
- Clasificación: Asesino
- Características: Intentó asesinar al presidente electo de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt
- Número de víctimas: 1
- Fecha del crimen: 15 de febrero de 1933
- Fecha de detención: Mismo día
- Fecha de nacimiento: 7 de septiembre de 1900
- Perfil de la víctima: El alcalde de Chicago, Anton J. Cermak, de 60 años
- Método del crimen: Arma de fuego
- Lugar: Miami, Estados Unidos (Florida)
- Estado: Fue ejecutado en la silla eléctrica en la Prisión Estatal de Florida en Raiford el 20 de marzo de 1933
Índice
Giuseppe Zangara
Última actualización: 15 de enero de 2016
Giuseppe Zangara (7 de septiembre de 1900 – 20 de marzo de 1933) fue el asesino del alcalde de Chicago Anton Cermak, aunque es posible que el objetivo fuese el presidente electo de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt. Roosevelt no fue herido, pero cinco personas más, incluyendo a Cermak, recibieron disparos.
Primeros años
Zangara nació en Ferruzzano, Calabria, Italia. Después de combatir en los Alpes del Tirol en la Primera Guerra Mundial, Zangara se dedicó a trabajos manuales en su pueblo natal antes de emigrar con su tío a los Estados Unidos en 1923. Se asentó en Paterson, Nueva Jersey, y el 11 de septiembre de 1929 se naturalizó estadounidense.
Problemas de salud
Zangara, un albañil de educación baja, sufría un severo dolor en su abdomen, más tarde atribuido a adhesiones a la vesícula biliar, posiblemente originadas por una apendicectomía en 1926. Estas adhesiones serían luego citadas como causas de sus cada vez más frecuentes delirios. Debido a sus condiciones físicas y mentales se le volvió cada vez más difícil trabajar.
Intento de asesinato
El 15 de febrero de 1933, Roosevelt se encontraba improvisando un discurso desde la parte trasera de un automóvil abierto en el área de Bayfront Park en Miami, Florida, donde Zangara vivía, realizando trabajos poco comunes y viviendo de ahorros.
Zangara se unió a la multitud armado con una pistola calibre 32 que había comprado en una casa de empeños. Sin embargo, al medir 1.52 m, no podía ver sobre el resto de la gente que se encontraba en el lugar, y tuvo que subirse a una tambaleante silla de metal desplegable, tratando de mirar por encima del sombrero de Lillian Cross para apuntarle a su objetivo.
Después del primer disparo, Cross y otros sujetaron su arma, y él realizó otros cuatro disparos sin apuntar. Cinco personas fueron heridas, incluyendo al alcalde de Chicago Anton Cermak, quien se encontraba parado en el estribo del automóvil al lado de Roosevelt. Camino al hospital, Cermak le habría dicho a Roosevelt: «Me alegro de que haya sido yo y no tu, Sr. Presidente», palabras ahora escritas en una placa en Bayfront Park.
Repercusiones
En la celda del juzgado del condado de Miami-Dade, Zangara confesó: «Tengo el arma en mi mano. Mato reyes y presidentes primero y luego a todos los capitalistas». Se declaró culpable de cuatro intentos de asesinato y fue sentenciado a 80 años en prisión. Cuando era sacado de la corte, Zangara le dijo al juez: «Cuatro veces 20 es 80. Oh, juez, no sea tacaño. Déme cien años». El juez, consciente de que Cermak podría no sobrevivir, contestó: «Quizá luego habrá más».
Cermak murió de peritonitis 19 días más tarde, el 6 de marzo de 1933, dos días después de la toma de posesión de Roosevelt. De inmediato se acusó a Zangara de asesinato en primer grado (asesinato premeditado) por la muerte de Cermak.
Debido a que Zangara había intentado cometer un asesinato, era irrelevante que su objetivo no fuese el hombre que finalmente asesinaría. En ese caso, todavía sería culpable según la ley de transferred intent.
Zangara se declaró culpable del cargo adicional de asesinato, y fue condenado a la pena de muerte. Después de escuchar la sentencia, Zangara dijo: «Dame la silla eléctrica. ¡No le tengo miedo a esa silla! Capitalistas. Ustedes son criminales también. Ponganme en la silla eléctrica. ¡No me importa!»
Según las leyes de Florida un asesino convicto no podía compartir la celda con otro prisionero antes de su ejecución, pero otro asesino convicto ya estaba esperando a ser ejecutado en Raiford. La sentencia de Zangara requirió que los oficiales de la prisión expandieran el área de espera, y la «celda de la muerte» se transformó en «corredor de la muerte».
Ejecución
El 20 de marzo de 1933, después de pasar solo 10 días en el corredor de la muerte, Zangara fue ejecutado en la silla eléctrica en la Prisión Estatal de Florida en Raiford. Zangara se enfureció cuando se enteró de que no habría cámaras de noticiarios filmando sus últimos momentos. Las últimas palabras de Zangara fueron: «¡Viva Italia! ¡Adiós a toda la gente pobre de todo el mundo! […] ¡Presiona el botón!».
Motivos
Raymond Moley, quien entrevistó a Zangara, creía que este no era parte de ninguna trama más grande y que había intentado matar a Roosevelt.
Han circulado teorías alternativas, especialmente en Chicago, donde huvo rumores de que Zangara era un asesino a sueldo que trabajaba para Frank Nitti, cabeza del Chicago Outfit (la mayor organización criminal de Chicago). Supuestamente, el alcalde Cermak era el verdadero objetivo debido a su compromiso a acabar con la desenfrenada violencia de gangsters en Chicago. Otra especulación es que Cermak estaba conectado con los rivales del Outfit en los bajos fondos.
Algunas versiones de la historia afirman que Zangara fue una distracción para que un segundo atacante le disparara a Cermak; pero este segundo atacante armado nunca fue visto.
Otro argumento dice que Zangara había sido un tirador experto en el ejército italiano (aunque no con una pistola desde grandes distancias), y supuestamente acertaría a su objetivo, de esta forma, quizá, Cermak era la víctima deseada.
En la cultura popular
Zangara fue interpretado por Eddie Korbich en la producción original off-Broadway de la obra musical Assassins de Stephen Sondheim. En posteriores producciones fue interpretado por Paul Harrhy en Londres y por Jeffrey Kuhn en la producción original de Broadway. Apareciendo en varias canciones de la obra, tiene un solo en el número «How I Saved Roosevelt».
Zangara cumple un rol importante en el trasfondo de El hombre en el castillo de Philip K. Dick. La novela histórica alternativa comienza con la premisa de que Zangara tuvo éxito en el asesinato de Franklin D. Roosevelt, utilizando ese evento histórico como punto de divergencia.
En 1960, en una trama de dos partes de la serie de televisión Los Intocables, el actor Joe Mantell interpretó a Giuseppe «Joe» Zangara. El episodio se centra en el plan de Nitti para matar al alcalde Cermak que fracasa gracias a Eliot Ness. Pero la exitosa prevención del asesinato es rápidamente opacada cuando Zangara realiza la hazaña. Los dos episodios fueron originalmente transmitidos el 25 de febrero y el 3 de marzo de 1960.
Roosevelt: el presidente que burló a la muerte
Teresa Amiguet – Lavanguardia.com
4 de marzo de 2013
F.D.R. se hallaba improvisando un discurso cuando Giuseppe Zangara disparó contra él. El arma, desviada por una mujer, acabó con la vida del alcalde de Chicago. La derogación de la ley seca coincidía con el evento lo que sembró la sospecha de que la Mafia podía hallarse tras el atentado.
«Happy Days are Here Again» («Los días felices están aquí de nuevo»). Con esta reveladora melodía como tema de campaña conseguía Franklin Delano Roosevelt, candidato demócrata, derrotar a su predecesor, el republicano Herbert Hoover, el 8 de noviembre de 1932, convirtiéndose en el 32º presidente de Estados Unidos. Su presidencia efectiva, iniciada el 4 de marzo de 1933, constituyó un hito en la historia del país.
El mandato de Roosevelt fue innovador desde el principio: la instauración de su programa, conocido como el «New Deal» («Nuevo trato») constituyó una auténtica revelación política. Roosevelt, condenado a una silla de ruedas desde la treintena por una poliomielitis, personificaba el espíritu de lucha. El país, sumergido en la Gran Depresión, precisaba de soluciones inmediatas y él supo dar con las mismas. El gobierno se constituyó como un instrumento efectivo de cambio económico y social.
F.D.R. (sus iniciales, por las que era ampliamente conocido) sería elegido para el cargo tres veces consecutivas en total, convirtiéndose en el único presidente estadounidense en lograr hacerse con el mismo en más de dos ocasiones.
Pero no todo fueron mieles en su trayectoria política: siendo Roosevelt aún presidente electo, tuvo que enfrentarse con un acontecimiento que le marcaría de por vida y cuya autoría intelectual continúa siendo un misterio.
El 15 de febrero de 1933, el presidente en ciernes se hallaba en Miami (Florida), improvisando un discurso en compañía de Anton J. Cermak, alcalde de Chicago. Lo hacía desde la parte trasera de un automóvil abierto en la plaza de Bayfront Park. En uno de los momentos cumbre de su intervención, sonó un disparo. Giuseppe Zangara, que se encontraba entre la multitud, era el autor. Pero el presidente se hallaba en estado de gracia.
El magnicida, contaba tan solo 1’52 cm. de altura por lo que se había visto obligado a apoyarse en Lillian Cross, quien al percatarse de sus intenciones reaccionó con rapidez desviando los cinco tiros siguientes de su objetivo.
El alcalde Cermak, que formaba parte de la comitiva y estaba apoyado en el estribo del automóvil del presidente, resultó mortalmente herido, falleciendo pocos días después, el 6 de marzo.
Milagrosamente, Roosevelt resultó ileso. Convertido en el 5º presidente víctima de un atentado, escuchaba poco después camino del hospital las siguientes palabras de boca de su amigo agonizante: «Me alegro de que haya sido yo y no tú, Sr. Presidente», palabras cinceladas en una placa de Bayfront Park.
Roosevelt se había salvado pero había perdido a un bastión insustituible, con el que había fraguado su amistad durante la campaña electoral presidencial. Los vínculos entre ambos políticos se habían estrechado en los últimos tiempos. La camaradería era indiscutible, dado que ambos defendían los mismos intereses.
Cermak se erigía como uno de los políticos más influyentes y populares de América: su enérgica campaña de ensañamiento contra la Mafia le había convertido en un factor determinante de la victoria presidencial. Una de las promesas políticas incluidas en la campaña electoral de 1932 de Roosevelt era la derogación de la Ley Seca.
Este factor se constituyó como sospecha determinante del atentado. La Mafia, temerosa de las pretensiones gubernamentales podía haberse visto obligada a tomar medidas drásticas. Así pues, ¿cuál era el objetivo del magnicidio? ¿Cermak o Roosevelt?, ¿ambos quizás? Y lo más importante… ¿quién se hallaba detrás de los mismos?
Los argumentos de Zangara, inmigrante calabrés, albañil de oficio, eran determinantes. El homicida confesó su autoría declarando con marcado acento extranjero, que hacía diez años había hecho lo propio contra el rey Víctor Manuel de Italia. «Lamento no haber podido matar a Roosevelt, pues quisiera asesinar a todos los presidentes y reyes. Soy partidario del bolchevismo». ¿Demasiado idealista para ser cierto?
Jamás lo sabremos.
Tras el fallecimiento de Cermak, dos días después de la toma de posesión de Roosevelt, Zangara fue condenado a pena de muerte, siendo ejecutado en la silla eléctrica el 20 de marzo de 1933. Un día después, Roosevelt derogaba la Ley Seca.