Mark Orrin Barton
  • Clasificación: Asesino en masa
  • Características: Parricidio - Negocios
  • Número de víctimas: 12
  • Fecha del crimen: 27 - 29 de julio de 1999
  • Fecha de nacimiento: 1955
  • Perfil de la víctima: Su mujer, sus 2 hijos y 9 empleados de oficinas bursátiles
  • Método del crimen: Golpes con martillo - Arma de fuego
  • Lugar: Fulton, Estados Unidos (Georgia)
  • Estado: Se suicidó con un arma de fuego el 29 de julio de 1999
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Corredor bursátil mata a nueve personas

AFP

29 de julio de 1999

ATLANTA, EEUU. – Un corredor de bolsa disparó este jueves contra varias personas en Atlanta y dejó un saldo de al menos nueve muertos y 12 heridos, cuatro de ellos en estado grave, y podría estar relacionado con la muerte de otras tres personas ocurridas antes del mediodía, según el alcalde de Atlanta, Bill Campbell.

El francortirador fue identificado como Mark Barton, de 44 años, pero logró fugar de la policía y se mantiene prófugo. La policía rodeó su casa, ubicada a unos 40 km de Atlanta, pero «aún lo buscamos y no sabemos dónde se encuentra en este momento», dijo el alcalde.

«Nueve personas perdieron la vida. Es una terrible tragedia», indicó Campbell.

Hay «12 personas heridas, de las cuales siete de bala», precisó. «No sabemos si (Barton) era un cliente» pero «es un corredor de bolsa y ex químico», añadió.

El presidente de la sociedad bursátil All-Tech Investment, donde se desarrolló el drama, dijo por su parte a la cadena CNN que Barton era uno de sus clientes.

Según el alcalde, el tirador «simplemente manifestó su presencia, evocó la baja del mercado bursátil y luego desenfundó sus revólveres y comenzó a disparar». «Por ahora no conocemos» las motivaciones del sospechoso, señaló.

«Tenemos razones para pensar que Barton está relacionado con la muerte de tres personas en el condado de Henry», no lejos de donde ya mató a nueve personas, en el sur de Atlanta, precisó Campbell ante la prensa a las 18:45 hora local (20:45h GMT).

Según varios medios de comunicación, las otras personas asesinadas se trataría de su mujer y de sus dos hijos.

Estas tres muertes habrían ocurrido antes del mediodía del jueves, según el alcalde.

Todos los inmuebles del barrio donde se produjo la matanza están siendo inspeccionados y el vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, propuso la ayuda del FBI, dijo el Campbell.

El asesino -que portaba dos armas de puño- mató en principio a cuatro personas en una sociedad de corredores de bolsa. Luego atravesó la calle y asesinó a otras cinco.


Ligan otras muertes a corredor bursátil

AFP

29 de julio de 1999

ATLANTA .- Antes de darse a la fuga, un agente especulador bursátil asesinó el jueves a nueve personas en dos sociedades financieras de Atlanta y también estaría ligado a la muerte de otras tres personas en la región, indicó el alcalde de Atlanta, Bill Campbell.

El francotirador fue identificado como Mark Barton, de 44 años. «Creemos que él también está relacionado» a un triple asesinato ocurrido al sur de Atlanta, donde tres cuerpos fueron descubiertos este mismo jueves, declaró Campbell.

Según los medios locales, se trataría de la esposa y de los dos hijos de Barton y habrían sido asesinados antes de las muertes de esta tarde.

Una amplia búsqueda para atrapar al sujeto se desarrollaba la noche del jueves en Atlanta.

La policía rodeó su casa, ubicada a unos 40 km de Atlanta, «pero aún no lo encontramos y no tenemos ninguna idea de dónde se encuentra en este momento», anotó Campbell.


Siembra el terror con una matanza en Atlanta

AFP

30 de julio de 1999

ATLANTA, EU.- Un pequeño especulador bursátil de 44 años sembró el terror el jueves en Atlanta (Georgia, sureste), matando a 12 personase hiriendo a siete con dos revólveres antes de suicidarse, al término de una jornada sangrienta que despierta nuevamente los viejos demonios de Estados Unidos

Este viernes por la mañana, seis personas aún estaban hospitalizadas, entre ellas tres en un estado crítico, indicó un portavoz del hospital Grady.

La ciudad de Atlanta seguía conmocionada tras el anuncio de esta nueva tragedia, la peor que haya vivido la capital del sureste de Estados Unidos.

El jueves por la tarde, un hombre entra sucesivamente en dos sociedades de corretaje de bolsa en Buckhead, un barrio acomodado de Atlanta.

«La bolsa está bajando hoy», dice, antes de desenfundar sus revólveres y de disparar, matando a cuatro personas.

Tranquilamente, cruza la calle, entra en una segunda firma de corretaje. «Espero que no echar a perder su jornada de corretaje», afirma, y mata a cinco personas.

Centenas de personas evacúan en pánico entonces los edificios. Mark Barton logra huir, dejando atrás suyo un verdadero baño de sangre.

Las unidades de élite de la policía lanzan entonces una enorme cacería humana. Pero para los agentes que acuden a su domicilio, en Stockbridge, a 40 km al sureste de Atlanta, el hallazgo es macabro: el cadáver de la esposa de Barton, Lee Ann, yace en un armario. Sus dos hijos, una niña de ocho años y un varón de 12, están desnudos y sin vida en su cama. Los tres están envueltos en mantas, con su cabeza afuera.

En la computadora, una carta escrita recientemente por Mark Barton. La policía dio a conocer su contenido este viernes, junto al de tres notas manuscritas encontradas junto a los cuerpos de su esposa y de sus hijos.

«No espero vivir mucho más, lo suficiente como para matar a cuantos pueda de quienes vorazmente buscaron mi destrucción», advierte en la nota computarizada, según Jimmy Mercer, jefe de policía del condado de Henry.

Según la policía, Lee Ann murió primero, probablemente golpeada hasta la muerte el martes o el miércoles. La pareja, al parecer, estaba a punto de divorciarse.

En Buckhead, mientras tanto, el barrio es cercado y todos los edificios registrados minuciosamente.

Todas las cadenas de televisión estadounidenses interrumpen sus programas. Ahora, el mundo entero sabe todo de Mark Barton, su retrato, su vestimenta. Pero no pueden dar con él…

Finalmente, al caer la noche, tras una persecución de cinco horas, la policía lo encuentra, lo rodea con automóviles. El asesino detiene su camioneta Ford de color verde en una estación de servicio del condado de Cobb, en el norte de Atlanta. Todo va muy rápido: Barton desenfunda sus dos armas y se vuela la cabeza.

Por la noche, el alcalde de la ciudad, William Campbell, tiene dificultades para encontrar las palabras para comentar la «terrible tragedia».

«Lo único que podamos hacer es aportar nuestro apoyo y consolar a las familias de las víctimas», afirma.

El presidente Bill Clinton, quien fue informado de la matanza cuando estaba en camino a la cumbre sobre la estabilidad en el sudeste de Europa, que se realiza en Sarajevo, capital de Bosnia, envió sus condolencias a las familias de las víctimas.

«Nuestros pensamientos hoy, van principalmente hacia las familias de las víctimas y hacia quienes todavía luchan por conservar sus vidas», dijo Clinton a los periodistas antes del comienzo de la cumbre.

Los detalles empezaron a surgir sobre la personalidad de Mark Barton, un químico que se había lanzado a la especulación bursátil, un hombre descrito por sus vecinos como «de compañía agradable», un «padre afectuoso», «encantador y simple». Un hombre «irritable», según otros.

La policía da de él una imagen totalmente diferente. Mark Barton era el sospechoso número uno en la investigación sobre el doble crimen nunca dilucidado de su ex esposa y de su ex suegra en septiembre de 1993, en Alabama.

Deborah Barton, de 39 años, y su madre Eloise, de 59, habían sido halladas muertas, el cuerpo descuartizado con una hacha. Poco antes, Barton había sacado un seguro de vida para su esposa por un monto de 600.000 dólares. Sin embargo, la policía no tenía pruebas suficientes y no lo inculpó.

El presidente de la sociedad de corretaje All-Tech Investment, donde tuvo lugar parte del drama, explicó que Mark Barton practicaba el «day trading» (especulación a un día), una actividad potencialmente lucrativa pero extremadamente arriesgada.

Según informaciones no confirmadas, el criminal había perdido 70.000 dólares en la bolsa la víspera de la matanza.

El drama reanimó el debate sobre el tema de las armas de fuego en Estados Unidos.

«Es evidente, eso espero, que debemos hablar de las armas de fuego en este país», reconoció el alcalde de Atlanta. «Pero, esta noche, en Atlanta, es hora de rezar», añadió.


Predice masacre el asesino de EE.UU.

El Norte

31-07-1999

ATLANTA.- La Policía encontró una carta profética y tres breves mensajes en la casa donde la esposa y dos hijos del múltiple homicida estadounidense Mark Barton fueron hallados muertos el jueves.

La carta encontrada en su computadora personal sugirió que se sentía torturado por la separación de su esposa, por sus pérdidas en el mercado bursátil y por temores no explicados que dijo le habían sido «transferidos de mi padre a mí y de mí a mi hijo».

«No pretendo vivir mucho más, sólo lo suficiente para matar a todas las personas que pueda de las que con avaricia buscaron mi destrucción», agregó en la carta.

La Policía supone que enojado por las pérdidas financieras sufridas en los últimos meses, Barton llegó el jueves hasta las oficinas de la firma de intermediación financiera All Star Investment Group y empezó a disparar.

Después salió del edificio, cruzó la calle y entró a otro edificio donde mató a otras 4 personas. Después se suicidó a bordo de un vehículo Ford Aerostar.

El jefe policial del condado de Henry, Jimmy Mercer, leyó en conferencia de prensa ayer la misiva que Barton supuestamente escribió y firmó confesando los tres crímenes y anticipando la orgía de sangre que desató el jueves.

Después de matar a su esposa e hijos, Mark Barton, un químico convertido en especulador bursátil, protagonizó el jueves una masacre en Atlanta, que dejó nueve muertos, antes de suicidarse.

En la carta fechada, el 29 de julio a las 06:38 horas, describe lo que hizo con su esposa e hijos: «Leigh Ann está en el vestidor del dormitorio bajo una sábana. La maté el martes en la noche. Asesiné a Matthew y Mychelle el miércoles en la noche».

Afirma que procuró asesinarlos sin que sufrieran, golpeándolos con un martillo mientras dormían y colocándolos boca abajo en la bañera llena de agua para asegurarse que murieran.

Luego describe la «agonía» que según dijo sufría él desde octubre y que lo llevó a cometer los tres crímenes, por los cuales dijo sentirse apenado.

La carta supuestamente escrita por Mark Barton afirma que decidió que no quedara ni madre, ni hijos, para, según dijo, evitar que sus miedos se transmitan, tal como su padre le hizo a él.

Dice querer a su esposa e hijos y pide a Jehová que los proteja.

En la casa fueron halladas tres breves notas para cada una de las víctimas en las dice quererlas y le pide a Dios que las proteja.

Barton rechaza haber matado a su primera esposa y su madre.

Tras matar a cinco personas en Momentum Securities, Barton cruzó la agitada calle Piedmont Road y caminó hacia las oficinas de All-Tech Investment Group, otra corredora de valores, donde murieron cuatro personas.

«Espero que esto no arruine su día de operaciones», se le escuchó decir mientras disparaba indiscriminadamente usando pistolas semiautomáticas de 9 milímetros y una calibre .45.

Poco después de los homicidios en septiembre de 1993 de la primera esposa y la suegra de Mark Barton, un psicólogo del Condado de Cobb, Georgia, que lo entrevistó dijo a funcionarios estatales que Barton era capaz de cometer los asesinatos.

«Lo recuerdo como si fuera ayer», expresó David McDade, fiscal del Condado de Douglas, «porque dijo que en su opinión Barton era capaz de actos y pensamientos homicidas».

El psicólogo no mencionó sus sospechas en el reporte escrito. Sus únicas observaciones de Mark Barton fueron que parecía, «quizá comprensiblemente, molesto por la insistente sospecha de las autoridades y por estos nuevos alegatos de un posible abuso sexual», contra su hija Mychelle, de 7 años de edad.

«Parecía más o menos controlado, orientado al poder y muy sospechoso», escribió el psicólogo. «Parece haber estado molesto por vivir en una casa con una mujer a la que consideraba mucho más inteligente que él y una mujer junto a la cual sentía que tenía que ser «perfecto»».


Mark Barton, un asesino

Jornada.unam.mx

29 de julio de 1999

A quien corresponda:

Leigh Ann está en el clóset del dormitorio principal bajo una cobija. La maté la noche del martes. Asesiné a Matthew y a Mychelle la noche del miércoles.

Mark Barton, químico y ex operador de bolsa desempleado de 44 años, escribió esta nota horas antes de asesinar a nueve personas y herir a 12 más en dos corredurías de bolsa en el sector financiero al noroeste de la ciudad de Atlanta, para después suicidarse ante los ojos de policías que lo acorralaron cuando trataba de huir.

Al redactar la nota en computadora, Mark Barton tuvo la necesidad de aclarar su pasado y sus actuales conflictos en la medida de lo posible.

Podría haber similitudes entre estas muertes y la de mi primera esposa, Debra Spivey. Sin embargo, rechazo haberlas matado a ella y a su madre. No hay razón para que mienta ahora. Me pareció, simplemente, una manera tranquila de matarlos, y una forma relativamente indolora de morir.

Hubo muy poco dolor. Todos murieron en menos de cinco minutos. Los golpee con un martillo mientras dormían y luego los sumergí boca abajo en la tina para asegurarme de que no despertaran con dolor. Para estar seguro de que estaban muertos. Lo siento tanto. Desearía no haberlo hecho. Las palabras no pueden describir esta agonía. ¿Por qué lo hice?

En 1993, la primera esposa y suegra de Mark Barton fueron asesinadas por alguien que les destrozó la cabeza con un objeto pesado durante un campamento. Un seguro de vida y la presencia de restos de sangre en el auto de Barton lo señalaron como el principal sospechoso. Pero el hombre presentó una coartada perfecta: demostró que en el momento del asesinato se encontraba en casa con sus dos pequeños hijos Matthew y Mychelle, de 11 y 8 años, respectivamente.

Años después Mark Barton reconstruyó su familia al casarse con Leigh Ann, quien fungió felizmente como madre postiza de los niños, hasta que hace poco pidió el divorcio a Barton, quien le había pedido permiso de seguir viviendo en el hogar familiar un tiempo.

Aunque las autoridades atribuyeron los asesinatos a los problemas financieros de Barton, quien había invertido todo lo que tenía en operaciones bursátiles arriesgadas, el hombre responsabilizó veladamente de sus actos a su esposa de 27 años.

Maté a Leigh Ann porque ella era una de las principales razones de mi desaparición, cuando planee asesinar a los otros. Ahora desearía no haberla matado. Ella no pudo evitarlo, y la amaba tanto de todas formas.

En algún momento del martes, Mark Barton asesinó a su mujer, envolvió su cuerpo en una cobija y la ocultó en el clóset. Sobre el cadáver, el hombre colocó una nota con una plegaria en la que encomienda a su compañera:

Te doy a mi esposa, Leigh Ann Vandiver Barton. Mi cariño, mi amor precioso. Por favor cuida de ella. La amaré siempre.

La noche siguiente, el hombre asesinó a sus hijos, cuyos cuerpos recostó en sus camas y rodeó de juguetes. Y encomendó a los niños con plegarias similares:

Te doy a mi hijo, (…) mi amiguito, mi vida. Por favor cuida de él. Te doy a mi hija (…), mi corazón, mi vida. Por favor cuida de ella.

En su nota explicativa, Barton se dijo convencido de que Jehová cuidaría a su familia y se encargaría de reunirlos en otra vida. Sin embargo, reconoció que esto no explicaría sus actos ante los demás.

…Sé que los cuidará en la otra vida. Estoy seguro de que no le importarán lo detalles. No hay excusa, ni buenas razones. Estoy seguro de que nadie entenderá. Y si acaso alguien entiende, no quiero que lo haga. Solo escribo esto para decir por qué. Sepan que quería a Leigh Ann, Matthew y Mychelle con todo mi corazón. Si Jehová lo dispone, quisiera volver a verlos en la resurrección y tener con ellos una segunda oportunidad.

Mark Barton se declaró convencido de que sus hijos estaban predestinados a vidas como la que tuvo él mismo. Prefirió liberarlos.

Maté a los niños para darles sólo cinco minutos de dolor, en lugar de una vida de dolor. Me obligué a hacerlo para evitarles todos los sufrimientos por los que pasarían después. Sin madre, sin padre, sin parientes. Los temores del padre se transmiten al hijo. Así fue de mi padre a mí, y de mí a mi hijo. Él ya lo tenía consigo, cómo dejarlo solo así. Tuve que llevarlo conmigo.

Esa vida que Barton no quería para sus hijos lo torturó varios meses. Se cree que cuantiosas pérdidas en operaciones bursátiles arriesgadas, pero sólo el hombre sabía si eso era todo.

He estado muriendo desde octubre. Despierto en la noche con tanto miedo, tan aterrado, que no puedo seguir con ese miedo cuando estoy despierto. Me ha dañado. He llegado a odiar esta vida y el sistema de las cosas. Ya no tengo esperanza.

Sin embargo, en su última carta Barton advirtió que se vengaría. El objeto de esta venganza eran, al parecer, los empleados de las dos casas de bolsa en las que abrió fuego, matando a nueve e hiriendo a 12 personas a las que saludó con comentarios sobre la situación bursátil.

No planeo vivir mucho más tiempo, sólo el necesario para matar al mayor número posible de las personas que tan avariciosamente buscaron mi destrucción.

Deben matarme si pueden. Mark O. Barton.


Mark Orrin Barton

Bombaencamino.blogspot.com

Dentro de toda la fauna de amantes del dinero sin esfuerzo, existe uno particularmente irritante: el «day trader».

Este personaje -como su nombre permite intuir- es un corredor de valores que compra y vende en un mismo día distintos instrumentos financieros, ganando los márgenes de los puntos que pueden variar en su valor durante el día. O sea, es el exprimidor máximo. El que literalmente se quiere hacer rico en un día. Y por lo mismo, son los que más pueden ganar en los momentos de crisis.

Mark Orrin Barton era uno de éstos. A pesar de que era químico de profesión, se dedicaba a negociar con acciones.

Entre junio y julio de 1999 perdió 105.000 dólares apostándole a empresas de Internet principalmente. Pues bien, se enojó Barton. Se enfadó. Y bastante.

El jueves 29 de julio de 1999 tomó una calibre .45 y una 9 milímetros y entró a All-Tech Investment Group, la empresa de Atlanta a través de la cual hacía sus negocios. Últimamente (debido a las pérdidas) All-Tech había cerrado su cuenta. Mark ya no podía tratar de recuperarse.

Disparó, con calma y una pistola en cada mano, a quien se le cruzó en su camino. Mató a 4 personas. Los testigos dicen que antes de hacerlo dijo «espero no arruinarles sus transacciones de hoy».

Cruzó la calle y entró al edificio de Momentum Securities, otra empresa con la que había negociado antes en la bolsa. Allí mató a 5.

Cundió harto pánico, y hasta 200 oficiales de policía (incluyendo los SWAT) se dedicaron a buscarlo. Lo encontraron en una estación de servicio. Cuando se dio cuenta de que habían dado con él, se voló los sesos. Tenía 44 años.

Pero no terminaba aquí la cosa.

La policía encontró en su casa los cuerpos de su hijo Matthew de 12 y su hija Mychelle, de 10. Los había matado a martillazos mientras dormían el miércoles. Los sumergió en agua para asegurarse que habían muerto, y los acostó en la cama con un juego de video y un peluche respectivamente como si estuvieran durmiendo.

En la cama matrimonial estaba su 2ª esposa, Leigh Ann de 27, también muerta a martillazos, pero desde el martes.

¿Su primera esposa?

Junto a su suegra fueron asesinadas en 1993 a golpes con algo como un hacha. Él fue sospechoso de los asesinatos, pero la sangre que encontraron en su auto no era suficiente para acusarlo. Argumentó que podía venir de un corte en su mano, sin embargo no aceptó someterse voluntariamente a exámenes de ADN o detector de mentiras.

Cuando consiguieron la orden, la muestra de sangre del auto ya había sido limpiada por Mark Barton.

Una carta había en su casa. Algunos extractos:

«Puede haber similitudes entre estas muertes y la de mi primera esposa, Debra Spivey. En todo caso, niego haberla asesinado a ella y su madre. No tengo razones para mentir ahora. […]»

«He llegado a odiar esta vida y este sistema de cosas. He llegado a perder las esperanzas… Los miedos del padre son transferidos al hijo. Fue de mi padre a mí, y de mí a mi hijo… Estoy seguro de que los detalles no importan. No hay ninguna excusa, ninguna buena razón. Estoy seguro que nadie entenderá. Si pudieran, yo no quisiera que lo entendieran… Debieran matarme si pueden.»

«[…] Maté a Leigh Ann porque ella fue una de las principales razones de mi muerte… Ella no pudo evitarlo realmente, y la amo tanto de todas formas.»

En su carta se refería con rabia a la gente que «codiciosamente buscaron mi destrucción».

Simbólico, ¿no?


Víctimas

Última actualización: 16 de abril de 2015

Lista de las 9 personas asesinadas en los tiroteos de las oficinas:

  • Russell J. Brown, 42, Cumming, Georgia
  • Dean Delawalla, 62, Atlanta
  • Joseph J. Dessert, 60, Marietta, Georgia
  • Kevin Dial, 38, Atlanta
  • Jamshid Havash, 44, Dunwoody, Georgia
  • Vadewattee Muralidhara, 44, Peachtree City, Georgia
  • Edward Quinn, 58, Norcross, Georgia
  • Charles Allen Tenenbaum, 48, Atlanta
  • Scott Webb, 30, Chesterfield, Missouri

Miembros de la familia asesinados con anterioridad:

  • Leigh Ann Barton, 27, esposa del asesino en masa Mark Barton
  • Matthew Barton, 11, su hijo de un anterior matrimonio
  • Elizabeth Mychelle Barton, 7, su hija de un anterior matrimonio

 


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