Ema Hortensia Gómez

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Ema Gómez
  • Clasificación: Asesina
  • Características: Ex policía - Triángulo amoroso
  • Número de víctimas: 1
  • Fecha del crimen: 26 de noviembre de 2004
  • Fecha de detención: Día siguiente
  • Fecha de nacimiento: 1979
  • Perfil de la víctima: Su novio, el juez Héctor Agustín Aráoz
  • Método del crimen: Arma de fuego
  • Lugar: Yerba Buena, Tucumán, Argentina
  • Estado: Condenada a 13 años de prisión el 18 de mayo de 2011. La Corte Suprema de Justicia revocó parcialmente ese fallo. Condenada a cadena perpetua el 13 de octubre de 2015
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Ema Gómez – Asesinaron a tiros a un juez: su novia y tres policías están presos

Territoriodigital.com

28 de noviembre de 2004

San Miguel de Tucumán. Le descerrajaron siete balazos en su casa. No descartan un crimen pasional y la mujer es la principal sospechosa. Los efectivos están acusados de encubrir el caso.

Un juez de menores tucumano fue asesinado de siete balazos en su casa y por el hecho fueron detenidos, como principal sospechosa, su novia que es ex policía, y, por encubrimiento, un comisario y otros dos efectivos policiales, informaron fuentes de la investigación.

La víctima es el juez de Menores de Segunda Nominación Héctor Agustín Aráoz, quien el viernes por la tarde fue asesinado a balazos. Hasta ayer, todo hacía presumir que se trató de un crimen pasional, por lo que está detenida su novia, la ex policía Ema Hortensia Gómez.

El cadáver del magistrado fue encontrado en la noche del viernes en su domicilio de avenida Aconquija 2950, en Yerba Buena, a unos tres kilómetros de la capital tucumana, con siete balazos en diferentes partes del cuerpo. Los disparos pertenecerían a una pistola nueve milímetros y el cuerpo del juez tenía impactos de bala en el cuello, el pecho, el abdomen y las piernas.

Los investigadores creen que el hecho ocurrió cerca de las 18, pero fue notificado casi cinco horas después, situación por la que quedaron comprometidos tres policías, entre ellos al jefe de la comisaría de Banda del Río Salí, quienes habrían estado con la mujer en el lugar del crimen.

Los tres efectivos detenidos son el comisario Rodolfo Domínguez, jefe de la la seccional de Banda del Río Salí; el oficial Andrés Faversani y un agente cuya identidad todavía no fue suministrada.

Según las fuentes, Domínguez y Faversani estuvieron buscando a Aráoz para comunicarle sobre la detención de menores, pero no pudieron localizarlo durante el día, de acuerdo con lo expresado por los efectivos.

Los voceros indicaron que Ema Gómez llegó a la comisaría de Banda del Río Salí, ubicada a varios kilómetros de la casa de Aráoz, para pedir ayuda porque creía que habían matado a su novio.

Una pesquisa demorada

«Fui la primera que lo vio… quiero hablar, decir todo», dijo Gómez en declaraciones al periódico local La Gaceta. Según publica el matutino, la mujer pasó alrededor de dos horas en la comisaría de Banda del Río Salí conversando con el oficial Andrés Faversani antes de hacer referencia al hecho.

Alrededor de las 20, Gómez rompió en llanto y dijo: «Creo que mataron a mi novio», señaló ayer el matutino tucumano. Tras ese comentario, Domínguez, Faversani y Gómez cruzaron toda la capital tucumana para llegar a Yerba Buena, aunque sólo la mujer habría ingresado en la casa y allí encontró a Aráoz en medio de un charco de sangre.

El cuerpo del magistrado estaba en la puerta del baño, pero los restos de sangre se extendían por gran parte de la vieja casona del pie del cerro, donde no se observaron signos de peleas ni de robo. Sólo un macetón, ubicado cerca de la puerta de entrada, estaba tirado en el piso, por lo que se supone que la víctima o el agresor habrían tropezado con él.

Según los investigadores, el reguero de sangre en la escena del crimen comenzaba en un comedor ubicado en la parte trasera de la vivienda, llegaba al baño y seguía hasta la puerta de entrada.

Además, los investigadores también advirtieron que las huellas de sangre son de pisadas de pies descalzos, de planta pequeña y angosta.

El juez tenía una ojota en el pie derecho, por lo que se supone que las huellas no son suyas. Para los investigadores, el reguero de sangre hace pensar que la víctima intentó huir cuando ya estaba herida.

Según versiones no confirmadas por la Policía, la mujer tendría sangre en las medias y la ropa, en tanto todavía no se habían hallado su celular ni el arma homicida.

Ema Gómez quedó detenida en la misma noche del viernes como la principal sospechosa, en tanto horas después se ordenó la detención de los otros policías.

Los efectivos están acusados de encubrimiento y violación de deberes de funcionario público, ya que no informaron de la situación a ningún funcionario policial ni judicial, explicaron las fuentes.

Los peritos y el Departamento de Criminalística de la Policía tucumana seguían ayer trabajando para esclarecer el hecho y las fuentes no descartaban que se produzcan nuevas detenciones. Los voceros revelaron que los pesquisas buscan también a un remisero, que presuntamente trasladó a la mujer desde la casa de Aráoz hasta la comisaría de Banda del Río Salí después de ocurrido el asesinato.

Uno de los nueve hijos del juez, Agustín Aráoz Terán, centró sus sospechas en la mujer ya que, según expresó, «ella llamó a un oficial después de lo sucedido».

Una novia polémica

La novia de Aráoz fue contratada el año pasado en la Policía pero hace poco fue separada de la fuerza tras protagonizar un escandaloso incidente en los Juzgados de Menores, donde el magistrado desempeñaba sus funciones.

La mujer había sido destinada para cumplir guardia en ese lugar y al poco tiempo entabló una relación sentimental con Aráoz. Sin embargo, había protagonizado un escándalo el 27 de octubre último en el Juzgado de Menores de avenida Francisco de Aguirre al 400, insultando a funcionarios y empleados, tras lo cual se habría retirado en una moto con Aráoz.

Por eso fue separada de la Policía, un episodio que le valió al juez Aráoz la reapertura de un sumario por orden de la Corte Suprema provincial, que derivó en cambios de personal en el Juzgado.

Un magistrado con actitud polémica

El juez de Menores de Segunda Nominación Héctor Agustín Aráoz estaba siendo investigado por supuestas irregularidades en su juzgado, a partir de una denuncia que hicieron en su contra defensoras de menores y fiscales.

Había denuncias relacionadas con demoras injustificadas en la recepción de la declaración de menores detenidos y en el otorgamiento de libertades de manera aparentemente arbitraria.

También se lo acusaba de utilizar vehículos policiales para hacerse llevar a su casa y para trámites personales.

Otra cuestión polémica fue el oficio que Aráoz le habría enviado al jefe de Policía indicándole que, cuando él estuviera de turno, no se le comunicaran las detenciones de los menores y se dispusiera su alojamiento en los hogares e institutos específicos, informó La Gaceta.


Uñas y cabellos por si acaso

Pagina12.com.ar

29 de noviembre de 2004

El comisario Rodolfo Domínguez y los oficiales Andrés Faversani y Raúl Albornoz, de la policía tucumana, fueron liberados ayer luego de haber sido detenidos, sospechados de encubrir el asesinato del juez de menores de Tucumán, Héctor Agustín Aráoz.

Por el caso, sigue detenida la novia de Aráoz, la ex policía Ema Hortensia Gómez, de 25 años y exonerada de la policía, sospechada de haber dado muerte a Aráoz. A los tres policías liberados se les extrajo muestras de cabellos y uñas, que podrían constituir pruebas clave en su contra.

Un peritaje determinó que al juez Aráoz lo mataron de trece balazos, todos con orificio de salida, y no de siete tiros como se dijo inicialmente. Tanto Ema Gómez como los tres policías quedaron en la mira de los investigadores desde el viernes pasado, cuando el cadáver del juez fue hallado en su casa de Aconquija 2950.

«El comisario Domínguez y los oficiales Faversani y Albornoz están en libertad, pero previamente les tomamos muestras de cabello y de uñas al igual que a Ema Gómez», informaron fuentes judiciales.

El día del crimen, según los investigadores, Gómez se presentó en la comisaría de Banda del Río Salí, a 20 kilómetros de la casa del juez y confesó que había matado a su novio. Según esa primera versión, tras la confesión, el comisario Domínguez y los oficiales Faversani y Albornoz fueron con la mujer hasta la casa y hallaron el cadáver del magistrado.

La forma en que actuaron los policías en la escena del crimen y su supuesta dilación en informar a sus superiores sobre lo ocurrido había motivado que se los investigara por encubrimiento.

La víctima, a su vez, había sido denunciada por presuntas irregularidades detectadas en su juzgado, como el uso de vehículos policiales con fines particulares. De todos modos, los investigadores volcaron sus hipótesis sobre las pistas de un crimen pasional. Según fuentes judiciales, «en la actualidad, la relación entre el juez y la detenida Gómez no era buena».

La casa de Aráoz siempre estaba custodiada por tres perros feroces que el día del crimen no ladraron. Por eso la sospecha es que quienes mataron al juez eran conocidos suyos y no despertaron una situación de alarma en los canes.

El cuerpo de Aráoz presentaba rasguños a la altura del cuello, con lo que podría ser vital determinar si esas heridas le fueron causadas por su novia o por los policías investigados. Para sumar más indicios a la causa, se analizan las sábanas de la cama donde fue hallado el cadáver. Entretanto, hasta anoche los investigadores no habían encontrado el arma con que se cometió el asesinato.


Ema Gómez quiere visitar la tumba del juez Aráoz

Lagaceta.com.ar

12 de noviembre de 2005

¿Cómo estás?, le preguntó LA GACETA. Y Ema Gómez, sin dudarlo un instante, respondió: «¿Vos cómo me ves?».

Una de los principales sospechosos de haber asesinado al juez de Menores Héctor Aráoz se presentó ante la Justicia para ratificar un pedido: conseguir autorización para visitar la tumba del magistrado dentro de dos semanas, cuando se cumpla el primer aniversario de la muerte.

«Quiero ir a verlo, porque en mis sueños él me dice que sea fuerte y que vamos a volver a estar juntos. Lo extraño mucho», disparó.

Llegó muy temprano a Tribunales y esperó que el fiscal Guillermo Herrera la atendiera en su despacho.

Días atrás, desde la Comisaría de la Mujer, donde se encuentra detenida hace ya casi un año, escribió una nota solicitando que se le permita visitar el lugar donde fue enterrado el juez -su ex pareja, dice en la nota-. Ayer, durante más de una hora explicó los motivos de su solicitud, que también incluye una autorización especial para realizarse un tratamiento odontológico.

Cuando salió de la fiscalía, y antes de que fuera trasladada a la alcaldía para ser requisada, aclaró que todavía no le respondieron. «Lo único que me adelantó el señor fiscal es que tendrá que trasladar mi inquietud al juzgado de instrucción que esté de turno para que allí decidan qué hacer», señaló.

Gómez y el oficial Darío Pérez son los sospechosos de haber asesinado al juez de Menores el 26 de noviembre pasado, en una casa de Yerba Buena.

Imputados

Al comisario Rodolfo Domínguez, al oficial Andrés Faversani y al agente Raúl Albornoz, hace no mucho tiempo se les imputó el delito de encubrimiento. Antes sólo se los acusaba de incumplimiento de los deberes de funcionario público.

En el corto diálogo que mantuvo con LA GACETA, Gómez aseguró ser inocente. Esta fue la charla:

– ¿Quiénes son los asesinos?

– No. Del caso no quiero decir ni una palabra.

– ¿Qué sentís en estos momentos?

– A él lo extraño mucho. Es lo único que puedo decir.

– ¿Cómo es tu vida en la cárcel?

– Las chicas son muy buenas conmigo. No tengo ningún tipo de problemas con nadie.

– ¿Quién mató a Aráoz?

– Del caso no voy a hablar. Soy inocente.

Después de este breve contacto, Gómez fue requisada en la alcaldía de Tribunales, donde esperó, durante más de una hora, ser trasladada a la Comisaría de la Mujer. Abandonó el edificio de la avenida Sarmiento saludando a los pocos que se habían percatado de su presencia.

El tiempo tras las rejas no le quitó magnetismo

Tiene tatuada en la espalda la imagen de una pantera. A pesar de que está detenida hace casi un año, utiliza un vestuario tan elegante como provocativo y se maquilla para salir. Ema Gómez conserva el mismo magnetismo con el que conquistó, entro otros, al juez de Menores Héctor Agustín Aráoz.

Ayer pasó casi inadvertida porque para ingresar a la nueva sede los tribunales -en el ex Comando-, los detenidos son llevados por un callejón a lo largo del cual que no tienen contacto con el público. Sin embargo, los pocos empleados judiciales y los agentes que la descubrieron giraron su rostro para observar a la mujer: lucía un pantalón negro ceñido y apenas si podía caminar con sus sandalias de taco alto por el camino de tierra y escombros.

Gómez sufre hace meses un problema bucal, aparentemente a raíz de una una fuerte infección, por lo que perdió varios kilos. Por eso le pidió al fiscal Guillermo Herrera que la autorice a realizarse un tratamiento odontológico mas intensivo que el que recibió hasta ahora.

Al salir, los que la vieron ingresar con el pelo suelto se sorprendieron, al comprobar que, mientras esperaba para ser trasladada de nuevo a prisión, se había cambiado el peinado. La misma sensación generó cuando se fue del Palacio de Justicia con una gran sonrisa dibujada en el rostro y saludando a sus ex colegas que la custodiaban.


Los acusados

Lagaceta.com.ar

6 de febrero de 2011

Presuntos homicidas

Las miradas se posaran en la ex agente Ema Hortencia Gómez, ex pareja del juez.

Siempre le gustó llamar la atención. Y desde mañana, los ojos de los tucumanos volverán a posarse sobre Ema Gómez. La ex agente de Policía está imputada del homicidio del juez Héctor Agustín Aráoz, de quien era pareja. Sobre ella puso la lupa el fiscal Guillermo Herrera.

En su Bella Vista natal le contaron a LA GACETA que Gómez nunca pasó desapercibida. A los 15 años se casó con Daniel Cisneros, siete años mayor que ella. Tuvo dos hijos y cinco años después se divorció. Tenía 24 años y una vida agitada cuando el juez fue asesinado.

En la esquina de Junín y San Martín -donde tenía su consigna como agente de Patrulla Urbana- conoció a Aráoz. Poco después, protagonizó un incidente que derivó en su destitución de la fuerza. Y, 16 días después, Aráoz fue asesinado. Hoy está en libertad.

El ex oficial Alejandro Darío Pérez buscará sostener su coartada durante el debate.

Alejandro Darío Pérez, acusado de ser uno de los asesinos del juez Héctor Agustín Aráoz, siempre hizo lo posible por desvincularse del caso, y se encargó de apuntar hacia su ex colega, Ema Gómez. «Nos conocíamos, pero no éramos novios. Estuve dos veces frente al fiscal (Guillermo Herrera): una como testigo y otra como imputado; jamás me preguntó sobre la relación», señaló.

Herrera sostiene que un conflicto pasional motivó el crimen. En esa época, Pérez estaba en disponibilidad pues se lo señalaba por un robo agravado. Vive en Lules, está casado y tiene dos hijos. «He perdido muchos amigos, y pasé cuatro años injustamente detenido. Eso no me lo devuelve nadie. Necesitaban alguien a quien acusar para no investigar lo que de verdad pasó, y me encontraron a mí», dijo.

Presuntos encubridores

Rodolfo Reinaldo Domínguez

El ex comisario era jefe de la comisaría de Banda del Río Salí. Tiene 50 años. «Lo que tenga que decir lo diré en el juicio», le dijo a LA GACETA.

Andrés Enrique Faversani

Trabajaba en la comisaría de Banda del Río Salí. «Cuando fue el crimen yo les estaba tomando declaración a dos víctimas de robo», dijo.

Rubén Orlando Albornoz

Según el fiscal Guillermo Herrera, el ex oficial también trató de encubrir el crimen. En la fiscalía, negó haber entrado a la casa del juez.


Ema Gómez tenía sangre bajo las uñas; y Aráoz, dos arañazos

Lagaceta.com.ar

17 de marzo de 2011

«Por lo general, cuando se araña o se rasguña mucho, quedan los lechos ungüeales impregnados con una sustancia negruzca. Si sólo se ha tocado el cuerpo, es muy difícil que se haga un estampado de esta naturaleza». Con los dichos de la bioquímica Lilia Amelia Moyano, la acusada Ema Gómez deberá buscar una buena excusa para justificar por qué tenía sangre del juez Héctor Agustín Aráoz bajo las uñas. Esta, probablemente, sea una de las pruebas más firmes que hay en contra de la ex agente, presunta autora del homicidio junto al ex oficial Alejandro Darío Pérez.

La bioquímica Moyano intervino en varias medidas durante la investigación que dirigió el fiscal de Instrucción, Guillermo Herrera.

Extrajo muestras de sangre y de saliva a los acusados; buscó evidencias en el lugar del hecho; y concretó los dermotests (que permiten saber si había rastros de pólvora en la mano de una persona), entre otras intervenciones.

«Cuando revisé a Ema Gómez, ella tenía una uña quebrada», señaló la especialista.

En la garganta, el magistrado tenía dos heridas, presuntamente causadas por un rasguño.

Los especialistas tomaron muestras de la sangre que había bajo las uñas de la ex agente y las enviaron a Buenos Aires. Allí, en un laboratorio, se realizó una comparación mediante la cual se supo que se trataba del ADN del juez.

De todas formas, cuando la revisaron, Ema Gómez no tenía sangre ni en las palmas de las manos ni en las yemas de los dedos. «Se pueden realizar maniobras luego de cometer un delito. Pero nunca la higiene es completa», expresó, durante su declaración, Moyano.

Mario Mirra, defensor de la ex agente, cuestionó duramente las pericias genéticas. Entre otras cosas, porque se extrajeron muestras de su clienta cuando él no estaba y sin la autorización de un juez. «Todo lo que hice fue por orden del fiscal», aclaró la bioquímica.

En la mano derecha

Moyano también se refirió a los dermotests practicados en la causa. Pérez, Ema Gómez y Andrés Fabersani (acusado de encubrimiento agravado e incumplimiento de los deberes del funcionario público) tenían rastros de pólvora en la mano derecha.

Este último, cuando declaró, aseguró que esto bien podría deberse a que había manipulado el arma de un menor detenido horas antes de intervenir en el caso Aráoz. «Si esto hubiera ocurrido, debería tener positivo en las dos manos. Pero hay que ver cómo la manipuló», explicó Moyano ante el tribunal.

Además, desmintió que la orina borre esos rastros. «Esas son creencias populares», añadió.

También, ante la testigo, se repasó la evidencia genética que compromete a Ema Gómez. «Había un cabello de ella en la mano del juez», dijo Moyano. Además, se encontró sangre del magistrado en el pantalón, en las medias y dentro del zapato de la acusada.

Ema Gómez, hasta ahora, se abstuvo de declarar. Sólo pidió la palabra para desmentir la coartada del ex oficial Pérez, pero aún no dio una explicación oficial sobre lo que ocurrió el 26 de noviembre de 2006.


Los asesinos eligieron dónde le dispararían al juez

Lagaceta.com.ar

17 de marzo de 2011

La médica forense dio una descripción de los lugares donde la víctima recibió los 10 balazos que le produjeron un shock hipovolémico. La perito no pudo asegurar si el ataque había sido concretado por una o dos personas. Comprometida situación de Ema Gómez.

Los dos primeros disparos lo hirieron en las piernas. Luego, desde distintos ángulos, lo balearon en el hombro, en la cadera, en el abdomen y en la ingle. Recibió los últimos cuatro tiros en el baño. En total, diez balas perforaron el cuerpo del juez Héctor Agustín Aráoz.

Ayer declaró la médica forense Yolanda Lilia Gordillo, que realizó la autopsia al cuerpo del magistrado al día siguiente del crimen. La especialista dictaminó que Aráoz falleció por un shock hipovolémico producido por pérdida de sangre.

Una a una, Gordillo fue describiendo las heridas que encontró en el cuerpo del juez. De las 10 lesiones por arma de fuego, cinco de ellas fueron producidas por disparos efectuados a una distancia menor a 50 centímetros.

«Las heridas más graves fueron la del cuello y las realizadas en el tórax. Estas produjeron una hemorragia interna, y perforaron los pulmones. La del cuello le cortó la arteria carótida, por lo que perdió mucha sangre hacia el exterior», dijo Gordillo. Estos cuatro disparos fueron concomitantes, es decir que se efectuaron casi al mismo tiempo, explicó la forense.

Aráoz fue asesinado el 26 de noviembre de 2004. El fiscal de Instrucción Guillermo Herrera acusó a Ema Hortensia Gómez (que había sido novia del juez) y a Alejandro Darío Pérez por el homicidio.

Según la descripción de Gordillo, los disparos a las piernas fueron realizados cuando el juez estaba de pie. «Por la marca de la sangre que salió de las heridas. No puedo precisar el orden en que se produjeron, pero esas podrían haber sido las primeras», dijo.

Las cuatro heridas letales podrían haber sido las últimas. «La pérdida de sangre de la arteria carótida produce la muerte en dos o tres minutos. Y todas las heridas que tenía la víctima son vitales. Es decir que fueron realizadas cuando estaba con vida», explicó la forense.

Distintos ángulos

«Los disparos tienen distintas direcciones. Si bien solamente uno ingresó por la espalda, algunos entraron de costado», dijo Gordillo. «¿Eso quiere decir que pueden haber sido varios agresores?», le preguntó el representante de la querella, Dante Ibáñez. La forense dijo que no podía realizar esa afirmación, pero sí que había varios ángulos por donde ingresaron las balas. «No sé si el agresor se movió, o si fue la víctima la que cambió de posturas. Es posible que hayan sido dos, pero eso no lo puedo asegurar», explicó.

Además, la forense contó que todas las heridas tenían orificios de entrada y de salida. «No había ningún proyectil dentro del cuerpo. Y estaba claramente marcada la trayectoria de cada bala entre las lesiones de entrada y salida», manifestó. «La autopsia tiene algunos límites. Nosotros precisamos las heridas y rastros que quedan en el cuerpo. La valoración y la búsqueda de otros datos corresponden a la investigación policial y al fiscal», dijo Gordillo. La autopsia al cuerpo de Aráoz se realizó el 27 de noviembre a la mañana.

«Sé que el cadáver llegó a las 3 o 4 a la Morgue Judicial. Me llamaron a esa hora, pero llovía muchísimo y no podíamos llegar. A la mañana comenzamos nuestra tarea y terminamos al mediodía», declaró. Por eso, según la forense, no pudieron determinar el horario exacto de la muerte.

Las uñas de Ema

«En la cara anterior del cuello había una excoriación ungueal», explicó Gordillo.

«¿Qué quiere decir eso?», la interrogó la fiscala de Cámara Juana Prieto de Sólimo. «Una lesión producida con las uñas. Un arañazo, digamos», respondió la forense.

Y ese dato no pasó inadvertido: en las uñas de Ema Gómez se encontraron restos de piel, que luego se confirmó que eran de Aráoz.

Esa afirmación comprometía seriamente la situación de la imputada. Por eso, Ibáñez se apresuró en afianzar esa parte de la declaración. «¿Pero la lesión puede haber sido después de la muerte», preguntó. «No, le repito. Todas las heridas son vitales», dijo.

«Por la forma de la lesión, ¿la tiene que haber producido una persona más baja que Aráoz?», indagó el querellante. «Si estuviera de pie sí. El juez medía 1,80 metro. Una persona más alta no podría haberle arañado en ese lugar. Repito, si estaba de pie», contestó Gordillo.

Mario Mirra, el abogado de Gómez, se apresuró en poner incertidumbre en esa afirmación. «O sea que si estuviera sentado el agresor, ¿podría haberle arañado el cuello?», dijo el letrado. «Sí», respondió la forense.

La consistencia de la perito fue tal, que nadie se animó a cuestionar de manera contundente sus dichos. Y por primera vez, un testimonio apunta directamente a Gómez: la lesión en el cuello de Aráoz se lo habría producido ella, cuando el juez estaba vivo.


Los peritos complicaron a Ema Gómez y a Pérez

Lagaceta.com.ar

20 de marzo de 2011

La declaración de los testigos sostuvieron las principales pruebas contra los imputados por homicidio en el crimen del juez de Menores. Los defensores relativizaron los dichos de los peritos oficiales, y confían en que el Tribunal no los tendrán en cuenta al dictar la sentencia. Arañazos y el arma homicida.

Manchas de sangre en unos zapatos de mujer, nueves vainas que fueron disparadas de la misma arma, un rasguño en el cuello de la víctima y la declaración de un comisario que afirma que existió un «desliz amoroso». En las seis semanas que pasaron desde el inicio de las audiencias, las declaraciones de los testigos complicaron la situación de los principales acusados por el homicidio del juez de Menores Héctor Agustín Aráoz.

El fiscal de Instrucción Guillermo Herrera imputó a Ema Hortensia Gómez y a Darío Pérez por el crimen. Aráoz fue asesinado el 26 de noviembre de 2004 en su casa, en avenida Aconquija 2.950.

Según la elevación a juicio, los imputados mantenían una relación amorosa, y mataron al magistrado por móviles sentimentales. Gómez había sido novia de Aráoz y, según María Elena Dip, que trabajaba en el juzgado de Menores en la fecha del crimen y que declaró en la causa, esa relación había terminado.

En las primeras audiencias, Ema Gómez se llevó toda la atención. Primero le gritó asesino y mentiroso a Pérez mientras este declaraba. Luego, habló por primera vez, y volvió a cargar contra el ex oficial. Ella reconoció que eran confidentes y que Pérez le insistía que termine la relación con Aráoz.

Hasta el inicio del juicio, la prueba más fuerte contra la ex agente eran los restos de piel del juez, que fueron encontrados en sus uñas. Aráoz tenía un rasguño en el cuello. Sin embargo, Gómez ingresó a la casa cuando la llevaron los policías de Banda del Río Salí, y tocó el cuerpo de Aráoz. Esa podría haber sido su coartada.

La declaración de la médico forense Yolanda Lilia Gordillo, que realizó la autopsia, tiró por abajo esa posibilidad. «Todas las heridas que tenía Aráoz en su cuerpo fueron hechas cuando estaba con vida, incluido el rasguño del cuello», declaró Gordillo.

Además, otra perito complicó la situación. Gómez había salido de la casa descalza, con las medias manchadas de sangre. Los zapatos habían quedado en el jardín. Nadie sabe por qué se los sacó, pero en la casa había marcas de pies impresos con sangre. Por el tamaño, se presume que son de mujer.

La bioquímica Lilia Amelia Moyano, de la división Criminalística de la Policía, afirmó que dentro de los zapatos de Gómez había sangre. El abogado Mario Mirra relativizó esa pericia: nadie sabe la secuencia en que la ex agente se puso o sacó los zapatos al ingresar a la escena del crimen a la noche.

Las vainas

Gordillo manifestó que Aráoz falleció por el desangramiento que le produjeron los diez balazos que recibió. En la vivienda se encontraron nueve vainas y dos proyectiles. La primera pericia realizada por Ramón Antonio Martínez, de la Policía, arrojó como resultado que del arma de Pérez salieron los disparos. Otro perito balístico complicó la situación del ex oficial. Miguel Ángel Delgado, en el juicio, afirmó que había un 75% de coincidencias entre las improntas que tenían las vainas encontradas en la casa del juez, con las que deja el arma de Pérez.

«El perito Oscar Terraza demostró que esas conclusiones son falsas», dijo el defensor de Pérez, Gustavo Morales. Terraza es perito de parte, y trabajó en la misma pericia que realizó Delgado. Esa es la principal herramienta de defensa con la que cuenta Pérez para impugnar el testimonio de los peritos oficiales.

Cuando declaró, Pérez dijo que recibió un mensaje de texto de Gómez el día del crimen, alrededor de las 19. «Ayúdame, hice algo malo», decía el mensaje. La relación entre ambos, según el imputado, no era íntima. «Éramos simples compañeros de trabajo, y en un par de oportunidades la llevé hasta la terminal en mi remise», comentó Pérez.

El martes, el ex comisario Francisco Bolart, que fue jefe de Gómez y Pérez en el instituto de menores Roca, afirmó que todos los empleados sabían que ellos mantenían una relación. «No puedo decir que eran novios; tenían un desliz amoroso», declaró Bolart.

Además, el ex comisario manifestó que los había sorprendido en una actitud sospechosa. «Ella rozó su miembro viril con una mano», dijo. Pérez negó este hecho y se careó con su ex jefe. Ninguno cedió en sus dichos.

Así, las principales pruebas que Herrera consideró para imputarles el homicidio, se sostuvieron en el debate oral. Ahora, la tarea de los abogados defensores durante será quitarles valor, aunque las declaraciones fueron tan contundentes, que la tarea no será sencilla. La valoración final estará en manos del Tribunal.


«Discutí con Ema y ella me apuntó con un arma»

Lagaceta.com.ar

30 de marzo de 2011

Un policía, ex novio de la acusada de haber asesinado al magistrado, contó cómo era el carácter de la ex agente y dio detalles sobre su vida. Darío Pérez, el otro acusado del homicidio, siguió con una sonrisa el relato de Quipildor. «Esa relación me costó el matrimonio».

«Ema (Gómez) tenía un carácter bastante particular. Reaccionaba y se ponía violenta con facilidad. Una vez, cuando yo era custodio en Casa de Gobierno,estábamos dentro de un despacho. De pronto, discutimos y ella extrajo un arma y me apuntó».

La declaración del policía Carlos Marcelo Quipildor sobre su ex colega no pasó desapercibida en el auditorio del Colegio de Abogados. Los acusados Darío Pérez y Andrés Fabersani esbozaron sonrisas burlonas. Ema Gómez negó con la cabeza. Pero Quipildor insistió: «siempre que ella se enojaba hacía escándalos;comenzaba a golpear a quien tenía enfrente y rompía todo lo que tenía a su alcance».

Así describió el policía a su expareja, que está acusada junto a Pérez del homicidio agravado del juez Héctor Agustín Aráoz. Eso sí: aclaró que su noviazgo con ella no tenía futuro: «la relación con Ema fue algo pasajero, pero a mí me costó mi matrimonio».

Diez disparos

La tarde del 26 de noviembre de 2004, el juez Aráoz fue acribillado de 10 balazos en su casa, ubicada en avenida Aconquija 2.950. Sólo los asesinos presenciaron el hecho. Algunos vecinos escucharon los disparos, pero no se percataron delo que había ocurrido.Los familiares del magistrado insisten en que una mafia policial perpetró el terrible hecho. Sin embargo, el fiscal que investigó el caso, Guillermo Herrera, tiene otra hipótesis.

El juez y Ema Gómez eran pareja.El fiscal afirma que la ex agente mantenía una relación paralela con el ex oficial Pérez. Este conflicto sentimental, sospecha, habría derivado en el terrible ataque. Rodolfo Domínguez, Fabersani y Rubén Albornoz también están imputados en la causa.

Ellos trabajaban en la comisaría de Banda del Río Salí, pero intervinieron en el hecho, producido en Yerba Buena.Herrera aseveró que ellos encubrieron el crimen y que incumplieron con sus deberes como funcionarios.

El relato del cabo 1° Quipildor no aportó demasiados elementos para confirmar o desechar estas acusaciones. Pero el policía, que ahora trabaja en la seccional 9ª, sí brindó un panorama sobre el carácter deEma Gómez.

Incluso, cuando habló ante los jueces de la sala I de la Cámara Penal,Pedro Roldán Vázquez, Carlos Norry y Emilio Páez de la Torre,contó que ella y otras personas consumían drogas. «Gómez me contó que varias veces, cuando salía con Pérez, veía que se daba con un caño (sic).Y yo mismo le encontré drogas a ella. Además, una vez me dijo que Aráoz estaba enojado porque ella le había sacado sus pastillas», expresó Quipildor ante los magistrados.

Cuando declaró ante Herrera, Quipildor afirmó que Ema Gómez y Pérez eran pareja. Pero ayer no pudo sostener esos dichos. «Ema me contó varias veces que salía a bailar con Pérez, pero nunca me dijo que tenía una relación sentimental», afirmó.

La fiscala de Cámara, Juana Prieto de Sólimo, le hizo notar la contradicción entre sus dos declaraciones, pero Quipildor siguió firme con lo que estaba diciendo ante el tribunal. «Gómez tuvo muchos romances. Mientras estuvo conmigo también estaba con Aráoz, y además andaba con un interno del Roca», explicó.

«No son relevantes»

Aunque el relato de Quipildor atrapó la atención del público, el presidente del tribunal, Roldán Vázquez, debió intervenir para evitar que el relato se dispersara más de la cuenta. «Por favor, señores, no ahonden en detalles que no son relevantes para lo que estamos tratando de establecer. Acá importa saber detalles sobre el crimen del juez, no sobre las relaciones amorosas de Gómez», replicó.

Quipildor, a lo largo de su declaración,cayó varias veces en contradicciones. Cuando la fiscala o los abogados defensores le manifestaron que su relato no coincidía con el que había brindado durante la instrucción, el policía fue contundente.

«Seguramente, Herrera me mal interpretó», remató. Pero sus dichos no conformaron a la fiscala. Ella aseveró a viva voz que el funcionario debe ser investigado por presunto falso testimonio. Pero, de todas formas, lo que había dicho sobre Ema Gómez ya había quedado retumbando en la sala.


Ema Gómez sigue sin aclarar varios interrogantes

Lagaceta.com.ar

25 de abril de 2011

La imputada declaró en el juicio oral donde se investiga la muerte del juez, pero mantuvo las dudas en torno a su participación en el crimen.

Los sollozos de una mujer se escuchaban desde la camioneta estacionada frente a la casa de avenida Aconquija 2.950. Lo recordaron familiares de Héctor Agustín Aráoz, policías que intervinieron en la investigación, vecinos y curiosos que se acercaron para averiguar qué pasaba en la casa del juez de Menores la noche del 26 de noviembre de 2004.

La mujer que lloraba es Ema Hortensia Gómez, a quien acababan de aprehender. Adentro de la casa estaba el cuerpo sin vida de Aráoz. Lo habían matado de diez balazos. ¿Qué pasaba por la cabeza de esa mujer? Será una pregunta que tal vez nunca tenga respuesta. Pero esa noche, su vida cambió.

Gómez había mantenido una relación con el magistrado. El fiscal de Instrucción Guillermo Herrera la acusó de ser una de los asesinos de Aráoz y estuvo detenida cuatro años. Pero poco se supo lo que hizo ese día. A pesar del largo encierro y de las pruebas que se acumulaban en su contra, mantuvo el silencio. En las entrevistas a las que accedió, jamás aceptó hablar del trágico día.

Mientras tanto, los datos de su polémica vida se hacían públicos. Estaba separada y tenía dos hijos; su permanencia en la Policía fue tan caótica como su despido; aparecieron amantes que le llevaban droga cuando estaba detenida; se trenzó en feroces peleas con otras internas, y hasta se resistió a los golpes a que le extrajeran una muestra de sangre para una pericia de ADN. Aún así elegía seguir callada.

Una vez advirtió que esperaba el inicio del juicio oral para contar la verdad. Al empezar las audiencias, desistió de declarar. Luego, cuando Alejandro Darío Pérez (el otro imputado por el homicidio y a quien Herrera señaló como amante de Gómez) habló, ella le contestó. Indicó que el ex oficial había amenazado con matar al juez, y contó lo que hizo el día del crimen hasta las 16 e interrumpió su relato. «No puedo seguir», dijo, y volvió a sollozar.

En los siguientes días del debate oral se relajó. Agustín Aráoz Terán, hijo del magistrado, negó que ella haya sido novia de su padre. Sólo los empleados del Juzgado afirmaron haber escuchado que tenía una relación con Aráoz, pero nunca de boca del juez. Su ex pareja Manuel Quipildor manifestó que salía con varios hombres al mismo tiempo. Y Pérez, su supuesto amante, alegó que apenas eran compañeros de trabajo.

Ella pidió la palabra y les contestó indirectamente: «Agustín me consultaba sobre los regalos que le compraría a sus hijos. Dijeron de todo de mí. Pero no le haría daño al único hombre que me respetó», dijo cuando amplió su declaración.

Contó con el mayor detalle posible sus pasos entre las 19, cuando fue a una inmobiliaria, y el momento en que la detuvieron. Pero se volvió a quebrar. Y de nuevo, los sollozos le impidieron seguir. Pero esta vez, parece que para siempre. ¿Acaso habrá dicho todo lo que tenía que decir?

En el medio, hay varios baches de su relato que la mujer no pudo explicar. Afirmó que estuvo tres horas drogándose y consumiendo alcohol en un bar. Pero ninguno de los que declaró haberla visto más tarde la notaron bajo los efectos de esas sustancias. Dijo que un llamado anónimo le advertía que Aráoz estaba muerto, y después lo negó, ¿por qué?

Por lo menos, esas dudas no las aclarará ante el Tribunal. Está claro que no aceptará someterse al interrogatorio de ningún abogado. Y por ahora tampoco quiere hablar con la prensa. El viernes sabrá si el silencio valió la pena, cuando escuchará del Tribunal si es o no culpable de la muerte de Aráoz.


Protagonistas y hechos claves del proceso judicial

Lagaceta.com.ar

19 de mayo de 2011

7 de febrero de 2011 – Cuando comenzó el juicio, al leer la demanda civil, el Tribunal notó que no le habían notificado a la Provincia. Hubo incertidumbre sobre el proceso.

11 de febrero de 2011 – Cuando declaraba Darío Pérez, Ema Gómez comenzó a decirle asesino. «Vos lo has muerto al juez, no sabés qué inventar, pelotudo (sic)», le gritó.

14 de febrero de 2011 – Ema Hortensia Gómez declaró por primera vez y contó lo que hizo hasta las 19 del día del crimen. Luego se quebró y pidió no seguir hablando.

21 y 22 de febrero de 2011 – Lucrecia Terán y Agustín Aráoz declararon y señalaron a Fabersani como el policía que habló con ellos y acusó a Gómez la noche mortal.

4 de abril de 2011 – Ema volvió a hablar y dio detalles sobre la noche del crimen. «La famosa Ema Gómez murió esa noche, en medio de un mar de sangre», dijo.

4 de mayo de 2011 – La fiscala de Cámara, Juana Prieto de Sólimo describió en su alegato, paso a paso, cómo mataron al juez Aráoz, según su reconstrucción de los hechos.


La condenaron, pero Ema Gómez salió conforme

Lagaceta.com.ar

19 de Mayo de 2011

La ex agente se retiró sonriente, mientras que Pérez fue quien recibió el peor castigo. Los hijos del juez Aráoz quedaron frustrados y confirmaron que apelarán la decisión. Para los camaristas, no hubo alevosía ni ensañamiento en el crimen.

El fallo de la Sala I de la Cámara Penal llegó después de 51 jornadas de debate, en las cuales se habló de malas prácticas policiales, de drogas y menores de edad, de infidelidades y de amoríos en torno del asesinato del juez de Menores Héctor Agustín Aráoz.

La principal protagonista fue la ex pareja del magistrado, Ema Hortensia Gómez, que finalmente recibió una condena de 13 años. El castigo fue menor al que sufrió Darío Pérez, a quien condenaron a 18 años de prisión. Sin embargo, ambos conservan la libertad (el fallo aún no está firme) y si se mantiene la condena, comenzarán a gozar de salidas transitorias luego de dos años efectivos en la cárcel (ella), y, en el caso de Pérez, cinco años.

El veredicto del tribunal fue por homicidio simple. La decisión no dejó conformes a los hijos del juez, que confirmaron que apelarán la sentencia. «Lo mataron de 10 tiros y, según el fallo, no hubo ensañamiento ni alevosía», protestaron. Luego de conocer la sentencia, Ema Gómez se retiró sonriente de la sala, mientras que Pérez insistió con su inocencia.

El también ex policía Andrés Fabersani fue condenado a 5 años de prisión por encubrimiento agravado. Rodolfo Domínguez y Rubén Albornoz, los otros acusados, fueron absueltos. Tras seis años y medio de ocurrido el asesinato de Aráoz, el proceso judicial no parece haber terminado con la decisión de ayer.


La trágica historia del juez, la mujer y los policías

Luis María Ruiz – Lagaceta.com.ar

19 de mayo de 2011

Héctor Agustín Aráoz fue asesinado de 10 disparos el 26 de noviembre de 2004. Ayer, un tribunal condenó a Darío Pérez a 18 años de prisión, al entender que fue él quien lo acribilló. También determinó que la ex novia del juez, Ema Gómez, fue partícipe primaria del hecho, y la sentenció a 13 años de cárcel. Detalles de un caso complicado y lleno de misterios.

Al juez Héctor Agustín Aráoz primero lo balearon en las piernas. Cayó con sus casi dos metros y cien kilos al piso de la galería sur de su casa de Yerba Buena. Se arrastró por un pasillo. Quizás buscaba su arma; quizás su teléfono. Nunca se sabrá. Volvieron a tirarle. Un proyectil le perforó la cadera, pero él siguió. Entró al baño, y recostado contra los azulejos, vio dos caras que conocía muy bien antes de recibir el décimo y último impacto: la de Alejandro Darío Pérez y la de Ema Hortensia Gómez.

El primero fue el autor de los disparos. La participación de la ex agente fue vital para que Aráoz fuera el primer juez asesinado en la historia de la provincia. A estas conclusiones llegó ayer el tribunal que los juzgaba.

Un oficio trucho

La mañana del viernes 26 de noviembre de 2004, Aráoz trabajó en su oficina del Juzgado de Menores N° 2. Estaba molesto. Desde una comisaría habían falsificado un oficio con su firma para permitir la salida de un menor del Instituto Roca. Y el juez le dedicó esa jornada a ordenar una serie de pericias para dar con los falsificadores.

Pero este episodio no tuvo nada que ver con el asesinato.

Aráoz subió a su camioneta Ford F-100 y manejó hasta la casa donde vivían Lucrecia Terán Luna y sus nueve hijos. Almorzó con ellos (ya nadie recuerda qué).

A las 14, salió junto a su hijo mayor, Agustín Aráoz Terán. Pasaron por un supermercado y compraron carne, pan y carbón. Ese domingo debían comer un asado que nunca se hizo.

Llegaron a la casa donde el juez vivía solo, en avenida Aconquija 2.950. Descargaron las bolsas, y Agustín (h) regresó en la camioneta a lo de su madre.

Hacía mucho calor. Aráoz se puso un short y una remera blanca.

Nadie sabe qué estuvo haciendo hasta que llegaron los asesinos.

Ni amor ni trabajo

Ema Gómez ya no era novia del juez. Y hacía poco que la habían echado de la Policía. Ella, que hasta meses antes se codeaba con el poder, ya no tenía amor ni trabajo.

Por uno de estos dos motivos fue que acudió al juez. Esto es lo que, al parecer, supusieron ayer los jueces durante la deliberación.

¿Llegó sola? ¿O la llevó Darío Pérez? Según todas las fuentes que consultó LA GACETA, estos son algunos de los interrogantes que los camaristas no pudieron dilucidar. Pero sí consideran que, por uno de esas razones, Aráoz y Ema Gómez comenzaron a pelear. Eso explicaría el profundo arañazo que tenía el magistrado en la yugular.

Fue entonces cuando -según esta versión- apareció en escena el ex oficial Pérez. Y comenzó la balacera.

Los vocales de la sala I de la Cámara Penal, Pedro Roldán Vázquez, Carlos Norry y Emilio Páez de la Torre, consideraron que el ayer condenado no buscaba hacero sufrir. Pero, una vez que el juez había recibido el primer disparo, ya no podía seguir vivo. Había que ultimarlo.

Según la autopsia, a Aráoz le quedó sólo un litro de sangre en el cuerpo. Por eso murió.

Entonces, según esta versión, Ema Gómez y Pérez comenzaron con su plan para tratar de no quedar involucrados con el crimen.

El ex oficial regresó a su casa de Lules. Esa noche, incluso, salió a bailar con su hermana y un grupo de amigos.

Ema Gómez tuvo una actividad más agitada. Llamó a algunos de los contactos que le habían quedado de su paso por Casa de Gobierno. No consiguió ayuda. Hasta que llamó a la comisaría de Banda del Río Salí. Habló con el entonces oficial Andrés Fabersani, que estaba a cargo de la guardia. Y, cerca de las 20.30, llegó a la dependencia.

Entró llorando y pidió verlo. Fabersani la recibió. Después, el oficial se acercó al comisario Rodolfo Domínguez y le comentó: «dice esta mujer que la hablaron por teléfono diciéndole que su novio, el juez Aráoz, está muerto».

El jefe de la comisaría no estaba al tanto del asesinato, entendieron los jueces. Tampoco el oficial Rubén Albornoz, que era sumariante.

Los cuatro (Domínguez, Fabersani, Albornoz y Gómez) se subieron a una camioneta. Llegaron a la casa de Aráoz. Era de noche.

La ex agente bajó primero. Abrió la reja y entró a la propiedad de su ex novio. El dogo «Tito» ya estaba suelto. Los tres policías no pudieron seguirla por el feroz guardián. Ella, adentro, comenzó a gritar. Y a arrojar muebles y adornos. La escena del crimen no volvió a ser la misma. La vida de los cinco protagonistas tampoco.

A Ema Gómez la arrestaron esa misma noche. A Pérez, un par de días después. Luego de tres meses de juicio, los jueces consideraron que ellos son los responsables por el homicidio de Aráoz. El ex oficial, señalado como autor material del hecho, recibió una pena de 18 años de prisión. La ex agente, sentenciada como partícipe primaria, una condena de 13 años. No quedaron detenidos. Tampoco su único encubridor, Fabersani. Aún quedan varios capítulos por escribirse en esta historia que protagonizan tres policías y un juez.


Ema Gómez y Pérez purgarán prisión perpetua por matar al juez Aráoz

Lagaceta.com.ar

5 de Diciembre de 2013

La Corte Suprema de Justicia modificó el fallo de la Sala I de la Cámara Penal.

Ema Hortensia Gómez, la mujer que había sido condenada por el crimen del juez de Menores Héctor Agustín Aráoz, deberá pasar muchos años en prisión ya que en las últimas horas, la Corte Suprema de Justicia modificó el fallo de 13 años de cárcel que había recibido la mujer, y lo cambió por prisión perpetua. La durísima condena también alcanza al otro acusado por el ataque, el ex oficial Darío Pérez, quien durante el juicio habría recibido 18 años de cárcel.

Aráoz fue asesinado el 26 de noviembre de 2004 de 10 disparos en una casona de El Corte, en Yerba Buena. El juez mantenía una relación sentimental con quien en ese momento aún era agente de Policía, Ema Gómez.

El 18 de mayo de 2011, los jueces de la sala I de la Cámara Penal, Pedro Roldán Vázquez, Carlos Norry y Emilio Páez de la Torre, dictaron la sentencia. Además de Pérez y Gómez, condenado al ex oficial Andrés Fabersani a seis años de prisión por encubrimiento.

Sin embargo, la fiscala del caso, Juana Prieto de Sólimo, apeló y la Corte la dio la razón. Así, Ema Gómez y Darío Pérez fueron condenados a prisión perpetua. A la sentencia contra Faversani se sumó la condena contra el ex comisario Rodolfo Domínguez, también acusado de encubrimiento, aunque en su caso debe ser la Sala Penal la que determine los años correspondientes.


Los jueces comprobaron que había un triángulo entre Gómez, Aráoz y Pérez

Lagaceta.com.ar

6 de Diciembre de 2013

El caso del homicidio del juez de Menores, Héctor Agustín Aráoz, dejó varios claroscuros en el triángulo amoroso que formaron el magistrado, Ema Hortensia Gómez y el ex policía Darío Pérez.

A lo largo de las audiencias del debate oral que se realizó en 2011 en el Palacio de Tribunales los testimonios fueron develando el virulento vínculo amoroso que había entre ellos tres. Gómez había sido pareja de ambos. Incluso había abandonado a Pérez cuando logró seducir al juez Aráoz. El ex policía conocía esta relación y, según lo que dijeron los testigos en el juicio, estaba muy enojado por haber sido abandonado por otro hombre.

En el momento en que ocurrió el homicidio (el 26 de noviembre de 2004) según analizaron los jueces del tribunal de la Sala I de la Cámara Penal, los jueces Pedro Roldán Vázquez, Carlos Norry y Emilio Páez de la Torre, que fueron quienes dictaron la primera sentencia en este caso, Ema Gómez ya no era novia del juez. Además, hacía poco tiempo que había sido echada de la Policía de Tucumán por su comportamiento indebido.

Gómez se había acostumbrado a codearse con el poder pero cuando sucedió el asesinato estaba desesperada, sin dinero y sin trabajo. Por eso, según los jueces, acudió al juez Aráoz en busca de amparo. Pero los magistrados no pudieron dilucidar si la mujer fue a la casa que el juez Aráoz tenía en Yerba Buena sola o en compañía de Pérez. A pesar de esto, consideraron que -por alguno de estos motivos- Gómez y el juez comenzaron a discutir. En ese momento, Pérez entró a la casa del juez y, al ver que estaban peleando, mató de 10 balazos al juez. Y así se habría dado el cruento desenlace de este triángulo amoroso.


La perpetua para Ema Gómez alivió a los Aráoz

Lagaceta.com.ar

6 de Diciembre de 2013

El máximo tribunal de la provincia determinó ayer que Ema Gómez y el ex policía Darío Pérez -actualmente prófugo- deben cumplir cadena perpetua por el homicidio del juez Héctor Aráoz.

Rodolfo Aráoz tenía 17 años y cursaba la secundaria cuando asesinaron a su padre, el Juez de Menores, Héctor Agustín Aráoz. El 26 de noviembre de 2004 Darío Pérez, un ex oficial que en ese momento todavía prestaba servicio en la Policía de Tucumán, lo mató disparándole diez veces en una casa que el juez tenía en Yerba Buena.

Pasaron más de nueve años de ese trágico día que destrozó la vida de esta familia. Hoy, Rodolfo Aráoz, es un abogado que recorre los pasillos de tribunales como alguna vez lo hizo su padre. Ayer a la mañana, estaba trabajando cuando se enteró que la Corte Suprema de Justicia había revocado parcialmente la sentencia que el tribunal de la Sala I de Cámara Penal (integrado por los jueces Carlos Norry, Emilio Páez de la Torre y Pedro Roldán Vázquez) había dictado en mayo de 2011.

Por esta resolución de la Corte Ema Hortencia Gómez y Pérez, que habían sido encontrados culpables del homicidio de Aráoz, deberán purgar sus culpas con una condena a cadena perpetua.

El tribunal de la Sala I los había condenado a 13 y 18 años de prisión respectivamente, pero el tribunal de la Corte, integrado por los jueces Antonio Gandur, Antonio Daniel Estofán, Daniel Oscar Posse y René Mario Goane, modificó la primera calificación que se le dio al asesinato del juez al considerar que Gómez y Pérez incurrieron en un homicidio calificado por ensañamiento.

A pesar de esta resolución la medida no se hará efectiva de inmediato porque los defensores pueden presentar un recurso extraordinario -una vez que reciban la notificación del fallo- para que el caso sea resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN).

Esa es la última instancia que tendrán los abogados para intentar que no quede firme la sentencia a reclusión perpetua que pesa sobre sus defendidos. Una vez que sean notificados, los letrados tendrán 10 días hábiles para realizar esta presentación y, de no hacerlo, la sentencia dictada por el máximo tribunal de la Justicia quedará firme.

El fallo de la Corte también modificó la sentencia que se había impuesto al ex comisario Rodolfo Domínguez, quien había sido absuelto de culpa y cargo por los delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público y de encubrimiento. Los jueces de la Corte consideraron que Domínguez sí es culpable por encubrimiento del homicidio del juez Aráoz, aunque no modificó la absolución por su desempeño como funcionario público. El resto de las sentencias dictadas por el tribunal de la Sala I no fue modificado por la Corte.

El alivio después del dolor

La familia Araóz esperó casi una década para escuchar una condena por el homicidio del juez que los confortara. «El tiempo se nos hizo muy largo, pero nunca perdimos la esperanza de que se podía revertir el fallo de los jueces de la Sala I. El día que escuchamos la sentencia fue como revivir la noche del homicidio de mi papá. Fue horrible ver que un tribunal considere que matar a una persona de diez balazos sólo signifique un homicidio simple», señaló Rodolfo Aráoz.

El joven abogado rememora que vivieron ese momento con bronca, tristeza y desilusión. Pero también recuerda que nunca perdieron la esperanza de la Corte pudiera revertir la resolución que se había tomado.

«Es cierto que pasaron muchos años, pero aún así sentimos que se hizo justicia. Está sentencia es muy importante. Más aún cuando se toma en cuenta que en muchos casos importantes, como el homicidio de Paulina Lebbos o la desaparición de Marita Verón, está involucrada una mafia policial. A mi papá lo asesinaron para tapar ventas de drogas, corrupción de menores y trata de personas. Quisieron hacer que este crimen parezca un caso pasional pero nosotros sabemos que su muerte tuvo índole mafiosa para ocultar parte de la corrupción», analizó.

La decisión de la Corte es la antesala de un largo debate legal

La revocación parcial de la Corte Suprema de Justicia al fallo de la Sala I de la Cámara Penal por el homicidio del juez de Menores, Héctor Agustín Aráoz, es un claro mensaje para la sociedad. O, al menos, esa es la evaluación que hizo ayer el abogado Benjamín Frías Alurralde, que representó a la familia del magistrado durante el juicio oral.

«Este fue un caso paradigmático. Nunca antes en la historia de la provincia o del país se había matado a un juez en ejercicio. Y mucho menos se había comprobado que los autores eran miembros de la Policía», agregó.

En este marco, Frías Alurralde planteó también una discrepancia jurídica con los defensores de los condenados. «El recurso extraordinario federal es claro y no es suspensivo de la pena que dictó la Corte. El único recurso que era suspensivo era el de casación que, justamente, fue el que resolvió el máximo tribunal. Es por eso que Ema Gómez no estaba detenida. Sin embargo, una vez que se cumplan los 10 días que tienen para presentar este recurso se podrá cumplir con la disposición de la Corte», sostuvo.

El juez Pedro Roldán Vázquez también habló con LA GACETA y se refirió a la decisión que tomaron los jueces del máximo tribunal. «El orden institucional de la Justicia tiene previsto los recursos para que las partes puedan pedir la revisión del fallo que emite un tribunal. En este caso el tribunal jerárquico de la Corte revocó parte de la sentencia que dictamos en el caso Aráoz. Y, reitero, esta resolución está prevista en el sistema judicial de nuestro país que se rige por los normas de un Estado de Derecho», explicó.

Por el lado de los condenados, la sentencia de la Corte fue tomada con muchos recaudos y tanto el defensor del ex comisario Rodolfo Domínguez como el de Ema Hortensia Gómez coincidieron en que la difusión del fallo del tribunal integrado por los jueces de la Corte Antonio Gandur, Antonio Daniel Estofán, Daniel Oscar Posse y René Mario Goane sólo tuvo una difusión mediática y que ellos todavía no fueron notificados oficialmente.

El defensor de Domínguez, Alvaro Zelarayán, aseguró que cuando sea debidamente informado y pueda analizar junto con el abogado Cergio Morfil (co-defensor del ex comisario) los fundamentos de la sentencia, seguramente presentará un recurso extraordinario para que intervenga la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN).

«En su momento, a Domínguez lo absolvieron por el delito de encubrimiento y por sus deberes como funcionario público. Pero ahora, como la Corte consideró que hay elementos para encontrarlo culpable por encubrimiento, lo pueden condenar a uno o a seis años de prisión. Sin embargo, apelaremos esta sentencia», adelantó.

De igual modo explicó que su cliente continuará en libertad porque no se puede hacer efectiva la sentencia de la Corte provincial hasta que al CSJN no analice y se expida sobre la cuestión de fondo. «Los argumentos que se evaluaron para condenar a Domínguez por encubrimiento no son válidos. La ley es clara y dice que para incurrir en encubrimiento se debe tener conocimiento del hecho que se está intentado tapar. Pero mi cliente nunca tuvo conocimiento previo del delito que se había cometido», concluyó Zelayarán.

En el mismo tono, Mario Mirra, defensor de Gómez, explicó que su cliente no pisará la cárcel hasta que al CSJN defina una sentencia. «Como todavía no tuve acceso a los fundamentos, no puedo hacer un análisis de la decisión del máximo tribunal. Tenemos que esperar a que nos notifique y recién ahí podremos actuar», remarcó. Este fallo de la Corte abre un nuevo debate judicial entorno al caso Aráoz que, se prevé, será extenso.


El martes 13 será la audiencia por el crimen del juez Aráoz

Lagaceta.com.ar

5 de Octubre de 2015

Un tribunal debe fijar la condena a Ema Gómez y al ex policía Rodolfo Domínquez. La Corte Suprema ya determinó que la mujer es responsable por el homicidio agravado y el hombre por encubrimiento.

Ema Hortensia Gómez y el ex comisario Rodolfo Reinaldo Domínguez volverán a sentarse el martes de la semana que viene frente a un tribunal y a escuchar a un fiscal acusándolos. Pero esta vez no tendrán la expectativa de ser absueltos, ya que la Corte Suprema de Justicia determinó su responsabilidad penal por el homicidio del juez de Menores Héctor Agustín Aráoz: la primera es responsable por el homicidio agravado, y el segundo por el encubrimiento.

Junto a estos dos imputados debería estar el ex policía Alejandro Darío Pérez, pero se encuentra prófugo. De acuerdo al fallo que en 2011 había dado la sala 1 de la Cámara Penal, y a la sentencia de la Corte, Pérez fue el autor de los 10 disparos que mataron al juez.

El homicidio ocurrió en noviembre de 2004 en la casa de Aráoz, en avenida Aconquija 2.950 de Yerba Buena. En 2011 se realizó el juicio oral y los jueces Pedro Roldán Vázquez, Carlos Norry y Emilio Páez de la Torre, determinaron que Pérez y Gómez lo mataron, pero calificaron al homicidio como simple y los condenaron a 18 y 13 años de prisión, respectivamente. También condenaron a Andrés Enrique Fabersani a cinco años de prisión por encubrimiento, y absolvieron a Domínguez y al policía Rubén Orlando Albornoz.

Pero la Corte Suprema de Justicia revocó parcialmente ese fallo, y determinó que Pérez y Gómez son responsables de homicidio agravado por ensañamiento, y que Domínguez debe ser condenado por encubrimiento. El máximo tribunal mantuvo la condena a Fabersani (quien este año comenzó a gozar de salidas transitorias al cumplirse la mitad de la pena) y la absolución a Albornoz.

Audiencia de visus

Para garantizar que los acusados tengan una doble instancia para hacer revisar su fallo, la Corte determinó la responsabilidad penal, y derivó en otro tribunal la fijación de la condena, tal como lo había hecho en el caso de la desaparición de María de los Ángeles Verón, donde los acusados habían sido absueltos por un tribunal, y la Corte revocó el fallo. Luego de la fijación de las condenas del caso Verón, los imputados volvieron a recurrir ante el máximo tribunal para que revise ese fallo, con otra integración.

En el caso Aráoz, los camaristas que deberán realizar la «audiencia de visus» serán María Elisa Molina, Alfonso Zóttoli y Carlos Caramuti. El fiscal de Cámara que actuará en esta instancia es Carlos Sale (durante el juicio había intervenido Juana Prieto de Sólimo).

En la audiencia, los jueces deberán escuchar primero a Gómez y a Domínguez, a quienes les preguntarán sobre sus condiciones personales, con quienes viven, cuáles son sus ingresos. No se debatirá sobre su actuación en el homicidio, ya que la responsabilidad penal ya está determinada.

Luego, el fiscal y el abogado querellante Benjamín Frías Alurralde expondrán sus argumentos para pedir una pena determinada, y los defensores Mario Mirra (por Gómez) y Álvaro Zelarayán y Cergio Morfil (por Domínguez) tratarán de que la decisión no afecte en lo inmediato a sus representados. El margen de acción del que disponen es poco, e intentarán de que al menos la pena no se haga efectiva inmediatamente.

En el caso de Ema Gómez, la única pena posible que determina el Código Penal para el homicidio agravado es el de prisión perpetua. Domínguez, por su parte, puede sufrir una pena de entre uno y seis años de prisión.

En ausencia

Distinto es el caso de Darío Pérez, sobre quien pesa una orden de captura internacional. En Tucumán no existe el juicio en ausencia del imputado, por lo que en caso de que la Policía lo encuentre, tendrá que realizarse una audiencia exclusiva para él. Al igual que Gómez, sólo podría recibir una pena a prisión perpetua.


Ema Gómez fue condenada a perpetua y trasladada a la cárcel de mujeres

Lagaceta.com.ar

14 de octubre de 2015

La ex policía Ema Gómez fue sentenciada a cadena perpetua tras ser acusada de ser la responsable por el homicidio agravado del juez Héctor Agustín Aráoz, en 2004. Además, el tribunal integrado por los jueces María Elisa Molina, Alfonso Zóttoli y Carlos Caramuti ordenó que la ex uniformada sea trasladada de inmediato a la cárcel de mujeres de Banda del Río Salí.

Esta mañana comenzó la audiencia a fin de determinar la condena para la ex policía. Al sentarse Gómez frente al tribunal, solicitó hacer uso de la palabra antes de ser interrogada por los magistrados y por los abogados de ambas partes. Allí contó sus datos personales y que ella daba cursos de preparación a la Policía; luego, aclaró que estuvo trabajando en la custodia de Beatriz Rojkes de Alperovich, en 2003.

Minutos más tarde, el fiscal Carlos Sade pidió al tribunal que se revoque la prisión domiciliaria a Gómez y que sea enviada hoy a la cárcel de mujeres. Además, el fiscal informó que una trabajadora social documentó las amenazas de la acusada cuando controlaban su prisión domiciliaria. Por su parte, la abogada de los hijos del juez Aráoz pidieron prisión perpetua, efectiva e inmediata para la ex uniformada.

Gómez y el ex comisario Rodolfo Reinaldo Domínguez ya se sentaron ayer frente al tribunal y escucharon las acusaciones del fiscal. Junto a estos dos imputados debería estar el ex policía Alejandro Darío Pérez, pero se encuentra prófugo. De acuerdo al fallo que en 2011 había dado la sala 1 de la Cámara Penal, y a la sentencia de la Corte, Pérez fue el autor de los 10 disparos que mataron al juez.

El homicidio ocurrió en noviembre de 2004 en la casa de Aráoz, en avenida Aconquija 2.950 de Yerba Buena. En 2011 se realizó el juicio oral y los jueces Pedro Roldán Vázquez, Carlos Norry y Emilio Páez de la Torre, determinaron que Pérez y Gómez lo mataron, pero calificaron al homicidio como simple y los condenaron a 18 y 13 años de prisión, respectivamente.

También condenaron a Andrés Enrique Fabersani a cinco años de prisión por encubrimiento, y absolvieron a Domínguez y al policía Rubén Orlando Albornoz. Pero la Corte Suprema de Justicia revocó parcialmente ese fallo, y determinó que Pérez y Gómez son responsables de homicidio agravado por ensañamiento. El máximo tribunal mantuvo la condena a Fabersani (quien este año comenzó a gozar de salidas transitorias al cumplirse la mitad de la pena) y la absolución a Albornoz.

Para garantizar que los acusados tengan una doble instancia para hacer revisar su fallo, la Corte determinó la responsabilidad penal, y derivó en otro tribunal la fijación de la condena, tal como lo había hecho en el caso de la desaparición de María de los Ángeles Verón, donde los acusados habían sido absueltos por un tribunal, y la Corte revocó el fallo.

Luego de la fijación de las condenas del caso Verón, los imputados volvieron a recurrir ante el máximo tribunal para que revise ese fallo, con otra integración.


Mató a un juez y ordenan acondicionar una cárcel para que dé a luz allí

Clarin.com

11 de noviembre de 2015

Es una ex policía a la que le cambiaron la condena a perpetua hace un mes y ahora la Cámara Penal pidió que el penal de mujeres esté listo en 20 días para recibirla y que pueda criar ahí a su hijo.

Ema Hortensia Gómez es tucumana y fue condenada a perpetua por el crimen de un juez en 2004. Ella está internada en un hospital tucumano, ya que le diagnosticaron diabetes gestacional. Sí, está embarazada y sus intentos para recibir prisión domiciliaria fueron en vano: La Cámara Penal acaba de ordenar que en 20 días se acondicione la cárcel de Mujeres para que pueda parir allí y, luego, criar a su hijo.

Todo comenzó el 14 de octubre cuando el máximo tribunal tucumano cambió la condena de Gómez: en 2011 le habían dado 13 años de prisión y hace un mes se convirtieron en homicidio agravado y una pena de prisión perpetua por el crimen del juez de Menores Héctor Agustín Aráoz. El fallo también decía que debía ser trasladada a la cárcel de mujeres.

Ante esta decisión y el embarazo de Gómez, el tribunal ordenó varias audiencias, entre las que se incluyó una visita a al Centro de Rehabilitación Santa Ester de la cárcel de mujeres de Banda del Río Salí.

Es que, antes de ser internada en el hospital del Este, la mujer estaba bajo el régimen de prisión domiciliaria en la casa de su padre en Bella Vista, ya que, además de su actual embarazo, fue madre hace dos años.

Pero los jueces Elisa Molina, Carlos Caramutti y Alfonso Zóttoli ordenaron que vaya a la cárcel y le dieron dos plazos al director de Institutos Penales Guillermo Snaider: 20 días para acondicionar un lugar para embarazadas, y 45 más para adaptar un sector para cuando dé a luz.

El crimen de Aráoz fue el 26 de noviembre de 2004, en la casa del juez de Yerba Buena. Le dieron más de 10 balazos y el acusado de ser el autor de los disparos, un policía llamado Alejandro Darío Pérez, está prófugo y tiene pedido de captura internacional.

La hipótesis oficial del homicidio habla de un triángulo amoroso entre el juez, Gómez y Pérez. La mujer, ex policía, y el magistrado habían sido pareja y, por alguna razón, los investigadores creen que el día del crimen fue a la casa de Aráoz, que hubo una discusión y terminó en un asesinato. Lo que no se sabe es en qué momento llegó Pérez.

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