Pedro Jiménez García

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Pedro Jiménez García
  • Clasificación: Asesino
  • Características: Violador convicto
  • Número de víctimas: 2
  • Fecha del crimen: 5 de octubre de 2004
  • Fecha de detención: Dos días después
  • Fecha de nacimiento: 1969
  • Perfil de la víctima: Las agentes de la Policía María Aurora Rodríguez, de 23 años, y Silvia Nogaledo, de 28
  • Método del crimen: Apuñalamiento
  • Lugar: L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona, España
  • Estado: Condenado a 94 años de prisión el 21 de marzo de 2010
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Pedro Jiménez García – Detenido el presunto asesino de las policías en Hospitalet junto a un posible encubridor

Libertaddigital.com

7 de octubre de 2004

El presunto autor del brutal asesinato de dos jóvenes agentes de la Policía en Hospitalet de Llobregat, Pedro Jiménez García, ha sido detenido este jueves por la tarde en Gerona por agentes de la Guardia Civil, junto a un amigo que conoció en la cárcel, que ha sido arrestado como encubridor. La detención se ha producido tras una persecución después de que Jiménez García intentara huir.

La detención se ha producido a primera hora de la tarde en la misma ciudad de Girona en una operación conjunta de la Guardia Civil y los Mossos d’Esquadra, en la que también ha sido detenido Mustafá Kamel Dogan, un hombre de origen turco con el que Jiménez había coincidido en la prisión.

Agentes de estos dos cuerpos vigilaban el barrio gerundense de Vila-roja, donde se encuentra el domicilio de Kamel, ya que conocían la relación entre ambos, y han procedido a la detención de Jiménez cuando salía de la casa, momento en que el sospechoso ha ofrecido resistencia y ha intentado huir, por lo que ha sido necesario emprender una persecución para arrestarle.

Jiménez García, de 35 años, que cumplía condena por varios delitos, entre ellos uno de violación, y estaba de permiso desde el lunes, era buscado intensamente como presunto autor del doble crimen de las agentes de la Policía María Aurora Rodríguez, de 23 años, y Silvia Nogaledo, de 28, cuyos cadáveres aparecieron el martes en un piso del barrio de Bellvitge de Hospitalet, donde residían, cosidos a cuchilladas y con signos de torturas y vejaciones sexuales.

El detenido, vecino de El Prat de Llobregat (Barcelona), tenía que regresar a las 18:00 horas del miércoles a la prisión de Can Brians, a la que no se presentó, confirmando la sospechas sobre su autoría, que se iniciaron al aparecer en el piso de las agentes una factura a su nombre de un teléfono móvil.

Permiso penitenciario

El juez de vigilancia penitenciaria había autorizado la salida del presunto asesino, que gozaba de tres días de permiso, después de que la junta de tratamiento de la cárcel de Brians estimara que el recluso presentaba «una buena evolución» en el programa de tratamiento específico para delincuentes sexuales en el que estaba integrado.

Según los informes elaborados en marzo del 2003 por dicha junta de tratamiento, Jiménez había efectuado, dentro del marco de su programa de tratamiento, varias salidas programadas «sin ninguna incidencia», mantenía «una conducta adaptada a la normativa regimental» y presentaba una «adecuada implantación en las actividades» del centro.

Estos informes fueron tenidos en cuenta para que Pedro Jiménez saliera de Brians el pasado 4 de octubre con un permiso de tres días en el bolsillo, pese a que sus antecedentes penales advertían de su escasa adaptación a la vida en libertad.

En abril de 1992, Jiménez, entonces recluso de Quatre Camins, ya cometió varios delitos de robo con intimidación y un delito de violación mientras disfrutaba de otro permiso. La presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), Maria Eugenia Alegret, ha manifestado que, en principio, no había visto «ninguna irregularidad» en la concesión del permiso penitenciario a Pedro Jiménez, aunque ha ordenado la apertura de «diligencias informativas» para conocer más detalles sobre el caso.

Responso en Hospitalet

Los principales responsables de los cuerpos policiales de Cataluña, representantes de la Generalitat y del Ayuntamiento de L’Hospitalet, así como compañeros y amigos, han acompañado este jueves a la familia de las dos policías asesinadas en el barrio de Bellvitge en un emotivo responso celebrado en el tanatorio de Hospitalet, tras el cual los cadáveres han sido trasladados a sus localidades de origen, en la provincia de León.

Pedro Jiménez permanecía a últimas horas de la tarde detenido en la casa-cuartel de la Guardia Civil de Girona, donde era interrogado antes de ser puesto a disposición del juez de guardia de esta ciudad, quien será el que probablemente ordene su traslado al juzgado de instrucción número 4 de L’Hospitalet, que tramita las diligencias del crimen.


Pedro Jiménez violó a una mujer durante otro permiso en 1992

Libertaddigital.com

7 de octubre de 2004

Pedro Jiménez García, detenido este jueves como sospechoso de torturar, vejar y asesinar el pasado 5 de octubre a dos agentes en prácticas del Cuerpo Nacional de Policía en su piso del barrio de Bellvitge, en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), violó a una mujer en abril de 1992 durante un permiso, en esa ocasión de seis días.

El preso cumplía entonces condena en la cárcel de Quatre Camins por dos delitos de violación, uno de ellos en grado de tentativa, y disfrutaba de su segundo permiso de salida cuando violó a una mujer que residía en El Prat (Barcelona), según han explicado fuentes de la investigación. La Policía cree que Pedro Jiménez puede ser también responsable de otra violación que se produjo en Barcelona el 27 de marzo de 2003, según las investigaciones policiales.

Pedro Jiménez, de 35 años, entró en prisión por primera vez a los 16 años. A sus condenas por robo, abusos deshonestos y violación sumó otras hasta acumular 30 años de prisión, el máximo del antiguo Código Penal.

El sospechoso ha pasado 19 años en prisión y en 2005 hubiera obtenido la libertad definitiva tras cumplir los 20 años impuestos tras la refundición de delitos y reducciones de condena. Su última salida fue el pasado domingo, después de que solicitara un permiso que fue autorizado por el juez de vigilancia penitenciaria, según las mismas fuentes.

Un peligro fuera de la cárcel

La historia de Pedro Jiménez García es la de un violador reincidente tan peligroso fuera de la cárcel como inofensivo dentro de ella, a tenor del historial delictivo que arrastra desde los 16 años y los favorables informes de los psicólogos, trabajadores sociales y educadores de la prisión.

Este hombre, de tan solo 1,57 de estatura, pero de complexión fuerte, ha pasado por el centro de Jóvenes de la Trinidad y por las prisiones de Ponent, Quatre Camins, Modelo y Briñas. Cuando pisa la calle, Jiménez puede convertirse en un fiero atracador a punta de navaja, capaz de robar y violar sin el menor escrúpulo. Sin embargo, en prisión su actitud parece ser radicalmente opuesta y nunca se ha revelado como un preso conflictivo.

La junta de tratamiento que informó favorablemente para que se le concediera este último permiso dijo de él, en marzo de 1993, que presentaba «una buena evolución» en el programa de tratamiento específico para delincuentes sexuales y que era una persona «trabajadora y colaboradora», que se implicaba en las actividades del centro «por iniciativa propia».


El detenido niega haber matado a las agentes, pero reconoce que estuvo en el piso

El País

10 de octubre de 2004

Pedro Jiménez García, el detenido por el brutal asesinato de las dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía en un piso del barrio de Bellvitge de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), negó ayer ante los agentes de los Mossos d’Esquadra que las hubiera matado, pero reconoció que estuvo hablando con ellas en el domicilio en el que se cometió el crimen, según Radio Barcelona, de la cadena SER.

Fuentes judiciales explicaron que Jiménez García no aportó «una coartada sólida» durante las dos horas -entre las 19.00 y las 21.00- que estuvo declarando el pasado viernes en la comisaría de L’Hospitalet. Las mismas fuentes agregan que el acusado, nacido en Barcelona y de 35 años, se mantuvo muy frío y calculador y sólo reconoció en principio que estuvo «por la zona».

Pero tras dos horas de diálogo intenso, acabó confesando que subió a la vivienda de María Aurora Rodríguez, de 23 años, y de Silvia Nogaledo, de 28. De acuerdo con su versión, estuvo hablando con ellas y después se marchó. También contó que el día del crimen tuvo dos entrevistas de trabajo y estuvo cenando con el sacerdote que asiste en la prisión Modelo de la ciudad. Éste dijo que no había observado ninguna conducta anormal ni nerviosismo en el recluso.

Estaba previsto que Jiménez García continuara declarando ayer, pero el resultado lo hizo innecesario, informaron fuentes de los mossos. El ciudadano turco que fue detenido junto a Jiménez en Girona, sobre el que pesan cargos por encubrimiento, también estuvo declarando durante el viernes y el sábado. En principio, ambos pasarán hoy a disposición del Juzgado de Instrucción número 4 de L’Hospitalet de Llobregat, que investiga los hechos, para declarar.

Pruebas

A pesar de que el detenido ha negado los hechos, la juez, que ha decretado el secreto de sumario, cuenta con pruebas que podrían «resultar concluyentes», según fuentes de la investigación. Los investigadores analizan los restos de sangre de una navaja de 15 centímetros de hoja que fue encontrada en el lavabo del restaurante barcelonés La Oca, junto a la plaza de Francesc Macià, y unas zapatillas que coinciden con el número que calza el detenido y que también están manchadas de sangre. La policía anunció que ambos objetos pertenecían al detenido. Los investigadores están analizando los restos de sangre para averiguar si son de las agentes.

Además, en el piso de las víctimas fue encontrada una factura en la que se hallaron huellas del supuesto asesino, que también habrían quedado marcadas en el cinturón de una de las víctimas.


Retrato de un violador

Pere Ríos – Elpais.com

10 de octubre de 2004

Los psicólogos y educadores de la cárcel barcelonesa de Brians están destrozados. Pensaban que su trabajo de años con el preso Pedro Jiménez García había servido para reinsertarlo en la sociedad, pero es casi seguro que estaban equivocados y que el recluso reincidió de manera salvaje el pasado martes, cuando mató a puñaladas a dos mujeres policías en L’Hospitalet de Llobregat.

Un caso escalofriante que vuelve a cuestionar la función resocializadora de la cárcel para presos como Jiménez García, al que los forenses ya definieron en 1993 como un psicópata.

Aquel año, la Sección Novena de la Audiencia de Barcelona que presidía Margarita Robles le condenó a 52 años de cárcel por cinco delitos de robo a punta de navaja, uno de ellos con violación incluida, cometidos en 1992, cuando disfrutaba de un permiso penitenciario y cumplía otra pena de 15 años de cárcel.

Jiménez García volvió a salir con un corto permiso y, el martes pasado, con toda probabilidad acuchilló mortalmente y de manera muy violenta a las policías Aurora Rodríguez, de 23 años, y Silvia Nogaledo, de 28, que compartían un piso de alquiler en el popular barrio de Bellvitge.

«Los psicópatas, como ha señalado en reiteradas ocasiones el Tribunal Supremo, son individuos con trastornos graves de la conducta, pero que no presentan alteraciones psíquicas importantes (…) no es ciertamente un enajenado en sentido estricto, pues no está fuera de sí, aun cuando puede ser un enfermo mental». Esa reflexión está extraída de la última sentencia condenatoria contra Jiménez García y la comparten, con matices, profesionales de todos los ámbitos.

«Lo que ha ocurrido es de manual porque ese hombre es un psicópata. Se diga lo que se diga, no existe tratamiento para este pequeño porcentaje de delincuentes. Son irrecuperables», asegura de manera taxativa el forense Miquel Orós, con más de 28 años de experiencia y profesor de la Escuela Judicial con sede en Barcelona. «La inteligencia no tiene nada que ver con la psicopatía», añade, con el ánimo de rebatir el tópico de que esas personas están dotadas de unas grandes cualidades mentales.

En opinión de Orós, si el supuesto asesino de las dos mujeres policías hubiera sido mínimamente inteligente no habría dejado un rastro de pruebas incriminatorias, como un recibo de teléfono, la supuesta arma del crimen o una zapatillas deportivas. «Lo que sí tienen en común es que son personas muy frías, que no sienten el sufrimiento de los demás y casi siempre actúan de manera idéntica», añade el forense.

En el caso de Jiménez García, por ejemplo, se ha sabido que empleó el mismo tipo de nudo para atar a la cama a las dos mujeres policías antes de acuchillarlas por todo el cuerpo. Doce años antes, cuando cometió otra violación, también ató a su víctima a la cama y le introdujo un calcetín en la boca para que no chillase, un detalle que ahora ha repetido con, al menos, una de las policías.

En 1992, el hombre rasuró el pubis de su víctima con una navaja de afeitar y la violó cuando ésta intentó desatarse. Después la obligó a ir a la bañera y lavarse.

En el caso de las dos policías no se tiene la certeza de que hubiesen sido violadas en vida, aunque un informe oficial dijese en un principio que una de ellas había sido sodomizada. Todas las víctimas de los robos de hace 12 años también fueron abordadas a punta de navaja a la entrada de sus casas, como le ocurrió a una de las policías.

El forense Orós asegura que el nivel de reincidencia en los psicópatas es previsible con el denominado test PCL que ya ha realizado en alguna ocasión a petición judicial. Son más de 600 preguntas en las que se puede apreciar si el preso miente, «porque si algo tienen todos los psicópatas es una gran habilidad para simular y engañar a prácticamente todo el mundo», asegura.

Como posiblemente le ocurrió al psicólogo de la cárcel de Brians, quien certificó por escrito que el preso había participado de manera «muy positiva» en un programa para presos condenados por delitos sexuales y que mostró «una actitud favorable, asumiendo los hechos y sus consecuencias».

Según el psicólogo, tras ese tratamiento el recluso era «una persona más estable emocionalmente» porque mostraba «una mayor capacidad de afrontar los conflictos». Un educador de prisiones que ha tratado a personas como Jiménez García admite sin reparos que «prácticamente todos los violadores son presos modelo». Apenas provocan ningún incidente en el interior de las prisiones y siempre buscan la complicidad de los funcionarios para blindarse ante el resto de presos.


La autopsia revela que las dos policías recibieron una veintena de puñaladas

Sebastián Tobarra – Elpais.com

12 de octubre de 2004

Las dos mujeres policías asesinadas el pasado martes en L’Hospitalet de Llobregat recibieron una veintena de puñaladas, según las autopsias, que revelan también que una de ellas fue vejada sexualmente. No hubo violaciones.

El acusado de los asesinatos, Pedro Jiménez, ingresó la madrugada de ayer en la cárcel Modelo de Barcelona, donde la Generalitat ha reforzado la seguridad para protegerlo. La juez decretó la noche del domingo prisión incondicional contra él y ayer lo hizo contra su supuesto encubridor, Mustafá Kemal.

Una de las dos agentes en prácticas, Silvia Nogaledo, de 28 años, fue vejada sexualmente. Ambas, Nogaledo y María Aurora Rodríguez, de 23 años, fueron atadas y recibieron entre las dos una veintena de puñaladas «certeras», es decir, en órganos vitales, según Europa Press.

Las víctimas fueron halladas con dos piezas de ropa en la boca, lo que justificaría que ningún vecino las oyera gritar durante la agresión. «La forma del crimen denota que hubo un alto grado de sadismo», según fuentes de la investigación citadas por Europa Press.

El acusado, que ya había sido condenado anteriormente por delitos de agresión sexual y robos con intimidación, fue conducido la pasada madrugada a la prisión Modelo de Barcelona, después de que el juzgado decretara prisión incondicional contra él.

Los cuerpos de las agentes fueron hallados atados en dos habitaciones distintas. Los investigadores creen que el presunto asesino pudo acabar primero con la vida de Silvia Nogaledo, que podría haber sido asaltada en el portal de la vivienda tras regresar de su trabajado [trabajo] a las ocho de la mañana. Posteriormente, habría atacado a la otra agente, que estaba durmiendo en otra habitación, al percatarse de su presencia en la vivienda.

A Jiménez se le acusa del asesinato de ambas agentes en prácticas, así como de agresión sexual, incendio intencionado en el piso de las víctimas, y quebrantamiento de condena, ya que no regresó a prisión tras el permiso de tres días de que disfrutaba.

No es inusual que algunos presos agredan a los violadores en la prisión. Por este motivo, y dada la polémica desatada sobre la concesión de permisos carcelarios que ha desatado el asesinato de las dos policías, se han reforzado las medidas de seguridad para proteger al presunto asesino.

Los responsables de la Secretaría de Instituciones Penitenciarias de la Generalitat están estudiando el lugar más adecuado para recluir a Jiménez. No se descarta que éste sea trasladado a un departamento de alta seguridad.

Pedro Jiménez reiteró su inocencia durante las casi cuatro horas que duró su declaración ante la juez Dolors Ferrés. Ésta decretó ayer el ingreso en prisión provisional de Mustafá Kamel como presunto encubridor de Jiménez.

Kamel, de origen turco, conoció a Jiménez en la cárcel de Brians y la semana pasada le acogió en una barraca de Girona tras no regresar este último a la prisión. Ambos fueron detenidos el pasado jueves por la Guardia Civil en Vilarroja, un barrio periférico de Girona. Kamel declaró ayer en el juzgado.

Pruebas claras

Aunque Pedro Jiménez se ha declarado inocente, hay una serie de pruebas que lo incriminan. Pese a negar inicialmente que hubiera estado en el domicilio de las víctimas, finalmente admitió que el día de los hechos estuvo en la zona donde se produjeron los homicidios cuando se le mostraron imágenes grabadas por la cámara instalada en una estación de metro próxima.

También ha sido localizado en un restaurante barcelonés un cuchillo con manchas de sangre y una hoja que se corresponde con el tamaño de las heridas, y unas zapatillas del número que calza el presunto asesino.


El sumario del doble crimen de Bellvitge apunta a que el asesino escogió a sus víctimas al azar

Europa Press – Lavanguardia.com

8 de febrero de 2005

La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), que investiga el brutal asesinato de dos policías en prácticas el pasado mes de octubre en el barrio de Bellvitge de esta ciudad, ha levantado el secreto de sumario. De las diligencias practicadas hasta la fecha se desprende que el presunto asesino escogió a sus víctimas al azar.

Según explicaron fuentes judiciales a Europa Press, las diligencias confirman que Jiménez, que se encuentra en la cárcel Modelo de Barcelona tras su detención, no tenía ninguna relación con las dos agentes de policía en prácticas, Silvia Nogaledo, de 28 años, y María Aurora Rodríguez, de 23.

Pedro Jiménez García, de 35 años y vecino de El Prat de Llobregat (Barcelona), habría cometido los asesinatos cuando disfrutaba de un permiso de tres días concedido por la Junta de Tratamiento de la prisión de Can Brians, en Sant Esteve Sesrovires (Barcelona), cuando cumplía condena por violación.

Una de las hipótesis más solidas con las que trabaja la juez respecto al modo en el que se cometieron los crímenes apunta a que, como ya había hecho anteriormente, Jiménez intimidó a una de las víctimas con una navaja para acceder al domicilio, en el que estaba durmiendo su compañera.

Siguiendo esta tesis, a primera hora de la mañana del 5 de octubre, Jiménez habría abordado a Silvia cuando volvía a casa tras haber trabajado en el turno de noche y, a punta de navaja, la habría obligado a abrir la puerta de su domicilio.

Tras atarlas y amordazarlas, el asesino podría haber agredido sexualmente a una de ellas y después las habría asesinado usando la navaja. Después, supuestamente prendió fuego al inmueble y se dio a la fuga. Una de las chicas estaba destinada en Castelldefels, y la otra en la comisaría barcelonesa de la Verneda. Ambas vivían solas y de alquiler en el piso desde hacía poco más de seis meses.

El modus operandi utilizado por Jiménez coincidiría con algunos de los casos por los que fue condenado. De hecho, a finales de los años 80, el sospechoso se introdujo en un domicilio y violó y robó a una menor mientras un familiar dormía. Por estos hechos, fue condenado a 15 años de cárcel.

En los próximos días, la juez tomará declaración a los vecinos del edificio en el que vivían las dos policías y a los bomberos que hallaron los cadáveres parcialmente calcinados cuando acudieron a sofocar el fuego. Asimismo, interrogará a los policías que trabajaban con las víctimas y a los familiares de Pedro Jiménez.

En el informe toxicológico realizado a Jiménez, se han hallado restos de cocaína, pero en escasa cantidad, consumida antes de la presunta comisión de los crímenes, según fuentes judiciales. La juez también está a la espera de recibir el informe psicológico de Jiménez.

La juez que investiga el doble crimen está pendiente de recibir diversas pruebas de ADN que acabarían de confirmar su presencia en el lugar de los hechos.

En la causa han comparecido dos abogados que representan a las familias de las víctimas, además del Ayuntamiento de L’Hospitalet de Llobregat y de la Asociación Clara Campoamor, en calidad de acusación popular.

Cuando fue detenido aseguró no saber nada de los hechos, pero en sede judicial Jiménez reconoció que estuvo en el piso donde se cometieron los crímenes porque alguien le aseguró que había un paquete para él en esa dirección, pero que se marchó rápidamente.

Entre las pruebas que le incriminan se encuentra un cuchillo de 15 centímetros de hoja y las zapatillas manchadas de sangre que fueron encontradas en el lavabo de un céntrico restaurante barcelonés. Estos objetos aún están pendientes de ser analizados.

Además, a Jiménez se le cayó en el domicilio de las víctimas un papel en el que estaba escrito a mano el número de su teléfono móvil, que acababa de comprar. La juez también cuenta con las imágenes de las cámaras del metro de la estación de Bellvitge que le grabaron sobre las 10 horas, poco después de los crímenes. La estación se encuentra a unos 200 metros del domicilio de las víctimas.

Otra prueba que le podría incriminar es una camisa de una de las policías que llevaba puesta la misma tarde de los crímenes cuando fue a ver a un familiar. En las filmaciones del metro de Bellvitge y en las de una entidad bancaria también aparece el sospechoso con la misma camisa.

Jiménez, cuyo primer abogado renunció a seguir defendiéndole y que ahora cuenta con otro letrado, está imputado por dos delitos de homicidio, uno de robo con intimidación, otro de incendio y otro de quebrantamiento de condena, además de abusos sexuales.

Otro de los extremos que aún se deben seguir investigando es si Jiménez violó o abusó sexualmente de las víctimas, aunque «todo apunta» a que al menos sí vejó a una de ellas, aunque también se desconoce si fue antes o después de asesinarla.

Libertad para el encubridor

Por otra parte, la juez dejó hace semanas en libertad provisional a Mustapha Kemal Dogan, el vecino de Girona que fue detenido como encubridor de Jiménez. Tras el doble crimen, Kemal, alias «El Turco», trasladó en su coche al presunto asesino y lo alojó en una barraca, en el barrio de Vila-roja, donde fue detenido.

Ésta no es la única causa que tiene abierta Jiménez, ya que otro juzgado de Barcelona ha reabierto otro caso de agresión sexual presuntamente cometido durante un permiso penitenciario en marzo de 2003. La víctima, de 20 años, reconoció al [a] Jiménez al ver su rostro en los medios de comunicación por el asesinato de las dos policías, lo que provocó que el juzgado reabriera el caso, que había archivado por falta de autor conocido.

Desde 1986, fecha de la primera condena a Jiménez por abusos deshonestos y violación en grado de tentativa, casi en cada ocasión en que ha disfrutado de permisos penitenciarios ha delinquido. Pedro Jiménez redimió un total de 3.685 días de cárcel (poco más de 10 años) gracias a trabajos y a buen comportamiento del total de la pena que tenía que cumplir.


El presunto autor del crimen de las dos policías en L’Hospitalet se declara inocente

Pere Ríos – Elpais.com

21 de julio de 2008

El presunto autor del crimen de las dos policías en prácticas en L’Hospitalet de Llobregat ocurrido en 2004, Pedro Jiménez García, de 39 años, se ha declarado inocente de los cargos que se le imputan en la primera jornada del juicio que tiene lugar en la Audiencia de Barcelona. «No soy culpable del crimen y pretendo demostrarlo a lo largo del juicio», ha insistido Jiménez. El fiscal pide para el acusado 103 años de prisión.

El acusado ha reconocido que estuvo en el domicilio de las víctimas la mañana del crimen, pero ha negado tener relación alguna con los hechos, que ha achacado a un supuesto narcotraficante turcoalemán al que ha llamado Álex. Además, ha dicho que fue utilizado «para encubrir las dos muertes».

Las relaciones con Aurora R.G. fueron «consentidas»

Según el relato de Jiménez, la madrugada del 5 de octubre de 2004 se dirigió al piso del barrio del Bellvitge, sin saber que allí vivían las dos policías, por encargo de un tal Mustafá D., a recoger un sobre con drogas, concretamente chocolate y cocaína.

En la vivienda, ha asegurado, mantuvo relaciones sexuales «consentidas» con Aurora R.G y que utilizó preservativo, por lo que no pudo encontrarse «ningún tipo de semen». Al abandonar el piso, las jóvenes policías se encontraban «completamente bien» y ha insinuado que el crimen lo podría haber cometido el tal Álex, al que encontró en las escaleras antes de abandonar el inmueble, según ha dicho, pero del que no ha podido aportar más datos y que no ha sido identificado en el proceso judicial.

Después, se dirigió a la plaza España de Barcelona para entregar la droga a Mustafa D.A. y se fue a comer con su hermana Montserrat. Con el dinero obtenido por la droga se iba a comprar un billete para ir a Madrid a visitar a una pariente.

Un testigo niega que exista Álex

Sin embargo, en su posterior declaración como testigo, Mustafá D. ha negado que le hiciera encargo alguno a Jiménez, a quién apenas conocía, y ha asegurado que el supuesto Álex no existe. «Jamás he visto a Álex. Todo esto es una película que se ha montado -el acusado- desde el principio», ha aseverado Mustafá D. en referencia a la versión mantenida por Jiménez. Además, ha explicado que cuando se vio con el procesado horas después del crimen, éste iba ataviado «con ropa de mujer» y tenía «manchas de sangre».

Por su parte, el agente que trabajó con Silvia N.G. en su último servicio durante el turno de noche ha asegurado que estuvo con ella hasta las 8.00, lo que significa que la joven no se encontraba en el domicilio a las seis de la mañana, hora en la que el presunto asesino dice que llegó al barrio de Bellvitge.

Un crimen brutal y un ejemplo de fracaso del sistema penitenciario

El caso, además de constituir un crimen brutal, es un ejemplo del fracaso del sistema penitenciario y de los programas de tratamiento con algunos violadores. Pedro Jiménez había sido condenado en 1988, cuando tenía 19 años, a 15 años de cárcel por violación. En 1993 reincidió y cometió tres nuevos delitos de robo con violación. Parecía que estaba rehabilitado, dijeron los psicólogos. Por eso le concedieron permiso del 3 a 6 de octubre de 2004.

Según el relato del fiscal, sobre las seis de la mañana del 5 de octubre, se apeó en la parada del metro de Bellvitge y estuvo dos horas deambulando por un barrio en el que no tenía ningún arraigo. En su camino se cruzó Silvia Nogaledo, de 28 años de edad, una policía en prácticas que volvía de trabajar y a la que siguió hasta su domicilio, situado en la Rambla de la Marina. En el ascensor del inmueble, la amenazó con una navaja y la obligó a entrar en su vivienda, siempre según la Fiscalía.

En el interior de la vivienda estaba Aurora Rodríguez, de 23 años, también policía en prácticas, que compartía alquiler con su compañera. El fiscal explica que Jiménez las ató a las dos de pies y manos e inició su escalofriante actuación.

Violación y asesinato brutal y despiadado

Amenazando a Aurora Rodríguez con una navaja, la violó y le clavó «brutal y despiadadamente» el arma en la espalda un total de cuatro veces, siguiendo la línea de la médula espinal. La muerte fue instantánea. Después se dirigió hacia Silvia Nogaledo. Estaba atada a la pata de la cama y también le clavó un cuchillo en cinco ocasiones, que le afectó al pecho y el pulmón izquierdo.

La muerte fue súbita, pero actuando «con total desprecio hacia la dignidad del cadáver», según afirma el fiscal, la violó con un objeto que después encontraron los Mossos d’Esquadra al descubrir el cadáver.

Después, siempre según la tesis del fiscal, el acusado revolvió la vivienda, sustrajo un tarjeta de crédito de una de las víctimas, se cambió de ropa y de calzado y prendió fuego a dos colchones, un sillón y un sofá con la ayuda de una botella de ron para facilitar la combustión. La fiscalía le acusa de dos delitos de asesinato y uno de agresión sexual, allanamiento de morada, profanación de cadáver, incendio, robo con violencia consumado, robo con fuerza y quebrantamiento de condena.

La lista de acusaciones suma 107 años y medio de cárcel. El fiscal recuerda que se le puede condenar hasta un máximo de 40. Está previsto que el juicio dure cuatro días, aunque el deseo del tribunal es acabarlo en tres.


El Supremo anula la condena al asesino y violador de dos policías

Farodevigo.es

25 de junio de 2009

La decisión del TS, que ha resuelto el recurso de casación interpuesto por la defensa del acusado, deja sin efecto la prisión provisional de Pedro Jiménez, aunque éste continuará en la cárcel por condenas anteriores por delitos de robo con violación.

La Audiencia de Barcelona espera ahora que el TS, que deliberó sobre este recurso el pasado 18 de junio, le comunique hasta dónde se retrotrae el caso, que puede volver a parar al juzgado de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), que es donde se inició el proceso, puesto que los crímenes se cometieron en el barrio de Bellvitge de esa localidad.

No obstante, fuentes judiciales han informado a Efe de que el procedimiento para que el caso sea juzgado por un jurado popular no tiene por qué retrasarse en demasía, ya que la instrucción del caso ya está hecha y se trata de un tema de procedimiento procesal.

La Audiencia de Barcelona condenó el 5 de septiembre de 2008 a Pedro Jiménez a 83 años de prisión por dos delitos de asesinato, agresión sexual, violación de domicilio, robo con violencia, incendio y profanación de cadáver.

Las jóvenes, Aurora R.G. y Silvia N.G., ambas de León, fueron asesinadas a puñaladas el 6 de octubre de 2004 y una de ellas violada por Pedro Jiménez en el piso que compartían ambas en el barrio de Bellvitge de L’Hospitalet y que tras el crimen fue incendiado por Pedro Jiménez.

Jiménez era un interno de Can Brians, condenado en ocho ocasiones por delitos sexuales y de robo y que gozaba de un permiso penitenciario el día de los hechos.

El último día del juicio, el condenado reiteró su inocencia y denunció que las pruebas que le incriminan directamente fueron manipuladas, aunque no sabe por parte de quién.

En la sentencia de la Audiencia de Barcelona se hacía un relato pormenorizado de todas las pruebas que relacionan directamente a Jiménez con el doble asesinato.

Entre esas pruebas figuran huellas dactilares, pisadas, restos de semen, objetos sustraídos a las víctimas que tenía en su posesión el acusado y grabaciones en las que aparece en las inmediaciones del piso de Bellvitge antes y después del crimen.

El acusado, en su declaración en el juicio, defendió que un hombre llamado Mustafá D. le envió pocas horas antes de los hechos a casa de las dos policías a buscar un sobre con sustancias estupefacientes, y apuntó a ese hombre y a otro supuesto narcotraficante como autores del doble crimen.

El abogado de la defensa, Alejandro Calvo, pidió la absolución de su cliente porque, según la versión de su defendido, fueron otras personas las que cometieron el crimen y luego le incriminaron, ya que, en su opinión, resulta difícil que una persona de la estatura de Jiménez (1,57 metros) pudiera doblegar a las dos víctimas.

Esta argumentación fue rebatida por el tribunal, que en su fallo aseguró que «no puede obviarse, al margen de la innegable constitución atlética del acusado, el efecto intimidador que un arma tan peligrosa como es una navaja de tipo «mariposa» puede ejercer sobre cualquier persona».

El tribunal decía en su sentencia que las dos jóvenes policías «no contaron ni con la experiencia y sangre fría del acusado ni con sus verdaderas intenciones», y ello explicaría que «ni gritaran ni se defendieran».


El acusado del doble crimen de las policías culpa a «unos narcos»

Pere Ríos – Elpais.com

2 de marzo de 2010

Más delgado, rapado y con gafas, Pedro Jiménez regresó ayer a la Audiencia de Barcelona para ser juzgado de nuevo por el doble crimen de unas policías ocurrido en L’Hospitalet de Llobregat en 2004 cuando se encontraba de permiso penitenciario.

Año y medio después de celebrarse aquel juicio que el Tribunal Supremo anuló porque no se hizo con jurado, el acusado se presentó ayer ante el tribunal popular con el mismo guión: negando los hechos con frialdad y culpando a «unos narcos».

Konan -así se le llama en la cárcel por el aspecto bárbaro que le gusta cuidar a Jiménez pese a su constitución enclenque- no sólo aguantó las dos horas del interrogatorio de la fiscal Teresa Yoldi sin alterarse, sino que se permitió en dos ocasiones recordar que en las piezas de convicción que se le estaban mostrando «no iban a encontrar ni una sola huella suya».

En otro momento incluso se anticipó a la fiscal anunciándole: «y ahora me preguntará usted que…» y tampoco perdió la oportunidad de recordar un informe pericial en el que se duda que la navaja que se le encontró fuera la empleada para apuñalar con saña a las víctimas. «Veo que usted se ha leído la causa», le acabó respondiendo la fiscal con una leve sonrisa y mirándole a los ojos. «Si, algo he leído», replicó Jiménez, quien no despegó los brazos cruzados del cuerpo en todo el interrogatorio, pese a que sus dedos no pararon quietos un segundo.

El acusado vestía ayer unos tejanos oscuros, la parte superior de un chándal y unas zapatillas deportivas más que grandes. Explicó que acudió a la casa de las mujeres a recoger un paquete con 250 gramos de hachís, cocaína y 400 euros por encargo de otra persona, aunque al final mantuvo relaciones sexuales con una de las víctimas, Aurora R., de 23 años. Fueron consentidas, dijo, pero ayer no recordó si eyaculó en su vagina, si existió también penetración anal y si empleó un consolador. «Tres contradicciones con anteriores declaraciones», se apresuró a remarcar la fiscal para que constara en acta.

«¿Quién inició la relación?», insistió la fiscal en el tramo más escabroso del interrogatorio y siguiendo la coartada. «No voy a entrar en ese tema», replicó Jiménez. Pero no sólo entró, sino que hasta declaró que condujo a la víctima a la bañera a practicar un juego erótico y que eso enfadó a Silvia N., la otra mujer que compartía piso.

«Si me pinchan, no sangro», dijo Jiménez para referirse a la sensación que experimentó al comprobar que las mujeres eran policías por los uniformes que guardaban en el armario. Luego reconoció que fue con su hermana al bar La Oca de Barcelona, pero negó, como sostiene la fiscal, que dejara allí unas zapatillas deportivas que contenían restos de sangre de una víctima y que se encontraron en la cisterna de un lavabo del local.

«¿Mató usted a Silvia y Aurora? ¿Las ató y amordazó?», preguntó sin evasivas la fiscal para concluir el interrogatorio y en ambos casos encontró un «no» seco. «¿Quién lo hizo?», insistió. «No lo sé», replicó Jiménez, pero después añadió que podían ser «unos narcos», pues un traficante conocido como Mustapha D fue el que le encargó que fuera al piso. E incluso hiló más delgado. «Si he de inclinarme por alguien, supongo que el que vino después de mí». Se refería así a Álex, un preso de apellido Borisou con el que Jiménez discutió entre rejas y que ya testificó que cuando se cometió el doble crimen estaba en prisión.

«El criminal siempre se lleva y se deja cosas»

«De toda escena del crimen el autor se lleva cosas, pero también las deja». La abogada de la acusación Laura Parés inició así su alegato ante las seis mujeres y los tres hombres que componen el tribunal del jurado.

Y lo que delata a Jiménez, según la abogada, es la factura del móvil que compró estando de permiso y que empleó en las horas anteriores y posteriores al crimen, las huellas en el cinturón de una víctima, su semen hallado en la vagina de otra, restos de cabellos en la mano y la boca de otra mujer, las huellas de sus zapatillas deportivas y su imagen en las cámaras del metro.

«No estamos ante un enfermo mental. Es un psicópata», explicó la letrada, que solicita penas que superan el centenar de años de cárcel. Igual que la fiscalía y la Asociación Clara Campoamor, cuyo abogado animó ayer al jurado a preguntar ante cualquier duda . «El que pregunta no es el más tonto, sino el más listo», dijo.

Jiménez está acusado de dos asesinatos, violación, allanamiento de morada, profanación de cadáver (por colocar un consolador en el ano de una víctima), robo con violencia, incendio (por prender fuego a la casa), robo intentado con fuerza (por probar de sacar dinero con la tarjeta de una víctima) y quebrantamiento de condena (porque debía volver a la cárcel tras un permiso).

Jiménez tiene ahora 40 años y entró en prisión siendo menor de edad. A los 19 años ya fue condenado a 15 y desde entonces ha ido encadenando condenas por robo y violación. Su defensor aseguró ayer estar convencido de su inocencia.


Un jurado popular declara culpable a Pedro Jiménez del doble asesinato de dos policías

Pere Ríos – Elpais.com

12 de marzo de 2010

Culpable por unanimidad. El tribunal popular se ha mostrado esta tarde implacable con Pedro Jiménez García y le ha declarado culpable del brutal crimen de dos policías en prácticas ocurrido en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) el 5 de octubre de 2004.

Además de atribuirle dos asesinatos con alevosía y ensañamiento, el jurado considera que Jiménez violó a una de las policías mientras la intimidaba con una navaja, que entró en el domicilio de las víctimas amenazando a una de ellas en la portería con esa misma arma blanca y que después de darles muerte introdujo un consolador en el ano de una de ellas.

Posteriormente, según el jurado, Jiménez robó la tarjeta de crédito de una de las víctimas e intentó efectuar dos reintegros sin conseguirlo. Antes de marchar, el acusado prendió fuego a la vivienda para borrar las huellas que hubiera podido dejar. La fiscal Teresa Yoldi ha reclamado al magistrado presidente del tribunal que imponga a Jiménez penas que suman 105 años y medio de cárcel por dos delitos de asesinato, otro de agresión sexual, allanamiento de morada, incendio, profanación de cadáver, robo con violencia y robo con fuerza, además de una multa por quebrantamiento de condena.

Pedro Jiménez cometió los hechos estando de permiso penitenciario. Ahora tiene 40 años y según ha recordado la fiscal, ya entró en prisión siendo menor de edad y solamente ha estado 40 días en libertad, durante los cuales cometió los diversos delitos de violación por los que había sido condenado anteriormente en cuatro ocasiones.

La fiscal ha reclamado también del juez que imponga en la condena el cumplimiento máximo de 40 años de prisión dada su «gran peligrosidad social» al tratarse de una persona con «nula o escasa posibilidad de reinserción».


La Audiencia de Barcelona condena a 94 años de cárcel al asesino de dos policías en prácticas

Pere Ríos – Elpais.com

22 de marzo de 2010

La Audiencia de Barcelona ha condenado a Pedro Jiménez García a penas que suman 94 años de cárcel por la muerte de dos policías, ambas agentes en prácticas, ocurrida en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) el 5 de octubre de 2004.

La sentencia ha sido dictada por el magistrado José María Planchat ateniéndose al veredicto de culpabilidad por unanimidad que hace unos días emitió un jurado popular compuesto por seis mujeres y tres hombres. Jiménez ya fue condenado a penas similares por un tribunal profesional pero el Tribunal Supremo ordenó la repetición del juicio por el procedimiento del jurado.

Además de los dos delitos de asesinato con ensañamiento y alevosía, el juez condena a Jiménez por un delito de profanación de cadáver (al introducir un consolador en el ano de una de las víctimas), un delito de violación, otro de allanamiento de morada, otro de incendio y otro de robo con violencia y con fuerza.

Pedro Jiménez tiene 40 años y entró en prisión cuando era menor de edad. Durante este tiempo ha sido condenado en diversas ocasiones por robo o violación cometidos durante los 40 días de permiso penitenciario de los que disfrutó.

La sentencia dictada establece un cumplimiento efectivo de condena por un máximo de 40 años de prisión y aclara que los beneficios penitenciarios, permisos de salida y obtención de libertad condicional se calcularán sobre el total de las penas impuestas.

Esto significa que si se confirma la condena, Jiménez no saldrá de prisión hasta -como mínimo- dentro de 35 años. Además, el asesino deberá indemnizar a las familias de sus víctimas con 900.000 euros.

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