
- Clasificación: Homicida
- Características: Parricida
- Número de víctimas: 1
- Fecha del crimen: 31 de mayo de 1932
- Fecha de detención: 3 de junio de 1932
- Fecha de nacimiento: 1905
- Perfil de la víctima: Scott Stephen, de 24 años (su amante)
- Método del crimen: Arma de fuego (revólver calibre 32)
- Lugar: Londres, Inglaterra, Gran Bretaña
- Estado: Fue absuelta el 5 de julio de 1932
Elvira Dolores Barney
Última actualización: 2 de enero de 2016
De 27 años. De la alta sociedad londinense. Juzgada ante el Tribunal Supremo de Londres en julio de 1932 por la muerte de su amante Scott Stephen, de 24 años.
En las primeras horas de la mañana del 31 de mayo de dicho año, la policía acudía al domicilio de Elvira Dolores Barney, en el número 21 de William’s Mews, Knightsbridge, respondiendo a un aviso telefónico. A su llegada encontró a aquélla presa de un ataque de histeria; junto a ella yacía en el suelo el cuerpo de su amante con una bala en el pulmón.
A pesar de su estado, Mrs. Barney declaró que habían tenido una disputa («a causa de una amiga de Stephen») que terminó en una pelea por la posesión de su revólver. «Mientras luchábamos -él quería quitármelo y yo que me lo devolviera- el revólver se disparó solo. Nuestras manos estaban juntas, las suyas y las mías…»
Se le permitió volver durante una temporada a casa de sus afligidos padres, una elegante mansión de Belgrave Square, pero el 3 de junio fue arrestada.
Presidió el tribunal encargado de juzgarla el magistrado Mr. Travers Humphreys, actuando como fiscal Mr. Percival Clarkey y Mr. Patrick Hastings como defensor. Numerosos vecinos afirmaron haber oído frecuentes disputas entre Stephen y la acusada; uno de ellos, la esposa de un chófer, declaró haber visto en cierta ocasión a Elvira Dolores Barney asomarse a una ventana y disparar contra su amante, que se encontraba en el patio.
El forense Bernard Spilsbury, que había examinado el cadáver poco después de la muerte, insistió en que no podía tratarse de un suicidio; para probar su teoría había estado ensayando con un esqueleto. Hastings interrogó brevemente a Spilsbury y se dirigió después al jurado: «…Sir Bernard Spilsbury no ha hecho ninguna afirmación que se oponga al testimonio de Mrs. Barney sobre cómo ocurrió la muerte… Su declaración no afecta para nada a mi defensa».
Mister Robert Churchill, experto en armas de fuego, aseguró que el revólver de la acusada, de cinco tiros, calibre 32, fabricado en América, era uno de los modelos más seguros; para dispararlo se necesitaba una presión considerable. Hastings hizo notar la falta de seguro en el arma y después de cogerla apretó el gatillo varias veces, diciendo: «No parece que sea necesaria una enorme fuerza muscular».
El interrogatorio de Elvira Dolores Barney revistió una gran fuerza dramática cuando el defensor, poniendo el revólver en el borde del banquillo de la acusada, gritó, de repente: «¡Coja ese revólver, Mrs. Barney!». Esta, respondiendo a un reflejo nervioso, lo levantó automáticamente con la mano derecha, haciendo así dudar al jurado de la exactitud del testimonio de la esposa del chófer que había afirmado que, cuando Elvira Dolores Barney disparó sobre su amante desde la ventana, sostenía el arma con la mano izquierda. El juez, Mr. Humphreys, al hacer la recapitulación de los hechos, aludió al «notable esfuerzo» que había realizado la defensa.
Al abandonar el Tribunal después de haber sido declarada inocente, Elvira Dolores Barney fue aclamada por una muchedumbre entusiasta.