Ian Simms
  • Clasificación: Asesino
  • Características: Propietario de un bar - El cuerpo no fue encontrado
  • Número de víctimas: 1
  • Fecha del crimen: 9 de febrero de 1988
  • Fecha de nacimiento: 1956
  • Perfil de la víctima: Helen McCourt, de 22 años
  • Método del crimen: Desconocido
  • Lugar: Billinge, Inglaterra, Gran Bretaña
  • Estado: Fue condenado a cadena perpetua el 14 de marzo de 1989
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Ian Simms

Última actualización: 1 de abril de 2015

LA DESAPARICIÓN – Muerte en el George

Tras la desaparición de una joven de veintidós años, el bar del pueblo se convirtió en el centro de atención de la policía. Como el cuerpo no apareció nunca, fueron los especialistas forenses quienes dedujeron lo ocurrido.

El misterio comenzó a última hora de la tarde del martes 9 de febrero de 1988, cuando Helen McCourt, informática de una importante empresa de Liverpool, bajó del autobús a las 5,15 de la tarde, a unos 300 metros de su casa de Billinge, cerca de St. Helens, en Merseyside. La mujer desapareció entre su casa y la parada del autobús.

Cuando se denunció la desaparición, la policía comenzó por comprobar los movimientos de Helen a lo largo del día. Descubrieron que había salido del trabajo en la Royal Company Insurance a las cuatro de la tarde y que a las 4,16 tomó un tren desde Lime Street hasta St. Helens. Hizo el viaje con un compañero de oficina y ambos fueron charlando durante el recorrido.

En St. Helens la joven desaparecida compró unos productos de perfumería antes de subir al autobús de Billinge; el conductor recordaba que se había bajado en el pueblo. No había duda de que había llegado a 300 metros de su casa. Ahí terminaba su rastro.

Sin embargo, en el curso de las investigaciones la policía encontró un testimonio importante. Diez minutos después de la salida del autobús un transeúnte oyó «un grito agudo y desesperado que cesó bruscamente» y que parecía proceder del bar del pueblo, el «George y el Dragón», en Main Street.

La policía comenzó a interesarse por Ian Simms, de treinta y dos años, propietario del bar. Vivía en el piso superior en compañía de su joven amante, a pesar de que su esposa e hijos tenían una casa en el mismo pueblo. Su nombre aparecía en un diario que Helen guardaba en la oficina y hubo testigos que declararon haber oído a Simms afirmar que la «odiaba». Sin embargo, tenía una coartada, que confirmó su amante, para la tarde de la desaparición de la joven.

Por los interrogatorios de la policía a los vecinos, se llegó a saber que Helen pasaba muchos de sus ratos libres en el bar y que dos días antes de la desaparición, el dueño la había echado a la calle por segunda vez después de que la joven mantuviera una violenta discusión con otra clienta.

Tres semanas más tarde un hombre que estaba dando un paseo encontró el bolso de Helen a orillas del río Irwell, en Irlam, cerca de Manchester. La policía registró la zona y encontró ropa y objetos de la víctima en una bolsa de basura cerca del río, a unos 25 kilómetros de Billinge y un traje de hombre cubierto de sangre tirado en un montón de escoria, que poco después se demostró que pertenecía a Ian Simms.

La policía no pudo encontrar el cadáver de la joven desaparecida y sin un cadáver es imposible establecer el móvil o determinar si se trataba de una violación, un robo o una venganza, aunque los indicios bastaban para interrogar a Simms.

A las preguntas sobre sus movimientos de la tarde en cuestión, Simms comenzó por declarar que había pasado la tarde con su amante en el bar. Parecía tranquilo y seguro de sí mismo; no se desconcertó durante el interrogatorio y tenía respuestas para todo; pero otros testigos sembraron la duda sobre la veracidad de su declaración. Una mujer cuya casa daba a la fachada del bar vio que el dueño sacaba el coche de su lugar acostumbrado alrededor de las seis de la mañana del 9 de febrero. El registro efectuado en el vehículo proporcionó algunas pistas que apuntaban a un asesinato.

En el automóvil había sangre, y la madre de Helen, Mary McCourt, reconoció como perteneciente a su hija un pendiente hallado en el maletero. Los detectives, con una orden de registro, examinaron el piso superior del bar y encontraron el cierre que le faltaba al pendiente en un dormitorio, así como sangre humana en la escalera, en el suelo y en unos pantalones vaqueros y una camisa de Ian Simms.

Entonces interrogaron a la joven amante del propietario del bar, quien contó a los detectives que había advertido en el cuello de su amigo unos arañazos la noche en que Helen despareció. Él se justificó diciendo que se los había causado su mujer, Nadine, al enterarse del “asunto”, aunque en el interrogatorio ésta declaró ignorar aquella relación.

Entrevistaron al personal del establecimiento, los cuales comentaron que habían visto al dueño limpiando el suelo de su piso con lejía porque, según explicó, el perro lo había ensuciado. También se habían dado cuenta que el rollo de bolsas de basura que se guardaba en un armario había disminuido considerablemente de tamaño a la mañana siguiente.

La policía comprobó que eran de la misma marca y tamaño que las que contenían la ropa de Helen.

Los agentes tenían un conjunto de pruebas circunstanciales y bastante sangre, pero, al no aparecer el cadáver, no tenían muestras con las que compararla.

Los expertos forenses acudieron en su ayuda. Tomaron muestras de la de los padres y elaboraron unas pruebas con sus datos genéticos para obtener sus códigos. Luego los cotejaron con los de la sangre aparecida en la ropa y en el coche de Simms y llegaron a la conclusión de que la estructura del DNA de aquella sangre tenía 126.000 probabilidades de pertenecer a un descendiente de William y Mary McCourt frente a la de cualquier otro individuo de la población. No se trataba de una adivinación, era una definitiva prueba de parentesco. Inmediatamente después de los resultados, Ian Simms fue detenido acusado del asesinato de Helen McCourt.

El juicio se inició ante el Tribunal de Liverpool el martes 21 de febrero de 1989, exactamente un año después de la muerte de la supuesta víctima. El fiscal, Brian Leveson, expuso enérgicamente que la ciencia forense podía probar «sin el menor asomo de duda” que lan Simms había asesinado a la joven y pasó a describir la nueva técnica del código genético. Aunque se desconocía el tipo de sangre de Helen, que nunca había sido donante, las muestras de sus padres demostraban que la sangre aparecida en el coche y en el piso pertenecía a la mujer desaparecida.

El fiscal Levenson continuó diciendo que la sangre encontrada al pie de las escaleras del bar pertenecía a Simms. «La acusación señala que los resultados de los expertos son abrumadores.»

La amante del propietario prestó declaración el cuarto día del juicio. Contó que solía llegar a la cervecería todas las noches alrededor de las siete, pero ese día hacia las 6,15 recibió una llamada telefónica de su amante diciéndole que no fuera hasta las 8,30. Cuando le preguntó la razón, éste respondió: «Nadine», refiriéndose a su esposa. Cuando se presentó en el bar, a la hora convenida, él estaba ausente. Se sentó a ver la televisión hasta que a las diez apareció su amigo y le explicó su salida. Su mujer, Nadine, había descubierto sus relaciones y «se había puesto como una loca».

El noveno día del juicio, el inspector Kevin Conroy declaró que cuando le mostraron al acusado las ropas halladas, cubiertas de sangre, éste afirmó que era una «trampa» de alguien que sentía rencor hacia él e insistió: «En las últimas semanas me he dado cuenta de que alguien ha entrado en mi casa con otro juego de llaves…”

Ian Simms ocupó el estrado de los testigos y negó haber visto con anterioridad la pala que la policía extrajo del río, aunque el anterior propietario del bar afirmó haberla dejado allí cuando hizo el traslado. Simms acusó a los policías de mentir y negó tener nada que ver con la desaparición de Helen. Mirando fijamente al jurado declaró: «No la he visto desde el domingo por la noche. Nunca me fijé en ella.»

El decimotercer día de juicio -que coincidía con su cumpleaños- el acusado escuchó al fiscal solicitar la condena por parte del jurado. «Tienen que determinar ustedes si este hombre es culpable de asesinato, si Helen está muerta. Si ha habido alguna vez un caso en el que haya que examinar hasta la más mínima prueba es éste. Porque al no aparecer el cuerpo los forenses no han podido examinarlo.»

El martes 14 de marzo de 1989 el jurado declaró a Ian Simm culpable de asesinato. Al condenarlo a cadena perpetua, el juez le dijo: «Después de profundas y prolongadas deliberaciones, el jurado afirma que usted quitó la vida a esa joven y que ha escondido o profanado el cadáver de modo que sus padres no puedan recuperarlo.»

El veredicto fue una «primicia» legal: la primera condena conseguida por medio de pistas genéticas «por procuración».

Pistas vitales

Un panadero jubilado que había vivido en la zona de Hollins Green cercana a Manchester durante treinta años encontró la ropa de Simms manchada de sangre. Acostumbraba a pasear a su perro alsaciano por los vertederos de las fábricas de acero cuando el día 10 de febrero, en uno de aquellos paseos, vio a las 7,30 de la mañana un coche cerca de la orilla del canal. Poco después encontró la ropa, un par de botas y una toalla manchada de sangre, así como unos pantalones vaqueros. «Los vaqueros estaban arrugados como si se los acabaran de quitar. Estaban llenos de un barro aún húmedo. Los toqué por la parte superior de la entrepierna y me parecieron tibios. Las otras prendas no estaban mojadas. Tengo un tacto muy sensible, como la mayoría de los pasteleros. Pude sentir la tibieza de los pantalones. Supuse que habían arrojado allí las ropas justo antes de mi llegada.»

Fechas clave

  • 9-II-88 – Desaparición de Helen McCourt.
  • 10-II-88 – Se halla la ropa de Ian Simms en un vertedero próximo a Manchester.
  • 21-II-89 – Ian Simms, juzgado por asesinato.
  • 14-III-89 – Ian Simms, declarado culpable.

 


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