
- Clasificación: Asesina en masa
- Características: Parricida - Triángulo sentimental
- Número de víctimas: 5
- Fecha del crimen: 28 de febrero de 2007
- Fecha de detención: Mismo día (intenta suicidarse)
- Fecha de nacimiento: 1966
- Perfil de la víctima: Sus hijas Yasmine, de 14 años, Nora, de 12, Myriam, de 10, Mina, de 8, y a su hijo Medhi. de 3
- Método del crimen: Apuñalamiento
- Lugar: Nivelles, Bélgica
- Estado: Condenada a cadena perpetua el 19 de diciembre de 2008
Índice
- 1 Geneviève Lhermitte – Una madre belga degüella a sus cinco hijos e intenta suicidarse
- 2 Una madre belga degüella a sus cinco hijos
- 3 Una desesperación patológica de la madre parece la causa del infanticidio en la localidad belga de Nivelles
- 4 Inician juicio contra madre por infanticidio múltiple
- 5 Cadena perpetua para la mujer belga que degolló a sus cinco hijos en 2007
- 6 Un triángulo amoroso, al fondo del infanticidio en Bélgica
Geneviève Lhermitte – Una madre belga degüella a sus cinco hijos e intenta suicidarse
Ricardo Martínez de Rituerto – El País
1 de marzo de 2007
Una madre desesperada, deprimida, sola la mayor parte del tiempo y con cinco hijos con edades comprendidas entre los 3 y 14 años, llegó ayer al límite y quebró. De forma sorprendente y con premeditación, esta mujer belga decidió acabar con todo. Escribió una carta a una amiga y esperó en casa la vuelta del colegio de sus hijos para degollarlos. Luego intentó suicidarse con el mismo cuchillo.
La discreta ciudad de Nivelles, a unos 40 kilómetros al sur de Bruselas, se encontraba anoche en estado de choque, incapaz de entender nada. En la puerta del edificio de tres plantas y sólida factura de una de las principales arterias de una localidad de unos 25.000 habitantes, dos notas manuscritas en rojo daban cuenta de la tragedia desarrollada en el segundo piso. Una en un papel, pegado al cristal; la otra, escrita sobre la misma puerta pintada de blanco: «Avisen a la policía. Urgente».
La policía fue alertada poco después de ser escrito el público grito de socorro por una llamada de la propia parricida, Geneviève Lhermitte, en la que anunciaba lo que acababa de ocurrir y decía que no había conseguido suicidarse a cuchilladas como pretendía.
Cuando los agentes entraron en la casa se encontraron los cuerpos sin vida de los críos en sus camas y herida de su propia mano a Lhermitte, de algo más de 40 años. Policía, fiscalía y forenses trataban anoche de desentrañar el misterio. La hija mayor, Yasmine, de 14 años faltó a clase por la mañana, pero sus cuatro hermanos, de los que sólo el pequeño, Mehdi, nacido en 2003, era varón, acudieron al colegio con normalidad.
Fue a la vuelta del colegio cuando la madre estalló. Algunos comentarios indicaban anoche que quizá Yasmine ofreció resistencia. Pero todo era incertidumbre. Sólo se especulaba con que si los niños fueron hallados en su cama, quizá la madre les dio un somnífero antes de degollarlos.
«No entiendo nada. Es incomprensible. Hace una par de semanas estuvieron todos en casa, con absoluta normalidad», decía un hombre. «Y vine a verles la semana pasada y tampoco hubo nada raro». Otra mujer hablaba de «un acto de desesperación» de una mujer que ya no podía más. Lhermitte no tenía ninguna ayuda para bregar con los críos. El padre, Bouchaib Mokadem, de origen marroquí y unos 43 años, paraba poco en casa, hasta el extremo de que alguien decía que desde diciembre no se le veía.
En cualquier caso, hasta el momento de la tragedia la familia había sido siempre impecable. Madre amable, chicas perfectamente educadas, actividad social discreta, de colegio y piscina, esmerada atención a los hijos, vida acomodada, proyectos de mejora en la vivienda…
«Es incomprensible, es absolutamente incomprensible», señalaba una mujer, que jamás hubiera pensado que aquella familia llegada a Nivelles hace siete años fuera a sucumbir a esta tragedia. Según el alcalde, la mujer «estaba deprimida; era claro que tenía problemas psicológicos».
La primera respuesta al enigma puede que se encuentre en la carta, ya en poder de las autoridades, que Lhermitte depositó en el buzón de una amiga. Anoche, Lhermitte estaba ingresada en un hospital de la ciudad vecina de La Louviére, sometida a tratamiento psiquiátrico.
Una madre belga degüella a sus cinco hijos
Fernando Pescador – Laverdad.es
1 de marzo de 2007
A primeras horas de la tarde de ayer, una madre belga de 40 años, Geneviève Lhermitte, aparentemente en estado de enajenación, dio muerte con un cuchillo de cocina a sus cinco hijos -cuatro niñas y un niño, de edades comprendas [comprendidas] entre los 3 y los 14 años- cuando se encontraban en el domicilio familiar tras retornar del colegio, una vez finalizadas las clases. Se llamaban Yasmine, que había nacido en 1992, Nora (1995), Myriam (1997), Mina (1999) y Mehdi, que vino al mundo en 2003.
La Policía encontró los cuerpos sin vida de los pequeños en sus camas. Degollados. Aparentemente, la mayor intentó resistirse. El agente que halló a los cinco hermanos muertos tuvo que recibir asistencia psicológica debido a la fuerte impresión que le causó la escena.
La madre, en un estado de desesperación absoluta, llamó tras el quíntuple infanticidio a la Policía, e intentó quitarse la vida con el mismo cuchillo con el que había asesinado a sus hijos. Ingresó en el hospital en estado crítico, pero mediada la tarde, las autoridades hacían saber que su vida no corría peligro.
Los hechos tuvieron lugar en Nivelles, una población de 25.000 habitantes, situada una veintena de kilómetros al sur de Bruselas. Su génesis no está del todo clara. Se sabe que la mujer comunicó por carta a una amiga lo que se proponía hacer, pero el correo llegó a su destino después de consumado el múltiple crimen.
El matrimonio, según las informaciones disponibles, no parecía atravesar problemas mayores. El padre, que viajaba con mucha frecuencia al extranjero, conoció los hechos cuando se encontraba en el aeropuerto de Bruselas
Aparentemente, la mujer, nacida en 1966, sufría una depresión, pero los primeros indicios parecían descartar que la vida conyugal estuviera alterada por problemas de índole familiar, financiera, de pareja o de otra naturaleza.
El alcalde de Nivelles, Pierre Huart, declaraba a una televisión local que la familia había llegado a Nivelles en 2000. Los niños, con los que el mandatario municipal había hablado en varias ocasiones, «estaban bien educados y eran corteses. Todo el barrio, en el que la familia se encontraba bien integrada, está aturdida por los hechos».
El padre, ausente
El padre, Bouchaib Mokadem, nacido en Marruecos en 1964, realizaba una actividad laboral que no está demasiado clara, según los vecinos. Algunos dicen que trabaja como representante de la industria farmacéutica. Otros creen saber que es un «correo», lo que explicaría sus frecuentes ausencias. Algunas fuentes, citadas por la prensa local, aseguran que no había puesto los pies en casa desde el pasado diciembre.
En cuanto a la madre, las primeras informaciones recabadas sobre ella hablan de una persona preocupada por la familia, de buen humor, cortés y atenta con sus hijos, a los que acompañaba todos los días al colegio, distante del domicilio conyugal unos cientos de metros. Varias veces por semana llevaba a los niños a la piscina comunal y acostumbraba hacer las compras con todos ellos en un supermercado próximo.
Con toda seguridad, la carta remitida por Geneviève a su amiga, Valérie Guirsch, en poder de los investigadores, permitirá aclarar las circunstancias de la tragedia. La jueza de instrucción Anne-Françoise Destrée, desplazada al lugar de los hechos, ordenó abrir una investigación.
Una desesperación patológica de la madre parece la causa del infanticidio en la localidad belga de Nivelles
Fernando Pescador – Diariodeleon.es
2 de marzo de 2007
La familia feliz que parecían componer Geneviève Lhermitte y Bouchaib Mokadem no lo era tanto. La madre que el miércoles, cuchillo en mano, dio muerte a sus cinco hijos pequeños se encontraba, efectivamente, en tratamiento psiquiátrico, víctima de una depresión que la agobiaba desde hace seis años.
Por lo visto, se sentía desbordada por las obligaciones domésticas y familiares y su marido, frecuentemente de viaje, no le resultaba un apoyo suficiente para hacerles frente.
La explicación última de la tragedia vivida esta semana en la pequeña localidad belga de Nivelles parece ocultarse, por lo tanto, en los recovecos de la fragilidad humana, aunque una serie de circunstancias -las ausencias frecuentes del marido, su extracción cultural radicalmente distinta de la de Genevieve, los antecedentes familiares de esta-, apuntan un cuadro complejo en el que los altos niveles de exigencia personal de la madre para con sus hijos, y unos patrones de comportamiento resultantes, por lo visto, más de un modelo idealizado de convivencia que de la realidad de la pareja, habrían terminado abocando a Geneviève a una contracción básica de la que no supo salir ni con apoyo psicológico, y que intentó conjurar acabando con el motivo de sus desvelos -sus hijos-, y con su propia vida.
Causas personales
En Bélgica, ayer, la tragedia de Nivelles era motivo de congoja común. Este es un país pequeño, donde todo se encuentra a la vuelta de la esquina y hechos de esta naturaleza se hacen ominosamente próximos. A falta de una explicación formal de lo sucedido, que la Justicia prepara después de haber oído al marido, y con Geneviève recuperándose de sus heridas, afloraban circunstancias de la vida de la pareja que pueden haber desempeñado algún papel en el drama.
Inician juicio contra madre por infanticidio múltiple
Terra.com
8 de diciembre de 2008
Inicia hoy en la localidad de Nivelles, al sur de Bélgica, el juicio contra una mujer que admitió haber matado a sus cinco hijos, con edades de entre tres y 14 años, antes de intentar suicidarse.
El infanticidio múltiple ocurrió el 28 de febrero de 2007, cuando Geneviève Lhermitte (42 años de edad) quien se medicaba con calmantes y antidepresivos, acuchilló a sus hijas Yasmine (14), Nora (12), Myriam (10), Mina (8) y a su hijo Medhi (3).
En la apertura del proceso, Lhermitte contó con todo detalle lo que sucedió ese día, cómo las tres niñas mayores lucharon contra ella para intentar detener la agresión, en un drama que duró aproximadamente hora y media.
«Lo hice con mucha crueldad. Ellos deben haber sufrido, deben haberse preguntado ¿qué está haciendo mamá?», dijo en medio de cortos silencios, tras afirmar que desconoce la razón de su actitud. «Es una atrocidad eso que hice. No puedo explicar esa violencia contra mis hijos.»
Tras degollar a los niños, la acusada dejó una nota en la puerta de su casa para pedir a los vecinos que llamaran a la policía e intentó suicidarse con el mismo cuchillo, pero la hoja metálica pasó a un centímetro de su corazón.
Fue entonces que la misma Lhermitte alertó a los servicios de emergencia para solicitar que la auxiliaran.
Antes de cometer el crimen, la mujer había dejado una carta de despedida en el buzón de su mejor amiga, donde afirmaba que no podía soportar más la vida familiar y, sin encontrar solución para su problema, había decidido partir con sus hijos «bien lejos y para siempre».
Lhermitte alega que la ausencia de su marido, Buchaib Mogadem, era habitual y que mantenía una rara relación con el médico Michel Schaar, quien vivía parte de la semana con la familia y les ayudaba económicamente.
Según vecinos, la ausencia del esposo se debía a los múltiples viajes que efectuaba como representante de productos farmacéuticos o como vendedor.
Los psiquiatras que analizaron a la mujer afirman que cuando asesinó a sus hijos la acusada estaba en un estado de ansiedad aguda y depresión que le impedía estar en su juicio, aunque determinaron que mantenía la capacidad de evaluar la gravedad de sus actos.
La defensa apela por un juicio de la «sociedad y el sistema familiar» belgas, a fin de encontrar la razón para que «una mujer que fue perfecta durante 14 años llegue a preferir la muerte de sus hijos y la suya propia».
Lhermitte será juzgada por ocho mujeres y cuatro hombres y podría ser condenada a la prisión perpetua.
Cadena perpetua para la mujer belga que degolló a sus cinco hijos en 2007
Elmundo.es
19 de diciembre de 2008
El tribunal correccional de Nivelles (Bélgica) condenó este viernes a cadena perpetua a Geneviève Lhermitte, la mujer que mató a cuchilladas a sus cinco hijos en 2007 antes de intentar suicidarse.
Lhermitte, a la que un jurado declaró responsable de sus actos y culpable de asesinato premeditado, escuchó impasible la lectura del veredicto y la condena, según la agencia Belga.
Los hechos ocurrieron el 28 de febrero 2007, cuando mató uno tras otro a sus cinco hijos -Yasmine, Nora, Myriam, Mina y Medhi- en sus respectivas habitaciones.
Tras degollar a los niños con un cuchillo, intentó sin éxito quitarse la vida, llamó por teléfono a los servicios de socorro y dejó dos notas manuscritas en la puerta de su casa con el mensaje «llamar a la policía».
Lhermitte y su marido, el marroquí Bouchaib Mokadem, no parecían tener grandes problemas, aunque, según algunos testimonios recogidos por la fiscalía, ella se sentía completamente aislada socialmente. Mokadem, empleado en el sector farmacéutico, se encontraba de viaje de negocios en el momento de los hechos.
Hasta el día mismo del juicio, los psiquiatras que examinaron a Lhermitte consideraron que era responsable de sus actos, pese a que se encontraba en un estado de ansiedad aguda y de depresión cuando asesinó a sus hijos.
Pero durante el juicio apareció una carta que Lhermitte había escrito a su psicólogo el día anterior a los hechos y en la que revelaba sus planes de suicidio y de llevarse a sus hijos en su muerte.
Un segundo análisis realizado tras esa revelación indicó que no podía ser considerada responsable de sus actos y recomendó internarla en una clínica psiquiátrica. El jurado, sin embargo, se ha pronunciado en contra de esa posibilidad.
Un triángulo amoroso, al fondo del infanticidio en Bélgica
Enrique Serbeto – ABC.es
22 de diciembre de 2008
Los doce miembros del jurado del tribunal correccional de Nivelles, al sur de Bruselas, declararon el viernes responsable de sus actos a la madre que degolló con propias manos a sus cinco hijos antes de intentar suicidarse. A pesar de cualquier circunstancia, atenuante, fue considerada culpable de asesinato premeditado, lo que supondrá una condena a cadena perpetua.
El 28 de febrero 2007, Geneviève Lhermitte, belga, de 42 años de edad, mató uno tras otro a su hijo y a sus cuatro hijas, de entre 3 y 14 años de edad: Yasmine, nacida en 1992, Nora (1995), Myriam (1997), Mina (1999) y Medhi (2003), en sus respectivas habitaciones.
Tras degollar a los niños con un cuchillo de cocina, que según su relato limpiaba cada vez, Lhermitte intentó sin éxito quitarse la vida y llamó por teléfono a los servicios de socorro. Antes, había dejado una nota manuscrita en la puerta de su casa con el mensaje: «Llamar a la Policía».
El caso conmociona a la opinión pública belga, que sigue en directo a través de los medios el desarrollo del proceso.
Geneviève Lhermitte y su marido, el marroquí Bouchaib Mokadem, vivían según las apariencias sin grandes problemas. Pero detrás de esa aparente normalidad se ha descubierto una sórdida relación triangular que ha añadido un contorno aún más sorprendente al dramático caso.
Hasta el día mismo del juicio, los psiquiatras que examinaron a Lhermitte consideraron que era responsable de sus actos, pese a que atravesaba un estado de ansiedad aguda y de depresión cuando asesinó a sus hijos. Durante el juicio apareció una carta que Lhermitte había escrito a su psicólogo el día anterior a los hechos y en la que revelaba abiertamente sus planes de suicidio y de llevarse a sus hijos en su muerte.
El jurado, sin embargo, no tuvo en cuenta las recomendaciones de los expertos psiquiatras que la consideraban irresponsable, y la declararon culpable de asesinato con premeditación.
Geneviève Lhermitte explicó que había matado a sus hijos porque vivía «atenazada». Según ella, poco después de casarse, había comenzado una especie de triángulo sentimental con un personaje llamado el doctor Schaar, el «benefactor de la familia», que había hecho venir de Marruecos a su marido cuando tenía 16 años y que vivía en la misma casa, en el piso superior al de la familia. Schaar era el padrino de todos los niños, pagaba las facturas y se supone que además mantenía una relación sentimental con Mokadem, el marido.
La fatiga emocional
Al principio, ella vivió la presencia del doctor Schaar como protectora, una especie de abuelo benévolo. Pero esa cohabitación se transformó, según ella, en una «serie de silencios y secretos que no podían ser difundidos al exterior». Lhermitte dijo que odiaba a su marido «por no haber buscado solución a esa situación falsa y haber aceptado vivir a costa del doctor Schaar».
La condenada minimizaba los golpes que le habría dado su marido, un hombre al que ella calificaba de «homosexual reprimido».