
El crimen de la estricnina
- Clasificación: Asesino
- Características: Envenenador - Contaminó una botella de vino con estricnina y la dejó en la finca a la que cada día iba su víctima
- Número de víctimas: 1
- Fecha del crimen: 24 de noviembre de 2009
- Fecha de detención: 4 de octubre de 2010
- Fecha de nacimiento: 1953
- Perfil de la víctima: Su vecino y exsocio, Felisindo González Santiago, de 64 años
- Método del crimen: Veneno (estricnina)
- Lugar: Castro de Escuadro, Ourense, España
- Estado: Condenado a 17 años de prisión el 6 de junio de 2013
Índice
- 1 José Luis Lamelas – Arranca el «juicio de la estricnina» en la Audiencia de Ourense
- 2 El acusado de envenenamiento con estricnina negó que urdiese el plan
- 3 Los testigos acorralan al acusado en el caso de la estricnina
- 4 El veneno prohibido que mató al pastor
- 5 José Luis mató a Felisindo con el vino envenenado
- 6 Condena a 17 años de prisión al asesino de pastor que fue envenenado
- 7 La Audiencia de Ourense condena a 17 años de cárcel al asesino de la estricnina
- 8 El Supremo cierra la puerta al asesino de la estricnina y da firmeza a su condena a 17 años
José Luis Lamelas – Arranca el «juicio de la estricnina» en la Audiencia de Ourense
Maite Rodríguez – Lavozdegalicia.es
27 de mayo de 2013
La Audiencia Provincial de Ourense acoge desde primera hora de esta mañana la repetición del juicio contra José Luis Lamelas Álvarez, acusado de haber asesinado presuntamente el 24 de noviembre de 2009 con un plan preconcebido -dejándole una botella de vino envenenado con estricnina- a un vecino de la localidad de Castro de Escuadro (Maceda), Felisindo González Santiago. Será el primer juicio con Tribunal del Jurado que se celebre este año en la Audiencia ourensana.
La vista se tiene que repetir porque una sentencia del Tribunal del Supremo anuló el primer juicio, al considerar que una prueba que se incluyó como objeto del veredicto, no reunía las garantías procesales. Esa prueba, un testimonio de un guardia civil al que el acusado supuestamente confesó la autoría del crimen, no se podrá incluir en este segundo juicio.
El resto de las pruebas que se practicarán serán las mismas que en la primera vista. También los protagonistas y el escenario. Una situación nada frecuente en la Audiencia de Ourense, en la que se han dado modificaciones de decisiones de un Tribunal del Jurado, pero nunca la repetición de un juicio completo.
El veredicto que leyó el primer jurado que juzgó al acusado en noviembre de 2011 dictaminó por unanimidad la culpabilidad de José Luis Lamelas, quien fue condenado a 17 años de prisión por asesinato. El acusado pasó dos años en prisión por esta causa hasta que fue puesto en libertad al sentenciarse la nulidad del juicio.
Hoy lunes se elegirá, de entre veinte candidatos, a los once jurados -dos de ellos suplentes- que constituirán el tribunal que deberán escuchar y, después de los tres días de juicio, deliberar sobre la inocencia o culpabilidad del acusado.
Será el primer paso, antes del comienzo del juicio, al que comparecerán los mismos testigos que en la primera ocasión y en el que se practicarán las mismas pruebas periciales y documentales que en la vista de 2011. Incluso se repetirá, el miércoles 29, la visita con los jurados al supuesto escenario del crimen. Tras la elección del jurado, el primero en declarar será el acusado, quien en su primer testimonio ante el tribunal había declarado que el veneno mortal lo tenía para matar jabalíes.
El acusado de envenenamiento con estricnina negó que urdiese el plan
Maite Rodríguez – Lavozdegalicia.es
28 de mayo de 2013
Seis hombres y tres mujeres componen el tribunal popular que deberá juzgar sobre la culpabilidad o inocencia de José Luis Lamelas, acusado de asesinato por haber causado la muerte de Felisindo González, un vecino de la aldea de Castro de Escuadro (Maceda), el 24 de noviembre de 2009, al haberle dejado presuntamente con intención de matarlo una botella de vino envenenado con estricnina en la cancilla de una de sus fincas.
El nuevo jurado es prácticamente el único elemento novedoso en un juicio que se repite en la Audiencia Provincial de Ourense después de que el Tribunal Supremo anulase la primera vista oral y el veredicto de culpabilidad que emitió el Tribunal del Jurado en 2011.
El juicio oral comenzó ayer y el encausado cambió el guion respecto a la primera vista acogiéndose a su derecho a no declarar y contestando únicamente a las preguntas de su abogado.
A este le contestó relatando su relación con la víctima: «Éramos del mismo pueblo. Su familia no tenía muchos medios económicos y yo le di un sueldo y una vivienda digna. Él me atendía el ganado. Después no nos llevábamos, él iba a lo suyo y yo a la mía», comenzó. El acusado intentaba rebatir así su presunta mala relación antigua con el fallecido.
Sobre los hechos, el acusado indicó que él preparó el vino con estricnina para matar jabalíes. Dice que todo el pueblo usa este veneno para matar alimañas porque no daña a los rumiantes. Asegura que usó una botella sucia y no etiquetada para no confundirla con el vino de consumo. Contó como dos días antes de la muerte de Felisindo, se dirigió en su viejo coche a una zona donde su madre tenía fincas y se dejó olvidada la botella envenenada.
Los testigos acorralan al acusado en el caso de la estricnina
Maite Rodríguez – Lavozdegalicia.es
29 de mayo de 2013
La segunda jornada del juicio contra José Luis Lamelas como presunto responsable del envenenamiento con estricnina de un vecino de Maceda se dedicó a los testimonios de los familiares de la víctima, agentes que participaron en la investigación del caso y vecinos y cazadores que ubicaron al acusado en el camino que conducía a la finca de Felisindo González, donde Lamelas dejó supuestamente a propósito la botella de vino envenenada como trampa mortal para su vecino.
La sesión matinal comenzó con la declaración de la viuda e hijos del fallecido. Recordaron cómo llegó Felisindo a casa y les comentó que la había encontrado la botella colgada en la cancilla de la finca. El abogado de la defensa incidió en que este aspecto no lo aportó la viuda en su declaración hasta seis meses después. Ella dijo que no se lo preguntaron.
La viuda explicó que después del sorbo mortal del vino envenenado, su marido enseguida se encontró mal, pero permaneció consciente hasta el punto de que le dio tiempo a despedirse de su familia, sintiendo que iba a morir como un perro. La hija irrumpió a llorar al contar la escena.
Las primeras sospechas de la familia, y también de la policía judicial, se centraron enseguida en el acusado. La viuda dijo que Lamelas «nos fixo a vida imposible» y los hijos, que les había amenazado con quemar la casa. La relación laboral se rompió, dijeron, porque el acusado dejó de pagar a su padre.
El primer agente de la Guardia Civil que conoció el caso fue el sargento de Maceda, quien comprobó al llegar a la vivienda que la botella con el vino envenenado estaba «limpia». Al día siguiente fue hasta la entrada de la finca, donde encontró restos de comida.
«Parecía que habían comido allí cazadores» fue su impresión, ante la pregunta del fiscal Carlos Valenzuela, que sostiene que este decorado formaba parte del plan urdido por el acusado para engañar a la víctima. El sargento apuntó que en las primeras declaraciones nadie le manifestó que la bolsa hubiese aparecido en la cancilla de la finca.
Todo apuntaba al acusado
La investigación de la policía judicial comenzó en mayo de 2010, seis meses después de la muerte de Felisindo González, cuando llegó el resultado de la autopsia, y se llamó «operación sorbo». En un largo interrogatorio, el instructor de la investigación detalló los pasos que siguieron para esclarecer el crimen. «La rumorología y todo apuntaba al acusado. No había otra línea de investigación», dijo.
Comprobaron la procedencia de los alimentos que encontró la víctima. Así supieron que la lata de cerveza se había distribuido en un bar de Verín del que el acusado era cliente y que las de conservas eran de la marca de un supermercado que hay en el bajo donde vive Lamelas en Verín, aunque la defensa puntualizó que la distribución se había realizado en otros supermercados de la cadena en la provincia.
Explicó que el vino tinto envenenado coincidía con unas muestras que los agentes adquirieron en un almacén de Chaves y mandaron analizar. Solo al ser detenido el 4 de octubre de 2010, Lamelas declaró que se había olvidado la bolsa y que por ello se consideraba «un poco responsable» de la muerte de su vecino.
Por la tarde, declaró -con la protesta de la defensa- el guardia cuyo testimonio fue anulado en el primer juicio. Dijo que Lamelas fue el «sospechoso claro» por la enemistad con la víctima y porque fue visto por cazadores de camino a la finca de Felisindo, una zona no habitual para el acusado. Los testigos de la defensa negaron el carácter problemático del acusado.
Visita a Castro Escuadro
Si la pista donde se vio a Lamelas dos días antes de la muerte de Felisindo solo llevaba a la finca de la víctima será un aspecto que el jurado podrá ver hoy en la inspección ocular en Castro de Escuadro a primera hora.
El veneno prohibido que mató al pastor
Pablo Taboada – Elpais.com
30 de mayo de 2013
Es un polvo amargo, barato y prohibido en toda la Unión Europea desde septiembre de 2006. La estricnina, conocida desde hace un siglo en las aldeas gallegas como esternina, ha servido para envenenar zorros o perros, en incontables ocasiones como venganza por viejas rencillas.
Agatha Christie lo utilizó para matar a la primera víctima de sus novelas. Una de las dos teorías que rodean la muerte de Alejandro Magno apuntan a este veneno.
Y el 24 de noviembre de 2009 también mató a Felisindo González, un vecino de Castro de Escuadro, un pueblo de unos veinte vecinos enclavado en las montañas de Maceda (Ourense). Aquel gélido día de otoño encontró junto a la puerta de una finca de su propiedad una bolsa con una botella de vino tinto, una cerveza, dos latas de atún y calamares en conserva, y unas mandarinas.
Tras dejar a las vacas pastando se lo llevó todo y corroído por la curiosidad del misterioso vino, decidió servirse un vaso en el almuerzo. El albuminoso tono del líquido hizo sospechar a su esposa. «Parece agua de castañas» dijo extrañada. Pero el hombre omitió la advertencia que pudo haberle salvado la vida.
Con el amargo sabor del primer y único trago que recorrió la boca de Felisindo, se prendió la mecha de una dolorosa muerte que galopó hasta sus pulmones desde las piernas. Los quince minutos que empleó a terminar de comer sirvieron para que el veneno debilitase fugazmente su sistema nervioso, paralizándolo hasta la extenuación en pleno pasillo, donde cayó rendido al cabo de una hora. Todavía consciente advirtió a su esposa: «saca el vino de la nevera que tiene veneno».
La autopsia reveló que el pequeño trago fue suficiente para infestar su sangre con una dosis que triplica la cantidad tóxica. Entonces comenzó una pormenorizada investigación de la Guardia Civil y expertos en toxicología que empleó medio millar de folios para apuntar a José Luis Lamelas, vecino y exsocio del fallecido, como único sospechoso. Los investigadores, la fiscalía y la acusación aseguran que maquinó un perverso plan para matar a Felisindo sin dejar rastro alguno.
El acusado explica insistentemente que su intención era matar al jabalí untando pan con el vino envenenado. De camino a una finca de su madre paró a recoger setas y el fatídico olvido de la bolsa acabó provocando la muerte de Felisindo dos días después, cuando encontró el vino, la cerveza, las conservas y las mandarinas junto a un muro de su campo.
Los testigos que han participado en el juicio, buena parte de ellos familiares del fallecido, revelaron que existía una enemistad manifiesta entre ambos, originada cuando compartieron una explotación agrícola. Las familias incluso vivieron bajo el mismo techo durante nueve años hasta que la relación laboral terminó.
Y precisamente ese enfrentamiento, ese odio mutuo reflejado en numerosas denuncias cruzadas, es la causa más solida que agita la acusación para inculpar al hombre. «Toda su actuación estuvo encaminada por y para acabar con su vida» relata el abogado de la familia. «No diseñé plan alguno para acabar con la vida de nadie», declara el hombre. La viuda, los hijos y algunos vecinos desvelaron amenazas de muerte previas a los hechos juzgados.
José Luis se encontró con cuatro cazadores cuando se disponía, según su relato, a envenenar jabalís. Entre ellos, casualmente, estaba un pariente suyo y el hermano de la víctima, que días después guió a un guardia civil hasta la finca en la que no apreció nada extraño.
La práctica totalidad de los testimonios han acorralado al acusado, sin embargo las pruebas son menos sólidas. El informe de trazabilidad realizado por los investigadores revela que la lata de cerveza encontrada en la bolsa fue vendida en el bar situado bajo el domicilio del acusado, pero las conservas y las mandarinas fueron distribuidas en numerosas localidades.
Durante el registro de la vivienda del presunto asesino se encontraron dos botes rotulados con la palabra estricnina, pero el análisis del vino solo halló «coincidencias aromáticas» con una bodega portuguesa. Las supuestas setas que interrumpieron su camino «muy raramente aparecen en ese tipo de bosque» según un biólogo. La señal emitida por su teléfono móvil sí lo sitúa en la zona de los hechos ese día. Pero él mismo reconoce que estaba allí, porque es su pueblo y quería matar jabalís.
El uso de este veneno de retorcido nombre, al que se accede en el mercado negro a través de mafias, ha extrañado incluso a los expertos. Los toxicólogos revelaron que era la primera vez que analizaban una muerte por estricnina en humanos: «el agrio sabor y su difícil disolución en cualquier líquido alertan de su presencia casi inmediatamente». Fueron extremadamente contundentes al certificar que se encuentra entre los diez más potentes.
Las pruebas periciales concluyeron con la declaración de un prestigioso psiquiatra que garantizó que el acusado sufre un «trastorno paranoide de la personalidad y charquitos de memoria, no lagunas» derivados de un tratamiento contra el cáncer. Con sus explicaciones intentó demostrar que «no tiene la capacidad de análisis y síntesis suficiente para elaborar un plan de asesinato como este».
Tras el juicio, la fiscalía insiste en que «asesinó de forma cruel y maquinó una estrategia para que no le pudiesen acusar». La acusación incluso asegura que tras la muerte de Felisindo, los vecinos de esta aldea apostada entre abruptos bosques de la sierra de San Mamede, sentían un miedo tan intenso que dejaron de beber agua de la traída por si José Luis decidía envenenarla. Mientras, la defensa insiste en que no existe una sola prueba de cargo «lo suficientemente consistente para declararle culpable de asesinato».
La muerte de Felisindo se ha convertido en un deja vu para las familias, que esta semana ha soportado detalles periciales escabrosos que buscan esclarecer si el encontronazo con el vino envenenado fue un plan asesino o un terrible descuido.
En 2012, otro tribunal diferente acordó declarar a José Luis Lamelas autor del crimen mediante un veredicto que fue ratificado por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Lo condenaron a 17 años de prisión y le impusieron una orden de alejamiento.
Sin embargo, el Tribunal Supremo anuló la condena tras invalidar la supuesta confesión realizada por acusado a un guardia civil y que fue utilizada como prueba sin las obligadas garantías procesales. El hombre lleva cinco meses fuera de la cárcel, en donde permanecía desde octubre de 2010. Saborear de nuevo la libertad depende ahora de los nueve miembros del jurado popular que dictaminará un segundo veredicto en las próximas horas.
José Luis mató a Felisindo con el vino envenenado
Pablo Taboada – Elpais.com
31 de mayo de 2013
Maquinó un perverso plan para matar a su vecino y exsocio envenenándolo con un potente veneno prohibido en la Unión Europea que lo mató en una hora tras paralizar sus piernas y pulmones. José Luis Lamelas ha sido declarado culpable de un delito de asesinato tras ser juzgado por segunda vez en la Audiencia de Ourense.
Los nueve miembros del jurado popular consideran probado que «sentía un profundo resentimiento» hacia su víctima y exsocio, Felisindo González, a causa de disputas surgidas entre ellos en la gestión de una explotación ganadera.
El jurado ha considerado que la estrategia articulada por el hombre «fue realizada con el ánimo de provocar la muerte por envenenamiento de Felisindo», ya que sabía que era una «persona confiada e iba a ingerir el contenido de la botella». Las familias de ambos compartieron casa durante la relación laboral en los años noventa.
Ocho de los nueve miembros del jurado consideran demostrado que el condenado «depositó en la entrada de la finca [del fallecido] una bolsa de plástico que contenía latas de calamares y atún, cerveza, dos mandarinas y una botella de vino perfectamente encorchada en la que había introducido una importante cantidad de estricnina».
El veredicto descarta la condena por homicidio imprudente solicitada por la defensa ya que «no considera probado» que la muerte fuese accidental tras un descuido del condenado, que alegó haber olvidado la bolsa con el vino tóxico en el sendero al pararse a recoger setas cuando iba a matar jabalís.
El hombre deberá cumplir una pena de entre 15 y 17 años de prisión. La fiscalía y la acusación solicitan 17 años, indemnizaciones para la familia y una orden de alejamiento. La defensa del acusado reclamó a la presidenta de la sala que se le imponga una pena mínima por la edad y estado de salud del hombre.
Es la segunda vez que un tribunal juzga a José Luis Lamelas por este mismo caso. Y también es la segunda vez que la Justicia lo declara culpable. El Tribunal Supremo anuló la condena impuesta anteriormente tras invalidar la supuesta confesión del crimen realizada por [el] acusado a un guardia civil en un furgón policial. Ahora deberá volver a prisión, de dónde salió hace cinco meses.
Condena a 17 años de prisión al asesino de pastor que fue envenenado
Pablo Taboada – Elpais.com
7 de junio de 2013
No tendrá segunda oportunidad. José Luis Lamelas, el hombre que mató a un pastor de Maceda envenenándolo con vino tóxico, volverá a la prisión en la que vivía desde octubre de 2010. La Audiencia de Ourense lo ha condenado por segunda vez a 17 años de internamiento por matar a su vecino y exsocio, Felisindo González, con «especial perversidad» empleando estricnina, un potente veneno prohibido en la Unión Europea «que ocasiona una muerte dolorosa y cruel».
La pena va más allá de las rejas y también incluye la prohibición de ir a su pueblo durante diez años, una orden de alejamiento de la familia del fallecido y el pago de una indemnización de 137.000 euros. El hombre salió de prisión hace medio año por orden del Tribunal Supremo, que ordenó repetir el juicio.
La sentencia explica que el asesino del pastor depositó en la finca de su vecino una bolsa de plástico que contenía latas de calamares y atún, cerveza, dos mandarinas y una botella de vino en la que había introducido la mortal estricnina. «Todos los productos utilizados conducen al acusado en base a la trazabilidad de los mismos, ya que fueron comprados en Verín, su lugar de residencia» explica el fallo.
Las pruebas son contundentes según la magistrada, Amparo Lomo del Olmo. La práctica totalidad de los testigos certificaron una enemistad manifiesta entre ambos, así como amenazas y denuncias cruzadas previas. Sin embargo, los peritos confirmaron que el único producto de la bolsa vendido exclusivamente en Verín fue la lata de cerveza. En concreto, en un bar junto al domicilio del condenado.
Entre terribles dolores, la estricnina mató al pastor en cuestión de minutos. Y lo hizo de una forma tan cruel y desgarradora que la sentencia recoge algunos de los detalles ofrecidos por los peritos médicos durante el juicio. Así, relata cómo sufrió «vómitos y convulsiones espumantes que ocasionaron la paralización de la musculatura y espiración de vómitos».
La estricnina, a la que se llega a través del mercado negro internacional, salió del garaje de José Luis. Durante el registro sorpresa de su vivienda se encontraron varios botes. La sentencia resalta que él mismo reconoció haber mezclado el veneno prohibido con el vino, pero no para matar a su vecino.
Sin embargo, no era para el jabalí. La estrategia del condenado «buscaba provocar la muerte por envenenamiento de Felisindo, sabedor por conocer sus costumbres y que era una persona confiada, que iba a ingerir el contenido de la botella».
El fallo destaca que «no cabe duda de que el empleo de veneno resulta objetivamente idóneo para asegurar la muerte eliminando toda posibilidad de defensa». Se considera probado que no hubo descuido alguno; fue un plan perfectamente maquinado.
Tras dejar a las vacas pastando, el confiado pastor se llevó la bolsa con el misterioso vino que José Luis había depositado en la finca dos días antes. Durante el almuerzo se sirvió un vaso, pero tras el primer y único trago supo que se avecinaba una dolorosa muerte. La autopsia reveló que ese sorbo fue suficiente para que el tóxico acabase con su vida.
Al igual que la magistrada, un jurado popular también descartó la tesis de la defensa, en la que se planteaba una negligencia. Según sus abogados, el asesino habría olvidado la bolsa con el vino envenenado para matar jabalís tras pararse a recoger setas.
Es la segunda vez que la Justicia dirime este caso. El Tribunal Supremo anuló hace meses la condena impuesta durante el primer juicio, tras invalidar la supuesta confesión del crimen realizada a un guardia civil dentro un furgón policial poco después de ser detenido.
La nueva sentencia reproduce casi en su totalidad los hechos desvelados durante el primer juicio y considera a José Luis Lamelas culpable de un delito de asesinato, tal y como solicitaban el Ministerio Fiscal y la acusación particular. El condenado puede agarrarse de nuevo a instancias superiores ya que todavía cabe recurso de apelación ante la sala de lo civil y penal del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
La Audiencia de Ourense condena a 17 años de cárcel al asesino de la estricnina
Maite Rodríguez – Lavozdegalicia.es
7 de junio de 2013
Una semana después de que el jurado popular dictara su veredicto de culpabilidad sobre el acusado del crimen de la estricnina de Maceda, la Audiencia Provincial de Ourense ha notificado la sentencia que condena a 17 años de prisión a José Luis Lamelas, como responsable del asesinato en 2009 con estricnina de Felisindo González, vecino de Castro de Escuadro (Maceda) con quien en los años noventa había compartido una explotación ganadera y hacia el que sentía un «profundo resentimiento» a consecuencia de las diferencias surgidos entre ellos en el negocio.
El jurado creyó probada esta enemistad basándose en las denuncias que se cruzaron acusado y víctima en el pasado y en las declaraciones del propio Lamelas y de su hija, quien en el juicio reconoció que ambos tuvieron una desavenencia hace años, pero que después simplemente no se relacionaban.
Sobre el segundo hecho probado, que el acusado dejó una bolsa con la botella de vino envenenada con estricnina y otros alimentos, la sentencia recoge que en el acta de votación el jurado popular tuvo en cuenta que el propio acusado dijo que no estaba seguro de no haber colgado la bolsa en la cancilla de la finca de la víctima. Además, todos los productos que contenía la bolsa conducían al acusado en base a la trazabilidad de los mismos, pues se comprobó que habían sido comprados en Verín, donde reside el acusado.
La estricnina hallada en el domicilio de Lamelas y el reconocimiento por parte de este de que introdujo el veneno en la botella de vino fueron otros elementos que llevaron al veredicto condenatorio.
Sobre la intención de matar a la víctima, el jurado concluyó que quedó probado con el testimonio de un testigo y porque el acusado conocía a Felisindo González y sabía que era una persona confiada.
La sentencia apoya este veredicto en los criterios jurisprudenciales para valorar el ánimo de matar cuando no hay una prueba directa. Así, los datos sobre las relaciones previas entre acusado y víctima, el comportamiento del autor o el arma empleada indujeron al jurado a creer en su culpabilidad.
Primero, porque el propio acusado reconoció haber introducido la estricnina en la botella de vino y que la dejó en el paraje de O Pereiro en Castro de Escuadro (Maceda). Los testimonios escuchados en el juicio oral vinieron a ratificar que por el lugar donde dejó la bolsa solo solía pasar la víctima, algo que el jurado comprobó en la inspección ocular realizada en la aldea, y las pruebas periciales de que los productos que se encontraron en la bolsa habían sido comprados por el acusado, algo que se comprobó en la investigación realizada por la Policía Judicial.
El jurado fue unánime al descartar la tesis de la defensa de que el acusado quería destinar la estricnina a matar jabalíes y de que el hecho de que la encontrara Felisindo González fuera un accidente.
Después del veredicto de culpabilidad, la magistrada Amparo Lomo del Olmo se inclinó por aplicar al acusado la pena, 17 años de prisión, que solicitaban las acusaciones públicas y particular, atendiendo a la «especial perversidad en la perpretación (del asesinato), mediante el empleo de una sustancia que ocasiona una muerte dolorosa y cruel».
Además de la prisión, el acusado deberá mantenerse alejado de Castro de Escuadro y de la familia de la víctima durante diez años. En cuanto a la responsabilidad civil, la jueza establece una indemnización de 137.000 euros para los familiares: 117.000 para la viuda y diez mil para cada uno de los dos hijos del fallecido.
La defensa de José Luis Lamelas ya anunció su intención de recurrir esta sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.
En la primera ocasión que el acusado fue juzgado por este crimen, en 2011, también había sido condenado a 17 años de cárcel, aunque primero el TSXG anuló una prueba clave y después el Tribunal Supremo echó abajo la condena y ordenó repetir el juicio.
El Supremo cierra la puerta al asesino de la estricnina y da firmeza a su condena a 17 años
Farodevigo.es
29 de junio de 2014
El Tribunal Supremo, que a finales de 2012 ordenó repetir el juicio con jurado del hombre de Maceda que asesinó con vino envenenado a un vecino al que odiaba, le cierra ahora la puerta. La Sala Penal no ha admitido a trámite el recurso de casación que el abogado de la defensa elevó al alto tribunal por supuestas falta de motivación y pruebas de un crimen, entre otras alegaciones.
El Supremo deniega todas en un auto de 30 de abril. Esta vez, considera que el veredicto del jurado -el segundo que hubo que constituir para este caso- estuvo bien motivado. Según el magistrado ponente, José Luis Lamelas Álvarez, condenado en firme a 17 años de cárcel, «obró con la intención de matar».
El asesino era convecino de la víctima en la remota aldea de Castro de Escuadro, en la montaña de Maceda. Eran enemigos desde que la sociedad que compartieron, en los 90, en una explotación ganadera terminó mal. El crimen tuvo lugar en 2009.
Lamelas contaminó una botella de vino con estricnina, un potente veneno prohibido por la UE pero de uso extendido en el rural para matar alimañas, y la dejó en la finca a la que cada día iba Felisindo, su víctima. Recreando además una escena que apuntaba a que cazadores habían pasado por allí dejándose olvidada una bolsa de comida. La víctima se la llevó a casa, extrajo la botella y de un solo sorbo, murió envenenado delante de su mujer.
La sentencia confirmada primero por el TSXG y ahora, de forma definitiva por el Tribunal Supremo, incluye el pago de una indemnización de 137.000 euros a la viuda y a los hijos, así como la prohibición de volver a la aldea de Castro de Escuadro en 10 años.