
- Clasificación: Crimen sin resolver
- Características: El doctor Samuel Sheppard fue declarado inocente 12 años después del asesinato de su esposa
- Número de víctimas: 1
- Fecha del crimen: 4 de julio de 1954
- Fecha de detención: 30 de julio de 1954
- Perfil de la víctima: Marilyn Sheppard, la esposa del doctor Samuel Sheppard
- Método del crimen: Golpes con un objeto desconocido
- Lugar: Bay Village, Estados Unidos (Ohio)
- Estado: Sheppard es condenado por asesinato a cadena perpetua el 21 de diciembre de 1954. El Tribunal Supremo de los EE.UU. le concede la libertad el 6 de junio de 1966. Sheppard es declarado inocente de asesinato en un segundo proceso el 16 de noviembre de 1966. Muere el 6 de abril de 1970
Índice
- 1 Tragedia a la americana
- 1.0.0.1 EL FINAL – La muerte de un médico
- 1.0.0.2 El luchador
- 1.0.0.3 PRIMEROS PASOS – Tradición familiar
- 1.0.0.4 Osteopatía
- 1.0.0.5 EL ASESINATO – Tragedia americana
- 1.0.0.6 Marilyn Sheppard
- 1.0.0.7 Detrás de los titulares
- 1.0.0.8 Cuatro de julio
- 1.0.0.9 La investigación
- 1.0.0.10 La versión del doctor Sam
- 1.0.0.11 EL PROCESO – La amante
- 1.0.0.12 El testimonio del acusado
- 1.0.0.13 La sentencia
- 1.0.0.14 Un testimonio controvertido
- 1.0.0.15 Fallecimiento de los padres
- 1.0.0.16 Las pistas
- 1.0.0.17 El hombre del cabello crespo
- 1.0.0.18 Valores establecidos
- 1.0.0.19 REIVINDICACIÓN – El abogado y la mujer fatal
- 1.0.0.20 Juicio al sistema
- 1.0.0.21 Ariane y los nazis
- 1.0.0.22 Análisis
- 1.0.0.23 La confesión
- 1.0.0.24 LIBERTAD – Reconsideración de las pruebas
- 1.0.0.25 La voz del público
- 1.0.0.26 Audiencia final
- 1.0.0.27 Conclusiones
- 1.0.0.28 Fechas clave
- 2 Demanda por el encarcelamiento indebido de Sam Sheppard, 2000
- 3 Cronología del caso Sam Sheppard: 1954 – 2002
Tragedia a la americana
Última actualización: 26 de octubre de 2015
El Dr. Samuel Sheppard era joven, apuesto y disfrutaba del éxito. Representaba el típico ideal del hombre americano. Pero el Sueño Americano se transformó en una pesadilla cuando su esposa apareció golpeada hasta morir el Día de la Independencia, en 1954. Convicto de asesinato, transcurrieron doce años hasta poder demostrar su inocencia.
EL FINAL – La muerte de un médico
En 1970 en el Estado de Ohio, en el medio-oeste americano, murió un solitario y atormentado médico. Su momento había pasado hacía mucho tiempo, pero todo el mundo recordaba el nombre del Dr. Samuel Sheppard.
El funeral tuvo lugar en Bay Village, una próspera comunidad en las orillas del lago Eire, próxima a Columbus, Ohio. Un lugar donde las familias acomodadas del medio-oeste americano erigieron sus hogares, un retiro para nadar, pescar y entretener los atardeceres estivales alrededor de la barbacoa.
El miércoles 8 de abril de 1970, en una mañana soleada, el reverendo Alan Davis preparaba el sermón para un hombre que conocía desde la infancia, un cirujano llamado Samuel Sheppard.
El reverendo Davis había sido titular varios años de congregaciones metodistas locales y estaba habituado a oficios funerarios dignos y sosegados, por lo que prohibió la entrada a la capilla a una multitud de cámaras de televisión y reporteros gráficos que esperaban cubrir el servicio.
Los asistentes entraron ceremoniosamente. Algunos de los presentes eran nativos de Ohio, como los jóvenes entusiastas del automóvil que compartieron la amistad de un Sheppard a los cuarenta y seis años, durante los últimos meses de su vida. Otros pertenecían al mundo de la lucha profesional, que Sheppard había buscado como medio para el pago de sus deudas.
Entre todos ellos se encontraba la joven viuda de veinte años Colleen, tercera esposa de Sheppard e hija de su manager durante su etapa como luchador, George Strickland, que acudió vistiendo una chaqueta deportiva, camisa de cuadros y una corbata con una bailarina hawaiana.
De los dos hermanos mayores de Sam, estuvo presente el doctor Richard Sheppard con su mujer e hijo pero no así Stephen, con el que compartió una estrecha amistad en otro tiempo. Tampoco acudió su hijo Chip. Ambos se encontraban de viaje por Europa.
Pero la mayor expectación ante la prensa la despertaron dos personajes de fuera del Estado de Ohio. Uno era Ariane Tebbenjohanns, una mujer alemana de cuarenta y un años, rubia y bien vestida que había cruzado medio país desde el Estado de Florida para asistir al funeral. Hija de un acaudalado hombre de negocios alemán, estuvo casada en segundas nupcias con Sheppard y sus antecedentes familiares añadieron una notoriedad especial a todo lo sucedido. Su hermanastra estuvo casada con el doctor Paul Josef Goebbels, uno de los dirigentes nazis más siniestros y próximos a Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.
El otro personaje era un hombre de unos treinta y tantos años, pulcramente vestido que tomó asiento pálido y visiblemente agitado. Su nombre era F. Lee Bailey, un abogado de Boston. Llegó tarde pero el reverendo Davis retrasó el servicio hasta su aparición en señal de respeto.
«En muchos aspectos, la vida de Samuel Sheppard fue como un libro abierto -decía Davis en su sermón-, pero otros constituyen un misterio… que sólo Dios conoce.» Todos los presentes sabían que el reverendo Davis se refería a un día unos dieciséis años antes, el 4 de julio de 1954, cuando la primera esposa de Sheppard, Marilyn, apareció muerta por golpes en su casa de Bay Village. Desde entonces la cuestión de la complicidad de Sam Sheppard en el asesinato fue tema de debate en todos los periódicos y tertulias de los Estados Unidos.
El entierro tuvo lugar poco antes del medio día en el cementerio de Forest Lawn. Bailev, Richard Sheppard y Strickland se encontraban entre los que transportaron el ataúd.
Durante cierta época, Sheppard fue uno de los cirujanos mejor pagados del Estado de Ohio. Pero en las semanas posteriores al funeral, se supo que había muerto prácticamente en la bancarrota incapaz de sufragar el pago de sus cuotas profesionales o el impuesto sobre la renta y teniendo que afrontar una reclamación legal por valor de 300.000 dólares de un paciente que alegó negligencia en la práctica médica.
Pero los problemas que Sheppard dejó en herencia no eran únicamente de índole económica. Poco después del funeral, la familia de su tercera esposa recibió una amenaza telefónica en su rancho de las afueras de Columbus. «Vosotros matasteis a Sam Sheppard -anunció el comunicante-, cuidado.» El rancho se encontraba bajo estricta vigilancia policial, tal y como lo había estado la casa del lago dieciséis años antes la noche en que murió su mujer.
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El luchador
A lo largo de su vida, Sam Sheppard encontró muchos problemas motivados por su fuerza física. Cuando a la edad de cuarenta y cinco años abrazó el mundo de la lucha libre, con su carrera médica y su vida privada hechas añicos, comentaba: «La lucha es un medio magnífico de demostrar que a los cuarenta años se puede estar en buena condición física… Mi padre me empujó hacia la medicina, pero nunca he disfrutado tanto como con esta y otras disciplinas atléticas».
La gente abarrotaba las gradas del Instituto de Waverley, en Ohio, con ocasión de su primer combate, en agosto de 1969. Sheppard con un peso de 90 kilos derrotó fácilmente a «el salvaje Bill», de 130 kilos, en siete minutos. En cualquier caso, esta satisfacción no sirvió para reducir la abultada cantidad de vodka que ingería diariamente. Tras su matrimonio en octubre de 1969 con la joven de veinte años Colleen Strickland, declaraba públicamente: «No he sido tan feliz en toda mi vida». Mientras, en privado, confesaba a su reducido círculo de amistades que deseaba la muerte.
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PRIMEROS PASOS – Tradición familiar
Atlético y con talento, el joven Sam Sheppard siguió a su padre y hermanos en el mundo de la medicina. Una carrera que le reportaría triunfo y desastre.
Samuel Holmes Sheppard nació en el seno de una familia acomodada con tradición en la medicina el 29 de diciembre de 1923, en Cleveland, Ohio. Sam era el típico chico americano sano y atlético. Le encantaba el ejercicio fisico al aire libre y puso todo su empeño en llegar a ser atleta profesional.
Era el más joven de los tres hijos de Richard Sheppard, un valor en alza en el ámbito médico de Ohio, y su esposa, Ethel. Sam parecía dar gran importancia a la apariencia de sus padres. En su autobiografía Perseverar y Triunfar (Endure and Conquer), publicada en 1966, describe a su madre como «una mujer hermosa» y a su padre como un hombre muy apuesto.
El padre de Sam era un cirujano general especializado en osteopatía, una técnica del tratamiento de las enfermedades a través de la intervención sobre los huesos y el sistema nervioso.
Vivía con su familia en una casita de ladrillo en el distrito de Cleveland Heights.
«No sucedió nada durante los primeros treinta años de mi vida que pudiera indicar que algún día mi nombre se convertiría, por desgracia, en una palabra cotidiana», escribiría Sheppard en Perseverar y Triunfar.
Sam acudió al colegio Roosevelt junior, y fue en esta época, cuando tenía unos diez años, cuando la familia emprendió la senda que contribuyó a determinar su destino. Su padre fundó una pequeña clínica de osteopatía cerca del centro de Cleveland. Pasó a asistir al colegio de Cleveland Heights, donde fue delegado de clase en los tres años que estuvo allí.
Parecía ser un joven sensato y seguro que reconocía el trabajo duro como clave para tener éxito en la vida. Nunca pareció dudar de que ese éxito y sus recompensas serían suyos algún día, pero siempre conservó la modestia.
Aunque era competente en sus estudios, parecía no encontrar demasiada satisfacción en ellos. Su ortografía era pobre (su primera mujer, Marilyn, se veía obligada a corregir su correspondencia durante el tiempo que estuvieron casados) y en su autobiografía no aparece ningún episodio que demuestre alegría alguna asociada a los éxitos académicos.
Lo que realmente cautivaba la imaginación del joven Sam eran los deportes de competición. «Era un habitual en los equipos de atletismo, baloncesto y fútbol americano -escribe en Perseverary Triunfar-, y mis actuaciones me hicieron ganar durante el último año de escuela el premio al atleta más sobresaliente.»
Sheppard dejó el colegio en 1943 sabiendo que debía alistarse para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Su padre le convenció de que podía resultar mucho más útil a su país como médico. Esta no fue la primera vez, ni la última, que Sheppard padre utilizaba lógica y encanto para dirigir la carrera profesional de sus tres hijos hacia la medicina. Richard y Stephen siguieron su camino y llegaron a ser médicos osteopáticos, como su padre.
Sam estudió medicina en la Western Reserve University de Cleveland, en el Hánover CoUege de Indiana y finalmente en la Escuela de Osteopatía para Médicos y Cirujanos de Los Angeles. Se graduó en 1948 y comenzó a estudiar neurocirugía con un especialista.
Por aquel entonces Sam y Marilyn ya estaban casados y había nacido su hijo. Les hubiera gustado quedarse en California, sin embargo, su padre había fundado en 1948 el Hospital Bay View, en Bay Village, y estaba decidido a reunir el equipo familiar bajo un mismo techo. La voluntad paterna se impuso una vez más. «Tenía la obligación de volver a Cleveland -escribe Sam en sus memorias-, así que hicimos el equipaje, no sin reservas, y con el deseo de quedamos.»
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Osteopatía
La terapia osteopática se desarrolló durante el siglo XIX por iniciativa de un médico americano, Andrew Taylor Still. Este llegó a la conclusión, mientras servía en el ejército, de que muchas dolencias se trataban de forma más efectiva a través de la intervención sobre los sistemas nervioso y esquelético que con la utilización de medicamentos. A pesar de que los principales colegios médicos pusieron multitud de trabas a su esfuerzo por introducir esta técnica innovadora, Still fundó su primera escuela de osteopatía en Kirksville, Missouri, en 1892.
Los defensores de esta práctica tan poco convencional, entre los que se incluían médicos de merecida reputación, pocas veces se enfrentaron al estamento médico, y el movimiento, a pesar de estar reconocido legalmente y de aceptar los métodos convencionales de diagnóstico, como los rayos X, y la necesidad en casos determinados de la cirugía y la terapia con drogas, ganó la posición social actual a ritmo muy lento. La concesión de los permisos para la práctica osteopática está muy restringida, tanto en los Estados Unidos como en Gran Bretaña. Así, en 1950, cuando el clan Sheppard alcanzó la cúspide del éxito, sólo existían unos cuantos miles de practicantes de esta técnica extendidos por toda la geografía del país.
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EL ASESINATO – Tragedia americana
Era la víspera de la festividad nacional americana más importante. Después del aperitivo, la cena y la inevitable película de televisión de ese día, 4 de julio, una tragedia familiar inminente iba a conmover los cimientos de una comunidad respetable.
A última hora de la tarde del sábado 3 de julio de 1954, víspera del Día de la Independencia, Sam y Marilyn Sheppard se encontraban tomando una copa en casa de Don y Nancy Ahem, unos vecinos de Bay Village. El ambiente resultaba cálido y relajado. Ambas parejas se conocían bastante bien y a nadie sorprendió la llamada urgente para Sheppard desde el hospital Bay View.
El joven cirujano, de treinta años, había pasado casi todo el día en el quirófano, tratando en vano de salvar la vida de un niño herido en un accidente de automóvil. Se le requería para tratar a un chico con fractura de fémur. A regañadientes, cubrió en coche la corta distancia que le separaba del hospital, operó al muchacho y se dirigió a su hogar, una acogedora casa de madera en el número 28.924 de Lake Road, donde los Ahern estaban invitados a cenar.
Los dos matrimonios estaban tomando una copa en el porche con vistas al lago, más allá de la carretera principal. Los niños cenaron primero. Más tarde, mientras Don Ahem llevaba a sus hijos caminando a casa, Marilyn acostó a Chip, su hijo de siete años. Después los adultos tomaron una cena informal en el mismo porche y entraron al cuarto de estar. Don Ahem escuchaba en la radio la transmisión de un partido de béisbol mientras los demás veían la película Strange Holliday en la televisión.
Marilyn estaba embarazada de cuatro meses. Tras algunos años de tensiones, en parte debidas al difícil nacimiento de Chip, el matrimonio Sheppard había reencontrado una relación íntima y afectuosa. Cuando aquella noche Marilyn fue a sentarse sobre el regazo de su marido, Nancy Ahem se dirigió hacia el suyo celosa y comento: «vosotros no sois los únicos tortolitos».
Una vez que los Ahem se marcharon, Sam se quedó dormido en el sofá llevando puesta la camiseta, los pantalones y la chaqueta de pana. Era conocida su capacidad para conciliar el sueño, aún en público, y esa noche se encontraba especialmente cansado. Además, el día siguiente, 4 de julio, era el Día de la Independencia y los Sheppard, que habían invitado a unos amigos a una merienda en el lago, no querían acostarse tarde.
Aunque estaba adormilada, Marilyn vio cómo sus vecinos salían por la puerta principal tras echar el cerrojo de la entrada trasera que daba al lago. Eran las 12,30 de la noche. Sam dormía profundamente y no se oía ninguna señal ni de Chip, que descansaba en su habitación, ni del perro de la casa, Koko.
A las 5,45 de la madrugada el teléfono sonó en casa de John Spencer Houk, un maduro empresario alcalde de Bay Village, que distaba 100 metros de la casa de los Sheppard. Houk levantó el auricular y escuchó la voz desesperada de su amigo Sam: «¡Por lo que más quieras Spen, ven inmediatamente!, ¡creo que han matado a Marilyn!»
Houk y su esposa, Esther, se vistieron y acudieron en coche a la casa de sus vecinos. Al llegar a las 5,55 de la mañana, encontraron abierta la puerta principal. Un caos indescriptible reinaba en el interior: una bolsa de instrumental médico y su contenido esparcidos por el suelo, así como el de los cajones, arrancados y tirados… Daba la impresión enteramente de que unos ladrones habían registrado la casa.
Sam Sheppard estaba en su despacho, sentado en una silla, llorando desconsoladamente su dolor. Tenía la cara magullada y los pantalones mojados. El señor Houk subió al dormitorio en el segundo piso. Marilyn yacía en pijama, todavía entre las sábanas con la cabeza cubierta de heridas. «Llama a la policía -gritó Houk-. Llama una ambulancia. Llama a quien sea.»
Amaneció a las seis de la mañana. Tres minutos más tarde llegaba el agente Fred Drenham, seguido de Richard Sheppard y su esposa a las 6,10. A continuación y en rápida sucesión, Stephen Sheppard y el jefe de la policía local, John Eaton. En unos instantes la casa estuvo llena de agentes de policía. A las seis y media, Stephen condujo a Sam al hospital Bay View, escoltado por Eaton.
El personal del hospital declaró más tarde que, al ingresar, tenía la boca cubierta de golpes con varios dientes afectados y los labios tan cortados que apenas si pudo beber agua mientras murmuraba: «Clúp no me necesita tanto como a su madre. ¿Por qué no me han matado a mí?… Pude oír gritar a Marilyn. Intenté llegar hasta ella.»
A las nueve de la mañana, Sheppard, bajo la influencia de los sedantes y en tratamiento por lesiones en el cuello, fue interrogado por el juez de instrucción del Condado de Cuyahoga, el doctor Samuel Gerber, tras una breve inspección del lugar de los hechos. A las once, se incorporaron a el interrogatorio los detectives de Cleveland, Robert Schottke y Patrick Gareau.
La policía no sabía qué pensar: no encontraron indicios de que la entrada a la casa hubiera sido forzada, tampoco encontraron huellas dactilares salvo una que pertenecía al pulgar de Chip y además Marilyn parecía víctima más de un ataque frenético que de unos ladrones. También extrañaba la rapidez del traslado de Sam al reducto familiar que constituía el hospital de Bay Village. No apareció en la casa ningún objeto con rastros de sangre que hubiera podido ser utilizado como arma y la chaqueta de pana que vestía la noche anterior al quedarse dormido se encontró pulcramente doblada en el sofá.
Pero lo que resultó más determinante fue la confusa explicación de los hechos de aquella noche que ofreció Sheppard. Como le dijo Schottke aquel día: «Las evidencias apuntan directamente hacia ti. No sé lo que pensará mi compañero, pero yo estoy convencido de que tú fuiste quien mató a tu mujer.»
El asesinato pasó a los titulares de la prensa sensacionalista. El clan Sheppard era bien conocido en el entorno de Cleveland, la ciudad más importante de Ohio, y aunque despertaba cierto recelo en el sector más conservador del ambiente médico, el encanto personal de Samuel despertó simpatías entre el gran público, especialmente en el femenino.
Sin embargo, conforme transcurrieron los días, prensa y radio comenzaron a sugerir que Sheppard no prestaba plena colaboración en la investigación y que aparecían contradicciones manifiestas en sus declaraciones.
El 7 de julio asistía al funeral de su esposa en una silla de ruedas, con un collarín ortopédico y gafas de sol. Aunque no estaba oficialmente arrestado, le acompañaba un agente de policía. Desde entonces, una parte importante de la opinión pública dejó de apreciarle como un miembro destacado de la comunidad y surgió la imagen de alguien con mucho que ocultar. Su abogado, Anthony Corrigan, rechazó la sugerencia de que su cliente se sometiera al detector de mentiras, tendiendo que la policía pudiera manipular los resultados. «El único medio que pueden encontrar para acusarte -le comentó-, es que hables demasiado.»
Pero, precisamente el silencio no hizo sino potenciar las sospechas que pesaban sobre él. Así, el 28 de julio, el Cleveland Press, diario de más influencia en el Estado, publicaba: «Pueden ustedes tener por seguro que el caso Sheppard estaría resuelto hace tiempo si implicara a «gente normal»», y describía a Samuel como «un embustero, todavía en libertad para atender a sus negocios, amparado por su familia y protegido por un abogado inteligente».
A las 10 de la noche del día 30 de julio una multitud airada intentó forzar la entrada de la casa de Richard Sheppard, donde se alojaba Sam. La policía acudió y le condujo esposado a través del gentío que gritaba «asesino» hasta el Ayuntamiento de Bay Village, donde se formalizó el cargo de asesinato ante el que se declaró no culpable.
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Marilyn Sheppard
Era una mujer encantadora con ojos de color avellana y una preciosa melena castaña hasta los hombros al estilo de los años 40. Tenía una risa fácil y, según la describe el hermano de su marido, Stephen: «En su mirada se adivinaba una maravillosa inocencia casi infantil».
Su nombre de soltera era Marilyn Reese y murió a los treinta y un años. La pareja se conoció en Ohio cuando iban juntos al Instituto, aunque ella era un año mayor que Sam. Se casaron en California a finales de 1945, mientras él concluía sus estudios. En 1947, y tras un primer intento que terminó en aborto, dio a luz a su hijo Samuel, cariñosamente «Chip». El parto duró 16 horas y fue extremadamente difícil. Esta experiencia y el hecho de que su madre muriera durante un parto cuando ella contaba únicamente seis años, dejaron secuelas en Marilyn, que nunca pudo superar su aversión hacia la sexualidad y la maternidad.
El matrimonio atravesó una etapa crítica en la que llegaron a plantearse el divorcio. Lo que no está claro es el estado en el que se encontraba la relación en el momento de su muerte, aunque sus amistades aseguraron que ella se estaba planteando la posibilidad de tener otro hijo.
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Detrás de los titulares
El motor de la campaña de prensa para la detención de Sheppard fue Louis Benson Seltzer, durante 27 años director del Cleveland Press. A los 56 años, Seltzer disfrutaba de gran influencia entre la clase política de Ohio y presionaba a la policía en cada ocasión que, en su opinión, no se cumplía su papel de protección de la sociedad ya fuera por permisividad o corrupción.
El Cleveland Press tenía por aquel entonces una tirada de 380.000 ejemplares. Entre los titulares que publico en los días previos a la detención de Sheppard estaban «Librarse de asesinato», «¿Por qué no está Sheppard en la cárcel?» o «Tráiganlo al redil».
En su autobiografía «Los Buenos Tiempos», Seltzer expone que había redactado editoriales muy duros para inducir a la policía a la detención de Sheppard y que «volvería a hacerlo… era a mí mismo a quien quería concienciar». El perseguía a un asesino inteligente y elitista que eludía a una fuerza policial negligente, pero su personal estaba dividido en cuanto hasta qué punto tenía convencimiento de la culpabilidad de Sheppard.
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Cuatro de julio
El 4 de julio es la festividad nacional en los EE.UU. y millones de ciudadanos celebran la independencia americana conmemorando aquel día de 1776 cuando el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Declaración de Independencia, sacudiendo el dominio de sus amos coloniales británicos.
El primer aniversario de la Declaración se celebró en Filadelfia con una cena ceremonial y tañido de campanas. Durante los años siguientes, la conmemoración fue extendiéndose a todo el país que latía bajo el son de paradas militares, desfiles, discursos y fuegos de artificio. Con el transcurso de los años, la festividad fue cobrando un talante más elaborado a medida que los ideales americanos de ciudadanía y democracia se fueron incorporando al espíritu de la celebración.
Hoy por hoy, el Día de la Independencia es la fiesta pública más importante del país y, a pesar del disfrute que propician los desfiles multitudinarios, las exhibiciones de las Fuerzas Aéreas y otras manifestaciones, quizá lo que más valoran los americanos es la faceta. Así, en esta fecha señalada es habitual organizar actividades para divertirse en familia como, entre otras, reuniones, pic-nics, etc.
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La investigación
En la mañana del 21 de julio de 1954, 17 días después del asesinato de Marilyn Sheppard, el Clevelan Press publicaba en titulares «¿Por qué no se abre la investigación? Hágalo señor Gerber,». En seguida Samuel Gerber, juez instructor del Condado de Cuyahoga que contaba cincuenta y siete años, anuncio que se iniciaría el procedimiento para aclarar el caso.
Una multitud, en su mayoría hostil a Sheppard, abarrotaba las gradas del gimnasio local donde se celebró la vista previa. Gerber denegó que los testigos estuvieran representados por sus abogados y, para regocijo del público, expulsó al asesor legal de Sheppard, William Corrigan, por protestar mientras se oía gritar: «Si es inocente, ¿para qué necesita un abogado?»
Renunciando a su derecho de permanecer en silencio, Sheppard se sometió a un interrogatorio de ocho horas. Negó haber cometido adulterio con una mujer, a la que citó como Señorita X, en California. El 30 de julio era detenido antes de que Gerber hubiera expuesto su veredicto de asesinato para la muerte de Marilyn Sheppard.
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La versión del doctor Sam
Sheppard declaró a la policía que los gritos de su mujer desde el piso de arriba le habían despertado cuando dormía en el sofá del cuarto de estar, aunque no supo precisar la hora. «Corrí hacia la habitación y pude adivinar una forma con poca ropa… luchando con algo o con alguien», expuso en su declaración oficial el 10 de julio.
Forcejeó con esta persona hasta que le golpearon por detrás. Cuando recuperó el conocimiento, pudo ver el emblema de médico del condado que guardaba en su maletín. Tomó el pulso a Marilyn y «sentí que se había ido». Se dirigió dando tumbos hacia el cuarto de su hijo y mientras comprobaba que estaba bien, pudo oír algo, por lo que corrió escaleras abajo y vio «una sombra que desaparecía».
Declaró haber perseguido a la figura hasta la playa y se abalanzó sobre un hombre alto de cabello espeso que le sujetó y golpeó en la nuca dejándole inconsciente. Como consecuencia de este golpe tuvo que llevar collarín ortopédico. Se despertó «al sentir el agua del lago en la cara» y volvió a la casa con paso vacilante.
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EL PROCESO – La amante
El juicio de Sheppard se desarrolló bajo una atmósfera de oposición que manifestaba la evidencia en su contra. El testigo clave de la acusación fue su amante la «Señorita X». Aunque admitió perjurio y adulterio, insistió en que no era un asesino.
Las diligencias contra Samuel Sheppard bajo el cargo de asesinato en primer grado, o premeditado, se iniciaron el 18 de octubre de 1954 en el Tribunal de Common Pleas, en Cleveland, con la presidencia del juez Edward Blythin.
El día 28 de ese mismo mes se tomó juramento a los siete hombres y cinco mujeres que formaban el jurado, como culminación de un dilatado proceso de selección debido a los prejuicios sobre el caso de los candidatos y al deseo de la defensa de no admitir divorciadas o separadas. En ese punto, el juez escuchó y rechazó la petición de la defensa de trasladar la vista alegando la predisposición local.
Los asientos para el público y la prensa se encontraban abarrotados el 4 de noviembre, día en que comenzó el proceso en sí. En seguida se puso de manifiesto que la acusación intentaba presentar a Sheppard como un adúltero despiadado que trataba de deshacerse de Marilyn.
«El Estado demostrará que el acusado y la Señorita X consideraron el divorcio y posterior matrimonio», manifestó en su exposición el fiscal John Mahon, un hombre alto, de pelo cano. Después el doctor Lester Adelson, que realizó la autopsia a la víctima, ofreció una explicación detallada de sus heridas con la ayuda de un proyector.
El 8 de noviembre prestaron testimonio Don y Nancy Ahern, los invitados de los Sheppard la noche del crimen. El declaró que nunca había visto a Samuel padecer accesos de cólera, pero su esposa dudó cuando la interrogaba el abogado de la defensa. «La señora Sheppard siempre pareció estar muy enamorada de su marido, pero no estoy tan segura de los sentimientos de él», declaró.
La señora Houk sugirió en su testimonio que el matrimonio había tenido peleas por cuestión de dinero y que recordaba haber visto a su perro, Koko, salir de la casa cuando ellos entraron aquella madrugada del 4 de julio. La acusación arguyó que el perro hubiera ladrado de ser cierta la historia de Sheppard, que implicaba la presencia de extraños.
El principal testigo de la acusación, Samuel Gerber, juez de instrucción, prestó testimonio ante el tribunal durante tres días. Declaró haber encontrado una mancha de sangre sobre la funda de la almohada amarilla bajo la cabeza de la víctima, en la que dijo reconocer la impronta de un instrumento quirúrgico.
Gerber fue aun más lejos con la huella sobre la almohada y dio detalles sobre el instrumento que dijo debía tener dos hojas de siete centímetros de largo y los bordes aserrados. El jurado ya estaba al corriente de que no se había encontrado en la casa objeto alguno que pudiera considerarse el arma homicida y el abogado defensor protestó vehementemente, alegando que la prueba que presentaba Gerber no era más que una hipótesis de trabajo y, además, perjudicial para su defendido, un cirujano.
El juez aceptó la prueba tras preguntar a Gerber si únicamente un instrumento quirúrgico hubiera podido dejar tal impronta, a lo que contestó: «La impresión sólo la pudo dejar un objeto similar al tipo de instrumental quirúrgico que tengo en mente.» Sin embargo, no se cuestionó cuál era ese tipo. Corrigan, el abogado defensor, se dirigió airadamente a Gerber: «Usted está divorciado, ¿verdad doctor?» E inmediatamente el fiscal, Mahon, le espetó diciendo: «la esposa del doctor Sheppard está muerta».
La misteriosa Señorita X subió al estrado el primero de diciembre. Mahon no la había mencionado en su exposición inicial buscando un efecto de mayor dramatismo, pero ella se identificó como Susan Hayes, técnico de laboratorio de veintiocho años de edad. Declaró que había conocido a Sam al incorporarse al hospital de Bay View en 1951. No pudo apenas dirigir la mirada directamente hacia el acusado mientras hablaba con voz apagada de su romance que se había iniciado en California, después de que ella se marchara a vivir a Los Angeles a primeros de 1954.
«¿Se alojaron ustedes en la misma habitación?», se la interrogó.
«Sí.»
«¿Compartieron la misma cama?»
«Sí.»
Esta declaración, de ser cierta, hacía al acusado culpable de adulterio, que por aquel entonces constituía un crimen en el Estado de Ohio y de perjurio, ya que durante las diligencias previas había declarado no haber tenido ningún encuentro fuera de su matrimonio. Además, la señorita Hayes confirmó que habían hablado de dejar a su esposa.
«Dijo que amaba sinceramente a su esposa pero no como mujer, y que estaba planteándose el divorcio», declaró en su testimonio.
«¿Algo más?»
«No estaba seguro de que su padre lo aprobara», contestó.
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El testimonio del acusado
El jueves 9 de diciembre Samuel Sheppard inició un minucioso testimonio ante el tribunal que se extendió durante cuatro días, pero no supo transmitir la humanidad necesaria. Un periodista que creía en su inocencia recordaba que nunca dio la impresión de «intentar sacar la verdad a la luz sin importarle las consecuencias».
Mahon, analizando al acusado, pasó rápidamente sobre su versión de los hechos de la noche del crimen y se centró en el adulterio. Sheppard admitió haber cometido perjurio durante la investigación, pero declaró haber mentido en su afán de proteger a la señorita Hayes y nunca a sí mismo. Añadió que no había sentido un amor verdadero por ella y que jamás se había planteado la posibilidad del divorcio. De acuerdo con esto la pregunta que Susan Hayes le formuló en una ocasión: «Muchos hombres se divorcian, ¿por qué no puedes hacerlo tú?».
Sheppard expuso cómo había pedido consejo a su hermano Stephen cuando notó un enfriamiento en su mujer tras el nacimiento de su primer hijo. «Podía sentir que Marilyn necesitaba seguridad y ayuda», expuso. «No había, pues, lugar para el divorcio o la separación.»
Presionado por Mahon, admitió haber cometido adulterio con otras mujeres además de Susan Hayes, pero rehusó dar sus nombres. «Siempre le conté a mi esposa todo lo referente a mis aventuras. No quería que se enterara a través de otras personas.»
Sin embargo, la duda estaba servida. Resumiendo para la acusación, el ayudante del fiscal, Thomas Parrino, cuestionaba: «Si el defendido ya ha mentido para proteger a una dama, ¿cuántas mentiras no será capaz de inventar para proteger su propia vida?»
El hermano de Samuel, el doctor Steven Sheppard, introdujo un elemento interesante en el caso. Antes del proceso, ya había sugerido a la policía la idea de que otros hombres en Bay Village podían estar interesados en Marilyn y quizá no precisamente con las mejores intenciones.
En su testimonio durante el proceso, declaró que Marilyn le había contado que el alcalde, señor Houk, la había dispensado todo tipo de atenciones durante los últimos dos años. Más adelante, el detective Schottke expuso que Sam le había confesado que su esposa tenía, por lo menos, tres amantes potenciales. La sugerencia de otros hombres enfureció de tal modo a Houk, que amenazó violentamente a Steven Sheppard. Cuando más adelante le llegó su turno en el estrado, declaró que Marüyn era «la mujer más pura que he conocido en mi vida». Pero la sombra de la duda planeó sobre la sala cuando la doncella de los Sheppard declaró ante el tribunal que el alcalde solía visitar a la señora en su dormitorio cuando estaba enferma o sola en casa.
Sin embargo, estos sucesos no sirvieron más que para plantear la remota posibilidad de que el crimen lo hubiera cometido un amante colérico o quizá la presunta esposa de éste en un ataque de celos.
Mahon y Parrino fueron implacables en su intento de conseguir la condena de Sam Sheppard. Proclamaron que los pantalones estaban mojados debido a que había intentado lavar la sangre después de asesinar a su esposa. También sugirieron que posteriormente él mismo se produjo las lesiones, bien para apoyar su coartada o en un intento desesperado de suicidio.
Pero quizá la táctica decisiva la constituyó la insistencia con la que se presentaron al jurado, por un lado las preguntas no contestadas, y por otro, aquéllas sin respuesta posible: ¿Por qué tardó tanto en acudir en ayuda de su esposa? ¿Cómo es posible dormir con semejante conmoción? ¿Cómo un hombre tan robusto fue tan rápidamente puesto fuera de combate? ¿Por qué no ladró el perro al percibir la presencia de un intruso en la casa? Sirvan éstas como ejemplo de las cuestiones que el jurado no tuvo más remedio que tener siempre presentes.
Corrigan, como representante de la defensa, hizo escasa o ninguna mención de las pequeñas piezas que la acusación no había logrado encajar. Estaba el fragmento de diente que apareció en el dormitorio, además de otros dos correspondientes a la víctima, que no pertenecía ni a Marilyn ni a su marido. También la misteriosa pieza de instrumental quirúrgico, descrita por el doctor Gerber, que nunca fue identificada satisfactoriamente.
Otras evidencias que no se analizaron en profundidad fueron un pequeño trozo de cuero rojo, una esquirla de un esmalte de uñas diferente al que utilizaba Marilyn y las hebras de lana que aparecieron en las uñas de la víctima tras un examen microscópico. Tampoco se insistió en dar una explicación a las pisadas de mujer que se encontraron en la playa inmediata a la casa.
Corrigan se concentró en el matrimonio de los Sheppard siguiendo la línea trazada por la acusación. «¿Es el sexo lo único que conlleva el matrimonio?» Planteó en su alegato. «Sheppard se apartó del camino de la rectitud, pero esto no demuestra que no amara a su esposa, su hogar y su familia.»
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La sentencia
A las 9 de la mañana del 17 de diciembre, el juez Blythin inició la exposición de las consideraciones finales, donde instruyó al jurado sobre la jurisprudencia correspondiente a la evidencia circunstancial y la diferencia entre el asesinato en primer y segundo grado, en atención a la premeditación, sin entrar a analizar en detalle las pruebas presentadas.
El jurado se retiró a las 10 de la mañana. La deliberación iba a ser una de las más extensas registradas en la historia jurídica norteamericana de este siglo. Eran las 4 de la tarde del martes, 21 de diciembre, cuando retornaron a la sala.
El juez Blythin leyó sus conclusiones. Sheppard era absuelto del cargo de asesinato en primer grado, «pero le encontramos culpable de asesinato en segundo grado».
Se pidió al acusado que se adelantara, y éste, con voz firme y tranquila se dirigió al tribunal: «Señoría, quiero declarar que no soy culpable. En mi opinión, los hechos que se han presentado ante este tribunal demuestran inequívocamente que yo no pude cometer el crimen.»
Sin hacer ningún comentario, el juez Blythin le sentenció a cadena perpetua.
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Un testimonio controvertido
La opinión del jurado del proceso contra Sam Sheppard se vio decisivamente influenciada por un detalle del testimonio de John Spencer Houk, el amigo al que el acusado telefoneó tras el crimen.
Houk declaró que el hermano de Sam, Richard había subido al piso superior tras su llegada para examinar a Marilyn. Después bajó al despacho donde estaba su hermano doliéndose de su herida en la nuca y le dijo: «Se ha ido, Sam.» De acuerdo con Houk añadió algo así como «lo has hecho tú» o «tienes algo que ver con esto».
En su interrogatorio, Richard negó rotundamente haber hecho estas preguntas a su hermano. «Estoy totalmente convencido de que jamás dije algo así, por la sencilla razón de que jamás se me pasó por la cabeza que pudiera haber cometido un crimen semejante.»
Sin embargo, la credibilidad de Houk, como alcalde y amigo del acusado, contribuyó a deteriorar la imagen de decencia y respetabilidad que presentaba la defensa.
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Fallecimiento de los padres
Antes de su detención, Sam Sheppard confesaba a sus padres con lágrimas en los ojos que había sido infiel a su esposa.
Más adelante, su madre, profundamente afectada, le escribiría a la cárcel rogándole que no se convirtiera «en un ser humano lleno de odio, amargo y vengativo».
El 19 de noviembre de 1954, poco después de que el señor Gerber declarara, en su testimonio ante el tribunal, que el arma que produjo la muerte a Marilyn era una pieza de instrumental quirúrgico, la señora Sheppard ingirió una dosis letal de somníferos. Se la mantuvo con vida en el hospital de Bay View hasta que el 17 de enero de 1955, una vez que Sam fue condenado por asesinato, se disparó en la cabeza con el revólver de su hijo Stephen. Dejó una nota en la que se leía «no puedo seguir adelante… lo siento». Once días después, el anciano doctor Richard Sheppard, padre de Sam, fallecía a causa de una úlcera gástrica sangrante.
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Las pistas
Tanto la acusación como la defensa dejaron multitud de evidencias físicas sin resolución durante el proceso. El pantalón de Sheppard, en el que únicamente apareció una pequeña mancha de sangre en una rodilla, mientras que las cuatro paredes del dormitorio estaban completamente salpicadas. Como el defensor Wüliam Corrigan expuso al jurado: «Si Sam hubiera sido el asesino, toda su ropa habría quedado empapada de sangre.»
Cuando los Houk llegaron a casa, Sheppard tenía el torso desnudo. Sin embargo, llevaba una camiseta blanca cuando se quedó dormido, aunque declaró no recordar cómo la había perdido. Más tarde se encontraron dos camisetas blancas en la playa. Ninguna estaba manchada de sangre.
El hijo de los Houk, Larry, encontró entre la maleza, cerca de la casa, una bolsa verde que Sam guardaba en su estudio y que contenía varias llaves y llavero que llevaba en el pantalón.
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El hombre del cabello crespo
La versión de Sam de que un individuo de pelo revuelto le había atacado en la playa no convenció al jurado de su inocencia. Sin embargo, dos testigos diferentes declararon haber visto a un hombre de estas características en la vecindad de Lake Road la noche del 4 de julio de 1954.
Leo Stawicki, trabajador siderúrgico, expuso en su testimonio que poco antes de las 2,30 de la madrugada, cuando iba en coche con sus dos hermanos, vio a un individuo sospechoso con «el pelo encrespado» que llevaba una camiseta blanca rondando por la casa de los Sheppard.
Richard Knitter, empleado en una fábrica de automóviles, declaró que alrededor de las 3,50 de esa madrugada había visto a un hombre de «aspecto desagradable y de cabello abundante» de pie a unos 30 metros de la misma casa.
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Valores establecidos
En la América de los años cincuenta, la vida era incuestionablemente sana y feliz. Sam Sheppard fue vilipendiado por sacar a la luz la faceta oscura y conflictiva de la naturaleza humana.
En los primeros años de la década de los cincuenta, Estados Unidos era un país próspero donde surgía con fuerza el ideal del Sueño Americano. Petróleo, rascacielos, pantalones vaqueros y electrodomésticos. El socialismo era algo remoto y, para millones de ciudadanos medios, la posición social estaba determinada por el volumen del talonario. Cada familia disponía de dos coches y lavadora, mientras educaban a sus hijas en el ideal de la sonrisa, la maternidad y el hogar.
Podía percibiese en el ambiente un sentimiento generalizado de autosatisfacción. Las tropas americanas habían librado Europa de la dominación nazi y la industria del cine en Hollywood producía sin cesar películas de guerra y del Oeste donde se glorificaba a los héroes rudos y nobles de la silla de montar, como John Wayne, o de la escotilla del tanque, como el general Patton. Aparecía una nueva generación con acceso a la educación superior, buenos trabajos y vidas de un bienestar prácticamente ilimitado.
Fueron los días de una juventud limpia y sana. Jóvenes, que como Sam Sheppard, no defraudaron los deseos de sus padres. Llevaron el pelo bien cortado, trabajaron duro y se casaron jóvenes. Independientemente de su experiencia antes del matrimonio, se encontraron limitados, faltos de preparación ante una crisis emocional importante.
En su autobiografía Perseverar y Triunfar, escrita a los cuarenta y dos años y en su segundo matrimonio, describe su primer encuentro con Marilyn casi como lo haría un colegial en su diario: «Era una chica muy atractiva, extrovertida y con una tremenda facilidad para hacer amigos».
En la época en la que se reviso el caso, en 1966, los valores sociales eran completamente diferentes. En un clima de permisividad sexual, el recurso de adulterio era más digno de comprensión que de censura y sus aventuras extramatrimoniales no supusieron ya traba alguna. Las leyes americanas se interpretaban entonces de acuerdo con el sentir común y ético de la sociedad, cuestión esta que años después entró en crisis.
En el caso Sheppard también intervino un componente de con tienda de poder local en una etapa en la que los personajes públicos menores, como el «Doctor Sam», no dominaban el arte de utilizar los medios de comunicación. Diez años más tarde, un hombre en su situación hubiera contratado un abogado con buenas relaciones dentro del ámbito de la televisión y capacidad para dar comunicados de prensa en los momentos idóneos con el propósito de paliar el efecto perjudicial de la información oficial aportada por las autoridades.
A propósito de esto, existe un antiguo dicho americano: «No se puede condenar a un millón de dólares», y aunque la familia Sheppard no era extraordinariamente acaudalada (Sam ganaba el equivalente a unos 75.000 dólares al año y tenía un Jaguar y un Lincoln), disfrutaba de gran influencia en Cleveland.
Tanto el juez instructor Samuel Gerber como el director del Cleveland Press, Louis Seltzer, eran gente provinciana de origen humilde que había luchado toda su vida por alcanzar su posición. Gerber accedió a su cargo en 1937 y fue reelegido ininterrumpidamente desde entonces. Para personas como éstas, los hermanos Sheppard lo habían tenido todo demasiado fácil, demasiado rápido, y Sam, el más joven y gallardo de los tres, ejemplificaba su rechazo. En su autobiografía manifiesta su resentimiento hacia estos «doctores en medicina que continuamente pusieron trabas a mi padre» mientras intentaba, a base de trabajo, fundar su clínica osteopática en Cleveland.
Además, la familia Sheppard, tras su encumbramiento, no realizó esfuerzo alguno por intentar integrarse y establecer vínculos con la comunidad ortodoxa. Paul Holmes describe en su obra El Caso Sheppard (The Sheppard Murder Case) una entrevista con un representante del ámbito médico de Ohio poco después del juicio: «Si Sam Sheppard hubiera sido miembro de nuestra sociedad médica local -cita textualmente-, probablemente nunca se habría sospechado de él, y mucho menos acusado o procesado.»
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REIVINDICACIÓN – El abogado y la mujer fatal
Cuando todas las esperanzas se desvanecían, entraron en escena dos factores que iban a cambiar el signo de los acontecimientos: el ímpetu de un joven abogado y el apoyo incondicional, a un océano de distancia, de una mujer bella y rica.
Dos días después de que Samuel se transformara en el preso número 98860 de la prisión del Condado de Cuyahoga, su familia recuperaba las llaves de la casa de Lake Road y con ello la posibilidad de realizar su propio análisis in situ de la tragedia.
Corrigan, el abogado, contrató a estos efectos a uno de los criminalistas más reputados del país, Paul Leland Kirk de la Universidad de Cafifornia. Este se desplazó a Cleveland y comenzó su trabajo el 22 de enero de 1955. Tras una labor de investigación exhaustiva en sus laboratorios de California, presentó en abril de ese año un informe detallado que recogía sus conclusiones.
De este estudio se desprende que aquella noche del 4 de julio de 1954, una cuarta persona estuvo presente en la casa además del matrimonio Sheppard y su hijo. Varias pruebas apoyaban esta hipótesis: una muestra de sangre recogida de la puerta del ropero del dormitorio que no correspondía a los tipos ni de Sam ni de Marilyn. Los fragmentos de piezas dentales que encontró la policía sobre la alfombra y que, de acuerdo con Kirk, no es posible que llegaran hasta allí por efecto de los golpes propinados a la víctima. De acuerdo con esto, Marilyn, luchando por su vida, habría mordido a su atacante dejando, con seguridad, marcas bien visibles que no se encontraron en su marido aquella madrugada.
También parecía evidente que si Sheppard hubiera cometido el crimen, habría quedado empapado de sangre. Sólo se encontró una pequeña mancha en los pantalones. Pero esto no es todo, las salpicaduras de sangre sobre la pared permitían inferir que el asesino utilizó la mano izquierda para golpear a su víctima y Samuel era diestro.
«No existe, ni se ha presentado, prueba alguna de naturaleza técnica que demuestre la culpabilidad del defendido», concluía Kirk en su informe ridiculizando la hipótesis del instructor Gerber sobre el instrumental quirúrgico como arma homicida.
El 10 de mayo de 1955, el juez Blythin rechazó la petición de revisión basada en el estudio de Kirk. El 20 de julio, el Tribunal de Apelaciones de Ohio confirmó la condena aunque reconoció que la campaña periodística previa al juicio se orquestó «con el propósito manifiesto de alentar la investigación». Cinco días más tarde, el mismo tribunal rechazó la solicitud de un nuevo juicio, mientras se refería al informe como «original e imaginativo», pero calificándolo de «mera especulación».
Al verano siguiente, el 31 de mayo de 1956, el Tribunal Supremo de Ohio mantuvo a su vez la sentencia por un resultado de 5 votos a dos, pero ya los dos jueces disidentes apuntaron que las pruebas resultaban insuficientes para apoyar el veredicto de culpabilidad y alzaron su voz contra un magistrado que había aceptado el sentimiento popular como evidencia en el proceso. Además, se consintió que los miembros del jurado discutieran el caso con sus familias.
El 19 de diciembre, el órgano judicial más elevado del país, el Tribunal Supremo de los EE.UU., expresó sus dudas en el mismo sentido, aunque rechazó el recurso por cuestiones técnicas. Como uno de sus siete miembros, el señor Justice Frankfurter declararía: «lo que no implica de ninguna manera que este tribunal apruebe la decisión de la Corte de Ohio de no revisar el caso». Samuel Sheppard había dilapidado los 100.000 dólares de la herencia de su padre en su desesperada defensa, ante lo que Corrigan, que en principio dudaba de su inocencia, le aseguró: «no me importa que no me puedas pagar, lucharé hasta el final».
El paso siguiente no fue recurrir al estamento legal, sino al escritor de novelas policíacas más reputado del país, Erle Stanley Gardner, creador del detective Perry Mason. Gardner presidía una conocida organización sin propósito de lucro, el Tribunal del Ultimo Recurso, encaminada a enmendar errores judiciales.
Se planteó la posibilidad de utilizar la prueba del detector de mentiras, en lo que estuvieron de acuerdo tanto los hermanos Sheppard, Stephen y Richard, como sus esposas, Dorothy y Betty. A pesar de que se les había informado de que un fallo podía llevarles a ser acusados de complicidad, decidieron correr el riesgo y se sometieron a la prueba el 4 de mayo de 1957 en Chicago, bajo la supervisión de cuatro criminalistas de fama internacional. El resultado no pudo ser más satisfactorio, y así, el 19 de julio de ese año, el gobernador de Ohio, C. William O’Neill, permitió que el propio Sam Sheppard se sometiera a la prueba.
La prueba nunca se llevó a cabo. Ese mismo mes, Donald Wedler, condenado a diez años en Florida por atraco a mano armada, confesaba el asesinato de Marilyn Sheppard cometido tres años antes. Gerber y dos detectives de Ohio le entrevistaron extrayendo la conclusión de que la confesión era «una pura farsa». El Tribunal del Ultimo Recurso envió a un experto en detección de mentiras, Alex Gregory, que opinó: «Wedler dice la verdad o lo que él cree que es la verdad.»
En la confusión, el gobernador O’Neill revocó el permiso para la prueba del detector, ante lo que Gardner, terriblemente decepcionado, decidió retirar a su organización del caso.
William Corrigan, el leal asesor de Sheppard, jugó su última baza legal y en el verano de 1958 apeló al Tribunal Supremo de los EE.UU. alegando que la acusación había retenido pruebas de importancia vital durante el proceso. La petición se denegó en mayo de 1960.
Por aquel entonces, surgió un inesperado apoyo moral. En marzo de 1959, Stephen recibió una carta de Alemania Federal escrita en papel carmesí. Era una de las muchas que mujeres de todo el mundo’ enviaban con su consuelo para el desafortunado Sam, pero la firma «Ariane» en letras blancas cautivó inmediatamente a Stephen. Se la entregó a su hermano en la siguiente visita a la penitenciaría donde había pasado los últimos cinco años. «Pídele que envíe una fotografía», fue su primer comentario.
El remitente era una acaudalada mujer de veintinueve años, Ariane Tebbenjohanns, que seguía el caso desde 1954 y comprendía el veredicto como una injusticia.
Pronto se estableció una intensa correspondencia con Stephen como intermediario para eludir la rígida normativa de la prisión. «Me envió un rizo de su cabello -recordaría más adelante-. Para mí ella era Sophia Loren, Doris Day, Marilyn Monroe y Liz Taylor reunidas en una sola mujer.»
Fue por aquel entonces, en agosto de 1961, cuando dos sucesos vinieron a transformar la suerte del acusado. El primero, la muerte de su fiel, pero exhausto abogado William Corrigan a los setenta y cinco años. Y poco después la llegada a Chicago, otra ciudad del medio Oeste, de un impulsivo abogado de Boston, F. Lee Bailey, para aprender las virtudes del detector de mentiras.
Este joven de veintinueve años, que tan sólo llevaba nueve meses practicando la abogacía, necesitaba un caso importante. En Chicago le entrevistó Paul Holmes, el periodista autor de El Caso Sheppard (The Sheppard Murder Case), que Bailey ya había leído.
En noviembre de 1961, acordó con Stephen la defensa de Sam. En su primera entrevista con su nuevo cliente en enero de 1962 le aseguró: «La tarifa que te paso es elevadísima, pero te ayudaré a conseguir el dinero para pagarla… no prepares aún la maleta pero ten las cosas dispuestas.»
Bailey se lanzó literalmente a conseguir la libertad de su defendido. Comenzó por insistir ante las autoridades de Ohio para conseguir el permiso de la prueba del detector de mentiras. Ofreció una serie de conferencias y entrevistas con el fin de mantener vivo el interés sobre el caso a través de su irresistible encanto personal.
También visitó a Louis Seltzer, aún director del Cleveland Press, en busca de su apoyo para una campaña ante las autoridades que éste rechazó de plano. «Eres un hombre maduro -le espetó-, tienes dinero e influencias, pero algún día, de cualquier manera conseguiré que caigas en desgracia por esto.» Seltzer le echó de su despacho.
La máquina judicial se movía despacio y fue en diciembre de 1962 cuando el Tribunal Supremo de Ohio rechazó la petición de Bailey. Pero el caso cobró una vigencia inusitada unos días después con la llegada al país de Ariane Tebbenjohanns.
Por aquel entonces se había trasladado al acusado al Instituto Correccional Marion por su conducta modélica, y en la mañana del 24 de enero de 1963 un guardia le dio aviso de que «una rubia deslumbrante con un abrigo de visón» esperaba para verle. Ariane había acordado con Stephen no despertar esperanzas en su hermano, pero tras cuatro horas de entrevista Sam le pidió matrimonio y ella aceptó. «No fue amor a primera vista -escribiría más tarde-. Ya nos amábamos antes de conocernos.»
A los pocos días, el Cleveland Press sacaba a relucir la ascendencia alemana de ella y los lazos de su familia con los nazis, lo que junto a sus declaraciones públicas en contra de la justicia americana empañó la reputación que Sheppard se había ganado con su buena conducta.
El 31 de enero, la Comisión para el Perdón y la Libertad Condicional denegaba la liberación del prisionero, tras lo que Bailey y Stephen prometieron que, en lo sucesivo, la bella alemana realizaría el mínimo posible de declaraciones públicas. Dos semanas más tarde, el padre de Marilyn, Thomas Reese, que había negado su apoyo a la familia Sheppard, se quitaba la vida de un disparo. La nota que dejó rezaba: «Estoy enfermo de todo. Adiós.»
En abril de 1963, Bailey solicitaba la reapertura del caso al Tribunal de Distrito de los EE.UU., un organismo federal y no estatal. El procedimiento judicial volvía a moverse con una lentitud exasperante. Finalmente, un año más tarde, el 15 de julio de 1964, la decisión del juez Carl Weh~ causó sensación.
Este, calificó el proceso original de «burla a la Justicia» y centró sus duras críticas en el juez Blythin y el Cleveland Press: «Si ha existido algún juicio dirigido por la prensa, desde luego ha sido éste.» Ordenó la libertad de Sheppard y concedió la celebración de una nueva vista.
Por fin, tras diez años de cárcel, llegó la libertad. Tres días más tarde contraía matrimonio con Ariane Tebbenjohanns en Chicago. Pero las dificultades legales aún no habían terminado. El Sexto Tribunal de Apelaciones, otro organismo federal, rechazaba el fallo del juez Weinman aunque consentía en la libertad de Sheppard en espera de la decisión del Tribunal Supremo.
Transcurrió un año y medio antes de que Bafley, rebosante de seguridad, apelara a los jueces más venerables del país para conseguir la repetición del proceso contra su defendido. El 6 de junio de 1966, Bailey era el abogado defensor en un juicio por atraco a un banco en Massachusetts. En un determinado momento, el juez le hizo entrega de una nota mientras le comentaba: «quiero comunicarle que ha ganado». El Tribunal Supremo había rechazado la condena de Sheppard.
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Juicio al sistema
En la apelación de Sheppard al Tribunal Supremo de los EE.UU. en 1966, el abogado F. Lee Bailey presentó como prueba que Edward Blythin, juez de la vista de 1954, había rechazado como principio la inocencia del acusado.
Dorothy Kilgallen, corresponsal del New York Joumal American, exponía en una declaración jurada una conversación con Blythin que tuvo lugar antes de que comenzara la vista. «Este es un caso cerrado -le dijo expresando el sentimiento general-. Es tan inocente como el mismo diablo, no hay nada que objetar.»
En la votación del Tribunal Supremo que se celebró el 6 de junio de 1966, el resultado fue de ocho a uno a favor de anular la sentencia. Se resaltó la «atmósfera de carnaval» del proceso de 1954 y la «publicidad masiva, persuasiva y perjudicial» que rodeó al caso. El Tribunal declaró que el juez Blythin «no cumplió con su obligación» de proteger a Sheppard y al jurado de la influencia de esa publicidad. Se dijo entonces que fue el primer caso de asesinato en el que se rechazaba la sentencia debido a la influencia perjudicial de una campaña de prensa.
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Ariane y los nazis
Ariane Tebbenjohanns nació en 1929, hija de un empresario alemán, Oskar Ritschel, un antinazi ferviente según ella misma declaraba. Se crió en Düsseldorf con su hermanastro Magda, hija de un primer matrimonio de su padre.
En 1930 Magda contrajo matrimonio con el dirigente nazi Paul Josef Goebbels, brazo derecho de Adolf Hider. Goebbels se transfonnó en ministro de Propaganda cuando los nazis llegaron al poder y dirigió la persecución de los intelectuales contrarios al partido.
De acuerdo con Aríane, Goebbels llegó a decir a su padre airadamente: «Sí no fueras mi suegro, ya te habría enviado a un campo de concentración.» El matrimonio Goebbels se suicidó, tras dar muerte a sus seis hijos, en 1945, cuando los rusos entraron en Berlín.
Aríane admitió haber formado parte de las juventudes Hitlerianas, pero nunca del partido nazi. Aún así, el público americano siempre desconfió de ella. Se casó con Olaf Tebbenjohanns en 1952, divorciándose seis años más tarde.
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Análisis
La policía acusó a Sheppard del asesinato de su esposa, pero los detectives privados encontraron indicios de la presencia de otras dos personas, dando pie a la especulación sobre el móvil del crimen. El silencio del vecino daba la impresión de ocultar un secreto terrible.
Todo el mundo relacionado con la investigación de la muerte de Marilyn Sheppard coincidía en que el asesino era alguien que ella conocía. Ningún ladrón la hubiera golpeado de forma tan violenta, ni se hubiera arriesgado a entrar en el dormitorio del piso más alto de la casa.
Si la versión de los hechos de aquella noche del 4 de julio ofrecida por Sheppard era cierta, el asesino o los asesinos conocían perfectamente la pequeña entrada lateral que daba al lago, una vía de escape mucho más segura que la puerta principal situada directamente en la carretera principal.
La vida de la familia estaba casi completamente ligada a Bay Village. Marilyn colaboraba en la parroquia, jugaba a los bolos y al golf, y aprendía esquí acuático en el lago. Sam, además del trabajo en el hospital, era el cirujano de guardia del distrito. Para relajarse, practicaba deportes al aire libre con jóvenes de la localidad.
Harold Bretnall, un detective privado de Nueva York que había contratado la familia Sheppard en 1955 tras el primer juicio, escribía: «la respuesta al enigma del caso Sheppard está en la comunidad de Bay Village». El consideraba de suma importancia la frase de Sam, todavía bajo los efectos del shock, cuando telefoneó a John Spencer Houk pidiendo ayuda: «Creo que han matado a Marilyn.»
Bretnall murió en 1963 mientras escribía un libro sobre el caso. Aunque había advertido a la familia que sus conclusiones no tendrían ninguna trascendencia, en seguida asumió la inocencia del acusado. En la obra de John Harrison Pollack «Dr. Sam, una Tragedia Americana» (Dr. Sam, an Ametican Tragedy), de 1972 aparecen vanos de sus hallazgos no publicados hasta entonces.
El detective profundizó en la vida privada de la pareja y consideró factores que las autoridades ignoraron. En 1954 se asumió que dado el difícil embarazo y el consiguiente período de inhibición sexual de Marilyn, su marido decidió llegar al asesinato.
Sin embargo, durante el proceso el jurado tuvo acceso a las declaraciones que Sam hizo a la policía, donde aseguraba que su esposa había «rechazado a tres pretendientes -amantes potenciales- que yo sepa, pero estoy seguro que ha habido más». Aunque no se mencionaron los nombres, el acusado afirmó haberlos identificado ante la policía.
Bretnall mantenía que las zapatillas de Marilyn evidenciaban que ella abandonó la casa llevándolas puestas aquella noche del 4 de julio. En sus anotaciones pone de manifiesto que «Marilyn Sheppard fue asesinada por alguien que conocía la casa perfectamente».
Don y Nancy Ahem, los invitados que compartieron aquella velada con el infortunado matrimonio, fueron las últimas personas en abandonar la casa antes del turbio intervalo entre las 12,30 y las 5,55 de la madrugada cuando llegaron los Houk. Nancy declaró posteriormente: «No tengo nada que añadir aunque todo el pueblo piense que tengo algo que ocultar. He recibido varias llamadas telefónicas acusándome de evasiva.»
La señora Ahem también dejó claro que su testimonio sobre la amante de Sam se basó únicamente en habladurías, lo que hizo montar a éste en cólera a pesar de ser un hombre tranquilo. Entra dentro de lo posible que él supiera más de lo que quiso reconocer sobre las amistades de su esposa, pero que callara amargado al darse cuenta de que los rumores no hacían más que perjudicarle.
John Harrison Pollack, que publicó las conclusiones de la investigación de Bretnall, plantea la posibilidad de qué los intrusos en el 28924 de Lake Road fueran una pareja. «¿No es posible que el hombre tuviera una aventura con Marilyn, que su esposa lo descubriera, intentara matarla, se viera interrumpida por su marido y éste, al darse cuenta de la situación, se precipitara en su ayuda?»
De la misma opinión era Paul Holmes, cuya obra El Caso Sheppard (The Sheppard Murder Case) se publicó en 1961 antes del segundo juicio. El supuso que el marido acudió a una cita con Marilyn, su esposa le siguió y loca de celos al descubrirles, la asesinó brutalmente.
Esto explicaría, según la hipótesis de Holmes, la furia del ataque, las heridas relativamente leves de Sam y el desorden poco convincente y las pistas falsas que se dispusieron para simular un robo. También suponía que los Sheppard conocían perfectamente a sus agresores y por eso su perro no se inquietó.
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La confesión
Estaba tan asumida la idea de que el asesinato de Marilyn Sheppard lo había cometido alguien de Bay Village, que nunca se tomó en serio la confesión de Donald Wedler, preso en Florida. Este contaba veintitrés años cuando confesó el crimen en 1957. Declaró que conducía un coche robado por los alrededores de Lake Road, tres años antes y que había entrado en una casa blanca junto al lago con la intención de robar. Según él, golpeó a una mujer con un tubo de hierro, atacó a su marido en la escalera y se dio a la huida en el automóvil.
Wedler era un hombre delgado de cabello rubio. No encajaba, a primera vista, con el fornido agresor descrito por Sheppard, aunque tenía un pelo indomable. Las autoridades de Ohio calificaron la confesión de una patraña, aunque los detalles que facilitó impresionaron a mucha gente. Wüliam Corrigan únicamente utilizó esta declaración para hacer énfasis en la confusión que rodeaba el caso. Wedler se sometió al detector de mentiras ante un especialista que desestimó los resultados.
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LIBERTAD – Reconsideración de las pruebas
Las pruebas que condenaron a Sheppard en 1954 tenían un acento diferente en 1966. Los tiempos habían cambiado y su historia encontraba mejor acogida entre el público. Pero aun restaba convencer a un jurado de su inocencia.
El segundo proceso de Sam Sheppard por el asesinato de su primera esposa, Marilyn, comenzó el 24 de octubre de 1966, en la misma sala del Tribunal de Common Pleas en Cleveland, Ohio, donde fue condenado doce años antes.
Las autoridades de Ohio no tenían la obligación de una nueva vista, pero se argumentó que un segundo juicio podría erradicar el estigma del primero. Ya que en 1954 se desestimó el cargo de asesinato en primer grado, en 1966 éste fue de asesinato en segundo grado, o no premeditado.
En esta ocasión se limitaron los pases de prensa y el juez Francis Talty dispuso que el jurado, otra vez siete hombres y cinco mujeres, estuviera confinado durante el proceso en las habitaciones de un hotel, en lugar de la sala habilitada a estos efectos en el tribunal. Además, prohibió que tuvieran acceso a través de la prensa a ninguna información adicional sobre el caso.
Sheppard, de acuerdo con Bailey en su obra La Defensa nunca descansa (The Defense Never Rests), publicada en 1971, estaba dominado por la ansiedad, en parte porque se repitiera el veredicto de 1954, pero también porque se encontraba en un mundo que no era el suyo. «Estaba perdiendo los papeles… constantemente en busca de pastillas o algo de beber. Durante la vista había momentos en los que Sam no era, en absoluto, consciente de lo que pasaba a su alrededor.»
El abogado no permitió que su cliente prestara testimonio en esas condiciones, consciente de que no era necesario repetir la versión presentada doce años antes y que todo el mundo conocía perfectamente.
Varios de los testigos del primer proceso, como John Spencer Houk y su ahora ex esposa, Esther, volvieron a declarar a instancias de la acusación llevada en este caso por Anthony Corrigan, un héroe de guerra de formación heterodoxo que no tenía ninguna relación con el primer abogado de Sheppard, William Corrigan.
Pero esta vez no había «Señorita X». Susan Hayes había contraído matrimonio con un director de televisión en Hollywood. Tenía familia y posición, y rehuyó toda publicidad relacionada con el caso. El peso del proceso pasó a recaer sobre el testimonio de tres testigos. Uno era el criminalista Paul Leland Kirk, que insistió en su teoría que afirmaba la inocencia del acusado, aunque la acusación intentó dispensarle la menor atención posible.
El sargento Robert Schottke, antes detective de homicidios, que admitió ante Bailey haberse informado, antes del interrogatorio de Sheppard en el hospital, del alcance de sus lesiones en la nuca.
«Usted sabía, corríjame si no es así, que si la importancia de esas heridas iba más allá del punto donde existe la posibilidad de autolesión, entonces Sam no podía ser culpable», inquirió el abogado.
Schottke contestó afirmativamente.
«¿No da la impresión entonces de que usted acusó a el doctor sin molestarse en determinar si era o no culpable?»
El sargento sólo pudo asentir con la cabeza.
El punto culminante de la vista lo constituyó el duelo entre Bafley y Samuel Gerber, que todavía era el juez de instrucción del Condado de Cuyahoga. En su turno, Corrigan evitó toda alusión a la hipótesis de Gerber sobre el instrumento quirúrgico y las manchas de sangre. El juez simplemente utilizó el término «objeto» para referirse a la impronta sobre la funda de almohada de Marilyn.
El defensor, en su interrogatorio a este testigo, le presionó hasta hacerle decir: «Bueno, a mi me pareció una pieza de instrumental quirúrgico.»
Bailey le preguntó sobre el tipo concreto.
«No estoy seguro», replicó Gerber.
«¿Era, por casualidad, algún instrumento que haya usted manejado en alguna ocasión?»
«No estoy seguro, no lo sé», contestó.
A lo largo del interrogatorio, Gerber acabó admitiendo que él no era cirujano, que no era un objeto de uso común y que nunca lo había visto en un hospital o catálogo médico.
«Dígale al jurado, señor, dónde ha buscado el famoso instrumento los últimos doce años», insistió Bailey.
«Oh, lo he buscado por todo el país», aseguró el testigo.
«Por Dios, díganos entonces qué es lo que ha encontrado.»
«No he podido encontrarlo», tuvo que admitir Gerber.
Corrigan dirigió al jurado una modesta petición de condena. La defensa, en un apasionado alegato de una hora de duración, llegó a referirse a las pruebas presentadas por la acusación como «un cubo rebosante de basura».
El jurado se retiró a las 10,45 de la mañana del 16 de noviembre de 1966. En todo el país los apostadores daban ventaja al veredicto de inocencia, aunque diferían de un punto a otro. En Las Vegas, capital del juego en Nevada, las apuestas estaban veinte a uno para la absolución. En Cleveland, se daba únicamente seis a cinco.
El jurado volvió a la sala a las 11,15 de aquella noche. En algunos miembros se adivinaba un semblante hosco. El juez Nalty desplegó la hoja de papel que le tendieron y leyó: «encontramos al acusado no culpable». Sheppard golpeó la mesa con su brazo derecho mientras gritaba: «ya era hora».
Más adelante se supo que se necesitaron cinco votaciones para absolver a Sheppard. En la primera, cuatro de los miembros de mayor edad se pronunciaron por la culpabilidad. Después del proceso, uno de los componentes del jurado recibió airadas llamadas telefónicas de gente de Cleveland aún convencida de que un asesino se había escapado de la justicia.
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La voz del público
La mayoría de los principales periódicos del país acogieron favorablemente la decisión del Tribunal Supremo de 1966 que anulaba la condena por asesinato de Samuel Sheppard debido a la campaña previa al primer juicio. El New York Times calificaba el proceso de 1954 de «escándalo», mientras el Washington Post lo denominaba un «insulto a la justicia americana».
En Ohio, el Cleveland Press se mostró más recatado y manifestaba que su cobertura del caso «reflejaba el acusado interés público que había despertado». El diario defendía sus críticas a la policía en 1954, pero concedía que quizá se hubiera excedido en su actuación.
Uno de los miembros del Tribunal Supremo, el juez Hugo Black, había disentido en el fallo por considerar que la prensa libre no puede ser restringida. El Cleveland Press comentaba al respecto: «Ningún gobierno debe permitir al estamento jurídico controlar o silenciar la única fuente de crítica con la que cuenta el público». El presidente de la Sociedad Americana de la Prensa, Robert Notson, también criticó el fallo.
Louis Seltzer, director del Cleveland Press en 1954, que dirigió la campaña que terminó con la detención de Samuel Sheppard, rehusó hacer ningún comentario.
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Audiencia final
Dos semanas después de que Sheppard fuera absuelto del asesinato de su esposa, se convocó a un gran jurado en el Condado de Cuyahoga para considerar las alegaciones presentadas por F. Lee Bailey, el defensor en el juicio de 1966. En los EE.UU. las audiencias ante un gran jurado son confidenciales, pero pueden dar lugar a acusaciones formales.
Sheppard y Bailey, así como muchos residentes de Bay Village y algunos de los detectives que llevaron el caso en 1954, prestaron testimonio. De acuerdo con el periodista John Harrison Pollack en su libro Dr. Sam, una Tragedia Amelícana (Dr.Sam, An American Tragedy), en la audiencia a puerta cerrada se consideró la propuesta de Bailey de que estaban implicadas dos personas. El 15 de diciembre de 1966, el gran jurado decidió que los cargos presentados por el abogado eran «la mera opinión de un letrado en representación de su cliente y completamente insustancial».
En el capítulo de cincuenta páginas que hace referencia al caso Sheppard en su obra La Defensa nunca descansa (The Defense Never Rests), Bailey no hace mención de esta investigación del gran jurado.
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Conclusiones
Una semana después de la conclusión de la vista se publicó la autobiografía «Perseverar y Triunfar». La mayor parte de los beneficios se emplearon en pagar los honorarios de F. Lee Bailey.
Durante los diez años en prisión, Sheppard llevó a cabo multitud de operaciones y contribuyó a la investigación médica inoculándose células cancerígenas vivas. Durante una etapa, tenía planeado trabajar tras su liberación en algún país en desarrollo como la India. Tras su rehabilitación, resultó muy difícil recuperar la licencia médica en Ohio, que finalmente le fue concedida en 1967 y se incorporó al personal del hospital Osteopático de Youngstown.
El 3 de diciembre de 1968 Sheppard desistió, tras presentarse una reclamación legal por negligencia en la práctica de la medicina contra el hospital que la compañía de seguros se negó a pagar hasta su despido.
El mismo día de su renuncia se formalizó la reclamación de divorcio de Ariane que alegó dejación, crueldad mental y temor por su propia seguridad. En una conferencia de prensa se refirió a él como «ese maníaco».
No hubo réplica a la petición de divorcio, y éste se formalizó en 1969. Más adelante, cuando se les preguntó si habían conocido la felicidad durante los cuatro años y medio de matrimonio, Ariane contestó simplemente, «No».
Un productor de Hollywood hizo pública su decisión de realizar la película: «La historia de Sam Sheppard». Finalmente se tituló «El abogado» y se basó en el personaje de F. Lee Bailey, en lugar de en Sheppard. El actor Barry Newman fue el protagonista en el papel del abogado.
En agosto de 1969, mientras intentaba reiniciar su carrera como médico, empezó en el mundo de la lucha libre, una de las pasiones de su juventud, y ganó su primer combate. En octubre, se casó con la hija de su manager, Colleen, de veinte años de edad. Durante las Navidades de ese año, comunicó a F. Lee Bailey que sabía que le quedaban seis meses de vida.
El 3 de abril de 1970 cayó enfermo. A su esposa le dijo que no era más que una gripe y se negó a que le examinara ningún médico. Tres días después, moría entre el delirio y el dolor. La autopsia reveló un fallo hepático.
En 1971, F. Lee Bailey declaró en una entrevista radiofónica: «No estoy convencido de que en nuestra larga lucha consiguiéramos algo para Sam».
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Fechas clave
- 03-07-54
– 9,00 p.m. Cena de los Sheppard con los Ahern.
– 11,00 p.m. Sam Sheppard se queda dormido en el sofá.
- 04-07-54
– 12,30 p.m. Los Ahern abandonan la casa.
– 5,45 a.m. Suena el teléfono en la casa de la familia Houk.
– 5,55 a.m. Los Houk encuentran el cadáver de Marilyn.
– 6,03 a.m. Llega la policía.
– 9,00 a.m. Interrogatorio en el hospital con el juez instructor Gerber.
– 11,00 a.m. La policía interroga a Sam Sheppard.
- 07-07-54 – Funeral de Marilyn.
- 22-07-54 – Se inicia la investigación.
- 30-07-54 – Arresto de Sheppard bajo el cargo de asesinato.
- 18-10-54 – Se inicia en Cleveland el juicio por asesinato contra Sam Sheppard.
- 16-11-54 – El juez instructor declara que Marilyn fue asesinada con una pieza de instrumental quirúrgico
- 01-12-54 – Testifica Susan Hayes (Señorita X)
- 09-12-54 – Declaración de Sheppard, que se extendería cuatro días
- 17-12-54 – El jurado se retira
- 21-12-54 – Sheppard es condenado por asesinato. La sentencia es de cadena perpetua.
- 04-55 – Criminalistas proclaman la inocencia de Sheppard.
- 10-05-55 – El juez deniega la petición para una segunda vista.
- 20-07-55 – El Tribunal Supremo de Ohio rechaza la apelación.
- 19-12-56 – El Tribunal Supremo de los EE.UU. deniega la revisión del caso.
- 04-05-60 – El Tribunal Supremo de los EE.UU rechaza revisar las pruebas.
- 17-11-61 – F. Lee Bailey pasa a representar a Sheppard.
- 27-12-62 – El Tribunal Supremo de Ohio no concede el permiso para la prueba del detector de mentiras.
- 31-03-63 – Se rechaza la petición de libertad condicional.
- 15-07-64 – El juez federal concede la libertad.
- 18-07-64 – Matrimonio con Ariane Tebbenjohanns.
- 22-07-64 – El Tribunal Federal de Apelaciones reafirma la condena.
- 06-06-66 – El Tribunal Supremo de los EE.UU. concede la libertad.
- 24-10-66 – Se inicia el segundo proceso por asesinato contra Sheppard.
- 16-11-66 – Sheppard es declarado inocente de asesinato.
- 14-12-66 – Sheppard recupera la licencia médica.
- 03-12-68 – Sheppard abandona el hospital tras una reclamación por negligencia.
- 09-08-69 – Sheppard gana su primer combate como luchador profesional.
- 06-04-70 – Sheppard muere a causa de una insuficiencia hepática.
Demanda por el encarcelamiento indebido de Sam Sheppard, 2000
Última actualización: 27 de diciembre de 2015
Wikipedia
El hijo de Sheppard, Samuel Reese Sheppard, ha dedicado mucho tiempo y esfuerzos a intentar limpiar la reputación de su padre.
En 1999, Alan Davis, un amigo de toda la vida de Sheppard y administrador de su herencia, demandó al Estado de Ohio en el Tribunal de Causas Comunes del Condado de Cuyahoga por el encarcelamiento indebido de Sam.
El cuerpo de Marilyn Sheppard fue exhumado en parte, por orden del juzgado, para determinar si el feto que llevaba cuando fue asesinada había sido engendrado por el Dr. Sheppard. Terry Gilbert, un abogado contratado por la familia Sheppard, dijo a los medios que «anteriormente ya se le había practicado al feto una autopsia», un hecho que nunca antes había sido revelado. Según Gilbert, este hecho dejaba abierta la cuestión de que probablemente la oficina del forense había ocultado pruebas pertinentes. Debido al paso del tiempo y a que el feto había sido enterrado en un frasco de formol junto a Marilyn, y al efecto de este sobre los tejidos, no pudo hacerse una prueba de paternidad fiable. Terry Gilbert fue asistido por John R. Hargrove, de Florida, que fue compañero de clase de Sam Reese Sheppard en la Academia Militar Culver.
Otro sospechoso de asesinato
Durante el juicio civil, el abogado Terry Gilbert afirmó que Richard Eberling, que trabajaba ocasionalmente como personal de mantenimiento y de limpiaventanas en casa de los Sheppard, era el sospechoso más probable del asesinato de Marilyn. Eberling encontraba a Marilyn atractiva y estaba muy familiarizado con el diseño de la casa de los Sheppard.
En 1959, unos policías estaban interrogando a Richard Eberling acerca de varios robos por la zona. Eberling confesó los robos y mostró su botín a los detectives. Entre otros objetos, había dos anillos que pertenecieron a Marilyn Sheppard. Eberling robó esos anillos en 1958, cuatro años después del asesinato; los encontró en la casa del hermano de Sam Sheppard, en una caja rotulada como «Propiedad personal de Marilyn Sheppard». En el subsiguiente interrogatorio, Eberling admitió que su sangre estaba en la escena del crimen de Marilyn Sheppard. Afirmó que se cortó un dedo mientras lavaba las ventanas justo antes del asesinato y que había sangrado en casa de los Sheppard. Como parte de la investigación, Eberling se sometió a la prueba del polígrafo, con preguntas sobre el asesinato de Marilyn. El técnico poligráfico concluyó que Eberling no mintió en sus respuestas, aunque años después estas pruebas poligráficas fueron evaluadas por otros expertos que sí encontraron que las respuestas eran o no concluyentes o falsas.
En su testimonio en el juicio civil de 2000, F. Lee Bailey, que fue el abogado que consiguió la libertad del Dr. Sam Sheppard en el segundo juicio, el de 1966, declaró que en 1966 descartó a Eberling como sospechoso porque «Pensé que había pasado una prueba de polígrafo correcta». Cuando se le informó de que un experto polígrafo independiente afirmaba que Eberling había asesinado a Marilyn o tenía conocimiento de quién lo hizo, Bailey dijo que probablemente habría presentado a Eberling como sospechoso en el segundo juicio de 1966.
Las pruebas de ADN, que no estaban disponible en los dos juicios por asesinato de 1954 y 1966, desempeñaron un papel importante en el juicio civil. El análisis del ADN de la sangre de la escena del crimen mostró que no había presencia de sangre de una tercera persona que no era ni Marilyn ni el Dr. Sam Sheppard. En cuanto a la vinculación con la sangre de Eberling, el análisis de ADN admitido en el juicio no fue concluyente. El experto en ADN de la acusación estaba seguro a un 90% que una de las manchas de sangre pertenecía a Richard Eberling, pero de acuerdo con las reglas del tribunal, eso no era admisible. La defensa argumentó que las pruebas de sangre habían sido contaminadas a lo largo de los años desde su recogida, y que una mancha de sangre importante encontrada en la puerta del armario de la habitación de Marilyn Sheppard era compatible con el 83% de la población blanca adulta. La defensa también señaló que en 1955 los resultados del análisis de tipo de sangre hecha a la muestra recogida de la puerta del armario fueron que se trataba de tipo O, mientras que la sangre de Eberling era de tipo A.
A lo largo de su vida, Richard Eberling se relacionó con mujeres que tuvieron muertes sospechosas y fue condenado por el asesinato de Ethel May Durkin, una anciana viuda y rica que murió sin familia directa. El asesinato en 1984 de Durkin en Lakewood, Ohio, fue descubierto cuando una revisión de oficio de los bienes de la mujer reveló que Eberling, albacea de Durkin, no había podido ejecutar sus deseos finales, que incluían instrucciones concretas sobre su entierro. El cuerpo de Durkin fue exhumado y en la autopsia se descubrieron lesiones que no coincidían con las afirmaciones anteriores de Eberling, que justificaba las lesiones por accidentes domésticos, entre ellos una caída por una escalera en su casa. En la acción legal posterior, tanto Eberling como su socio, Obie Henderson, fueron declarados culpables de la muerte de Durkin. Casualmente, las hermanas de Durkin, Myrtle Fray y Sarah Belle Farrow, también habían muerto en circunstancias sospechosas. Myrtle Fray fue asesinada después de haber sido salvajemente golpeada en la cabeza, en la cara y después estrangulada; Sarah Belle Farrow murió en 1970 a causa de una caída por las escaleras del sótano en la casa que compartía con Durkin, una caída en la que se rompió las dos piernas y los dos brazos.
Aunque Eberling negó cualquier participación delictiva en el asesinato de Marilyn Sheppard, Kathy Wagner Dyal, que trabajó con Eberling cuidando a Ethel May Durkin, testificó que Eberling se lo había confesado en 1983. Un compañero de celda también informó de que Eberling le había confesado ser el autor del crimen. La defensa puso en duda la credibilidad de ambos testigos durante el juicio civil de 2000.
Eberling murió en una prisión de Ohio en 1998, donde cumplía cadena perpetua por el asesinato de Ethel May Durkin en 1984.
La defensa
Steve Dever dirigió el equipo de la defensa del Estado de Ohio, que incluía a los fiscales adjuntos Dean Maynard Boland y Kathleen Martin. Afirmaron que Sheppard era el sospechoso más lógico, y se presentaron testimonios de expertos que sugirieron que el asesinato de Marilyn Sheppard fue un homicidio doméstico de libro. Argumentaron que Sheppard no se había tomado bien la noticia del embarazo de su esposa, que quería continuar sus asuntos con Susan Hayes y con otras mujeres, y que le preocupaba el estigma social que un divorcio podría acarrear. Afirmaron que la evidencia mostraba que Marilyn Sheppard pudo haber golpeado a Sam Sheppard desatando una rabia furiosa que acabó en una paliza. Boland evaluó las pruebas que habían sido examinadas por investigadores, periodistas y otras personas durante cincuenta años, y durante el juicio fue el primero en sugerir que el arma homicida utilizada por Sam Sheppard fue una lámpara de dormitorio.
La defensa preguntó por qué Sheppard no había llamado pidiendo ayuda, por qué había doblado cuidadosamente su chaqueta sobre el sofá-cama en el que dijo que se había quedado dormido, y por qué el perro de la familia -que varios testigos afirmaron en el primer juicio de 1954 que era agresivo con los desconocidos – no había ladrado en la noche del asesinato (recordando la famosa frase de Sherlock Holmes de «el curioso incidente del perro a medianoche», con la implicatura de que el perro conocía al criminal).
Veredicto
Tras diez semanas de juicio, 76 testigos y cientos de pruebas, el caso quedó listo para la evaluación de los ocho miembros del jurado civil. El jurado deliberó solo durante tres horas el 12 de abril de 2000, antes de regresar a un veredicto unánime: Samuel Reese Sheppard no había podido probar que su padre había sido encarcelado injustamente. Algunos miembros del jurado fueron posteriormente entrevistados y declararon enfáticamente que su veredicto representa su convicción de que Sam Sheppard había asesinado a su esposa.
La invalidación de la reivindicación de un encarcelamiento injusto
El 22 de febrero de 2002, la Corte del Distrito Octavo de Apelaciones dictaminó por unanimidad que el caso civil no debería haber ido al jurado, con el argumento de que el estatuto de limitaciones había expirado, y que la posibilidad de una demanda por encarcelamiento injusto había desaparecido con la muerte de Sam Sheppard. En agosto de 2002, el Tribunal Supremo de Ohio se negó a opinar sobre la decisión de la corte de apelaciones.
Cronología del caso Sam Sheppard: 1954 – 2002
Última actualización: 14 de diciembre de 2015
- 21 de febrero de 1945: Sam Sheppard y Marilyn Reese contraen matrimonio.
- 1947: Nace Samuel (Chip) Reese Sheppard.
- 1951: Sam es contratado por el Bay View Hospital, que fue fundado por la familia Sheppard.
- 3 de julio de 1954: Sam y Marilyn organizan una cena para sus vecinos, Don y Nancy Ahern. Los Ahern salen de casa de los Sheppard alrededor de medianoche, con Sam adormilado en el sofá-cama.
- 4 de julio de 1954
– 3,00-5,00 h: Marilyn Sheppard, de 31 años, es asesinada. Fue golpeada 27 veces con un arma desconocida. Marilyn estaba embarazada de cuatro meses.
– 5,50 h: El alcalde J. Spencer Houk y su esposa, Esther, llegan a casa de los Sheppard después de recibir una llamada de Sam: «Por el amor de Dios, Spen, ven aquí rápido. Creo que han matado a Marilyn».
– 6,02 h: Fred Drenkhan, patrullero de la policía de Bay Village, llega a la escena del crimen; fue el primer oficial de policía en ver el cuerpo, las manchas de sangre por toda la casa y los indicios de un aparente robo. Sam, con cierta incoherència, informa a Drenkhan de que oyó a Marilyn gritar, corrió hacia las escaleras, peleó con alguien en las escaleras y se despertó en el lago.
– 6,00-7,30 h: Los hermanos de Sam, los vecinos, la policía y miembros de la prensa caminan por la casa e incluso por la habitación en la que Marilyn fue asesinada. Richard, el hermano de Sam, se llevó de la casa a Chip, que aún dormía. Sam es llevado al Bay View Hospital tres quejarse de las heridas en el cuello y la cabeza resultantes de su lucha con el intruso de «pelo encrespado».
– 8,00 h: Samuel Gerber, instructor del condado de Cuyahoga, llega a la escena del crimen.
– 9,00 h-15,00 h: Sam, sedado en el Bay View Hospital, es interrogado por Gerber y algunos oficiales de policía. El hogar de los Sheppard es acordonado para la investigación.
- 5 de julio de 1954: El caso Sheppard ocupa las portades de los periódicos de Cleveland. La policía entrevista nuevamente a Sheppard, que es examinado por un neurólogo.
- 6 de julio de 1954: Los periódicos informa de que la família de Sam contrató por él al abogado William J. Corrigan, que recomendó a Sam que no hablara con la policía.
- 7 de julio de 1954: Funeral de Marilyn Sheppard. Chip no asiste debido a la presencia massiva de la prensa.
- 8 de julio de 1954: Sam emite un comunicado diciendo que ha cooperado plenamente con las autoridades. Ofrece una recompensa de 10.000 dólares por la «detención y condena» del asesino de Marilyn.
- 9 de julio de 1954: Sam vuelve a casa con la policía para recrear los acontecimientos del 4 de julio. Le dice a las fuerzas de Seguridad que en este momento no va a someterse a la prueba del detector de mentiras.
- 10 de julio de 1954: Sam ofrece una declaración formal de forma voluntaria en la oficina del Sheriff del condado de Cuyahoga. Afirma que no tenía una relación amorosa con Susan Hayes.
- 12 de julio de 1954: Sam vuelve al Bay View Hospital pero admite que aún está un poco confuso respeto a «algunas cosas». Lleva gafas oscuras, porque la luz aún le molesta la vista.
- 21 de julio de 1954: La edición matinal del Cleveland Press publica en primera página: «¿Por qué no se abre la investigación? Hágalo, señor Gerber». Más tarde, ese mismo día, el instructor Gerber inicia la investigación.
- 22 de julio de 1954: La investigación tiene como base el gimnasio de la escuela de secundaria Normandy, con el fin de dar cabida a grandes multitudes, reporteros de prensa escrita, equipos de televisión y radio. A los abogados de Sam no se les permitió presentarse en la investigación. Durante el evento de 3 días Sam fue interrogado y nuevamente negó haber tenido un romance con Susan Hayes, una mentira que más tarde sería utilizada para poner en duda su credibilidad durante el juicio. El veredicto del forense Gerber fue señalar a Sam como el asesino.
- 23 de julio de 1954: La policía de Cleveland se hace cargo formalmente de la investigación policial.
- 24 de julio de 1954: Susan Hayes es interrogada en California por la policía y admite que tuvo un romance con Sam.
- 30 de julio de 1954: un editorial en la primera página de la edición matutina del Cleveland Press pregunta: «¿Por qué no está Sam Sheppard en la cárcel?». A las 22,00 h de la tarde, Sam es arrestado y acusado de asesinato en primer grado.
- 16 de agosto de 1954: Sam es puesto en libertad bajo una fianza de 50.000 $. El Gran Jurado se reúne para considerar la formulación de cargos.
- 17 de agosto de 1954: El Gran Jurado vuelve con una acusación de asesinato en primer grado y Sam es vuelto a arrestar.
- Agosto-octubre de 1954: Continúa la cobertura masiva de la prensa. En la fase previa a la selección del jurado, todos los candidatos excepto uno declaran que han leído u oído noticias acerca del caso en los medios de comunicación.
- 18 de octubre de 1954: La selección de jurado comienza. Reporteros de los medios locales y nacionales abarrotan el palacio de justicia. La oficina del fiscal del condado de Cuyahoga pide la pena de muerte.
- 19 de octubre de 1954: El juez Edward Blythin niega las peticiones de la defensa para trasladar y retrasar el juicio fuera de Cleveland hasta que la publicidad se mitigue.
- 28 de octubre de 1954: El jurado es investido.
- Noviembre-diciembre de 1954: El juez Blythin no ordena el aislamiento del jurado. En más de 40 ocasiones aparecen en los periódicos nombres y fotografías de miembros del jurado.
- 3 de noviembre de 1954: El jurado se desplaza al hogar de los Sheppard. Una multitud de curiosos y medios de comunicación rodean la casa. Sam, esposado por un ayudante del sheriff, también está presente.
- 19 de noviembre de 1954: Dos miembros del jurado admiten haber oído en un medio nacional una noticia falsa acerca de la detención de una mujer que afirmaba tener un un hijo ilegítimo de Sam. La defensa pide al juez Blythin que pregunte al jurado si han escuchado esta noticia y el juez se niega diciendo que «es una cuestión de libertad de expresión… No vamos a acosar al jurado todas las mañanas».
- 9 de diciembre de 1954: La policía emite un comunicado en el que califica a Sam de «mentiroso descarado». Sam comienza una declaración de una semana durante la cual admite haber sido infiel, pero mantiene que es inocente.
- 16 de diciembre de 1954: La declaración termina. La fiscalía pide la silla eléctrica por asesinato en primer grado.
- 17-21 de diciembre de 1954: El jurado delibera y es aislado por primera vez. A los miembros del jurado se les permite llamar por teléfono a sus hogares sin supervisión.
- 21 de diciembre de 1954: El jurado entrega su veredicto: asesinato en segundo grado. El jurado informa de que durante los primeros cuatro días las opiniones estaban divididas acerca de si Sam era culpable o inocente. A las 11,00 h de la mañana del quinto día, todos estuvieron de acuerdo en que era culpable. Sam es condenado a cadena perpetua y mantiene que es inocente. El hogar de los Sheppard está sin precintar por la policía y la familia regresa.
- 3 de enero de 1955: El juez Blythin deniega la petición de Sam de un nuevo juicio. La petición incluye 40 razones distintas, entre ellas: la publicidad previa al juicio, la negación de un cambio de sede, la presencia de la prensa en la sala de audiencias, la sustitución de un miembro del jurado, errores en las instrucciones al jurado y la denegación de una petición de aplazamiento.
- 7 de enero de 1955: Ethel Niles Sheppard, la madre de Sam, se suicida.
- 18 de enero de 1955: Richard Allen Sheppard, el padre de Sam, muere por las complicaciones de un cáncer de estómago.
- 22 de enero de 1955: Paul Leland Kirk, profesor de criminalística y experto forense del equipo de la defensa de Sheppard, visita el hogar de los Sheppard y examina las pruebas y muestras recogidas por la policía.
- Abril-julio de 1955: La defensa solicita un nuevo juicio basándose en las pruebas descubiertas por Kirk. El juez Blythin anula esta petición el 9 de mayo de 1955 y las apelaciones a tribunales superiores no tienen éxito. Sam se traslada a una prisión de máxima seguridad en Columbus.
- Diciembre de 1956: El Tribunal Supremo de los Estados Unidos deniega la petición de Sam de un nuevo juicio.
- Principios de 1959: Ariane Tebbenjohanns, futura esposa de Sam, le escribe su primera carta a través de sus hermanos.
- 8 de noviembre de 1959: Richard Eberling es arrestado por robo. Las joyas de Marilyn Sheppard se encuentran en su poder.
- 19 de noviembre de 1959: la participación de Eberling en el asesinato de Marilyn es descartada después de una investigación de la policía y de pasar la prueba del polígrafo.
- 1961: Sam es transferido a la Institución Correccional de Marion y a Ariane se le permite escribirle directamente. Sam no puede responder directamente hasta 1962.
- Julio de 1961: El abogado y amigo de Sam, William J. Corrigan, sufre un derrame cerebral y muere. El joven abogado de Boston F. Lee Bailey vuela a Cleveland para visitar a Stephen, el hermano de Sam, y se compromete a representarle.
- Agosto de 1961: Paul Holmes, reportero del Chicago Tribune, publica «El caso Sheppard Murder». Permanece en la lista de libros más vendidos durante 14 semanas.
- 20 de mayo de 1962: Myrtle Irene Fray, de 64 años, hermana de Ethel May Durkin, empleador de Eberling, es golpeada hasta la muerte. El crimen no se resolvió.
- Febrero de 1963: Thomas Reese, el padre de Marilyn, se suicida. La Junta de Libertad Condicional de Ohio niega la petición de libertad condicional a Sam.
- 13 de abril de 1963: Bailey presenta una nueva petición de «habeas corpus» en la Corte de Distrito de Estados Unidos, argumentando que la publicidad perjudicial que rodeó el juicio de 1954 violó el derecho de Sam a un proceso justo.
- Septiembre de 1963: Se inicia la emisión de la serie de TV «El fugitivo», acerca de un médico acusado injustamente de asesinar a su esposa.
- Febrero de 1964: Gerber escribe una carta al fiscal general de Ohio, William Saxbe, solicitando que el gobernador James A. Rodas indulte a Sam.
- 15-16 de julio de 1964: El juez de la Corte de Distrito dice que el juicio de 1954 es una «burla a la justicia» que viola el derecho a un Debido Proceso recogido por la 14ª Enmienda. Esta enmienda requiere que los Estados provean de una protección igualitaria ante la ley a todas las personas dentro de sus jurisdicciones. El Estado ordena liberar a Sheppard y da al fiscal un plazo de 60 días para presentar cargos; de lo contrario, el caso sería desestimado de forma permanente.
- 18 de julio de 1964: Sam se casa con Ariane.
- 4 de marzo de 1965: El Estado de Ohio apela a la Corte de Apelaciones de Estados Unidos la decisión de la Corte de Distrito. El fallo se invierte. Bailey apela al Tribunal Supremo de Estados Unidos para que utilice su discresión para revisar la decisión; el Tribuanl Supremo de Estados Unidos accede a revisar el caso federal de habeas de Sheppard vs. Maxwell.
- 1966: Sam publica su libro titulado «Aguanta y vencerás».
- 6 de junio de 1966: En Sheppard vs. Maxwell, con 8 votos contra 1, el Tribuanl concluye que Sam no recibió un juicio justo de conformidad con la Cláusula del Debido Proceso de la Enmienda 14 y sentencia la invalidez del veredicto de asesinato. Días después, el fiscal John Corrigan anuncia que Sam volverá a ser juzgado.
- 24 de octubre de 1966: Comienza el segundo juicio de Sam Sheppard. El juez Francis Talty limita la presencia de la prensa en la sala del tribunal. Sam no sube al estrado durante su defensa.
- 16 de noviembre de 1966: El jurado delibera menos de un día y encuentra a Sam no culpable.
- 1967: Sam recupera su licencia médica, pero es demandado por el fallecimiento de un paciente y deja la práctica médica.
- Diciembre de 1968: Ariane y Sam se divorcian.
- 1969: Sam se convierte en luchador profesional bajo el nombre artístico de «Killer» («Asesino»). Se casa con Colleen Strickland, de 20 años de edad, hija de su manager en el mundo de la lucha libre.
- 6 de abril de 1970: Sam muere a los 46 años por una insuficiencia hepática.
- 3 de enero de 1984: Ethel May Durkin muere semanas después de haber sido hospitalizado por una caída en su casa.
- 7 de julio de 1989: Eberling es declarado culpable de homicidio con agravantes por la muerte de Durkin.
- Octubre de 1989: Sam Reese Sheppard anuncia que va a trabajar para limpiar el nombre de su padre y resolver el asesinato de su madre.
- Marzo de 1990: Sam Reese Sheppard se reúne con Eberling la Institución Correccional Lebanon de Ohio.
- 30 de abril de 1993: Sam Reese Sheppard y la escritora Cynthia Cooper acuerdan publicar un libro sobre el asesinato de Marilyn y el juicio de Sam. El libro, que proclamaba la inocencia de Sam y ponía el foco de la sospecha sobre Eberling, es publicado en septiembre de 1995 con el título de Mockery of Justice (Burla a la justicia).
- Noviembre de 1993: Cooper y Sam Reese Sheppard contratan a la agencia de investigación AMSEC para que indaguen en el asesinato de Marilyn. Su informe final muestra que las pruebas de sangre señalan la presencia de un intruso en la casa, tal como declaró Sam.
- 19 de octubre de 1995: La Herencia Sheppard presenta una petición para la declaración de inocencia como un individuo injustamente encarcelado por la causa penal número 64.571 del Tribunal de primera instancia del condado de Cuyahoga. El caso fue cerrado en agosto de 1996 debido a que el acusado, Sam Sheppard, había fallecido.
- 22 de febrero de 1996: Audiencia sobre el caso Sheppard ante el juez Ronald Suster.
- 29 de abril de 1996: Kathie Collins Dyal, una ex enfermera de Ethel May Durkin, informa de que Eberling admitió haber matado a Marilyn. Eberling niega haberlo dicho.
- 24 de julio de 1996: En Davis vs. el Estado de Ohio, la Herencia Sheppard presenta una demanda civil contra el fiscal del condado de Cuyahoga, Estado de Ohio, para obtener una declaración de inocencia y una resolución de encarcelamiento injusto (tal resolución es un requisito previo a la presentación de un caso por daños económicos en el Tribunal Económico-Administrativo de Ohio).
- 17 de septiembre de 1997: El cuerpo de Sam Sheppard es exhumado realizarle pruebas de ADN.
- 4 de marzo de 1998: Terry Gilbert, abogado de la familia Sheppard, anuncia que las pruebas de ADN realizadas por el Dr. Mohammed Tahir, de la Agencia de Servicios Forenses del condado de Indianápolis-Marion muestran que la sangre encontrada en la escena del crimen no podía ser de Sam Sheppard. Tahir afirma, además, que la sangre de Eberling era compatible con el tipo de sangre encontrada en la escena del crimen.
- 25 de julio de 1998: Eberling muere en la cárcel.
- Diciembre de 1998: La Corte Suprema de Ohio despeja el camino hacia el juicio al fallar contra la petición del fiscal del condado de Cuyahoga para detener la demanda de Sam Reese Sheppard contra el Estado de Ohio por haber encarcelar injustamente a su padre.
- 5 de octubre de 1999: el cuerpo de Marilyn Sheppard, junto con el feto que llevaba en el momento de su muerte, es exhumado para su examen médico.
- 31 de enero de 2000: Comienza el juicio civil Davis vs. el Estado de Ohio.
- 7 de febrero de 2000: Comienza la selección del jurado.
- 18-22 de febrero de 2000: Terry Gilbert informa de que el Estado nunca hizo ningún esfuerzo para resolver la demanda. El fiscal del condado de Cuyahoga, Bill Mason, informa a los medios de comunicación sobre la propuesta de acuerdo «indignante» enviada por Terry Gilbert, que pidió 3.250.000 $ a cambio de la familia Sheppard retirara la demanda.
- 12 de abril de 2000: Tras un juicio de ocho semanas, el jurado falla a favor del Estado de Ohio.
- 21 de febrero de 2002: La Herencia Sheppard apela a la Corte del Distrito Octavo de Apelaciones, que encuentra que la demanda civil nunca debería haber llegado a juicio porque tal demanda cesó tras la muerte de Sam Sheppard.
VÍDEO: THE SAM SHEPPARD STORY (INGLÉS)
WEB DE REFERENCIA: THE SAM SHEPPARD CASE 1954 – 2000 (INGLÉS)
Docs
Transcripción del juicio de 1954
VOLUMEN 1/12 de la transcripción del juicio contra el Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 1-451, desde la sesión matinal del 18 de octubre de 1954 hasta la sesión matinal del 20 de octubre de 1954.
Incluye el índice; listado de las pruebas de la defensa; petición de la defensa para el aplazamiento y el cambio de localización del juicio; primera parte de la selección del jurado.
VOLUMEN 2/12 de la transcripción del juicio contra el Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 452-1.098, desde la sesión matinal del 20 de octubre de 1954 hasta la sesión matinal del 26 de octubre de 1954.
Incluye la petición de la defensa para el aplazamiento y el cambio de localización del juicio; segunda parte de la selección del jurado.
VOLUMEN 3/12 de la transcripción del juicio contra el Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 1.099-1.604, desde la sesión matinal del 26 de octubre de 1954 hasta la sesión matinal del 4 de noviembre de 1954.
Incluye la tercera parte de la selección del jurado; petición de la defensa para el aplazamiento y el cambio de localización del juicio; aceptación de los candidatos a jurado; petición para llevar al jurado al hogar de los Sheppard.
VOLUMEN 4/12 de la transcripción del juicio contra el Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 1.641-2.247, desde la sesión matinal del 4 de noviembre de 1954 hasta la sesión matinal del 9 de noviembre de 1954.
Incluye la declaración inicial del fiscal; la declaración inicial de la defensa; los testimonios de Don Ahern y Nancy Ahern (los amigos de los Sheppard que estaban en su casa la noche del 3 de julio de 1954); índice de testigos.
VOLUMEN 5/12 de la transcripción del juicio contra el Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 2.248-2.955, desde la sesión matinal del 9 de noviembre de 1954 hasta la sesión de la tarde del 15 de noviembre de 1954.
Incluye las declaraciones de los testigos de la fiscalía J. Spencer Houk, alcalde de Bay Village y amigo de los Sheppard; Esther Houk, J. Spencer, esposa de Houk; Lawrence Houk, hijo de Esther y J. Spencer; Fred Drenkhan, patrullero de la policía de Bay Village; John P. Eaton, jefe de la policía de Bay Village.
VOLUMEN 6/12 de la transcripción del juicio contra el Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 2.956-3.549, desde el 16 de noviembre hasta el 18 de noviembre de 1954.
Incluye la declaración de Samuel R. Gerber, juez instructor del condado de Cuyahoga.
VOLUMEN 7/12 de la transcripción del juicio contra el Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 3.550-4.171, desde la sesión del 18 de noviembre hasta la sesión matinal del 23 de noviembre de 1954.
Incluye la declaración de Robert Schottke y Patrick Gareau, agentes de la policía de Cleveland; Carl Rossbach, ayudante del sheriff del condado de Cuyahoga; Dr. Lester Hoversten, amigo de los Sheppard que había estado en su casa; Earl Johnston, vigilante auxiliar en la oficina del juez instructor del condado de Cuyahoga; Richard Sommer, bombero de Bay Village; Cyril Lipaj, oficial de policía de Bay Village; Elnora Helms, criada de los Sheppard; Michael S. Grabowski, de la unidad de huellas dactilares de la policía de Cleveland; Jerome Poelking, de la unidad de investigación científica del departamento de policía de Cleveland.
VOLUMEN 8/12 de la transcripción del juicio contra el Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 4.172-5.012, desde el 23 de noviembre de 1954 hasta la sesión matinal del 2 de diciembre de 1954.
Incluye la declaración de Doris Bender, quien vio luces en la casa de los Sheppard durante las primeras horas de la mañana del 4 de julio de 1954; John Tronti y Arthur H. Beaird, quienes estaban pescando en el embarcadero del lago Erie cercano al hogar de los Sheppard la mañana del 4 de julio; Jerry Schumacher, también en el embarcadero; Bill Halenkamp, un estudiante de secundaria que ayudó a la policía a buscar alrededor de la playa del lago y en casa de los Sheppard; Fred Drenkhan, patrullero del departamento de policía de Bay Village Police; Henry Dombrowski, de la unidad de investigación científica del departamento de policía de Cleveland, sección laboratorio; Dr. Richard Hexter, que examinó a Sam Sheppard el 4 de julio; Mary Cowan, técnica forense, de la oficina del juez instructor del condado de Cuyahoga; el juez instructor Samuel Gerber; Worth Munn, pariente de Marilyn Sheppard que vio a Sam Sheppard en el Bay View Hospital el 4 de julio; Thomas Weigle, pariente de Marilyn Sheppard que declaró haber visto a Sam Sheppard golpear a su hijo, Chip; Susan Hayes, la amante de Sam Sheppard; petición de la defensa para prorrogar el aplazamiento; discusión respeto a: pruebas y conclusiones de la fiscalía; petición de sobreseimiento de la defensa.
VOLUMEN 9/12 de la transcripción del juicio contra el Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 5.013-5.594, desde el 2 de diciembre hasta el 6 de diciembre de 1954.
Incluye la declaración del Dr. Stephen Allen Sheppard, testigo de la defensa y hermano de Sam Sheppard; discusión respecto a posibles prejuicios causados por el programa de radio de Walter Winchell; interrogatorio al jurado respecto al programa de radio.
VOLUMEN 10/12 de la transcripción del juicio contra el Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 5.595-6.021, desde el 6 de diciembre hasta el 9 de diciembre de 1954.
Incluye las declaraciones de Betty Sheppard, cuñada de Sam Sheppard y esposa de Stephen Sheppard; Dr. Richard N. Sheppard, hermano de Sam Sheppard; Dr. Thomas Dozier y Dr. William Blake Selnick, quien trabajó en el Bay View Hospital con Sam Sheppard; Anna Franz, Marcella Hahn, Elizabeth Ann Vetter y Mildred Harridge, enfermeras en el Bay View Hospital; Eileen Huge, técnico de rayos-X del Bay View; Dr. Clifford Foster, especialista en laringología en el Bay View; Dr. Richard E. Koch, dentista de Sam Sheppard; Dr. Gervase Flick, médico osteópata en el Bay View Hospital; Belle Brown, antiguo propietario de la casa de los Sheppard; Kenneth H. Benjamin, antiguo compañero de clase de Marilyn Sheppard; Robert J. Mickey, paisajista de los Sheppard; Dr. Jack J. Brill, médico en el Bay View Hospital; John F. Curry, comisionado del condado (respecto a su papel como árbitro por la recompensa ofrecida por Sam Sheppard); Carl R. Schuele, vecino de los Sheppard; Miles David Davis, residente en el Bay Village, quien testificó acerca de un intruso en su casa en septiembre de 1954; Thomas Uhle, agente de seguros de Sam Sheppard; Elmira Johnston, telefonista en el Bay View Hospital; Elmo W. Howell, la señora Elmo Howell y Lavelle Miller, amigos de los Sheppard.
VOLUMEN 11/12 de la transcripción del juicio contra el Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 6.022-6.643, desde el 9 de diciembre hasta el 13 de diciembre de 1954.
Incluye las declaraciones de los testigos de la defensa Leo Stawicki y Richard Knitter, quienes vieron a un hombre de pelo encrespado en el lago Road la mañana del asesinato; John Eaton, jefe de policía de Bay Village; Seymour Rosen, amigo de los Sheppard; Alfred Kreke, pastor de la iglesia de los Sheppard; el señor Arthur Paine y la señora Lawrence G. Carmen, vecinos de los Sheppard; el Dr. Sam Sheppard.
VOLUMEN 12/12 de la transcripción del juicio contra el Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 6.644-7.192, desde el 13 de diciembre hasta el 21 de diciembre de 1954; audiencia para la petición de un nuevo juicio, 30 de diciembre de 1954 a 3 de enero de 1955; archivo del escrito de recusación, 31 de enero de 1955.
Incluye las declaraciones de los testigos de la defensa Dr. Horace M. Don, amigo de Sam Sheppard que fue residente en el Bay View Hospital; Dr. John Frank Novatney, dentista de Marilyn Sheppard; Dr. Charles Elkins, neurocirujano que examinó a Sam Sheppard el 4 de julio; Paul L. Teare, trabajador de la compañía Bell Telephone que declaró acerca de grabaciones telefónicas; Mary Brown, tía de Marilyn Sheppard; las conclusiones de la defensa; renovación de las peticiones de la defensa; impugnación del testigo Jay Hubach, sargento de la policía de Bay Village; alegatos finales; instrucciones al jurado; excepciones de la defensa; veredicto.
Petición de un nuevo juicio; el testigo witness Gus Dallas, reportero del Plain Dealer; Lucille Williams, Louise Feuchter y James Bird, miembros del jurado; petición para la presentación de nuevas pruebas; Edgar Francis, agente judicial durante el juicio; Julian Wilson, fotógrafo de la Associated Press; fallo del tribunal sobre la petición.
Transcripción del juicio de 1966
VOLUMEN 1/5 de la transcripción del segundo juicio del Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 1-569, desde la sesión matinal del 24 de octubre de 1966 hasta la sesión matinal del 27 de octubre de 1966.
Incluye la petición de la defensa de cambio de localización; primera parte de la elección del jurado.
VOLUMEN 2/5 de la transcripción del segundo juicio del Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 570-1.140, desde la sesión de tarde del 27 de octubre hasta la sesión de tarde del 1 de noviembre de 1966.
Incluye la segunda parte de la elección del jurado; declaración inicial en representación del Estado de Ohio, declaración inicial en representación del acusado.
VOLUMEN 3/5 de la transcripción del segundo juicio del Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 130-597, desde la sesión matinal del 2 de noviembre de 1966 hasta la sesión matinal del 4 de noviembre de 1966.
Incluye la declaración de los testigos de la fiscalía Don y Nancy Ahern, amigos del matrimonio Sheppard que estaban en su casa la noche del 3 de julio de 1954; Dr. Lester Adelson, ayudante del juez instructor; J. Spencer Houk, alcalde de Bay Village y amigo de los Sheppard; Doris Bender, quien observó luces en el hogar de los Sheppard en las primeras horas de la mañana del 4 de julio; Fred Drenkhan, patrullero de la policía de Bay Village; Robert Schottke, agente de policía de homicidios de Cleveland; requerimiento de Lawrence Houk, Esther y el hijo de J. Spencer.
VOLUMEN 4/5 de la transcripción del segundo juicio del Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 597-1.165, desde la sesión matinal del 5 de noviembre hasta la sesión matinal del 10 de noviembre de 1966.
Incluye los testimonios de los testigos de la fiscalía Patrick Gareau, policía de homicidios de Cleveland; Samuel Gerber, instructor del condado de Cuyahoga; Michael S. Grabowski, unidad de huellas dactilares del departamento de policía de Cleveland; Jerome Poelking y Henry Dombrowski, de la unidad de investigación científica del departamento de policía de Cleveland; Mary Cowan, técnica forense de la oficina del instructor del condado de Cuyahoga; las conclusiones de la fiscalía; peticiones para que el veredicto fuese tomado por el juez y no por el jurado; los testigos de la defensa Jack Krakan, repartidor de los Sheppard; Paul L. Kirk, profesor de criminalística.
VOLUMEN 5/5 de la transcripción del segundo juicio del Dr. Samuel Sheppard (Tribunal de primera instancia del Condado de Cuyahoga). En inglés. Contiene: folios 1.167-1.743, desde la sesión matinal del 10 de noviembre hasta la sesión matinal del 16 de noviembre de 1966.
Incluye los testimonios de los testigos de la defensa James C. Redinger, un adolescente presente en la investigación de la escena del crimen; el reverendo Robert Gardner Scully, que guardó una muestra de sangre para el Dr. Kirk; el Dr. Stephen Sheppard, hermano del acusado; el Dr. Richard Koch, dentista de Sam Sheppard; Dorothy Sheppard, cuñada del acusado; Samuel Reese Sheppard, hijo del acusado; el Dr. Gervase C. Flick, radiólogo; Kathryn Capodice, periodista; Jay Hubach, sargento de policía de Bay Village; Anna Franz, Marcella Hahn y Elizabeth Ann Vetter, enfermeras en el Bay View Hospital; el Dr. Horace Don, amigo de Sam Sheppard que fue residente en el Bay View Hospital; Richard Eberling, limpiacristales en el hogar de los Sheppard; el Dr. Charles Elkins, neurocirujano que examinó a Sam el 4 de julio; los testigos de la fiscalía Jerome Poelking, de la unidad de investigación científica del departamento de policía de Cleveland (nueva comparecencia); impugnación del testigo Dr. Roger Marsters, químico clínico; argumentos finales; veredicto del jurado.