El crimen de Cappont

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  • Clasificación: Crimen sin resolver
  • Características: Venganza
  • Número de víctimas: 1
  • Fecha del crimen: 9 de noviembre de 2006
  • Perfil de la víctima: Isaac Martínez Jiménez, de 26 años
  • Método del crimen: Arma de fuego (pistola)
  • Lugar: Lleida, España
  • Estado: Seis meses después de cometido el crimen, los Mossos d’Esquadra detuvieron como presunto autor a Jordi Rueda, hijo de un ex guardia civil, que en aquella época convivía con la excuñada de la víctima. Fue puesto en libertad por falta de pruebas tras permanecer seis meses en prisión. En 2016, la Audiencia de Lleida rechazó archivar el caso
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Muere un joven de 26 años tiroteado en plena calle en Lleida

Paco Soto – Diariodeleon.es

10 de noviembre de 2006

Un joven de 26 años, que los Mossos d,Esquadra han identificado como Isaac M.J., murió ayer por la mañana en Lleida tras ser tiroteado en plena calle por un individuo que después se dio a la fuga. El crimen sucedió en torno a las 7.30 horas frente al número 13 de la calle Riu Ter, en el barrio de Cap Pont de la capital del Segre.

Según varios testimonios, la víctima fue tiroteada por una persona encapuchada cuando salía con su coche de un aparcamiento.

A primera hora de la tarde, la Policía, que había examinado minuciosamente el vehículo de la víctima, aún no sabía con exactitud cuántos impactos de bala había recibido. Al parecer Isaac M.J. vivía en el edificio donde ocurrió el tiroteo.

La Policía catalana sospecha que el autor del crimen esperaba a la víctima frente al edificio y no descarta que contara con la colaboración de otra persona en la huida.

Los Mossos d’Esquadra, que acordonaron la zona pocos minutos después del suceso para intentar detener al autor de los disparos, han abierto una investigación y, aunque de momento no descartan ninguna hipótesis sobre el móvil del crimen, en principio creen que no se trata de un ajuste de cuentas o un delito relacionado con bandas mafiosas, que en los últimos años han conseguido afincarse en Lleida.

Según vecinos de la calle donde se ha perpetrado el tiroteo, el autor de los disparos ha sido un hombre encapuchado y de momento se desconoce con exactitud el número de impactos de bala que ha recibido la víctima. Los Mossos d’Esquadra han confirmado este extremo, pero no descartan que el autor material haya podido contar con la colaboración de otra persona en la huida. El crimen conmocionó al barrio de Cap Pont.


Detienen al presunto asesino de un joven muerto a tiros en Lleida

Janot Guil – ABC.es

21 de junio de 2007

El misterioso asesinato de Isaac Martínez Jiménez, el joven de 29 años que falleció el pasado 9 de noviembre tras ser tiroteado por un encapuchado cuando salía con su coche de su garaje en el barrio de Cappont de Lleida, puede haberse aclarado, tras la detención ayer del presunto asesino. Se han barajado varias hipótesis para explicar este extraño suceso -incluso la de que pudiera ser el error de un sicario que se equivocó de víctima-, pero desde ayer cobra fuerza la teoría de que el horrible crimen a sangre fría fuera fruto de un conflicto entre dos familias por la disputa de de la custodia de una niña. Porque entre la víctima y su presunto asesino existían lazos familiares.

Los Mossos d´Esquadra detuvieron ayer por la mañana a un joven de 29 años como presunto autor del asesinato. El detenido es Jorge R. M., de 29 años y vecino de Lleida, y tras prestar declaración ante un juez se decretó su ingreso en prisión sin fianza. Jorge R. M., que trabajaba en el bar de los juzgados de Lleida que regenta su padre, ya fue detenido por este caso a los dos días del crimen, pero entonces quedó en libertad. Las pruebas que se practicaron para hallar restos de pólvora en sus manos fueron negativas. Desde ayer, sin embargo, Jorge R. M. puede estar viviendo el inicio de un largo periodo de cautiverio.

El juez decretó el secreto de sumario sobre este caso, por lo que los Mossos no quisieron dar la versión oficial de los hechos, ni confirmar el presunto móvil de este crimen; o la principal hipótesis que barruntan para explicárselo.

Con todo, a tenor de los datos que trascendieron ayer, podríamos estar ante el fatal resultado de una disputa entre familias. Y es que se da la circunstancia de que el acusado del asesinato detenido ayer es la actual pareja sentimental de la ex mujer del hermano del fallecido. El hermano de la víctima y su ex mujer tenían una hija en común y discutían frecuentemente sobre la custodia de la menor, cuya tutela ostantaba [ostentaba] actualmente el padre.

Dudas

En algunas ocasiones el presunto asesino discutió con el hermano de la víctima sobre esta asunto. Además, la disputa por la tutela de la niña había llegado a los tribunales, según confirmaron fuentes de la familia del fallecido, quienes mostraron su indignación por el caso, ya que, como señalaron, «al (presunto) asesino ni le iba ni le venía» la polémica en torno a la niña. Precisamente, el hecho que el presunto asesino matara a Isaac y no al hermano de éste, arroja dudas sobre el presunto móvil familiar del caso.

La víctima del crimen, Isaac Martínez, estaba casado y tenía un hijo de cinco meses; vivía en un piso en la calle Comte de Vinatesa y tenía alquilada la plaza de aparcamiento en el número 13 de la calle Riu Ter.

El joven fallecido, que no tenía antecedenets [antecedentes] policiales, trabajaba de soldador en una empresa del polígono industrial Camí dels Frares de Lleida y su familia es muy conocida en el barrio de Cappont, donde su padre es propietario de una empresa de persianas.


Un tercer examen exculpa al acusado del crimen de Cappont

Elperiodico.com

28 de marzo de 2008

La prueba pericial realizada por la Guardia Civil a la ropa del acusado del crimen del barrio leridano de Cappont le exculpa del crimen. Este es el tercer examen que se practica por orden del juzgado, después de que los Mossos d’Esquadra y el Cuerpo Nacional de Policía llegasen a conclusiones contrapuestas. El imputado, Jordi Rueda, está en libertad desde el pasado diciembre después de pasar seis meses en la cárcel por el asesinato de Isaac Martínez.

Rueda fue el único arrestado tras la muerte a tiros del joven de 26 años, el 9 de noviembre del 2006. Ambos mantenían diferencias por la custodia de la sobrina del fallecido, ya que el sospechoso convivía con la excuñada de Martínez. No obstante, ese día, las primeras comprobaciones de los Mossos sobre posibles restos de pólvora en las manos del detenido resultaron infructuosas. Siete meses después -tras otro examen de la policía autonómica que descubrió bario, plomo y antimonio en sus manos y su ropa-, Jordi Rueda fue detenido de nuevo y, entonces sí, acusado formalmente del asesinato.

Idéntica metodología

Pero la prueba pericial realizada posteriormente por la Policía Nacional desmintió los resultados de la de los Mossos. Esto generó sorpresa al titular del juzgado número 4 de Lleida, ya que ambos cuerpos policiales habían usado idéntica metodología. Por ello encargó el tercer informe a la Guardia Civil, del que ahora se han conocido los resultados, que exoneran por segunda vez a Rueda.

Dicho examen apunta que «las partículas detectadas y recogidas en los expedientes del laboratorio científico de los Mossos d’Esquadra no reúnen las características propias de partículas de residuos de un disparo». Tras esta última prueba policial que exculpa a Rueda, ahora el juez deberá decidir si le mantiene la imputación por asesinato y tenencia ilícita de armas, que le ha obligado a presentarse en el juzgado cada 15 días en los últimos tres meses.


Archivo provisional del crimen de Cappont

María Jesús Ibáñez – Elperiodico.com

11 de julio de 2008

El Juzgado de Instrucción número 4 de Lleida ha decretado el sobreseimiento provisional de la causa abierta por el crimen del joven Isaac Martínez, muerto a tiros en noviembre del 2006 mientras salía del aparcamiento de su casa, en el barrio leridano de Cappont. Con su resolución, el juez acepta el argumento de la fiscalía de que no existe, en este momento, ninguna «prueba de cargo suficiente» para incriminar al hasta ahora único sospechoso del caso, Jordi Rueda, un camarero de 29 años que pasó seis meses en prisión por estos hechos.

El auto judicial, que será recurrido tanto por la defensa de Rueda como por la acusación particular -que representa a la familia de Isaac Martínez-, establece también que le sea devuelta al camarero la ropa requisada en su día por los Mossos, unas prendas en las que se encontraron restos de plomo, bario y antimonio. El sospechoso siempre ha dicho que el día que las vistió -el mismo día que se produjo el tiroteo- estuvo manipulando la batería de su coche.

Los análisis encargados por la policía autonómica relacionaron, en cambio, estas sustancias con las que se desprenden de un arma al ser disparada. La prueba aparentemente concluyente de los Mossos quedó en entredicho tiempo después, cuando un informe del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) determinó que las sustancias halladas en la ropa no correspondían a un disparo.

Analítica de la Guardia Civil

Ante tal contradicción, el juez ordenó, en diciembre pasado, la excarcelación de Rueda, que había ingresado en prisión acusado de un presunto delito de asesinato. Una tercera analítica, esta vez de la Guardia Civil, confirmó la versión de la Policía Nacional. Por todo ello, la fiscalía de Lleida pidió en mayo el archivo provisional del caso, al estimar que «no existen indicios suficientes» contra Rueda. La acusación particular reclamará que, al menos, las ropas del sospechoso sean conservadas por la policía, por si en el futuro hay que tomar más pruebas.


La familia de la víctima del crimen de Cappont ofrece 10.000 euros por pistas

Europa Press – Elmundo.es

10 de noviembre de 2010

Los padres de Isaac Martínez, el joven asesinado en Lleida el 9 de noviembre de 2006, ofrecen 10.000 euros a quien les facilite pistas del crimen, ha confirmado su abogado, Pau Simarro.

Sus padres quieren ofrecer esta recompensa cuando se cumplen cuatro años del crimen, según han adelantado los diarios Segre y La Mañana.

El único sospechoso de haber sido el autor del crimen quedó en libertad por falta de pruebas a finales de 2007. Los análisis de la Policía Nacional y de la Guardia Civil pusieron en duda la existencia de restos de pólvora en la ropa del imputado, ahora exculpado, en contradicción con las conclusiones a las que habían llegado los Mossos d’Esquadra.

Ante las dudas, Pau Simarro optó por evitar el juicio, que, de celebrarse, habría sido por jurado. Ahora el abogado espera que la jueza de Lleida que lleva el caso autorice una nueva prueba analítica que llevaría a cabo la policía científica europea (ENFSI), con sede en París. Quiere determinar si los restos en las prendas del sospechoso coinciden con los restos de los casquillos hallados en el lugar del crimen.

«La familia, cada vez más entristecida, está convencida -ha afirmado este miércoles el letrado- de que el único imputado en el asesinato es el culpable del crimen, por lo que esperan que alguien les eche un cable con pistas circunstanciales, como conversaciones».


El juez reabre el caso por el crimen de Cappont de Lleida

Lluís Visa – Elpais.com

6 de febrero de 2014

El juez que instruye las diligencias por el asesinato de Isaac Martínez, ocurrido en noviembre de 2006 en el barrio leridano de Cappont, ha reabierto la causa por segunda vez para poder investigar una llamada anónima que podría aportar nuevas pistas sobre el arma utilizada en el crimen.

Isaac Martínez, de 29 años y con un hijo de seis meses, fue acribillado a tiros por un encapuchado cuando salía con el coche del garaje para dirigirse al trabajo. El presunto asesino efectuó seis disparos, tres desde la parte posterior del vehículo y otros tres a bocajarro desde la ventanilla del conductor. Según la investigación, el arma utilizada fue una pistola Glock 19, de calibre 9 milímetros parabellum, un modelo que suelen utilizar muchos agentes de los cuerpos de seguridad.

La reapertura del caso, que estaba archivado provisionalmente, se ha producido después de que un desconocido llamara el pasado 7 de diciembre al dueño de un bar de la Avenida de Valencia, situado en el barrio donde vive la familia de la víctima, preguntando si conocía al hermano de Isaac. Ante la respuesta afirmativa, el comunicante anónimo le dijo que la pistola ya había sido utilizada antes de entrar en la tienda. Se supone que se refería a la armería en la que el asesino compró el arma homicida, todavía no encontrada. Así, el juez ha ordenado a Telefónica que le facilite una relación exhaustiva de todas las llamadas recibidas ese día en el citado bar con el fin de identificar los números desde los que se efectuaron las comunicaciones y a los titulares de las líneas.

Seis meses después de cometido el crimen, los Mossos d’Esquadra detuvieron como presunto autor a J.R.M., hijo de un ex guardia civil que trabajaba en el bar de los juzgados de Lleida y que entonces convivía con la excuñada de la víctima. Isaac y el detenido habían tenido algún enfrentamiento por la custodia del hijo de su hermano. El principal sospechoso estuvo seis meses en prisión. Pero el juez decretó su libertad después de recibir un informe policial que descartaba la existencia de restos de pólvora en las manos y ropas del detenido.

La familia ha convocado diversas movilizaciones para exigir el esclarecimiento del crimen y ha llegado a ofrecer una recompensa de 20.000 euros a quien aporte pruebas fiables sobre la autoría.


«20.000 euros por una prueba sobre el asesino de mi hijo, aunque sabemos quién es»

David López Frías – Elespanol.com

16 de octubre de 2016

La mañana del 9 de noviembre de 2006, Isaac Martínez se disponía a salir del parking de su casa con su Volkswagen Touran. Eran las 7 de la mañana, hacía frío en el barrio de Cappont (Lleida) y una densa neblina dominaba el ambiente. Tal vez por eso a nadie le extrañó que en la puerta del garaje se hubiese apostado un hombre con pasamontañas y chaleco reflectante. Cuando Isaac subió la rampa, el desconocido le estaba esperando. Desenfundó una pistola y le vació el cargador entre la espalda y la cara. Le descerrajó seis tiros que le quitaron la vida en el acto. El criminal huyó a pie y nadie consiguió darle alcance. Isaac, de 26 años, dejaba esposa (llevaba un año casado) y un hijo de 4 meses.

Se van a cumplir diez años de aquella fatídica mañana y no hay nadie en la cárcel por ese crimen. Fernando, el padre de Isaac, se encarga de que este suceso no caiga en el olvido. Todas las mañanas coge su furgoneta blanca, llena de flores y fotos de Isaac, y se marcha a trabajar. En las lunas laterales, un cartel: «Ofrezco 20.000 euros a la persona que delate al asesino de Isaac Martínez».

«Al principio dábamos 10.000 euros de recompensa», recuerda Fernando, «pero en vista de que no obteníamos resultados, optamos por doblar la cantidad. Si es una cuestión de dinero, ahí está el nuestro: 20.000 por una pista concluyente». Lo único que precisa la familia es esa prueba que incrimine de forma concluyente al autor material de los disparos. No esperan sorpresas, porque ellos tienen bastante claro quién mató a Isaac.

«No está pagando por ese crimen, pero tenemos muy claro que el asesino de mi hijo es Jordi Rueda». Se trata de la única persona que entró en prisión por la muerte de Isaac. 6 meses pasó entre rejas, hasta que el juez determinó que los tres informes de la policía científica no ofrecían pruebas concluyentes. «Ya se sabe: In dubio pro reo. En caso de duda, no se puede condenar a una persona. Tiene que estar muy claro. Y en este crimen, al asesino le salieron bien las cosas», resume el abogado de la familia, Pau Simarro.

Conflictos familiares

Pero, ¿quién es Jordi Rueda y por qué querría matar a Isaac? La madre del asesinado rememora los hechos con precisión. «Yo tengo otro hijo que se llama Raúl, que se separó de su mujer (Soraya) y consiguió arrebatarle la custodia de una hija que tienen en común. Durante todo aquel proceso, mi hijo Isaac se involucró mucho para ayudar a su hermano. Hizo falta contratar a detectives y recabar pruebas del estilo de vida que llevaba la exmujer de su hermano. Isaac se implicó al máximo en aquella causa».

Después de que el magistrado le concediese la custodia a Raúl, empezaron los problemas. La familia del fallecido sostiene que ella, indignada por haber perdido a la pequeña, «empezó a inflarle la cabeza a Jordi Rueda, su nuevo novio tras separarse de mi hijo. Le decía que la culpa de haber perdido a la pequeña no la tenía Raúl, sino su hermano, Isaac».

Varios incidentes le siguieron a aquellos acontecimientos, aunque los protagonistas no llegaron a las manos en ningún caso. Jordi aparecía por casa de los Martínez para pasar a recoger a la hija de Raúl y llevársela con su madre Soraya. Siempre se registraban momentos de tensión. «La última discusión fuerte la tuvimos por unas zapatillas de la niña», recuerda la madre del asesinado. «Aquí le poníamos unas zapatillas y nunca nos las devolvían. Un día decidí hacer lo mismo con el calzado que le había puesto su madre y Jordi Rueda se puso como loco. Me empezó a gritar desde la puerta. Isaac salió por la ventana a decirle que dejase de meterse conmigo».

Denuncia retirada

Tras el incidente, Soraya y Jordi decidieron denunciar a Isaac por amenazas, pero al final, la denuncia no prosperó y ellos mismos optaron por retirarla. «Pero creemos que ahí empezaron a planear todo el crimen», aseguran los padres de Isaac. Se basan en el testimonio de un funcionario de prisiones que vivía en el bloque contiguo al de Isaac y que, tras el crimen, y después de ver la imagen de Jordi Rueda en las noticias, decidió ir voluntariamente a declarar ante los Mossos d’Esquadra. «Declaró que unos días antes del asesinato había visto a Jordi Rueda en su portal, rebuscando entre los buzones. Le preguntó qué hacía allí y Jordi reconoció que estaba buscando el domicilio de Isaac. Ya lo estaban buscando», lamenta Conchi, la madre de Isaac.

Fernando, padre de Isaac, también recuerda que «unos días antes de que lo matasen, Isaac me confesó que se había enterado de que Jordi Rueda se había comprado una pistola. Pero no le hice mucho caso a aquello. Nunca le pregunté quién se lo había dicho. Hubiese sido importante para saber quién estaba al caso de lo que estaban preparando». Jamás sabrán si esa es la misma pistola de fabricación suiza de marca Glock, de 9 milímetros y muy usada por las fuerzas de seguridad, que mató a su hijo.

Seis tiros a bocajarro

El 9 de noviembre, Isaac salía de su parking y se disponía a ir a la fábrica de palas de excavadora donde trabajaba. En una esquina de la puerta del garaje estaba apostado el asesino. Parapetado tras un pasamontañas y un chaleco reflectante, esperó a que el Volkswagen de Isaac acabase de subir la rampa. Cuando atravesó la acera, el asesino le disparó desde detrás del coche. La bala impactó en la luna trasera justo cuando el vehículo bajaba el bordillo, por lo que erró el tiro. En el segundo no falló y le atravesó el tórax. Con el coche ya inmovilizado, se acercó a la ventanilla del conductor y le vació el cargador en la cara. Cuatro tiros que lo mataron en el acto. Asesinado Isaac, el pistolero echó a correr.

«No era un profesional, eso seguro», confirma el abogado de Isaac, argumentándolo de la siguiente manera. «Un sicario hace un trabajo más limpio. No dispara por detrás. No se está más de diez segundos. Le espera en la acera y le dispara por la ventanilla. Luego alguien le espera con un coche o una moto y huye. El asesino de Isaac no hizo nada de eso. Actuó torpemente. Tuvo suerte de que no rondasen por la escena del crimen ningún agente de la policía en aquel momento».

Nadie lo reconoció

Consumado el crimen, el asesino huyó a la carrera. Frente al lugar de los hechos estaban construyendo un concesionario de Citroen. Dos de los trabajadores que se encontraban en el lugar se dieron cuenta del suceso y uno de ellos echó a correr tras el criminal. A mitad del camino se arrepintió porque pensó que, al ir armado, podría disparar contra él también. Le dejó marchar.

El hecho de ir ataviado con pasamontañas y chaleco reflectando resultó una buena idea para evitar que le identificasen. Ninguno de los testigos presenciales recuerda prácticamente nada del asesino: sólo que llevaba un llamativo chaleco amarillo.

«La otra de las características en la que coinciden los testigos presenciales es que el tipo que disparó tenía una leve cojera de una pierna. Eso coincide con la descripción de Jordi Rueda, que tuvo un accidente de tráfico unos años antes y acusaba una lesión en una pierna», confirma la familia de Isaac.

Registros de llamadas borrados

El juez decretó el secreto sumarial. Aquello, según el abogado, «lo complicó todo». «Tardaron seis meses en levantarlo. Cuando yo tuve acceso a la documentación, vi que Jordi Rueda había llamado al bar de su padre unos minutos antes del asesinato. Enseguida pedí que hiciesen una triangulación de las llamadas de su teléfono, pero ya era tarde», explica el abogado de la familia. Por triangulación se refiere a consultar a las compañías telefónicas para que ubiquen el emplazamiento exacto desde el que habían efectuado las llamadas. «Si hubiésemos podido demostrar que él hizo esa llamada desde el lugar de los hechos, a 6 kilómetros de su residencia habitual, el juez le podía haber pedido explicaciones sobre qué estaba haciendo allí esas horas». El problema estribó en que las compañías telefónicas sólo guardan esos datos durante tres meses. El registro se había perdido para siempre.

No obstante, los Mossos d’Esquadra detuvieron a Rueda. Tras hacerle declarar, tomaron muestras de los restos químicos hallados en sus manos y en su ropa. Lo sometieron a un análisis y concluyeron que había efectuado un disparo, porque hallaron restos de plomo, bario y antimonio. «Son tres compuestos químicos que aparecen juntos cuando se efectúa un disparo», aclara el abogado. En un principio no había dudas y Rueda fue a la cárcel.

La tercera prueba química, decisiva

Seis meses pasó en prisión, hasta que la defensa solicitó una segunda prueba química, de la que se encargó la Policía Nacional. La decepción de la familia llegó al obtener los resultados: «Rueda, cuyo padre es Guardia Civil, esgrimió que los restos químicos en su ropa y sus manos habían aparecido porque le había cambiado la batería al coche el día de antes». Entre el nuevo análisis químico y la coartada, Rueda fue puesto en libertad por falta de pruebas.

La familia de Isaac pidió un tercer análisis; el del desempate. Le fue encargado a la Guardia Civil, que elaboró un informe contradictorio. «Confirmaron que los restos químicos se debían a un disparo, pero también concluyeron que el fulminante (una pieza de la bala) no coincidía con lo que habían detectado en los análisis. Es decir, que había pegado tiros, pero que no lo había hecho supuestamente con el arma homicida».

Después de la tercera prueba, Rueda quedó exculpado y en libertad sin cargos. La defensa de Isaac pidió el sobreseimiento provisional del caso para, en un futuro, poder reabrirlo «cuando la ciencia haya avanzado lo suficiente y sea capaz de determinar de forma concluyente que los restos químicos de la ropa de Rueda se deben a que disparó contra mi hijo», relata Fernando.

Tras decidir ofrecer recompensa, recibieron un par de llamadas y cartas anónimas que dieron pistas falsas: «Un manuscrito nos decía que el culpable era el dueño de un concesionario de coches de Fraga (Huesca). La policía investigó, pero aquel hombre no estaba ni relacionado con el caso», explica Conchi. También recurrieron a amigos, a vecinos, a videntes… «Sé que es un camelo, pero al final te aferras a cualquier cosa» dice la madre.

La llamada anónima

Hace un par de años, en el bar de un conocido de Raúl (hermano de Isaac) recibieron una llamada anónima que aseguraba que el arma utilizada para el crimen había sido usada previamente en otros asesinatos. Los Mossos d’Esquadra estuvieron investigando, pero no hallaron ninguna prueba concluyente que permitiese volver a desarchivar el caso.

Por su parte, la identificación de la pistola como una Glock 9 milímetros (la más usada por las fuerzas de seguridad) dio lugar a un titánico proceso de rastreo de armas. Los agentes de las fuerzas de seguridad de la provincia ofrecieron sus pistolas para que se cotejase si los disparos se habían realizado con una de ellas. El resultado fue negativo.

Desde entonces, la familia no ha cejado en su empeño de conseguir esa prueba concluyente que les permita volver a los tribunales. «Sabemos quién es el asesino de nuestro hijo. Damos 20.000 euros de recompensa a quien nos traiga una prueba concluyente. Una confesión de un testigo, un testimonio directo. O en todo caso, un análisis químico certero».

Sobre esto, familia y abogado reconocen que «al enterarse del caso, se puso en contacto con nosotros una empresa que aseguraba que ellos podían realizar ese análisis concluyente. A medida que fuimos hablando con ellos, nos dimos cuenta de que de química sabían más bien poco, que entregarle las pruebas iba a ser destruirlas y que lo que querían era sacarnos el dinero».

Nunca se olvida

«Que te maten a un hijo es algo que no se olvida jamás. Cada día de nuestra vida pensamos en el tema. Es muy duro», reconoce su madre. El padre de Isaac, por su parte, prefiere «no contarte qué sentimientos tengo hacia el asesino. Alguna vez nos hemos cruzado por Lleida y encima se ha paseado delante de nosotros, pavoneándose», asegura.

Por su parte, Raúl, el hermano del fallecido, sigue teniendo la custodia de su hija que, paradójicamente, tiene dos hermanas que son hijas de Rueda, la persona que pasó 6 meses en prisión acusado del crimen. «Rueda ya no es pareja de Soraya, pero tuvieron dos hijas en común. Nuestra nieta tiene ya 14 años, es muy madura y no tiene problemas al respecto», cuentan en casa. Respecto al hijo de Isaac, ya ha cumplido 10 años. «Le explicamos con tacto lo que pasó con su padre. Un día nos preguntó qué significa ese cartel que lleva su abuelo colgado en la furgoneta. Le contamos que ofrecíamos 20.000 euros por una prueba y él se limitó a responder que eso era demasiado dinero».

De momento, la familia sigue teniendo esperanzas, aunque cada vez menos. Se reducen a un hipotético análisis químico de las prendas de ropa, que siguen bajo custodia policial. Ellos siguen con su cruzada particular. Los vecinos preguntan y se interesan por el caso, pero el apoyo ciudadano ha sido menor del esperado. «Hemos montado un par de concentraciones durante estos años, pero acudió muy poca gente. En una de ellas empezó a llover y nos quedamos cuatro solos», lamentan los padres, mirándose con tristeza.


Se cumplen 10 años del crimen de Cappont y la Audiencia de Lleida rechaza archivar el caso definitivamente

ACN – Lavanguardia.com

9 de noviembre de 2016

El 9 de noviembre de 2006 un encapuchado mató de seis disparos Isaac Martínez, de 26 años, cuando salía con el coche de su aparcamiento, en la calle Riu Ter del barrio de Cappont, en Lleida. Este miércoles se cumplen diez años del «crimen de Cappont» y el caso sigue sin resolverse.

El único detenido por este crimen quedó en libertad por falta de pruebas. La familia, según su abogado, Pau Simarro, espera que la ciencia avance y se pueda relacionar la pólvora del lugar del crimen con restos en la ropa del sospechoso puesto que estos hechos prescriben transcurridos 25 años.

El abogado del detenido ha intentado hasta en tres ocasiones que se archive definitivamente el caso. La última, este año, pero la Audiencia de Lleida rechazó esta petición y mantiene el archivo provisional, según ha explicado Simarro.

El caso de Cappont, no es el único crimen sin resolverse en la provincia. Hay al menos seis crímenes más cometidos en los últimos diez años que siguen siendo un «caso abierto» porque no hay ningún detenido o son casos en los que se juzgó a alguien que quedó absuelto.

El intendente de los Mossos d’Esquadra en Lleida, Xavier Monclús, asegura, que ningún caso se da por cerrado y que se sigue investigando «siempre».

El más reciente de los crímenes sin resolver es el apuñalamiento mortal de un joven de veinte años y de origen rumano durante una pelea en el campo de fútbol de Albatàrrec (Segrià), el 29 de mayo de este 2016. Según los vecinos, los implicados en la pelea eran temporeros pero no trabajaban en Albatàrrec sino en municipios próximos. Los Mossos d’Esquadra tomaron declaración a varios testigos pero no detuvieron a nadie.

El año pasado se cometió otro crimen, que también sin resolver. En este caso sí que hubo un detenido pero el juez lo dejó en libertad por falta de pruebas. Se trata del crimen de la Zona Alta de Lleida en el que un médico de 82 años murió cuando alguien lo apuñaló en el pecho en la Plaça dels Amics de Lleida, el 12 de junio de 2015.

La causa se archivó provisionalmente puesto que dos informes de los Mossos dieron negativo en sangre a los cuchillos del sospechoso, pero la investigación sigue abierta.

La fiscalía consideraba al detenido autor también del apuñalamiento a un Guardia Civil retirado, que resultó herido, dos meses antes en la misma Zona Alta de Lleida, pero tampoco había bastante pruebas para relacionarlo. Otro crimen sin resolver, en este caso porque el único detenido, acusado y juzgado quedó absuelto, es el de la Avinguda Catalunya.

El jurado popular declaró no culpable al acusado de asesinar a un hombre en octubre de 2011. Consideró que no existían pruebas contundentes para incriminarlo, como por ejemplo el hecho que en la barra de hierro considerada arma del crimen no se encontraran restos de ningún tipo.

También en 2011, concretamente el 9 de junio, una mujer de unos 25 años apareció muerta en la calle Leandre Cristòfol de Lleida, en la zona de los Institutos. Se trataba de una mujer que se dedicaba a la prostitución y era de nacionalidad extranjera.

El cuerpo de la víctima presentaba un fuerte golpe a la cabeza y el área Territorial de Investigación de los Mossos confirmó que su muerte había sido violenta. Todavía no se ha detenido a nadie por estos hechos. Como el caso de la Avinguda Catalunya, también fue juzgado y absuelto por la Audiencia de Lleida el acusado de asesinar el empresario leridano Santiago Mir.

La sala coincidió con la defensa en que no había pruebas suficientes para declararlo culpable de los delitos de asesinato, robo con violencia e intimidación, tenencia ilícita de armas y robo de vehículo. El juez consideraba insuficiente para condenarlo la identificación que hizo del acusado la mujer de la víctima, testigo de los hechos.

En la sentencia se explicaba que se consideraba probado que el día del asesinato, el 1 de agosto de 2009, cuatro hombres encapuchados asaltaron la casa de la víctima y que uno de ellos mató a Santiago Mir pero que no existían pruebas «bastante contundentes» para asegurar que el acusado fue uno de ellos.

En esta última década tampoco se ha resuelto la muerte de un joven de origen magrebí que apareció muerto el 18 de enero de 2009 en una finca de Aitona, cercana al vertedero de residuos municipal. El chico había muerto debido a varios golpes a la cabeza y el cuerpo se encontraba en un estado de descomposición avanzado. Se detuvo a varias personas pero finalmente no se llegó a acusar nadie de los hechos.

En cuanto al Pirineu, el único caso que sigue abierto es el asesinato de un hombre en la Torre de Cabdella (Pallars Jussà). Fue apuñalado en el estómago el 21 de junio de 2011 junto a su casa. Durante la investigación se interrogaron a varias personas de su entorno más próximo pero finalmente no se acusó nadie.


El asesinato de Isaac Martínez

Datos extraídos del documental «Expediente abierto» de Antena 3 TV.

Isaac Martínez murió asesinado en Lleida a primera hora de la mañana, cuando salía de su garaje para ir a su trabajo de soldador. Tenía 26 años y acababa de ser padre.

Vicente Garrido, psicólogo y criminalista: «Es un crimen que sorprende porque el sujeto buscó un lugar donde actuar de manera muy rápida, en la calle, y sin que existiera la posibilidad de que la víctima le viera».

Entrevista del criminólogo Vicente Garrido con los familiares de Isaac Martínez.

Vicente Garrido: ¿Cómo es el barrio de Cappont?

Raúl Martínez, hermano mayor de Isaac: Pues es un barrio de clase media muy tranquilo. Allí nos hemos criado, y está casi al centro de Lérida.

Vicente Garrido: ¿Por qué buscó un garaje tan alejado de su residencia?

Raúl Martínez: Bueno, pues más que nada porque en el bloque donde vivía no había garaje y entonces lo tenía alquilado a un amigo suyo, y estaba pues a unos doscientos metros de su casa, y cada día hacía el trayecto andando.

Vicente Garrido: ¿Cómo están tus padres?

Raúl Martínez: Se le echa mucho en falta y lo están pasando realmente mal.

Vicente Garrido: Me gustaría que me comentárais cómo era vuestro hijo…

Concepción Jiménez, madre de Isaac Martínez: Siempre estaba pendiente de que nosotros estuviéramos bien. Si te veía triste enseguida lo notaba.

Vicente Garrido: Él, al ser ya más mayor creció mucho y se hizo un hombre fuerte. […] Es decir, era un hombre fuerte y vigoroso. ¿Y eso a él no le había permitido quizá haber participado en alguna pelea? ¿No tenéis constancia de eso?

Respuesta de los familiares de Isaac: No. Nunca.

Vicente Garrido: ¿Tuvísteis alguna vez algún problema porque él hubiera bebido o hubiera consumido algún tipo de sustancia?

Concepción Jiménez: Nunca. Y de salir por la noche no solía salir.

Vicente Garrido: Tengo entendido que poco antes de ser asesinado, Isaac se casó…

Concepción Jiménez: Sí. El día de la boda de Isaac fue un día muy feliz. Se casó por lo civil, pero él estaba muy ilusionado por casarse y luego quería formar una familia.

Raúl Martínez: Quería mucho a su pareja y sobre todo él tenía la ilusión del niño.

En menos de un año, Isaac y su mujer tuvieron su primer hijo. No se separaba de él ni un minuto. Pero la alegría duró poco para esta familia. El pequeño tenía tres meses cuando asesinaron a Isaac.

Vicente Garrido: ¿Cuál es el papel que jugaba dentro de la familia Isaac?

Raúl Martínez: Cuando yo me separo, él se convierte en el hermano mayor. Tuvimos a la cría, muy bien, pero, bueno, la cosa pues… Yo empecé a trabajar fuera, la cosa no iba bien, y llegó un día en que yo llegué y dije, aquí se ha acabado todo.

Las buenas relaciones se deterioraron cuando la pareja se separó. Isaac no dudó en enfrentarse a su excuñada para conseguir lo que creía mejor para su sobrina.

Vicente Garrido: Y frente a eso, ¿Isaac cómo se portaba? ¿Qué hacía?

Raúl Martínez: En mi separación estuvo pues apoyándome siempre en todo, y a veces pienso que igual hasta demasiado.

En estas declaraciones, Raúl se refiere a que Isaac le ayudó a conseguir la custodia de la hija que tuvo con su expareja.

El asesinato

Siete y veinte de la mañana. Ese día de noviembre había mucha niebla en Lleida. En la calle ya había gente que iba camino del trabajo. La ciudad empezaba a despertar. Al salir del garaje con su moto, una testigo se fijó en un hombre junto a la puerta. Isaac Martínez, en el interior de su vehículo, se dirigió a la rampa de salida del aparcamiento. Cuando su coche llegó a la calle se produjeron los disparos.

A las siete y treinta y nueve de la mañana una llamada al teléfono de emergencias 112 informó de la tragedia.

Teleoperador: ¿Me puede explicar qué ha pasado?

Testigo: Ha venido un hombre bajito con un pasamontañas y un chaleco de estos amarillos. Ha venido y ha tirado cuatro tiros aquí al coche. Bajo y gordito.

Teleoperador: ¿Y anorak amarillo? Muy bien. Ahora van dos patrullas para allí, ¿de acuerdo?

Testigo: ¡Vale, vale!

En un edificio cercano, un vecino salió al balcón de su casa cuando escuchó los disparos.

Pío González, testigo presencial: «Sentí unos ruidos y entonces me asomé y al cabo de tres o cuatro segundos vi una persona corriendo hacia allá, y llevaba la pistola en una mano. Me pareció que era fuerte. Yo creo que mediría sobre uno ochenta, uno ochenta y cinco, y unos noventa, noventa y cinco kilos de peso. [Llevaba] un chaleco reflectante amarillo. No corría deprisa. Una persona que va deprisa ese trayecto lo hace en dos segundos, y él tardó más. Diría que casi cojeaba de una pierna».

Otro de los testigos, un albañil que ese día estaba en una obra muy cercana al parking. Iba hacia el trabajo cuando se cruzó con el asesino.

José Gaspar, testigo presencial: «Salía corriendo un chico y saltó de aquí. Por la velocidad que llevaba y el salto que pegó desde aquí hasta ahí abajo, yo relacioné que los disparos que había escuchado eran con este chico».

El testigo no sabía que se había cometido un crimen, pero un impulso le llevó a perseguirle.

José Gaspar: «Todo este tramo yo lo hice corriendo porque él iba muy rápido. Una vez llegué a la esquina, él empezó a reducir la velocidad y yo lo mismo, iba más lento. Por miedo. Era por miedo».

La huida del criminal acabó junto a un colegio.

José Gaspar: «[Allí] había aparcada una furgoneta. Yo no sé si se subió o no se subió. La persona que iba corriendo me desapareció y lo único que vi fue la furgoneta blanca como salía rápido. […] Ya no vi nada más».

Pese a la declaración de los testigos, la falta de detalles más concretos sobre el pistolero o hacia dónde se dirigía en su huida impidieron su detención.

El asesino atacó en plena calle y a tan sólo trece minutos de que saliera el sol. Según quedó reflejado en el sumario, los testigos incurrieron en contradicciones cuando describieron al pistolero. Por ejemplo, dudaban de si llevaba o no un arma y en qué mano la portaba. ¿Pudo ser la luz de primera hora la que influyó en lo que vieron los testigos?

Román Bardají, perito luminístico: «En aquel momento ya había bastante iluminación, ya es prácticamente de día, aunque no haya salido el sol. Hay una visibilidad de unos cuarenta, cincuenta metros en la que se puede discernir dentro de esta distancia las facciones, la cara […] si no hay ningún impedimento como capuchas o alguna prenda de vestir, etcétera».

Si había visibilidad, ¿por qué los testigos hicieron una descripción tan escueta del asesino? El perfilador Vicente Garrido cree que eligió su indumentaria con intención. Con su chaleco reflectante consiguió que sólo se fijaran en eso. El pasamontañas también desvió parte de la atención.

Los amigos de Isaac, en una charla con Vicente Garrido, se mostraron seguros de que la víctima no tenía enemigos ni recibía amenazas.

Vicente Garrido: «¿Por qué una persona que no tiene ninguna vinculación con el mundo marginal, con la delincuencia, que jamás ha tenido ningún problema grave con nadie, resulta asesinado o ejecutado de una manera tan vil? Esa es la pregunta más importante».

El asesino disparó seis veces. Cuatro de esos tiros fueron certeros y mataron a Isaac. En la escena del crimen, los investigadores encontraron los casquillos de bala del calibre 9 milímetros Parabellum, y las utilizaron en un arma de marca Glock, la semiautomática más vendida del mundo.

Javier Serrano, instructor de tiro: «La Glock 17 la utilizan cuerpos de élite como la UEI de la Guardia Civil, la policía americana la utiliza mucho como defensa personal, y es un arma de combate».

La Glock es una pistola de uso policial. De hecho es el arma que utilizan agentes de más de cincuenta países. Por eso, cuando asesinaron a Isaac los investigadores intervinieron todas las Glock de los cuerpos de seguridad de la provincia de Lleida. Después de analizar cada una de esas armas les fueron devueltas y todos esos agentes fueron descartados. Es una pistola muy manejable y fácil de conseguir de segunda mano en Internet e incluso en el mercado negro, donde se cotiza a partir de tres mil euros. El precio en tienda de una nueva es más barato (entre los 400 y 500 euros cuando se realiza el documental), pero es necesario permiso de armas. Desde 1982 se venden más de cinco millones en todo el mundo. De ahí que sea prácticamente imposible identificar a todos los titulares de una pistola Glock, un hecho que dificultó, aún más, la localización del asesino de Isaac. Lo que sí conocieron los investigadores es que este criminal sabía cómo utilizar un arma.

Según el instructor Javier Serrano, sólo un experto en armas habría sido capaz de alcanzar la precisión que tuvo el asesino de Isaac.

Interpretación de la autopsia por parte del forense Aitor Curiel.

Vicente Garrido: Es importante conocer la trayectoria de los disparos, la precisión con que fueron realizados con objeto de poder desarrollar un perfil del posible asesino.

En los tres primeros disparos, realizados desde la parte de atrás del vehículo, sólo uno fue certero. El primero impactó en otro coche y los otros dos en el de la víctima. Rompieron la luna trasera y atravesaron el asiento. Uno de ellos alcanzó a Isaac.

Vicente Garrido: El tirador hizo seis disparos, de los cuales sólo impactaron cuatro. Tres disparos los hizo desde la espalda, y de éstos sólo uno le acertó. ¿Puedes comentarme cómo fue la trayectoria de ese disparo?

Aitor Curiel: Sí. En la autopsia hemos encontrado claramente un orificio de entrada en la parte posterior […] que es de izquierda a derecha y de abajo a arriba. Esta bala que se introduce en el cuerpo […] no tiene un orificio de salida por delante porque no llega a salir del cuerpo, se aloja por debajo de la segunda costilla derecha.

Esa bala en la espalda no mató a Isaac al instante. Quedó malherido, pero todavía podía moverse. En la inspección ocular los investigadores encontraron su coche ya en la calzada. Avanzó unos metros después de esos disparos.

Vicente Garrido: ¿Cuál es el efecto que produce? ¿Qué impacto tiene?

Aitor Curiel: Bueno, no lesiona el corazón. Atraviesa la cavidad torácica, lesiona evidentemente el pulmón derecho y produce una hemorragia en cascada, en sábana; una hemorragia habitual en este tipo de lesiones. Esta lesión no mata inmediatamente. Produciría el fallecimiento con el transcurso del tiempo por un shock hemorrágico y por tanto Isaac tiene capacidad de reacción.

Pero el tirador siguió disparando. Se situó a más de un metro del coche. El asesino quería asegurarse de cumplir su objetivo. Cambió de posición. Se acercó a la puerta del conductor y apuntó directamente a su cabeza.

Vicente Garrido: ¿Puedes analizarme estos tres disparos?

Aitor Curiel: Estamos hablando de tres disparos a corta distancia que tienen el orificio de entrada por la parte lateral izquierda de la cara. Es muy probable que se agachara parcialmente, incluso girara la cabeza hacia este lado (derecho según la posición del forense en el documental), con lo cual vemos los tres orificios de entrada. Entran por la izquierda y salen los tres por la derecha.

Cualquiera de los tres disparos acabaron con su vida. Isaac murió en el acto.

Aitor Curiel: Estos tres disparos atraviesan la cavidad craneal, atraviesan la cabeza, y fracturan la base del cráneo. Estas lesiones son mortales de necesidad. Cualquiera de los tres impactos produjo la muerte prácticamente de manera inmediata.

Las horas posteriores al asesinato de Isaac fueron cruciales. Inmediatamente, los Mossos d’Esquadra pusieron en marcha la Operación Jaula para controlar las salidas de Lleida y tratar de detectar a alguien sospechoso. A la vez, y como en toda investigación, el entorno familiar y de amistades de Isaac fue interrogado. Las pesquisas llevaron a dos hombres: Jordi Rueda, quien en ese momento convivía con la excuñada de Isaac, y Carlos Triano, el mejor amigo de Isaac.

Isaac era el padrino de la primera hija de Carlos. Se conocían desde la adolescencia. Llevaban sin hablarse dos años, tal y como declararon a los investigadores los amigos comunes de la pandilla. Estaban enfadados tras pedir a medias un crédito de tres mil euros. Además, según el sumario, el carácter de Carlos era bastante fuerte. Estos datos fueron suficientes para que rápidamente se convirtiera en sospechoso. Carlos fue interrogado por los Mossos, comprobaron dónde estaba a la hora del asesinato y muy pronto fue descartado por los investigadores.

Las malas relaciones familiares llevaron a los Mossos hasta Jordi Rueda, entonces pareja de Soraya, la excuñada de la víctima. El padre de Jordi fue guardia civil. Los investigadores creían que su hijo podía tener acceso a un arma.

Entrevista del equipo de Expediente abierto con Jordi Rueda.

Entrevistador: ¿Cómo usted se vio inmerso en esta historia?

Jordi Rueda, investigado: Lo mío fue de sorpresa. De que pensaran que yo había podido hacer una cosa así cuando nunca he tenido ningún tipo de historia ni de problema ni conflicto con nadie. Yo nunca me he visto envuelto en cosas de estas. […] Quizá he tenido una denuncia por una pelea que tuve una vez por defender a mi excuñada, que estaban intentando abusar de ella. Es la única cosa que me ha pasado en la vida. Así violenta, digamos.

El día del asesinato, Jordi fue la primera persona que los Mossos d’Esquadra llamaron para tomar declaración. Poco antes había tenido un enfrentamiento.

Entrevistador: Luego esta mala relación es la que se apunta como móvil del asesinato…

Jordi Rueda: No, es que, mala relación… O sea, buena no era, desde luego. Mala tampoco. Simplemente yo pienso que no había relación. Ellos dicen que yo me había enganchado […] con Isaac. Yo a Isaac sólo hablé una vez con él, y que fue… fue yendo a buscar a la hija de Soraya y de su hermano, que la bajaron en zapatillas, y yo llamé a su portal y le dije a la abuela de la niña que cómo me habían bajado a la niña con zapatillas, con chanclas… Hacía mucho frío… Y yo le dije «pues es tu nieta, no te lo digo por mí, es que es tu nieta». Se puso nerviosa, se puso a gritar, entonces salió Isaac por el balcón [y supuestamente le dijo a Jordi] «Ya te cogeré por ahí, tranquilo que ya te encontraré, que no sé qué, no sé cuantos»… Yo miré para arriba, le dije «para qué me vas a encontrar, estoy aquí, baja». [Según Jordi, Isaac dijo] «Tú eres un desgraciado, ya te cogeré, ya te pillaré por ahí y te reventaré», no sé qué… Ya está. Y entonces fue cuando le dije yo «pues no hace falta que me busques por ahí porque estoy aquí, baja». No bajó, mejor así. No bajó… Cogimos, nos subimos al coche y nos fuimos… Y ya está.

Entrevistador: Pero usted sí que interpuso una denuncia posteriormente…

Jordi Rueda: Por amenazas. Sí, desde luego. Porque hacía poco que había habido el juicio por la custodia de la niña y Soraya aquello lo pasó bastante mal. La relación buena no era.

Jordi Rueda pasó la noche en el calabozo y le hicieron la prueba de la parafina para comprobar si había disparado recientemente un arma. A la espera de los resultados, fue puesto en libertad con cargos. Siete meses después llegó el estudio de los residuos de disparo. Según los Mossos d’Esquadra las prendas analizadas de Jordi daban positivo.

Jordi Rueda: El juez dictó orden de entrar en la cárcel y entré en la cárcel. Estuve dos días […] aislado, sin televisión, sin nada. Los dos primeros días llorando como un niño porque tenía a mi hija pequeña, tenía dos meses… Nos las podía ver, desde luego. Sabía que yo no tenía que estar allí porque yo tenía la conciencia muy tranquila. Yo sabía que no lo había hecho.

Entrevistador: ¿Cuál era el motivo? ¿La acusación, los indicios…?

Jordi Rueda: La acusación… Me acusaban del asesinato, a mí. Decían que habían encontrado pólvora en mi ropa; decían. Que no era pólvora. Encontraron tres componentes. La pólvora, si no tengo mal entendido, hay cincuenta y siete componentes. Yo creo que si encuentras tres no es que hayas disparado.

Mientras que el joven estaba en la cárcel, su defensa pidió otro análisis de su ropa a la Policía Nacional. Con este nuevo informe, medio año más tarde, Jordi fue puesto en libertad.

Jordi Rueda: Creo que fue mi hermano, en un momento… «Oye, y no puede ser que esto haya salido de lo que estuviste haciendo la noche anterior?» Claro, como estuve cambiando las baterías del coche dije: «Ah, pues puede ser que sí tienes razón». Y eso es verdad. De un motor de un coche salen muchísimos componentes distintos. Y muchos coinciden con los de la pólvora.

Jordi estaba libre, pero con un informe a favor y otro en contra el juez decidió que se hiciera otro estudio de la ropa en el laboratorio de criminalística de la Guardia Civil. Allí los técnicos sometieron la ropa de Jordi.

Cuando se aprieta el gatillo de una pistola siempre queda el rastro de bario, plomo y antimonio, los mismos que se localizaron en la ropa de Jordi. Sin embargo, para demostrar que son residuos de disparo, estos tres elementos deben aparecer juntos en una misma partícula. En el caso de Jordi están separados.

El plomo, el bario o el antimonio también pueden dejar rastro en la ropa si se manipulan petardos, pintura o la batería de un coche. De hecho, este es el argumento al que recurrió Jordi en su defensa: «Que fue la tarde del día anterior al fallecimiento del Sr. Martínez cuando cambió la batería», «Que está seguro que llevaba puestas las mismas zapatillas deportivas que el día de la detención y los tejanos está casi seguro».

El informe de la Guardia Civil coincidía plenamente con el elaborado por la Policía Nacional. No estaba probado que la ropa de Jordi contuviera restos de disparo: «Las partículas detectadas y recogidas […] no reúnen las características de residuos de un disparo».

Entrevistador: ¿Usted ha manejado algún arma alguna vez?

Jordi Rueda: En mi vida he tomado un arma de fuego. No he hecho la mili… Si intentara disparar a lo mejor hasta me haría daño.

Entrevistador: ¿Y usted sería capaz de asesinar a Isaac?

Jordi Rueda: No. Jamás. Jamás.

La opinión de la familia de Isaac Martínez

Pese a que el único imputado se encuentra en libertad, la familia de la víctima está convencida del móvil del crimen.

Concepción Jiménez: «Cuando Raúl y Soraya se separan, pues entonces Raúl se viene a casa. Yo no veía que la niña estaba bien cuidada con su madre y dijimos entre todos de pedir la custodia».

Es cuanto entre el hermano de la víctima y Soraya comenzó una auténtica batalla legal. Los dos querían la custodia de la pequeña.

Concepción Jiménez: «Que ella quería a la niña para ella, y claro, nosotros decíamos que la niña estaba mejor con nosotros, porque en verdad la niña siempre la hemos tenido nosotros. Ella me dijo: «Cúbrete bien las espaldas porque yo tengo muchos amigos». Y yo le pregunté: «¿Qué me vas a pegar o vas a mandar que me peguen?» Dice: «Yo sólo te digo una cosa, que te cubras bien las espaldas, que tengo muchos amigos»».

Isaac intervino en este conflicto hasta el punto de convencer a su hermano Raúl para que contratara un detective y obtuviera la custodia de la niña.

Concepción Jiménez: «Él le dolía que la niña no estuviera bien cuidada. Ése es el único problema».

Raúl Martínez: «La muerte de mi hermano viene a relación de la custodia».

Concepción Jiménez: Por hacernos daño a nosotros y por querer mucho a su sobrina».

Raúl Martínez: «Porque se preocupa mucho de la cría, de que esté bien, de que no le falte de nada, y por eso él es el que propone el buscar a un investigador que nos resultó la clave para que tenga yo la custodia. Que igual no tenía que haber dejado que mi hermano se implicara tanto».

Aunque la justicia no les dio la razón, la familia de Isaac Martínez está convencida de que Soraya fue la instigadora del crimen, convenciendo a su pareja para que llevara a cabo su venganza personal. Pese a las graves acusaciones de la familia, Soraya no fue imputada en el proceso. Nada demostró su implicación. El único imputado fue Jordi Rueda, quien desde el año 2007 se encuentra en libertad sin cargos porque no había pruebas contra él.

El trabajo de los abogados

La batalla también estuvo en el despacho de dos abogados. Uno, el que defendía los intereses de la familia de Isaac, y el otro, el de la defensa de Jordi.

A raíz de la declaración telefónica del testigo presencial que aseguraba haber visto a un hombre bajito disparar varios tiros, el abogado de la familia de Isaac manifiesta en el documental la creencia de que esa persona es Jordi Rueda, algo que contradice el otro letrado.

Francesc Marí Cardona, abogado de la familia de Jordi Rueda: «La persona que efectuó los disparos no es Jordi Rueda. No coincide con la persona de Jordi Rueda, que es una persona de veintiocho años de edad, que no está gordo, que no corre patoso. Se han hecho pruebas periciales dentro de las actuaciones sobre el correr, la manera de correr, de Jordi Rueda, y no coincide con estas declaraciones».

Durante la declaración de Jordi efectuada poco antes de entrar en prisión, el sospechoso aseguró que el día del crimen se quedó dormido.

Pau Simarro, abogado de la familia de Isaac Martínez: «Efectivamente, sí que llega a su trabajo tarde. Es decir, que hay un espacio de tiempo en el que no tiene coartada».

Francesc Marí Cardona: «No tiene nada acreditado que la situación de Jordi Rueda no sea donde él dice que está, que es en el trayecto desde su localidad de residencia, que está a treinta y cinco, cuarenta minutos de Lleida ciudad, hasta el supuesto trabajo».

Un camino que el abogado de la familia de Isaac comprobó que se podía recorrer en menos tiempo.

Pau Simarro: «Lo que hice fue irme con un notario a la puerta de casa de Jordi y levantar acta notarial de lo que se tarda y quedó demostrado que efectivamente de lo que se tarda son catorce, diecisiete minutos aproximadamente, lo cual encajaba perfectamente que él estuviese en el escenario del crimen el día de autos».

La investigación también recibió dos cartas anónimas en las que se señalaba la pista de dos culpables distintos. Sin embargo, los Mossos d’Esquadra no vieron ninguna vinculación con el caso.

Perfil criminológico

El perfilador Vicente Garrido estudió cada detalle de la vida de Isaac; visitó a su familia y amigos. Así pudo extraer sus propias conclusiones:

Vicente Garrido: «Era un chico que llevaba una vida completamente ordinaria. Había acabado sus estudios de enseñanza obligatoria, realizó diversos trabajos. En ese momento tenía veintiséis años, era soldador… Un montón de amigos que conocía desde la escuela; se había casado hacía unos meses y no tenía ningún problema de alcohol ni abusaba de las drogas, ni ninguna relación con el mundo de la marginación. Por consiguiente, era una víctima de bajo riesgo».

Para encontrar el móvil del asesinato, el perfilador tuvo que meterse en la cabeza del criminal.

Vicente Garrido: «El móvil del crimen es venganza. Debido a la victimología sabemos que esta persona no tenía ningún tipo de pleito, conflicto o deuda. Es una ejecución, es un acto donde no se intenta hacer daño a la víctima, sino simplemente quitársela de en medio. Esto nos lleva a pensar que la persona que quiere vengarse es alguien que le conoce, alguien que está relacionado en su círculo más íntimo, bien de familiar o bien de amistades, y que ha generado en él un odio que quizá el propio Isaac no conocía».

El criminólogo cree que el tirador es de mediana edad.

Vicente Garrido: «Buscamos a un hombre de cuarenta años por la descripción de los testigos, que vive en Lleida, ya que el asesino y la víctima se conocían. Claramente este sujeto tiene experiencia con las armas, quizá no muy extensa, pero sí él se siente con el dominio suficiente como para cometer el crimen. El sujeto utiliza la pistola porque no implica interacción con la víctima; eso elimina, o reduce mucho las probabilidades de dejar elementos probatorios en la escena del crimen».

Así mismo, el perfilador descarta que el asesino de Isaac sea un sicario.

Vicente Garrido: «El asesino había seguido a Isaac, sabía sus movimientos y le estaba esperando. Además, llevaba un pasamontañas, un chaleco reflectante con objeto de que la gente se fijara en el chaleco y no precisamente en sus facciones. Pero lo más importante es el análisis de los disparos: un tirador profesional se hubiera ahorrado la primera tanda; la primera tanda era de riesgo. Quizá incluso si no hubiera acertado en ningún disparo, hubiera permitido que Isaac escapara. Sin embargo, los primeros disparos del asesino son de ansiedad; tiene miedo, no está seguro. Por consiguiente, en cuanto el coche le rebasa, él dispara. Por otra parte, un profesional hubiera dejado el vehículo mucho más cerca. Sabemos que tuvo que recorrer casi cuatrocientos metros hasta alcanzar su vehículo y marcharse. Y con mayor probabilidad hubiera tenido quizá un segundo sujeto que le ayudara con el coche en marcha. De tal manera que ni las circunstancias del tiroteo ni la forma de huida nos hablan de un profesional».

 


VÍDEO: EXPEDIENTE ABIERTO – ISAAC MARTÍNEZ


 

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