
- Clasificación: Desaparición
- Características: Un niño de 13 años, conocido por sus dotes artísticas, sale de su casa para ir a una galería de arte y desaparece sin dejar rastro
- Número de víctimas: 1
- Fecha del crimen: 6 de abril de 1987
- Perfil de la víctima: David Guerrero Guevara, de 13 años
- Lugar: Málaga, España
- Estado: Desde el día de su desaparición no ha habido ni una sola pista fiable sobre su paradero
Índice
- 1 El caso del niño pintor de Málaga
- 2 La policía portuguesa asegura que el niño pintor malagueño ha estado en Lisboa
- 3 La policía cree que un suizo ayudó al «niño pintor» de Málaga a huir de su casa
- 4 Antonia Guevara: «No imagino a mi hijo David secuestrado»
- 5 El caso del niño pintor de Málaga, casi 30 años sin luz
- 6 Así desapareció «el niño pintor» en «El Caso» de 1987
- 7 La muerte oficial del niño pintor
- 8 El «niño pintor» de Málaga, civilmente muerto
El caso del niño pintor de Málaga
JorgeColomardetectives.com
David Guerrero desapareció en Málaga el 6 de abril de 1987. Su caso ha quedado grabado a fuego en el inconsciente colectivo y se encuentra entre los más desconcertantes dentro de las desapariciones de alta extrañez.
Eran cerca de la seis de la tarde. David, como cualquier otro día, acababa de regresar a su casa de la escuela junto a su hermano. Merendó, recogió las cosas de su habitación y se cambió de ropa. Era una fecha especial para él. Y es que uno de sus cuadros formaba parte de la exposición Recorriendo la Semana Santa, que se iba a inaugurar en la galería de arte La Maison, en la calle Parcent.
Decidió vestirse de forma elegante para la ocasión. Zamarra, jersey blanco, vaqueros y zapatos deportivos. Salió de su domicilio, situado en la calle Sargento García -en la barriada malagueña 25 años de paz- y se dispuso a cruzar los cien metros que separaban el portal de su vivienda de la marquesina en donde se paraba el autobús que le llevaría al centro de la ciudad. Entrada ya la noche, sus padres -José Guerrero y Antonia Guevara- comenzaron a preocuparse. No era normal que su hijo no hubiera regresado a casa.
Después de esperar veinticuatro horas, sus progenitores decidieron presentar la pertinente denuncia en comisaría. «Primero -detalló el padre del muchacho- fui a la galería, por si todavía no había acabado. Me asomé y como no estaba fui a buscarlo a la peña. Me extrañó que no hubiera acudido allí, por lo que volví a la sala».
Los días pasaron sin tener noticias sobre David Guerrero. Mientras, la prensa comenzó a informar sobre el enigmático caso. «Extraña desaparición de un joven pintor malagueño», rezaba el titular del rotativo Sur. «El joven David Guerrero, de trece años de edad, se encuentra en paradero desconocido desde la media tarde de anteayer, en que no apareció por la galería de arte La Maison, adonde tenía previsto acudir».
El inexorable paso del tiempo aumentó el misterio, que se alimentó ante la total ausencia de pistas. La ciudad comenzó a sentirse conmocionada y sus gentes se unieron con un mismo fin: encontrar al «niño pintor».
Y es que hasta 10.000 personas se llegaron a manifestar por las calles de Málaga para reivindicar mayor dedicación y esfuerzo de las autoridades judiciales y fuerzas de seguridad, que finalmente llegaron a movilizar todos sus recursos. Cuerpos policiales, investigadores, sanitarios y militares trabajaron conjuntamente en las labores de búsqueda, durante las que se escrutaron decenas de parajes, aldeas y ciudades… Sin resultado.
Cualquier intento por descubrir donde se encontraba David Guerrero terminaba en un callejón sin salida. De acuerdo al comisario José María García Calabuig, «el gran problema con el que nos hemos topado es que nadie lo vio salir de su casa, lo que nos hace suponer, y recalco que es una hipótesis, que probablemente lo esperaban. Además, ese día se dieron unas circunstancias especiales ya que coincidió con la visita de S. M. la reina Sofía a Málaga y, puesto que esa zona correspondía a uno de los itinerarios trazados, había una rigurosa vigilancia, tanto de policías de paisano como de uniforme, lo que nos induce a descartar que fuera introducido a la fuerza en un vehículo».
Las investigaciones se prolongaron durante varios meses. Instituciones oficiales y ONGs se unieron en la búsqueda. Incluso, el entonces secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, llegó a mostrar su preocupación por la desaparición cuando viajó a Málaga y se reunió con la familia Guerrero Guevara.
«Lo que hace diferente a este caso es que no hay nada. Es una desaparición limpia. Sin testigos, como si se lo hubiese tragado la tierra o se hubiera disuelto en el aire. Muchas veces he llegado a pensar que si alguien quisiera hacer desaparecer a una persona tendría que utilizar el mismo método que lo acaecido alrededor del niño pintor. En el caso de David Guerrero no hay nada. Se han planteado mil hipótesis. Se ha buscado en todos los lados. Se ha investigado cualquier pista que nos ha llegado… Nadie puede desaparecer así», señala José Luis Calvo, presidente de PRODENI, una de las agrupaciones que se afanó en la búsqueda del niño desaparecido.
A lo largo de estos años, algunas pistas hicieron despertar el optimismo. La primera que parecía albergar sospechas surgió a finales de 1988, cuando un matrimonio de profesores españoles, durante un viaje a Portugal, afirmó haber visto al joven malagueño pintando en las calles de Lisboa, pero la pista no resultó válida y se abandonó la búsqueda en esa dirección.
La última línea de investigación cobró una fuerza inusitada. Las fuerzas de seguridad del Estado -como así pudimos corroborar con los responsables policiales- identificaron a un ciudadano suizo de setenta años de edad que podría estar implicado en la desaparición de David Guerrero.
El individuo, de buena posición económica, separado y con varios hijos, habría logrado, presuntamente, engañar al muchacho o convencerle para que abandonase su domicilio, una pista que adquirió crédito cuando en el domicilio de Guerrero Guevara se halló una caricatura de una persona de similares características faciales a las del sospechoso.
Más tarde se supo que existía una conexión entre ambos, según se averiguó gracias al testimonio de la empleada del hotel donde estuvo alojándose el misterioso personaje entre los meses de marzo y abril de 1987. Desgraciadamente, la investigación cesó cuando el sospechoso falleció en enero de 1990.
La pregunta es obvia: ¿se encontraba David Guerrero en Suiza? Y emergieron nuevas cuestiones: ¿podría haber sido engañado y pertenecer realmente a algún tipo de sociedad de turbios asuntos? Lo único cierto es que no se ha vuelto a tener noticia alguna del niño pintor desde que desapareció aquel 6 de abril de 1987.
Atrapados en el tiempo
La familia Guerrero Guevara, que lleva su dolor y esperanza en silencio, atendió a Enigmas, pese a que lleva años alejada de los medios de comunicación. «Es una cosa muy rara porque mi niño era un niño que, como he dicho tantas veces, no tenía amigos. Él no iba a jugar a la calle porque no le gustaba. Sólo estaba con su hermano, siempre pintando», nos cuenta su madre, en cuyo hogar la habitación del niño sigue como entonces.
Sus pinceles y pinturas, borradores y lienzos en blanco, estanterías con los libros de arte… Como si nunca se hubiera ido. Como si en cualquier momento fuera a volver a casa para cenar y dormir. Como si nada hubiese pasado. Como si el tiempo se hubiera quedado atrapado. «En casa no hablamos del tema. Yo no puedo hablar con mi marido de David. No puedo… Es que no puedo».
El rostro de sus padres muestra el sufrimiento arrastrado durante tanto tiempo. Se aferran a la esperanza del retorno de su hijo. No en vano, por las noches, el cerrojo superior de la puerta del domicilio no se cierra con el anhelo de que cualquier día o noche vuelva al hogar. El mismo dolor y la misma fuerza con la que su hermano Raúl hacía el primer llamamiento público a través de los micrófonos de la Cadena SER Málaga durante las navidades de 1987.
Un mensaje que aún perdura en el tiempo:
«Hermano David, ya hace nueve meses que saliste de casa y ni nosotros, ni nadie más, sabe de ti desde aquel 6 de abril que desapareciste. Estas navidades tu ausencia se hace mucho más grande y dolorosa. Si me estas escuchando, David, que sepas que te habla tu hermano, tu amigo, tu compañero en esa pasión, tuya y mía, de la pintura. Aquí está esperándote toda la casa. Mamá ya no tiene lágrimas de tanto llorar. Papá, llora para adentro como los hombres. Nuestro hermano Jorge, igualmente, vive en la esperanza de tu regreso. Te propongo una cosa: vuelve. Da señales de vida. Vuelve para hacernos las navidades más felices del mundo. Aquí te esperamos, junto a la mesa y la silla. Tu silla, tu sitio, tu lugar y tu comida… Tenemos una cosa: esperanza, ilusión en que volverás. Regresa a tu casa David».
La policía portuguesa asegura que el niño pintor malagueño ha estado en Lisboa
Ferran Sales / Pedro Luis Gómez – El País
9 de octubre de 1987
Las gestiones de dos policías españoles en torno a la posible localización en Lisboa del niño pintor malagueño David Guerrero Guevara, de 14 años, desaparecido desde el pasado día 6 de abril, no han tenido éxito, según se desprende del regreso de los dos funcionarios del Grupo Segundo de la Brigada Judicial de Policía de la comisaría de Málaga que se desplazaron el día 2 a la capital de Portugal a raíz de una denuncia presentada en Pamplona.
Sin embargo, esta información se contradice con la facilitada por el gabinete de prensa de la policía judicial de Lisboa a un redactor de El País, según la cual el niño pintor había sido visto en la capital portuguesa.
Según estas fuentes, David se habría escondido a raíz de las noticias publicadas en la prensa lisboeta. La misma versión de la policía portuguesa asegura que existen testigos que afirman haber visto el niño en las calles de Lisboa, en las últimas semanas, en compañía de otros dos jóvenes de su edad, de los que no se conocen más datos. Estos mismos testigos, continúa la fuente policial portuguesa, habrían explicado que el niño malagueño pernoctaba en un barrio de los suburbios de Lisboa.
Las gestiones en la capital portuguesa de los dos policías españolas [españoles] fueron consecuencia de las versiones de testigos presenciales que aseguraban haber visto a David pintando en una céntrica plaza de aquella capital. No obstante, son continuas las llamadas telefónicas que dicen haber visto al niño pintor en Portugal.
Los policías malagueños que investigaron el posible paradero del niño, regresaron ayer a España sin que se haya obtenido ningún fruto. A pesar de ello, se suceden las llamadas de personas que afirman haberlo visto, incluso facilitando el nombre de las calles en las que, supuestamente, se encontraba pintando. Antonio Medina, un empleado del tren que cubre la línea Irún-Lisboa, declaró al programa La ventana indiscreta, de la Cadena Ser, que había visto en el tren a un niño cuya descripción física se asemeja mucho a la de David.
Seis meses
David Guerrero Guevara, un niño introvertido, excelente pintor a sus 14 años, al que había que regañarle para que saliera de casa, según declaró su propia madre, desapareció sin dejar el menor rastro hace seis meses. Concretamente, la última vez que se le vio fue el 6 de abril, cuando salió de su casa. Después de entonces no se sabe de él. La tristeza y la zozobra asolan a una familia que ya no sabe qué hacer ni dónde acudir para tener noticias de él.
El viernes 3 de abril, David Guerrero estaba muy ilusionado. Una galería de arte de gran prestigio en Málaga, la Maison, le había solicitado un cuadro para participar en una exposición colectiva sobre temas de Semana Santa, y por la tarde se iba a celebrar la inauguración.
David pintó un Cristo de la Buena Muerte y asistió al acto de apertura. «Estaba muy contento», señalan los profesores del colegio Divino Pastor, donde cursaba sus estudios, «aunque algo nervioso por la responsabilidad que suponía para él; incluso nos invitó a ver la muestra. Por su carácter tímido nunca presumió de ser un buen pintor, ni siquiera le daba valor al hecho de serlo».
El lunes 6 de abril David fue al colegio. Sus profesores no notaron nada anormal en su comportamiento, aunque el chico le comentó a su compañero de pupitre que le dolía el estómago y la cabeza y que no se iba a comer el bocadillo.
A las seis de la tarde, ya en su casa, volvió a negarse a comer el bocadillo, hecho que sorprendió a su madre «porque es muy comilón y suele merendar no uno, sino dos bocadillos». Se tomó un yogur, cogió su bolsa vaquera con los materiales de pintura, el bonobús y su carné escolar y se marchó. A partir de entonces ya nadie le ha visto. Ni fue a la galería de arte, adonde dijo que se dirigía, ni a la clase de pintura.
La policía cree que un suizo ayudó al «niño pintor» de Málaga a huir de su casa
José Manuel Atencia – El País
24 de agosto de 1990
La policía malagueña ha identificado a un ciudadano suizo de 70 años como la persona presuntamente implicada en la desaparición de David Guerrero Guevara, conocido como el niño pintor, ocurrida en Málaga el 6 de abril de 1987.
Este individuo, cuya identidad no se ha facilitado, falleció en enero. Gozaba de buena posición económica, era separado y tenía varios hijos. La policía cree que ayudó a David para que abandonara voluntariamente a su familia. Esta pista, debida a una caricatura hecha por David, es la «más fiable» que maneja la policía, que investiga el caso desde hace más de 40 meses.
La policía considera que el ciudadano suizo estuvo en Málaga en marzo y abril de 1987 y, con toda probabilidad, contactó con el niño pintor, por lo que parece cobrar peso la hipótesis de que abandonó el hogar por propia iniciativa. El paradero de David Guerrero continúa sin resolverse, aunque ahora se investiga la posibilidad de que fuera trasladado a Suiza.
La madre del joven, Antonia Guevara, se negó ayer a creer que su hijo desapareciera voluntariamente del domicilio familiar como se desprende de la hipótesis de la policía, «teniendo en cuenta el apego que tenía a la familia».
La policía centró sus investigaciones en uno de los últimos dibujos realizados por David, que era la caricatura de un hombre. Fotografías de este ciudadano suizo permitieron comprobar que el dibujo «reflejaba fielmente los caracteres del ciudadano», lo que hacía indudable que el joven había contactado con este individuo, hecho confirmado por el testimonio de una camarera de un hotel.
Antonia Guevara: «No imagino a mi hijo David secuestrado»
J. M. Alday / J. Cano – DiarioSur.es
12 de mayo de 2013
Aquel lunes de 1987, en el modesto domicilio de la familia Guerrero Guevara, el tiempo se detuvo bruscamente para Antonia Guevara, la madre de David. «Mi vida transcurre dedicada a mis dos hijos, ya mayores, a mi marido, jubilado, y nada más», relata esta mujer enjuta y con un fondo de tristeza en su mirada que delata el sufrimiento que supone no saber nada de su hijo durante estos larguísimos 26 años.
«No pierdo la esperanza de que, a pesar del tiempo transcurrido, David aparezca algún día», dice. Y añade: «Mientras no surja nada nuevo…, aquí estamos».
Casos como el largo secuestro de las tres jóvenes americanas, que han permanecido desaparecidas una década hacen que, irremediablemente, afloren de nuevo los interrogantes acerca del paradero del niño pintor. Y Antonia no es ajena a este pensamiento. «Al enterarme de estos casos me viene a la mente mi hijo. Y me duele mucho pensar que pudiera estar retenido o encerrado tanto tiempo, pero en fin… Se escuchan tantas cosas que ya una piensa que todo es posible». «Pero que no se haya puesto en contacto durante tantos años…», reflexiona a renglón seguido.
David tendría ahora 40 años y su madre lo imagina a esta edad «tan guapo como sus hermanos y tan bueno». «Si apareciera por esa puerta le daría un gran abrazo…», dice. Una puerta, la de su domicilio, que ella dejó durante mucho tiempo encajada en la creencia de que David decidiera regresar de noche de nuevo al hogar familiar tras imaginar alguna travesura inconfesable.
Su padre le hizo un mapa
Pero esa puerta no se abrió en todo ese tiempo. Conforme pasaron los años, la esperanza decayó y la puerta de la casa se cerró, «aunque no echo las llaves por si llamara en algún momento para abrir corriendo», aclara presurosa.
La realidad es que David cruzó aquel lunes 6 de abril de hace 26 años el umbral del domicilio familiar para no volver más. «Ese día -recuerda Antonia- iba a ir a la galería de arte donde exponía un cuadro suyo porque le iban a realizar una entrevista. Merendó un yogurt y su padre le hizo un croquis para que supiera en qué parada de Muelle Heredia debía bajarse».
Comenta que ya con 13 años, David solía coger el autobús para ir al Centro de la ciudad, donde recibía clases de pintura en un local [de la] calle Granada. Pero advierte que su marido siempre lo recogía a las nueve y el chico «nunca regresaba solo».
«¿Quieres que te lleve David?». «No, que yo sé ir», le dijo el chico a su padre, al tiempo que revisaba el papel con el plano que éste le confeccionó para que supiera donde bajarse. Dos besos y adiós. Como el resto de los días, el padre quedó en recogerlo al salir de las clases de pintura.
David se supone que recorrió los trescientos metros que hay desde su domicilio hasta la parada de autobús más próxima para tomar el autobús que le llevaría a Muelle Heredia. Pero David no llegó a la galería de arte de Duquesa de Parcent. Tampoco apareció en la peña de calle Granada, a donde fue su padre a buscarlo.
Entonces no había móviles como ahora, y en el domicilio familar no disponían de teléfono. «Eran cerca de las diez de la noche. Yo estaba preparando la cena cuando llegó mi marido y me dijo. «¿Pero David no está aquí?». «No», fue la respuesta de Antonia. Hasta el día de hoy.
Esa misma noche, el padre del niño pintor acudió a la policía a denunciar la desaparición del menor. Pero la denuncia la tuvo que formular a la mañana siguiente por indicación de la propia policía, que entonces requería que pasaran 24 horas para formalizarla. «Dijeron que las desapariciones de menores eran muy corrientes y que antes de denunciar había que esperar ese plazo porque casi siempre los menores aparecían al poco tiempo». No fue el caso.
Desde entonces, Antonia no celebra nada. «Ni una boda, ni un cumpleaños, ni una comunión. Yo no voy a ningún lado». «Si vive mi hijo, no sé si estará mal o si estará bien. Muchas veces cuando veo un mendigo por la calle no sé qué pensar», exclama suspirando profundamente.
El caso del niño pintor de Málaga, casi 30 años sin luz
Juan Cano / José Manuel Alday – DiarioSur.es
29 de marzo de 2016
El caso del «niño pintor», desaparecido en Málaga el 6 de abril de 1987 con 13 años, y para el que no existe hoy por hoy ningún dato que permita su resolución, vuelve a la palestra. Ha sido tras tratarse el caso «de un niño pintor» que nada tiene que ver con el de Málaga en el tercer episodio de la serie de La 1 de TVE «El Caso». Pero Facebook y Twitter ya compartían las noticias de hemeroteca sobre [el] pequeño David.
La del joven David Guerrero Guevara es una desaparición que la propia Interpol tiene catalogada como uno de los casos más desconcertantes, ya que las múltiples investigaciones no han llevado a ninguna parte. Aunque técnicamente no figura como archivado, la realidad es que desde hace más de cinco años no ha surgido pista alguna que permita a la policía retomar el caso.
Tras la desaparición de David Guerrero, que ahora tendría 43 años, las pesquisas policiales recayeron en el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional, que investiga tanto las muertes violentas como las desapariciones. Los agentes abrieron dos líneas de trabajo sobre hipótesis muy diferentes: el secuestro y la fuga voluntaria. Ambas tenían cabos sueltos.
La primera porque nadie pidió un rescate por el menor. La segunda porque no había problemas familiares ni personales que explicaran una supuesta huida. «David era un niño normal, nada callejero, y no tenía motivos para irse de casa», relata su madre, Antonia Guevara, desde la vivienda familiar de la barriada malagueña 25 Años de Paz -frente a Tabacalera- desde donde salió por última vez. «No llevaba dinero, solo la tarjeta del autobús», dice al respecto.
La posibilidad de que alguien lo engatusara tampoco encaja en el seno familiar. Su comportamiento era normal ese día. Tuvo un poco de dolor de cabeza y de estómago, dolencias que la madre ve como «algo normal en un chiquillo», máxime cuando tenía una entrevista en la galería de arte La Maison, en la calle Duquesa de Parcent, donde llevaba tres días expuesto un cuadro pintado por él dedicado al Cristo de la Buena Muerte.
La reconstrucción de la desaparición del menor dejaba numerosas incógnitas que, a día de hoy, no se han podido resolver. Aquel 6 de abril de 1987, David salió de su domicilio para ir a sus clases de pintura en la peña El Cenachero, en la céntrica calle Granada. Debía coger un autobús de línea y bajarse en la parada de Muelle Heredia a la altura de la calle Córdoba. De camino a las clases, tenía previsto detenerse en la galería.
Desde la puerta de su casa
Para la policía, su rastro se pierde desde la misma puerta de su casa, de la que salió a las seis y media de la tarde. Aquel día, las calles de 25 Años de Paz estaban más concurridas que de costumbre, ya que la Reina Sofía estaba de visita institucional en la capital para inaugurar el Teatro Cervantes y en su recorrido oficial desde el aeropuerto pasaba por esa zona, por lo que los vecinos de la barriada se echaron a las calles para verla pasar. Sin embargo, por extraño que parezca, nadie vio a David.
El siguiente punto del itinerario era el autobús. Los agentes de Homicidios investigaron cada una de las líneas que pasaban por la zona y que llegaban hasta el centro de la ciudad. Identificaron a los conductores que estaban de servicio aquel día y se entrevistaron con todos ellos. Ninguno recordaba haber visto subirse a su autobús a un menor de la edad y las características de David, lo que inicialmente parecía descartar que se hubiese montado en uno de ellos.
Pero existía otra posibilidad. Al ser un día con más tránsito de lo habitual, también podía haber ocurrido que el chófer no hubiese reparado en él. Los investigadores aparcaron esta hipótesis y siguieron con el resto del itinerario. Pero todos los caminos llevaban al mismo callejón sin salida. No encontraron testigos que lo hubiesen visto por la zona de Muelle Heredia. David tampoco llegó a entrar en la galería de arte para mantener la entrevista concertada.
La policía trabajó a destajo en el caso durante meses hasta que, ante la ausencia de pistas, se optó por dejar enfriar la investigación para volver a ella en cuanto hubiese una novedad. Y las hubo. «Se comprobó absolutamente todo lo que llegaba a la comisaría, incluso los mensajes de videntes, con tal de dar respuesta a la familia», apunta uno de los muchos agentes que trabajaron en el caso.
Tres años después, una pista
Una de las pistas que a priori parecían más fiables apareció en un hotel tres años después de la desaparición. Los malagueños estaba muy sensibilizados con el caso, del que se hacían eco de forma reiterada los medios de comunicación. Ello propició que una camarera de piso contactara con la dirección del establecimiento y le contara que había encontrado una nota manuscrita al limpiar la habitación de un huésped. Se trataba de una servilleta en la que podía leerse: «David Guerrero. Huelin».
La línea de investigación condujo hasta un ciudadano suizo de 70 años y cobró aún más fuerza al comprobar que, entre los últimos dibujos del menor, figuraban unas caricaturas de un hombre. Cuando los agentes llegaron hasta él, ya había fallecido. El hombre, aficionado a la fotografía, estuvo alojado en el hotel y, posteriormente, compró un apartamento en Rincón de la Victoria. Solía parar a la gente por la calle para fotografiarla.
La policía localizó a la viuda en Suiza. La mujer accedió a mostrar el laboratorio del difunto. Un grupo de policías españoles se desplazó desde Málaga hasta Suiza para bucear en sus archivos de imágenes en busca de alguna instantánea de David. Las había de todos los tipos y lugares, muchas de ellas tomadas en la Costa del Sol. Pero ni una sola de «El niño pintor».
La lista de posibles avistamientos se hizo interminable. Todos se comprobaron, según sostiene la policía. Hubo llamadas de personas que decían haberlo visto en el seno de una familia de artistas en Milán, en Irún, en Ibiza, pintando rótulos en la estación de Almería, en una secta de Montserrat, en Motril, en Francia, Marruecos, Venezuela, México. Y con un grupo de niños que pintaban en las calles de Portugal.
Los agentes se desplazaron a Lisboa, donde una pareja en viaje de novios aseguraba haber visto a David. Los investigadores llegaron a localizar a los menores en cuestión. Pero entre ellos no se encontraba el niño pintor de Málaga.
La última llamada se produjo hace unos cinco años y lo situaba en una ciudad de Holanda, donde una persona decía haber visto a un pintor cuyas características físicas podían encajar con las de David y que, para colmo, no se parecía en nada a sus hermanos. La comisaría contactó con Interpol para que lo comprobara. Pero, como todas las anteriores, esta condujo de nuevo al mismo muro del callejón.
Y luego estaban los videntes y adivinos. Algunos de sus mensajes resultaban escalofriantes por el nivel de detalle, recuerda un mando policial. Uno de los muchos que contactaron con la familia aseguraba que David estaba en una ermita, muy cerca de Don Benito. Los agentes de Málaga lo comunicaron a sus homólogos extremeños para que acudieran a comprobarlo con tal de no dejar ni un cabo suelto. Para nada.
La policía tomó incluso muestras de ADN a la familia con el fin de cotejarlas con cualquier cadáver que apareciera. Hace unos años, los padres fueron llamados tras ser descubiertos unos restos óseos en el monte Gibralfaro. La prueba dio negativo.
El caso sigue siendo un enigma casi 30 años después.
Así desapareció «el niño pintor» en «El Caso» de 1987
Daniel Jabonero – Bluper.es
30 de marzo de 2016
Desde que el cartel con su fotografía saltó a los medios de comunicación se le denominó así: el niño pintor. David Guerrero tenía sólo 13 años cuando desapareció. «Se duda que haya podido ser un secuestro», titulaba El Caso en abril de 1987. Este es el testimonio que ha protagonizado el capítulo de este martes de la serie de TVE. Tal y como hemos hecho con los capítulos anteriores de la serie, en Bluper os contamos cómo se relató en el semanario original.
La desaparición de David coincidía con la de otro niño en Somosierra. Sin embargo, el joven de Málaga se ha convertido en uno de los casos más perseguido [perseguidos] a lo largo de los años. «David mide 1,55 de estatura; complexión fuerte; pelo castaño claro, lacio y cabellera ligeramente larga sin llegar a ser melenas. Peinado, con raya en medio», describen desde el semanario al joven al que describen como «niño prodigio» en el titular.
¿Por qué niño prodigio? «Se puede decir que David pintaba desde el vientre de su madre», relatan en el periódico. «Heredero de su paisano Picasso, David destacó pronto como excelente pintor. Tiene como profesor de pintura a su tío y destacado pintor malagueño, José Guevara, que formó parte del Mont Matre, integrado por varios pintores malagueños que decidieron, en vida del autor de El Guernica, peregrinar en una furgoneta a tierras francesas y ser recibidos por el genial y universal Picasso», contaban en El Caso de aquel año.
«No lo vio nadie», declaran. «No son ricos, por lo que descarta que haya podido ser un secuestro por dinero. Su padre es un modesto trabajador en una fábrica de confección de prendas de vestir», aseguraban. «Ni una sola llamada telefónica con alguna pista; ni una carta. Nada. La madre llora desconsolada», describen la escena en el semanario.
David salió camino de la exposición y allí pensaba ir a la academia de pintura, donde le recogería su padre. Sin embargo, cuando su progenitor llegó, allí no estaba David. «David hoy no ha venido», le dijeron. Corrió a la galería, pero por allí tampoco no había pasado. «El padre volvió a su casa. Y se desplomó del puro llanto», aseguran. «Todas las hipótesis valen. Pasan los días y David no da señales. Ni vivo ni muerto. Alguien quiso comprar el cuadro por el precio que David puso: 60.000 pesetas. Aumenta la cotización de su obra. Pero lo importante es que el niño pintor pródigo ha desaparecido. Y nadie sabe nada», terminaba de relatar El Caso en una pieza firmada por Juan de Córdoba.
La noticia en otros medios
Han sido muchas las teorías que se han barajado sobre el joven niño pintor. Su desaparición se mantuvo en los medios de comunicación durante varios años, incluso ha protagonizado reportajes en la actualidad. El País publicaba en 1990 que la policía creía que un suizo ayudó al joven a huir de su casa.
En esta cabecera aseguran que el joven David habría realizado varias caricaturas con el retrato de un hombre. Sería un ciudadano suizo cuya identidad no quisieron facilitar por aquel entonces. Este hombre habría convencido a David para que abandonase su casa de forma voluntaria.
En la época actual, programas como La mañana en TVE se han hecho eco de esta desaparición que mantuvo a un país inquieto durante años. El programa presentado por Mariló Montero realizó un reportaje sobre el joven y se preguntaba qué pasó con el niño 26 años después de su desaparición.
«El Caso» de 1987
60 pesetas era lo que costaba El Caso de aquella época. Entre las páginas en las que los lectores leían el caso de el niño pintor también se podrían encontrar los últimos problemas de Lola Flores con Hacienda o las intenciones de Ruiz Mateos de ser eurodiputado. En Vitoria, un joven de 25 años ofrecía su vida a ETA a cambio de la del próximo guarda civil que pensaba asesinar la banda terrorista.
Además, el semanario publicaba por aquel entonces una columna en la que hablaban de la absolución de Eugenio Suárez Gómez, editor de El Caso. La Audiencia Provincial de Madrid había absuelto al periodista después de que la revista denunciase en conocidas ocasiones los supuestos fraudes inmobiliarios cometidos por los gerentes de Covinosa.
La muerte oficial del niño pintor
Marta Sánchez Esparza – Elespanol.com
28 de septiembre de 2016
El niño pintor está muerto. Al menos así constará desde ahora en los registros oficiales. Su madre, Antonia, recorrió este miércoles, con la mirada baja y el rostro pálido de una virgen dolorosa, los pasillos de la Ciudad de la Justicia de Málaga para pedir que se declare a David Guerrero Guevara oficialmente muerto, y que la familia pueda acceder así a la pequeña herencia que su marido les ha dejado al morir.
Pero el trámite judicial será sólo la penúltima etapa en el duelo que la madre de David mantiene desde hace casi 30 años. Desde que, la tarde del 6 de abril de 1987, su hijo de 13 años le dijera adiós por última vez para marchar caminando a la academia de pintura donde acudía cada día, y a la galería de arte La Maison, donde iba a exponer uno de sus cuadros en una muestra titulada Recorriendo la Semana Santa. Pero nunca llegó. «Recuerdo ese 6 de abril como si hubiera sido ayer. David salió de casa a las seis de la tarde, de camino a una galería donde exponía, y hasta el día de hoy», ha relatado Antonia al salir de los juzgados, preguntada por los periodistas. Su hijo llevaba a aquella exposición un impresionante retrato del Cristo de la Buena Muerte.
¿Encontró David la muerte? Nunca se supo. Su cuerpo no fue hallado. Tampoco se encontraron pistas sobre una posible fuga voluntaria o testigos de un posible secuestro. David Guerrero, el niño pintor de Málaga, una joven promesa del arte a la que muchos comparaban ya con Pablo Ruiz Picasso, iba a ser entrevistado precisamente esa tarde en una emisora local. El éxito llamaba a su puerta. Pero desapareció sin dejar rastro en una calle abarrotada por los curiosos, que se apretaban en las aceras justamente el día en el que la Reina Sofía visitaba la ciudad. La visita real también llenó las calles de policías; pero nadie vio nada.
Su desaparición se convirtió en uno de los enigmas más formidables a los que se ha enfrentado la Policía. La Interpol, de hecho, considera su caso como uno de los más desconcertantes ocurridos en Europa en los últimos tiempos. Se le buscó en Portugal y en la casa de un millonario suizo tras recibirse testimonios de personas que decían haberle visto. Se investigó a unos pintores belgas de origen magrebí afincados en Marbella. Todo sin resultado. Tres décadas después, los investigadores se resisten a poner en los ficheros del niño pintor el rótulo de «Caso cerrado». El abogado de la familia, de hecho, ha confirmado que las fuerzas de seguridad seguirán adelante con las pesquisas, a pesar del aparente fracaso.
En cuestión de días, sin embargo, un decreto del Juzgado de Primera Instancia número 8 de Málaga dará forma legal a la muerte oficial de David Guerrero, tras pedirlo así su madre y uno de sus hermanos ante el secretario judicial. Se trata de un expediente de jurisdicción voluntaria recogido para estos casos en el Código Civil.
El trámite para dar por muerto al niño pintor ha llevado al Juzgado a publicar varios edictos las semanas anteriores a la comparecencia, para que quien tuviera noticias acudiera a la sede judicial. Pero este miércoles, cuando la agente judicial preguntó en los pasillos de la Ciudad de la Justicia si alguien tenía que aportar alguna información sobre el niño nadie contestó.
El frío trámite apenas duró un cuarto de hora. Pero el decreto de fallecimiento de David Guerrero no enjugará las lágrimas vertidas por Antonia durante casi treinta años. «Para mí mi hijo sigue vivo donde quiera que esté, y algún día espero tener noticia de él», ha manifestado ante las cámaras. El niño pintor está oficialmente muerto, pero no enterrado.
El «niño pintor» de Málaga, civilmente muerto
Cruz Morcillo – ABC.es
2 de octubre de 2016
«Mientras no se demuestre nada, aquí estamos esperando. El día 19 cumple 43 años. Ya es un hombre». Antonia Guevara, la madre de David Guerrero, conocido como «el niño pintor» de Málaga, lleva casi tres décadas haciendo lo único que puede: esperar, viviendo pero solo a medias. El 6 de abril de 1987 David, de 13 años, salió de su casa en la barriada malagueña 25 Años de Paz para ir a una galería de arte; nunca más se le ha vuelto a ver. Interpol la considera una de las desapariciones más extrañas a las que se ha enfrentado.
El miércoles, Antonia, Jorge, su hijo mayor, y dos vecinas que conocieron a David desde su nacimiento comparecieron en el Juzgado de Primera Instancia número 8 de Málaga. «¿Qué pasó ese día? ¿Qué hizo el niño?», les preguntó el juez como trámite. Era el último paso para declarar fallecido oficialmente a David Guerrero, tal y como habían pedido su madre y sus dos hermanos, con todo el dolor, pese a que es una mera formalidad solicitar la muerte civil. Se trata de una «ficción legal», en palabras del abogado José Rojas para inscribirla en el Registro Civil.
Antonia Guevara perdió a su marido hace casi un año, el pasado 15 de octubre, víctima de un cáncer. Fue entonces cuando la familia descubrió que no podía acceder a la herencia -un humilde piso y la cuenta corriente de los gastos habituales- mientras David estuviera legalmente vivo y, por tanto, fuera uno de los herederos. «Nunca se nos pasó por la cabeza que tuviéramos que hacer esto», explica a ABC. «Ni cuando mi marido estaba tan malito… Es que no hablábamos de eso ni de la desaparición de nuestro niño. Mi hijo se pone malo cada vez que tenemos que ir al abogado. Uno sigue vivo porque tiene que vivir, pero sin ilusión. La ilusión se acabó».
La voz de esta madre, que ya ha cumplido 71 años, se quiebra en cuanto los recuerdos se agolpan. Cuesta imaginar tres décadas sin noticias ni consuelo. «Para mí sigue vivo. Fui yo a pedir la denuncia a la comisaría porque antes no te daban copia. Me atendió el jefe de Homicidios: aunque tengan que dar este paso, el caso sigue abierto, me dijo. Pero no hay nada desde hace mucho tiempo. Yo creo que buscaron bien, hicieron todo lo que pudieron». Se le buscó en España, en Suiza y en Portugal; se siguieron las pistas más extravagantes, las llamadas de desaprensivos y también las de quienes querían ayudar. Nada dio resultado. El mismo candado de silencio de entonces.
«Yo me conformaría con saber algo, solo eso, pero fíjese con el revuelo que se ha armado con la publicación en el BOE y nadie ha dicho nada». El caso de David se publicó el 4 de agosto, tal y como exige el Código Civil, antes de declarar a alguien fallecido. De forma genérica, transcurridos diez años desde la desaparición; y con plazos que se van rebajando atendiendo a diversas circunstancias, por ejemplo para mayores de 75 años se acorta en cinco, o si se produce una subversión o una catástrofe, un accidente de avión o un naufragio los plazos aún se reducen más.
David Guerrero tenía un talento excepcional y precoz. Ya había expuesto antes de aquel maldito 6 de abril. Pasaba las tardes dibujando con su hermano menor en el salón de casa. Raúl, que ahora tiene 39 años, se licenció en Bellas Artes y da clases de Pintura en una universidad británica. Hablando de él y de su otro hijo la voz de Antonia cambia, pero no hay forma de alejar el poso de pesadumbre. «Mi marido se fue sin saber nada de la criatura. Ojalá a mí no me pase igual».