Ernest James Kemp

Volver Nueva búsqueda
Ernest James Kemp
  • Clasificación: Asesino
  • Características: Violador
  • Número de víctimas: 1
  • Fecha del crimen: 13 de febrero de 1944
  • Fecha de detención: 24 de febrero de 1944
  • Fecha de nacimiento: 4 de octubre de 1923
  • Perfil de la víctima: Miriam Deeley, de 21 años
  • Método del crimen: Estrangulación con una bufanda
  • Lugar: Londres, Inglaterra, Gran Bretaña
  • Estado: Fue ejecutado en la horca en la prisión de Wandsworth el 6 de junio de 1944
Leer más

Ernest James Kemp – La muerte antes que la deshonra

Norman Lucas – Los asesinos sexuales

Una curiosa anomalía es el hecho de que las víctimas de los asesinos sexuales son por lo general mujeres completamente inmorales o, por el contrario, mujeres de un virtuosismo extremo que pelean como tigresas para evadir lo que antes de esta época permisiva era descrito como una suerte peor que la muerte.

Las prostitutas están en constante peligro de ser víctimas de la violencia debido a la misma naturaleza de sus vidas; con frecuencia sufren agresiones sadistas. Entre los riesgos aceptados de su ocupación se encuentran los ojos amoratados, los dientes rotos y los cuerpos magullados. Debido a que atraen a pervertidos que no pueden satisfacer sus deseos anormales de ninguna otra manera, estas mujeres tienen posibilidades mayores que el resto de encontrar anticipadamente un sitio en el cementerio. Un ejemplo clásico es el caso irresuelto de las «asesinadas desnudas» de 1964 y 1965, en el que cuando menos seis prostitutas fueron estranguladas durante el transcurso de relaciones sexuales orales excesivamente violentas.

En el otro extremo se encuentran aquellas chicas y mujeres que, irónicamente, podrían haber salvado sus vidas de haber resistido la violación con menos vigor. Con frecuencia las víctimas de tales asaltos sexuales son asesinadas para callar sus gritos o porque la misma violencia de su resistencia excita todavía más las pasiones ya deshinibidas de sus atacantes.

Un alegato que se oye con frecuencia en tales casos es: «Mí intención no era matarla» y probablemente es cierto en ocasiones en cuanto que la intención original era violar y no matar. Sin embargo, si una persona comete intencionalmente un acto que puede provocar la muerte y ésta sobreviene, entonces quien lo ha llevado a cabo es legalmente culpable de homicidio.

Durante la segunda guerra mundial hubo una serie de casos de este tipo. Las familias habían sido separadas, muchas chicas estaban lejos de casa por primera vez, las normas morales se encontraban relajadas y había por todos lados suficientes chicas de las llamadas de «buenos ratos» como para dar la impresión a los soldados con frecuencia aburridos y frustrados que valía la pena perseguir a cualquier mujer que anduviera paseándose sola durante la noche.

Con semanas de diferencia ocurrieron en 1944 dos casos muy similares. Ambas víctimas fueron estranguladas con sus propias bufandas y sus atacantes afirmaron que no habían intentado matarlas.

En las primeras horas de la noche del 13 de febrero Iris Miriam Deeley, una chica de veintiún años que pertenecía a la WAAF, la fuerza aérea auxiliar femenina, salió de la casa de sus padres en Blake Hall Road, Wanstead, después de un permiso de fin de semana. Su novio, el piloto oficial Quill, le dio un beso de buenas noches en la estación subterránea de Bow Road y ella llegó a Lewisham, a 6 kilómetros de Kidbrooke, su campamento, un poco antes de medianoche. Como no había transporte público que la llevara más allá de este punto se propuso caminar y fue acompañada por una señora MacGregor por el hermano de ésta. Más adelante se les unió un joven soldado que continuó caminando a un lado de la señorita Deeley una vez que los otros dos acompañantes tomaron otro camino.

A las 8:35 de la mañana siguiente, día de San Valentín, se encontró en un terreno de Sherard Road, cerca de la estación del tren de Well Hall, en Eltham, el cuerpo de la chica. Únicamente tenía puesta una camisa y un suéter y claramente había luchado con fiereza antes de ser violada y luego estrangulada con su bufanda de la Fuerza Aérea. El doctor W. T. Milton, de West Mount Road, Eltham, calculó la hora en que se produjo la muerte entre la medianoche y las dos de la mañana.

El detective inspector en jefe (más adelante detective superintendente en jefe), Ted Greeno, de la Scotland Yard, organizó una inmediata cacería del soldado que había sido visto con Iris Deeley la noche anterior. Fue localizado diez días después. Se trataba del artillero Ernest James Harmon Kemp, un desertor de la Artillería Real destacada en Woolwich. Al ser arrestado este soldado de veintiún años llevaba una boina de comando con el distintivo de instructor de educación física y sobre su uniforme de caqui las alas de la RAF y unas barras de sargento. También llevaba listones de la medalla militar, medallas de la guerra sudafricana y una bolsa norteamericana. A pesar de estas evidentes irregularidades en el uniforme se había movido libremente por Londres desde el día del asesinato sin haber sido molestado una sola vez.

Se tenían pocas dudas en cuanto a que él era el asesino. Había mantenido la cartera, la pluma fuente y las llaves de la chica. Confesó de inmediato.

– Puse mi mano sobre su boca – dijo -, y la tiré al suelo. Trató de resistirse y yo le enrosqué la bufanda alrededor del cuello y apreté con mucha fuerza. Ella perdió el sentido. Oí su corazón y me di cuenta de que estaba muerta. Terminé lo que hacía y la arrastré hasta las coles y ahí la dejé.

Durante el juicio en Old Bailey en abril de 1944 el juez Cassels dijo que nadie podía dudar que la señorita Deeley había encontrado una muerte violenta.

– Ustedes pueden dar por hecho que murió ejerciendo toda la resistencia de la que era capaz – dijo dirigiéndose al jurado -, probablemente en defensa de su honor, probablemente en defensa de su vida.

El jurado determinó que Kemp era culpable de asesinato y agregó una recomendación de clemencia.

Posteriormente hubo una apelación en contra del veredicto sobre la base de que el juez había desorientado al jurado en cuanto al sentido y naturaleza del supuesto de que una persona intenta las consecuencias naturales de sus propios actos. El defensor de Kemp, el señor F. H. Lawton sostuvo que el juez había pedido al jurado que descartara el argumento de la defensa en el sentido de que el acusado había apretado el cuello de la chica con la bufanda en un intento por detener sus gritos o sus forcejeos y de que no tenía intenciones de causarle daños corporales graves.

La Suprema Corte rechazó la apelación diciendo que el juez había expuesto con precisión la ley al jurado y había dejado que éstos determinaran el punto relativo a la culpabilidad.

Ernest Kemp fue ahorcado en Wandsworth en junio de 1944.

 


MÁS INFORMACIÓN EN INGLÉS


Uso de cookies.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies.

ACEPTAR
Aviso de cookies