuando Rodrigues supo la verdad, no dudó en matarlo. «Estoy justificado» diría a la prensa, años más tarde. De la misma forma, tampoco duda en asesinar a un reo que le resultaba antipático «de cara», o a otro por roncar durante la noche.
Dos horas diarias de ejercicio habían convertido a «Pedrinho» en un verdadero atleta, capaz de vencer a cualquiera en una pelea. Con un intimidante físico, repleto de tatuajes y una constante predisposición a la violencia y el asesinato, Rodrigues Filho se había convertido en una amenaza para los otros reclusos. Se trató de mantenerlo aislado; pero no podían alejarlo de la población general por mucho tiempo. De esta forma, «Pedrinho» siguió asesinando tras las rejas.
Todo aquel que él considerara «malo», era degollado, decapitado o apuñalado. Pero no siempre asesinaba con armas. En varias ocasiones, valiéndose de su fuerza física, mató a otros reclusos e incluso guardias de la cárcel. Las autoridades ya no sabían qué hacer con semejante sujeto. Casi legendaria es la ocasión en la que Rodrigues Filho fue acorralado por cinco reos, los cuales trataron de asesinarlo. ¿El resultado? Tres de los cinco reclusos resultaron muertos y los otros dos gravemente heridos. «Pedrinho» era una verdadera máquina de matar, con todas sus letras.
El criminal más peligroso de Brasil contaba con 47 asesinatos dentro de la cárcel, incluyendo reos y guardias. Había sido condenado a 126 años de cárcel, los cuales ascendieron a un total de 860… la condena más alta registrada en Sudamérica.
En el 2007 la polémica se desató cuando Pedro Rodrigues Filho (quien había sido encarcelado en 1973) fue puesto en libertad debido a una ley que promulgaba que ningún reo podía estar más de 30 años tras las rejas. Los medios de comunicación de Brasil pusieron alerta roja; pero nada se pudo hacer. Rodrigues Filho salió de la cárcel en medio de una gran conmoción. Los noticiero [noticieros] hicieron eco de la noticia y consiguieron varias declaraciones de Rodrigues, el cual aseguraba haber matado a un total de 71 personas (47 de ellas dentro de la cárcel) y que se comprometía con eliminar a otro asesino serial que, por aquel entonces, tenía sumido en el pánico a los habitantes de Sao Paulo «El Maníaco del Parque».
La notoriedad que había ganado el caso de «Pedrinho Matador» no dejó indiferente a nadie. Muy probablemente, los asesinatos de Rodrigues Filho ascendían a casi el centenar; pero no habían sido probados. ¿Cómo era posible, entonces, que semejante sujeto quedara en libertad? Con poco más de cincuenta años, «Pedrinho Matador» aun representaba una clara amenaza para la sociedad. Los especialistas habían dejado en claro que Pedro era un sujeto sumamente violento, paranoico y antisocial, que carecía de empatía y que, sin duda, volvería a matar.
Fue recapturado en el 2011 y sentenciado a cadena perpetua, en una suerte de reivindicación por parte de las autoridades. Actualmente se encuentra en la cárcel, en donde sigue dando entrevistas y participa de motines. Si bien se le ve más delgado y menos imponente que años atrás, «Pedrinho Matador» sigue teniendo su temible reputación intacta tras las rejas.