
El asesino del Putxet - El asesino del parking
- Clasificación: Asesino
- Características: Robo
- Número de víctimas: 2
- Fecha del crimen: 11 / 22 de enero de 2003
- Fecha de detención: 30 de enero de 2003
- Fecha de nacimiento: 1978
- Perfil de la víctima: Maria dels Àngels Ribot, de 49 años / María Teresa de Diego, de 46
- Método del crimen: Golpes en la cabeza con un martillo
- Lugar: Barcelona, España
- Estado: Condenado a 52 años y 9 meses de prisión el 22 de diciembre de 2004
Índice
- 1 Juan José Pérez Rangel
- 2 Segunda mujer asesinada en 10 días en un mismo aparcamiento del Putxet
- 3 El asesino del aparcamiento conversó con las víctimas e intentó borrar todas sus huellas
- 4 La policía detiene a un joven como presunto asesino de dos mujeres en un aparcamiento de Barcelona
- 5 La huella de una mano, nueva prueba contra el arrestado por las muertes del parking de Barcelona
- 6 El presunto asesino del Putxet regresó al parking en busca de una tercera víctima
- 7 El presunto asesino de dos mujeres en un aparcamiento de Barcelona se declara inocente
- 8 Los forenses dicen que el presunto asesino del Putxet actuó con sadismo
- 9 El doble crimen del garaje del Putxet
- 10 El jurado popular declara culpable al único acusado por el crimen del Putxet
- 11 Condenado a 52 años de prisión el autor del crimen del Putxet
Juan José Pérez Rangel
Última actualización: 17 de febrero de 2016
Juan José Pérez Rangel, conocido como el «Asesino del Putxet» o «Asesino del parking», fue declarado culpable de la muerte a martillazos de dos mujeres en un aparcamiento privado del barrio barcelonés del Putxet en enero de 2003. Las víctimas fueron Maria Angels Ribot y María Teresa de Diego.
Juan José Pérez Rangel fue condenado a una pena máxima de 52 años de prisión por robo y asesinato.
Los hechos acontecidos inspiraron el guion de la película El asesino del parking.
Crímenes
Los crímenes sucedieron en el aparcamiento de la calle Beltrán de Barcelona, en el barrio de Putxet. La primera víctima, María Àngels Ribot de 49 años, fue asesinada el día 11 de enero de 2003; ésta presentaba heridas de martillo en la cabeza y puñaladas en distintas partes del cuerpo. Además le robó la tarjeta de crédito para sacar dinero.
María Teresa de Diego fue asesinada el día 22 de enero del mismo año. Una vez inmovilizada el asesino le asestó 12 martillazos en el cráneo, lo que le provocó la muerte. Igualmente intentó sacar dinero con la tarjeta de crédito.
Segunda mujer asesinada en 10 días en un mismo aparcamiento del Putxet
Pere Ríos – Elpais.com
23 de enero de 2003
¿Hay un asesino en serie en el Putxet? Ésa es la pregunta que desde ayer empieza a plantearse la policía después de que una mujer fuese hallada muerta en un aparcamiento como consecuencia de los golpes que le propinó un desconocido en el cráneo sin motivo aparente.
El cuerpo apareció en el subterráneo situado en el número 28 de la calle de Bertran, el mismo lugar en el que el pasado día 11 fue encontrado otro cadáver. En aquella ocasión la víctima también era una mujer y murió apuñalada.
La última víctima fue encontrada por su marido en el citado aparcamiento sobre las 19.50 horas y presentaba signos de violencia. Las primeras hipótesis indican que la muerte pudo producirse a causa de los golpes que el agresor propinó en la cabeza a la víctima con un objeto muy contundente. La fallecida, M. T. D. A., de 46 años, era, según algunos testimonios, la propietaria de un gimnasio del mismo barrio.
La magistrada Roser Aixandrí, titular del Juzgado de Instrucción número 26 de Barcelona, quien ayer se encontraba de guardia de incidencias, acudió al lugar de los hechos para proceder al levantamiento del cadáver en presencia también de agentes de la policía científica. Después de este trámite, la juez decretó el secreto de sumario para facilitar la investigación de un caso que, por ahora, está repleto de incógnitas.
Al margen de que las dos víctimas son mujeres, en ninguno de los dos casos aparece un motivo aparente que pueda ayudar a explicar el móvil del crimen, como el ofrecer resistencia a un robo o a una agresión sexual. Se da la coincidencia, además, de que ambas mujeres fueron asesinadas prácticamente en el mismo lugar, al final de la escalera de la planta quinta por la que los vecinos acceden al aparcamiento.
La víctima de ayer apareció muerta en el rellano de la escalera de esa zona, mientras que la mujer apuñalada el pasado día 11 murió en el hueco de la escalera, también de esa misma planta. El azar, o quizá no, revela también otras coincidencias. La última víctima aparcaba su vehículo en la plaza número 15 de la primera planta. La primera víctima, en la misma plaza de la cuarta planta.
Una hipótesis fiable y lógica induce a pensar que el agresor pudiera sorprender a las víctimas cuando entran o salen del aparcamiento y éstas huyen despavoridas por la escalera hasta que no tienen salida y son asesinadas.
Antonio Santana, presidente de la comunidad de propietarios del aparcamiento, expresó ayer su preocupación por ambos asesinatos. «Se trata de una cosa rarísima, algo insólito, y estamos todos con el pánico en el cuerpo», aseguró. Los propietarios de los aparcamientos celebrarán en la noche de hoy una reunión con el administrador para analizar la situación creada.
El aparcamiento no dispone de circuito interno de televisión ni de cámaras de vigilancia. Tiene 20 plazas por planta y algunas de ellas están todavía en venta. Es un edificio de construcción reciente situado a escasos metros de la confluencia entre la calle de Balmes y la ronda del General Mitre, en Barcelona. Las viviendas construidas sobre el aparcamiento ocupan únicamente dos plantas en las que sólo viven seis familias, por lo que la práctica totalidad de personas que aparcan sus vehículos no viven en ese edificio.
El primer crimen se produjo el pasado 11 de enero, cuando M. A. R. B., de 49 años, recibió varias puñaladas que le causaron la muerte cuando se dirigía a buscar su vehículo. El cadáver fue descubierto por uno de sus hijos de madrugada, al acudir al aparcamiento ante la tardanza de la mujer.
Como en el caso de ayer, el cadáver de la primera víctima fue encontrado vestido, pero con varias heridas de arma blanca que resultaron mortales. Ayer todo eran rumores y especulaciones sobre las coincidencias entre ambos crímenes. La policía debe desvelar ahora quién es el asesino y por qué actúa así.
El asesino del aparcamiento conversó con las víctimas e intentó borrar todas sus huellas
Francesc Arroyo – Elpais.com
26 de enero de 2003
La policía vigilaba ayer el interior del aparcamiento barcelonés donde dos mujeres fueron asesinadas en un plazo de 11 días y en circunstancias similares. Otros agentes seguían tomando muestras que puedan conducir a la detención del homicida, la misma persona, según creen los investigadores, de quien tratan de perfilar el modo de ser a partir de los detalles conocidos.
No se descarta que tuviera el robo como objetivo, pero el modo de actuar apunta a que asumía el asesinato como medio para lograrlo. En ambos casos trató de borrar cualquier tipo de rastro.
La asociación de vecinos del barrio del Putxet, donde se halla el aparcamiento, ha convocado una asamblea informativa para mañana lunes. Hay miedo. Pero no es miedo a la inseguridad ciudadana, sino a lo desconocido, a lo incomprensible. El Putxet es una de las zonas más tranquilas de Barcelona, una ciudad donde los problemas de inseguridad se limitan a faltas (tirones, carteristas y trileros) muy concentradas en las áreas turísticas.
La inseguridad que se vive en torno al lugar en el que aparecieron muertas las dos mujeres no procede de la acumulación de delitos ni siquiera de una suma de faltas, sino de lo inexplicable de los hechos vividos el 11 y el 22 de enero.
El 11 de enero fue asesinada en el aparcamiento situado en el número 28 de la apacible calle de Bertran Maria dels Àngels Ribot, de 49 años. Era un sábado y el crimen se produjo a la una de la tarde aproximadamente, cuando la mujer, que vivía en el mismo edificio, fue a retirar su coche. Éste se hallaba situado en la plaza número 15 de la cuarta planta. El aparcamiento tiene cinco. El cadáver fue encontrado por su hijo aquella noche en un hueco de la escalera, en el piso más profundo.
El 22 de enero fue asesinada, casi en el mismo lugar, María Teresa de Diego, de 46 años. Tenía alquilada la plaza número 15 de la planta primera. Pero su cadáver apareció en el último rellano antes de llegar a la quinta planta, a menos de tres metros de donde fue hallado el de la primera víctima. El asesinato se produjo sobre las cuatro de la tarde y el cuerpo sin vida de la mujer lo descubrió su marido unas tres horas después.
Las horas de actuar, explicaban fuentes de la investigación, parecen señalar que el asesino actúa despreocupadamente, pero en realidad es extremadamente cuidadoso y trata de borrar con método cualquier tipo de indicio que apunte hacia él.
Las coincidencias entre ambos crímenes son notables, pero también lo son las diferencias. Las dos víctimas tenían una edad y un aspecto físico similar. Las dos tenían su vehículo depositado en el mismo número de plaza de aparcamiento, aunque en plantas diferentes.
Las dos fueron asesinadas prácticamente en el mismo lugar, en la última planta (la policía cree que fueron obligadas a caminar hasta allí) y en ambos casos también el criminal las cubrió parcialmente con una bolsa de plástico. En el primer caso, tapó parte del cuerpo; en el segundo, la cabeza. El marido de la segunda mujer asesinada encontró su cadáver y salió despavorido y desencajado del edificio. Luego ha explicado que reconoció a su mujer por la ropa que llevaba puesta y que no llegó a verle la cara.
Le hubiera servido de poco porque estaba totalmente desfigurada. Y es que las diferencias se centran, sobre todo, en el modo en que el homicida cometió cada uno de los dos crímenes.
Maria dels Àngels Ribot, la primera de las víctimas, murió como consecuencia de las cuchilladas recibidas. Los investigadores creen que ofreció resistencia, de ahí el ensañamiento del asesino. No obstante, éste llegó a conversar con la víctima. Le robó la tarjeta de crédito y la obligó a que le diera las cuatro cifras del código secreto para poder operar con ella. Poco después, se dirigió a un cajero automático y extrajo 300 euros.
La segunda mujer fue asesinada a golpes. Probablemente el primero de ellos la dejó ya sin sentido. El objeto empleado fue un martillo o algo similar, que no ha sido encontrado de momento. No consta que se produjera el robo y en ninguno de los dos casos se aprecian agresiones sexuales.
Los investigadores analizan las cintas de vídeo de los diversos bancos de la zona. Una de ellas incluye la imagen de una persona, un hombre de unos 30 años, que pudiera coincidir con la del asesino.
Las hipótesis de la policía son varias y las que se han divulgado, más aún. Lo que significa que no hay una pista que se considere definitiva. Los agentes han proporcionado a los vecinos un número de teléfono para facilitar la colaboración ciudadana y siguen patrullando la zona y recogiendo datos. Creen que el objetivo podía ser el robo, pero el homicida incluía en sus planes el asesinato.
La presencia de la policía no es, sin embargo, un sosiego para los vecinos. El aparcamiento, que tiene cinco plantas y 102 plazas, algunas de ellas en venta, ha sido escasamente utilizado desde la segunda muerte. Ayer, durante más de una hora, no salió ni entró en el edificio un solo coche que no estuviera ocupado por más de una persona.
Las posibilidades de que haya un tercer crimen, reconocía uno de los vecinos, son remotas, pero también lo eran las de un segundo asesinato y se produjo. Un hecho, el doble crimen en un mismo lugar y en tan breve lapso, del que no hay recuerdo en Barcelona.
Quienes pasan por la calle se paran y miran intrigados la puerta del aparcamiento y cualquier otro detalle, buscando en vano comprender los hechos.
El juez ha decretado el secreto del sumario.
La cámara que no existe
El asesinato múltiple es más frecuente en la literatura que en la realidad, de ahí que los vecinos recurrieran a los ejemplos que proporciona la creación para dar explicaciones a lo que, de momento, no las tiene. La policía reconoce que la hipótesis de un asesino que se equivoca de víctima en el primer caso y luego cumple con su deber circuló ampliamente por el barrio.
Los agentes lo atribuyen a un intento del vecindario de tranquilizarse: si el asesino ya ha cumplido, ya no ha lugar para el desosiego. «Fueron los propios vecinos quienes hicieron circular esta explicación», afirmaron ayer fuentes próximas a la investigación, no sin añadir que, puestos a imaginar, también cabe una segunda interpretación: el criminal acierta a la primera y comete el segundo crimen para disfrazar el móvil. Se trata de un argumento igualmente frecuente en la novela de intriga.
Los investigadores no descartan estas hipótesis, porque no pueden descartar ninguna, pero trabajan a partir de otros elementos, en estrecha colaboración con la policía científica: tratando de encontrar huellas, imágenes, pisadas, restos de sangre, quizá algún rastro de piel si en el primer crimen hubo resistencia y lucha. «Si hiciéramos caso de todo lo que nos dicen, nos volveríamos locos», señaló un agente.
Y puso un ejemplo: muchos ciudadanos pasan por delante del aparcamiento, comentan los hechos y buscan la cámara que filmó al asesino. Incluso algunos la encuentran. Sólo que no hay tal cámara. Toman por tal un foco negro que ilumina el rótulo de un bar.
La policía detiene a un joven como presunto asesino de dos mujeres en un aparcamiento de Barcelona
Elpais.com
30 de enero de 2003
La policía ha detenido esta mañana al presunto asesino del aparcamiento del barrio barcelonés de El Putxet donde dos mujeres fueron asesinadas en un plazo de 11 días y en circunstancias similares. Las grabaciones de la cámara de un cajero automático donde el asesino extrajo dinero a la primera de sus víctimas y el vídeo de una estación de tren próxima al lugar de los crímenes han sido determinantes para dar con el homicida.
Tras varios días de intenso seguimiento y ante el temor de que el sospechoso se diese a la fuga, la policía ha procedido a la detención de Juan José Pérez Rangel, de 24 años, nacido en Barcelona y sin antecedentes policiales, cuando se dirigía a su domicilio en el barrio de La Mina de Sant Adrià del [de] Besòs.
El nombre de J.J. Pérez apareció desde el comienzo de las investigaciones en la lista de sospechosos del doble crimen ya que, durante los meses de abril y mayo del pasado año, tuvo alquilada en el parking donde se cometieron los crímenes una plaza para dos motocicletas.
El 11 de enero fue asesinada en el aparcamiento de la tranquila calle de Bertran Maria dels Àngels Ribot, de 49 años. Era un sábado y el crimen se produjo a mediodía, cuando la mujer, que vivía en el mismo edificio, fue a retirar su vehículo. Éste se hallaba situado en la plaza número 15 de la cuarta planta. El aparcamiento cuenta con cinco.
El cadáver fue encontrado por su hijo aquella noche en un hueco de la escalera. En una de las manos de la fallecida, la policía encontró pelo del homicida, que asestó diversas puñaladas a la mujer aunque la muerte la produjo un fuerte golpe en el cráneo que dejó un dibujo muy característico.
Nada más cometer el crimen, el asesino sustrajo del cadáver la documentación, una tarjeta de crédito y un teléfono móvil. Dejó las joyas y el reloj. Instantes después, decidió ponerse en contacto con el marido de la fallecida desde el móvil. En su llamada, le ofreció dos citas en un bar a cambio de 2.000 euros. El hombre acudió a una cita controlada por la policía, pero el asesino no apareció.
El caso se complicó cuando el jueves 22 de enero, en el mismo parking, fue hallada asesinada otra mujer, María Teresa de Diego Rodríguez, de 46 años, que también murió por los golpes que había recibido en la cabeza. Tenía alquilada la plaza número 15 de la planta primera.
El asesinato se produjo sobre las cuatro de la tarde y el cuerpo sin vida de la mujer lo descubrió su marido unas tres horas después. El asesino se ensañó con su víctima: el cadáver estaba atado con grilletes a la barandilla de la escalera, con una bolsa de plástico en la cabeza y con los cordones de las zapatillas entrelazados, si bien no presentaba cortes de arma blanca. Sólo un golpe en la cabeza con el mismo dibujo que dejó en su anterior víctima.
Pero no fue ese día, sino el 11 de enero, cuando el asesino cometió varios errores que condujeron a su detención. La tarde del primer crimen y con la tarjeta de crédito de Maria dels Àngels Ribot en su poder, acudió al cajero de la calle Balmes número 350. Allí sacó 300 euros en un primer intento y al segundo la tarjeta quedó retenida.
Toda la secuencia fue grabada por la cámara de seguridad del banco. Pero las imágenes eran de una calidad pésima. Tan sólo se distinguía el perfil del criminal. Para entonces, la policía ya contaba con un listado muy elaborado de sospechosos.
Con esa imagen y con el fragmento de las huellas dejadas en la tarjeta, la policía empezó a trabajar. Para ello, los agentes visionaron horas y horas de cintas de vídeo de las estaciones de tren próximas al aparcamiento, pensando en que el asesino podría desplazarse en transporte público.
Tras cotejar varios vídeos, la policía ya tenía al sospechoso identificado. Entonces, decidieron someterlo a un estrecho seguimiento. El joven había dejado su último trabajo y se dedicaba, diariamente, a salir de su casa, donde vivía con sus padres, y vagar sin un rumbo fijo por toda la ciudad. Hasta hoy, cuando fue detenido.
La huella de una mano, nueva prueba contra el arrestado por las muertes del parking de Barcelona
Elpais.com
31 de enero de 2003
La huella de la palma de una de las manos de Juan José Pérez Rangel, de 24 años, arrestado ayer por el doble asesinato en un aparcamiento del barrio de Putxet, en Barcelona, coincide con la hallada en la bolsa de plástico que se encontró en la cabeza de la segunda víctima, según han informado hoy fuentes próximas a la investigación. La policía pretende interrogar hoy de nuevo al detenido para aclarar completamente el móvil de los crímenes.
Aunque la Policía cree que el móvil de los asesinatos puso ser «puramente económico», no descarta otras, como un trastorno mental del detenido, dada la violencia de los crímenes, el modo en que se cometieron y el hecho de que el joven no se llevara la totalidad de los objetos de valor de las víctimas.
Según el Jefe Superior de Policía de Barcelona, Juan José Pérez Rangel «es un sujeto desconocido para la policía, puesto que no tiene antecedentes penales, por lo tanto hay aspectos de su personalidad que desconocemos y sería prematuro afirmar que el único móvil de los asesinatos fue el robo».
El detenido es un joven del barrio de la Mina de Sant Adrià de Besòs que según sus vecinos es reservado y nunca había dado problemas. El muchacho, que el pasado año alquiló durante unos meses una plaza para aparcar dos motos en el mismo parking del Putxet y que había trabajado como repartidor de pizzas, estuvo presente ayer por la tarde en un registro policial efectuado en su domicilio, en el número 7 del paseo Camarón de Sant Adrià, que duró casi cuatro horas.
Nuevas evidencias
Fuentes próximas a la investigación han indicado que el registro, en busca de pruebas, ha sido positivo y la policía ha conseguido reunir más datos que incriminan al acusado de los asesinatos de Maria Angels Ribot, de 49 años, y Maite de Diego, de 46 años.
El doble crimen del Putxet generó una gran alarma social y psicosis en el barrio y los usuarios del aparcamiento en el que se produjeron los asesinatos y los vecinos del barrio reclamaron de inmediato a las autoridades más medidas de seguridad.
El primer crimen se produjo el pasado 11 de enero, cuando murió asesinada María dels Angels Ribot, de 49 años, que recibió diversas cuchilladas, aunque su muerte se produjo por los fuertes golpes que recibió en la cabeza.
El caso se complicó cuando el 22 de enero, en el mismo parking, fue hallada asesinada María Teresa de Diego, de 46 años, que también murió por los golpes que había recibido en la cabeza y fue tapada por el asesinado con una bolsa de plástico negro, objeto que también se había encontrado en el primer caso, aunque al lado del cadáver.
La Policía llegó a identificar al sospechoso por las imágenes captadas por una cámara de vigilancia de una entidad bancaria y por otra de la estación de los Ferrocarriles de la Generalitat, así como las llamadas que el presunto asesino hizo al marido de la primera víctima pidiéndole dinero a cambio de información.
El presunto asesino del Putxet regresó al parking en busca de una tercera víctima
Elpais.com
25 de febrero de 2003
Las investigaciones policiales sobre el doble crimen en un parking del Putxet concluyen que el presunto asesino regresó al lugar al día siguiente del último crimen en busca de una nueva víctima. En el informe de la Policía se citan las notas que figuraban en una libreta intervenida al único detenido en las que figuraba el seguimiento y la vigilancia de 14 personas que utilizaban el aparcamiento.
Según publica hoy la prensa catalana, José Pérez Rangel -de 24 años- había anotado las entradas y salidas de vehículos del parking donde habían sido asesinadas a golpes de martillo dos mujeres -los días 11 y 22 de enero.
Al día siguiente del último crimen, el presunto asesino siguió anotando todos los movimientos observados. Los agentes también encontraron fotografías de los ocupantes en el domicilio del detenido, que actualmente se encuentra ingresado en la cárcel Modelo de Barcelona.
Sorprende la frialdad con la que actuó el presunto asesino, ya que el día 23 (24 horas después del último crimen), coincidió con policías y periodistas que se encontraban trabajando en el aparcamiento.
El presunto asesino de dos mujeres en un aparcamiento de Barcelona se declara inocente
Elpais.com
27 de febrero de 2003
«Soy inocente», ha proclamado Juan José Pérez Rangel, presunto asesino de dos mujeres en un aparcamiento del barrio del Putxet de Barcelona, cuando entraba en el juzgado rodeado de periodistas y miembros de las fuerzas de seguridad.
A la salida, tapado con una chaqueta, Rangel ha dicho: «Esto es política simplemente. Se demostrará», y ha reiterado su inocencia. El fiscal y la acusación particular han solicitado más pruebas contra el único detenido por estos hechos.
Juan José Pérez Rangel, que en el juzgado tampoco ha querido declarar, como en otras tres ocasiones anteriores, ha comparecido poco más de media hora antes la juez. El acusado ha acudido al juzgado para cumplir un trámite de la Ley del Jurado, en concreto, el artículo 25, que especifica que el imputado debe ser informado de los cargos.
Fuentes judiciales han indicado que «Juanjo», como se le conoce en el barrio de la Mina de Sant Adrià del que procede, se ha mostrado «frío» durante la comparecencia, en la línea de lo declarado anteriormente por algunos investigadores y testigos de la zona del Putxet, que lo calificaron como una persona que «daba miedo» y al que situaron apostado frente al lugar de los hechos en las horas y fechas en que se cometieron los crímenes.
Su abogado ha solicitado el archivo de las actuaciones y se ha reservado su derecho a solicitar la práctica de nuevas pruebas. Las mismas fuentes han explicado que las acusaciones imputan a Rangel «dos muertes violentas» pero no han querido calificar los hechos como asesinato u homicidio.
A la vista ha acudido el marido de la segunda víctima mortal, Ruperto Bilbao, quien, según sus propias palabras, ha constatado «que el asesino es la única persona que tiene derechos» y que la víctima no los tiene. «He venido a hacer acto de presencia y soy el único que represento a mi mujer». Bilbao ha acudido al juzgado para que la juez le ofreciera la posibilidad de personarse como acusación particular.
11 días de enero
Los crímenes de los que se acusa a Rangel se produjeron el 11 y el 22 de enero. El 11 de enero fue asesinada en el aparcamiento Maria dels Àngels Ribot, de 49 años. Era un sábado y el crimen se produjo a mediodía, cuando la mujer, que vivía en el mismo edificio, fue a retirar su vehículo. Éste se hallaba situado en la plaza número 15 de la cuarta planta.
El jueves 22 de enero, en el mismo parking, fue hallada asesinada otra mujer, María Teresa de Diego Rodríguez, de 46 años, que también murió por los golpes que había recibido en la cabeza. Tenía alquilada la plaza número 15 de la planta primera. El asesinato se produjo sobre las cuatro de la tarde y el cuerpo sin vida de la mujer lo descubrió su marido unas tres horas después.
Los forenses dicen que el presunto asesino del Putxet actuó con sadismo
Pere Ríos – Elpais.com
27 de febrero de 2003
Un sádico. Así califican los forenses al presunto asesino del Putxet, Juan José Pérez Rangel, en el informe de las autopsias realizadas a los cadáveres de las dos mujeres asesinadas en enero en un aparcamiento de la calle de Bertran, en Barcelona.
Los forenses aseguran que María Teresa de Diego, una de las víctimas, recibió «al menos 12» martillazos en diversas partes del cráneo, aunque precisan que el número fue mayor, «ya que por la forma de estas lesiones se deduce que hay impactos superpuestos».
La herramienta utilizada, explica la autopsia, tenía una base cuadrangular de 3,5 centímetros de lado, probablemente un martillo. Los forenses resaltan «el elevado número de golpes» que propinó el agresor a la víctima a la altura de la nuca «para no matar, lo que habla de un cierto componente sádico», y precisan que «cuando quiere producir la muerte, los golpes son de una violencia extrema».
La mujer fue esposada con las manos atrás a una barandilla de la escalera del aparcamiento, con los pies atados y un periódico dentro de la boca que le impidió pedir ayuda. El cuerpo estaba atado con una cuerda y tenía un nudo en el cuello.
Del mismo modo, en el cadáver de María Angels Ribot, se apreciaron 11 heridas en la cabeza, varias producidas también con un martillo, así como puñaladas en diversas partes. La más impactante tiene 15 centímetros de larga y tres de ancha, le atraviesa el intestino y llega hasta las costillas.
El doble crimen del garaje del Putxet
Pere Ríos – Elpais.com
8 de noviembre de 2004
Dicen los juristas, en una de sus habituales frases recurrentes, que «lo que no está en los autos, no está en el mundo». Y en los autos por el doble crimen del Putxet lo que hay es un solo acusado, dos mujeres salvajemente asesinadas y un móvil tan débil como el robo.
Pero eso es lo que hay y eso es lo que a partir de hoy empezarán a juzgar en la Audiencia de Barcelona los nueve integrantes del jurado: las muertes de dos mujeres, ocurridas en el mes de enero de 2003 en un aparcamiento situado en el número 28 de la calle de Bertrán, en el barrio del Putxet, en la zona alta de Barcelona.
En el banquillo se sienta Juan José Pérez Rangel, para el que el fiscal pide penas que suman 48 años de cárcel por dos delitos de asesinato y otro de robo. El acusado es un joven que entonces tenía 25 años, estaba en paro porque había pedido el finiquito de la empresa en la que trabajaba y buscaba una mujer rusa en una agencia matrimonial para casarse.
Han pasado casi dos años desde su detención y Pérez Rangel o se ha negado a declarar o cuando lo hizo fue para negar su participación en los hechos con argumentos poco convincentes.
La última vez que Pérez Rangel acudió al juzgado fue el 6 de octubre del año pasado a petición propia. Entonces explicó que no había cometido los crímenes y que cuando se produjo el primero de los asesinatos estaba en casa de su abuela.
En cuanto al segundo, afirmó que no recordaba lo que hizo aquel día. Lo que sí admitió es que hizo seguimiento de personas y de vehículos que entraban en aquel aparcamiento debido a su «afición» por la investigación policial.
El primer crimen ocurrió el 11 de enero de 2003 y la víctima fue Maria Àngels Ribot, que recibió dos cuchilladas en el abdomen y la zona costal y un mínimo de 11 golpes en el cráneo con un martillo empleado por los encofradores. La muerte fue instantánea y produjo a la víctima pérdida de masa encefálica. El asesino le robó el bolso y después sustrajo dinero con una de sus tarjetas de crédito, según la tesis de las acusaciones.
El segundo crimen ocurrió el 22 de enero del mismo año, cuando María Teresa de Diego fue golpeada, también en el cráneo y con el mismo martillo, un mínimo de 12 veces. Previamente fue atada a la barandilla de la escalera del aparcamiento con unos grilletes y las manos en la espalda, los pies inmovilizados con unos cordones, la boca tapada con periódicos y la cabeza cubierta con una bolsa.
Numerosas coincidencias
Entre uno y otro crimen mediaron 11 días y eso provocó una gran alarma entre el vecindario de una zona de la ciudad poco dada al sobresalto. Las dos mujeres tenían un cierto parecido facial, también en la complexión física, una edad muy similar -49 en el caso de Ribot y 46 en el de De Diego-, un vehículo similar y ocupaban el mismo número de plaza de aparcamiento: el 15. Ribot, en la planta cuarta y De Diego, en la primera.
Los dos crímenes ocurrieron en la planta quinta del aparcamiento, donde el acusado condujo a sus víctimas. Esas coincidencias sirvieron para fomentar en su día toda clase de especulaciones sobre un posible error, un crimen por encargo y hasta la colaboración de más personas, pero todo se quedó en eso porque la investigación policial no logró ir más allá. Y eso que la brigada de homicidios siguió investigando después de la detención de Pérez Rangel.
Pero las pruebas de cargo que aparecen en la causa dejan poco margen a la duda: la huella de la palma de la mano en la bolsa que tapaba el cadáver, el ADN en un cigarrillo encontrado junto a un cadáver, la sangre de una víctima en uno de los zapatos, las llaves de los grilletes encontradas en su domicilio o las grabaciones de circuito cerrado de televisión en las oficinas bancarias en las que intentó o logró extraer dinero con las tarjetas de las víctimas, entre otras.
«La policía y la fiscalía han realizado un riguroso y eficaz trabajo de investigación que nos permitirá aportar pruebas de cargo incontestables para impedir la impunidad de unos crímenes tan atroces», asegura el abogado Cristóbal Martell, que ejerce la acusación por la familia de una de las víctimas. Mujeres corrientes asesinadas por la cara.
El jurado popular declara culpable al único acusado por el crimen del Putxet
EFE
18 de diciembre de 2004
Un jurado popular compuesto por ocho hombres y una mujer ha declarado culpable a Juan José Pérez Rangel de la muerte a martillazos de dos mujeres en un aparcamiento privado del barrio barcelonés del Putxet en enero de 2003.
Estas nueve personas, que componen el jurado popular que ha conocido del caso, iniciaron ayer las deliberaciones y han considerado que Pérez Rangel cometió dos asesinatos con traición en las personas de Maria Angels Ribot, cuyo cuerpo sin vida se halló el 11 de enero de 2003 en un aparcamiento privado del barrio del Putxet, y de María Teresa de Diego, el día 22 de enero, asesinada en el mismo lugar.
El tribunal deberá dictar ahora sentencia sobre este caso, después de que la defensa propuso, alternativamente a la absolución, que su cliente fuera condenado a 20 años de cárcel por dos delitos de homicidio y la fiscal aumentó de 48 a 53 años su petición de cárcel por dos delitos de asesinato con alevosía y ensañamiento y otro de robo. Las acusaciones particulares propusieron que Pérez Rangel sea condenado a 64 años de prisión por estos hechos.
Pérez Rangel, que se encontraba hoy en la sala de la Audiencia de Barcelona cuando el portavoz del jurado popular ha leído el veredicto, se ha reafirmado en su inocencia tras conocer la declaración de culpabilidad y ha afirmado que «había más sospechosos en este crimen».
Seguido de cámaras de televisión y periodistas desde la sala en la que se ha conocido el veredicto hasta los calabozos de la Audiencia, el acusado de los dos crímenes ha reafirmado sus sospechas sobre la presunta implicación del marido de la segunda fallecida, Ruperto Bilbao, en las muertes de las dos mujeres.
La justicia no existe
«La justicia no existe», ha afirmado Pérez Rangel a los periodistas, a los que ha recomendado que consultaran las declaraciones de instrucción del caso y ha opinado que el jurado no ha estudiado todas las pruebas.
Con una actitud tranquila y escoltado por varios policías, el ya declarado culpable de las dos muertes ha reclamado a los informadores que miraran el sumario en el que, según ha dicho, las declaraciones de Ruperto Bilbao durante la instrucción y en el juicio no coinciden y que se ha cambiado el nombre.
También ha reiterado que el día del segundo crimen, el 22 de enero de 2003, él estaba con la chica rusa que había contratado a través de una agencia matrimonial, tal y como declaró durante la instrucción la responsable de la agencia.
Los hechos, que causaron una gran alarma social y conmocionaron el barrio del Putxet, se remontan al 11 de enero de 2003, cuando Pérez Rangel presuntamente apuñaló y golpeó con un martillo a Maria Angels Ribot, de 49 años, después de que ésta dejara su coche en su aparcamiento privado de la calle Bertrán.
El acusado intentó entonces extorsionar al marido de la víctima, a quien presuntamente pidió 2.000 euros a cambio de proporcionarle información sobre el asesinato y, como no lo consiguió, continuó vigilando la zona en busca de una nueva víctima.
Once días después del primer crimen, Pérez Rangel supuestamente asesinó a la segunda mujer, María Teresa de Diego, de 46 años, a quien ató con unas esposas y golpeó reiteradamente con un martillo.
A medida que fue avanzando la investigación, el cerco sobre Pérez Rangel, en prisión desde el 31 de enero de 2003 y que siempre ha negado la autoría de los hechos, se fue estrechando al máximo, al aparecer numerosos indicios y pruebas en su contra.
Condenado a 52 años de prisión el autor del crimen del Putxet
Elpais.com
23 de diciembre de 2004
La Audiencia de Barcelona ha condenado a 52 años y 9 meses de prisión a Juan José Peréz Rangel por la muerte a martillazos de dos mujeres en un aparcamiento privado del barrio barcelonés del Putxet en enero de 2003. El pasado sábado, el jurado popular, compuesto por ocho hombres y una mujer, le consideró culpable de los dos asesinatos.
La sentencia define al acusado como un hombre «frío y peligroso» que actuó con «brutalidad» en las muertes a golpes de martillo de Maria Angels Ribot el 11 de enero de 2003 y de María Teresa de Diego 11 días más tarde en el aparcamiento del barrio barcelonés del Putxet.
El juez entiende que Rangel es culpable de dos delitos de asesinato con alevosía y ensañamiento, por lo que le impone la pena máxima, y de un delito de robo.
Además de la pena de prisión, Juan José Pérez Rangel deberá pagar una indemnización total de 600.000 euros a los familiares de las dos víctimas.