Dionisio González Cerezo

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Dionisio González Cerezo

El parricida de Zorita

  • Clasificación: Asesino en masa
  • Características: Parricida - Mató a su mujer inválida, y a los tres hijos que vivían en la casa, María Rosa, deficiente mental, y Dionisio y Marcial, adictos a la heroína
  • Número de víctimas: 4
  • Fecha del crimen: 21 de noviembre de 1990
  • Fecha de nacimiento: 1931
  • Perfil de la víctima: Su mujer, Amelia Serrano Chamorro, de 58 años; y sus hijos Dionisio, de 23; Marcial, de 25, y María, de 31
  • Método del crimen: Golpes con un hacha
  • Lugar: Zorita, Cáceres, España
  • Estado: Se suicida el mismo día disparándose un tiro en la boca
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Dionisio González Cerezo – Un hombre mata a hachazos a su mujer y a tres de sus hijos en un pueblo de Cáceres

Pedro Jara – El País

22 de noviembre de 1990

Dionisio González Cerezo, de 59 años, vecino de Zorita (Cáceres), mató ayer a hachazos a su mujer y a tres de sus hijos y después se suicidó disparándose un tiro en la boca.

En el pueblo no se explican lo sucedido, porque, ante sus vecinos, Dionisio aparecía «como una persona pacífica y simpática». Según los testimonios de vecinos y familiares recogidos por este periódico, los hechos ocurrieron entre las ocho y las nueve de la mañana de ayer, miércoles.

Dionisio tomó un hacha y comenzó a recorrer las dependencias de su vivienda, en el número 3 de la calle Casaduelas, mientras todos sus familiares dormían. En un momento dado comenzó a asestar golpes con el hacha a su mujer, Amelia Serrano Chamorro, de 57 años, y a sus hijos María Rosa, Marcial y Dionisio de 31, 29 y 28 años, respectivamente. Todos los golpes iban dirigidos hacia la cabeza y por la situación de los cuerpos, ninguna de las víctimas tuvo tiempo de reaccionar. Sólo su mujer apareció después cubierta con una manta.

A continuación y según los testimonios de una hermana de la difunta Amelia, de un yerno de ésta y de una sobrina, Dionisio llamó por teléfono a su hijo mayor, Blas, separado y residente en Cáceres. «¡Vente para acá, he matado a madre, a tus hermanos y me voy a matar yo», cuentan que dijo.

Blas, según el relato de otro familiar, estuvo 15 minutos hablando con su padre y después llamó a su tía Florentina, contándole lo sucedido. «Id. Va a pasar algo».

Florentina, José y María se desplazaron hasta la casa de los González, y otro joven vecino apunta que en ese momento gritaron: «Dionisio, abre la puerta». La respuesta fue un disparo. El parricida, tras incrustar la escopeta en su boca, había apretado el gatillo quitándose la vida. Su cuerpo prácticamente les cayó encima. Después, poco a poco, la noticia fue extendiéndose por todo el pueblo y la gente no acertaba a dar crédito a lo que oía: «Dionisio, imposible».

Uno de los dos hijos, cuya identidad estaba aún sin determinar ante la deformación que sufría el rostro, fue trasladado con vida al hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres. En urgencias se le apreció traumatismo craneoencefálico por herida de hacha en la zona occipital con pérdida de la masa encefálica. Se ordenó su ingreso en el servicio de neurocirugía del hospital regional Infanta Cristina de Badajoz, pero falleció durante el trayecto.

Persona pacífica

«Nadie se explica lo sucedido», comentó el alcalde de Zorita, Pedro Casillas, quien recordaba cómo Dionisio y su familia habían emigrado a Baracaldo y regresaron al pueblo en 1987. «Nos pidió un puesto en el mercado de abasto y el Ayuntamiento le ayudó a montarlo. Desde entonces habían vivido de ello».

En el pueblo le consideraban una persona «tratable y pacífica», dicen dos ancianos a la puerta del bar Jardín. «Hablaba con todo el mundo y nadie le había visto un gesto feo».

Dionisio González Fernández, primo del parricida muerto, recuerda que habían estado juntos el pasado sábado. «Se encontraba bien, dentro de lo suyo».

Y lo suyo, según se iba perfilando la crónica familiar de los González Cerezo, «pasa por muchas cosas», cuentan vecinos y familiares: «Amelia, su mujer, con una pierna y un brazo inmovilizados. Él le hacía todo. Su hija, María Rosa, enferma. El paso del mayor de los muchachos por la cárcel y los otros…». A los otros, Dionioso y Marcial, los dos jóvenes muertos, les añaden otras historias de droga. «Y por si fuera poco hace pocos meses se le murió al Dioni un nieto», recuerda Lorenzo, primo de Amelia.


Un hombre mata a hachazos a su mujer y tres hijos y se suicida

Elperiodico.com

22 de noviembre de 1990

Un hombre de 59 años, Dionisio González Cerezo, mató ayer a las 7.30 horas a hachazos en Zorita (Cáceres) a su mujer Amelia Serrano, de 58 años e inválida, y a tres de sus hijos que vivían en la casa, María Rosa, deficiente mental, y Dionisio y Marcial, adictos a la heroína, de 31, 23 y 25 años respectivamente.

Tras cometer el crimen, Dionisio González se suicidó con un disparo de escopeta. Sin embargo, antes de acabar con su vida telefoneó a otro de sus hijos, Blas, que vive en Cáceres, para contarle lo sucedido y anunciarle el suicidio.

El suceso ha causado un fuerte impacto en la población extremeña. Vecinos de los fallecidos no se explicaban ayer los motivos del crimen ya que no había trascendido que Dionisio González o su familia tuvieran problemas de convivencia o algún tipo de pleito pendiente.

Fuentes del Gobierno Civil de Cáceres han señalado no obstante, tras las primeras declaraciones de testigos y familiares, que el autor del asesinato tenía tendencia a sufrir depresiones nerviosas, aunque no consta que siguiera tratamiento médico.

Las versiones que circulaban ayer por el pueblo coincidían en que los dos hijos varones muertos eran adictos a la heroína, e incluso indicaban que uno de ellos podía padecer el SIDA, extremo que no ha sido confirmado por el familiar que descubrió la matanza.

Las personas que tuvieron acceso en un primer momento a la vivienda relataron que las víctimas se encontraban en sus camas y el parricida detrás de la puerta en medio de un gran charco de sangre.

Marcial González fue el único que no murió en la casa. A las 10.20 ingresó con pérdida de masa encefálica en el hospital de San Pedro de Alcántara. Por su estado muy grave fue llevado en helicóptero al hospital Reina Sofía de Badajoz, pero murió en el camino.

Esposa inválida

Dionisio González regentaba una tienda de ultramarinos en Zorita y tenía cinco hijos, los tres asesinados, otro al que llamó por teléfono y una hija, Amalia, casada y que vive en el mismo pueblo. La esposa estaba inválida desde desde hacía tiempo a causa de una trombosis que le paralizó la parte izquierda del cuerpo. Rosa María, la hija muerta, era deficiente mental.

Tras recibir la llamada de su padre, Blas González telefoneó a una tía suya, Florentina, que vive en Zorita para informarle de la terrible conversación mantenida con Dionisio. La mujer, hermana de Amelia Serrano, se dirigió inmediatamente al domicilio de la familia en la calle Cerezuelas donde escuchó el escopetazo que Dionisio se propinó cerca de la boca detrás de la puerta. Fue Florentina quien avisó entonces a la Guardia Civil de que se había producido el terrible suceso.

La familia se trasladó hace unos años desde Baracaldo (Vizcaya), donde nacieron los cinco hijos del matrimonio, a la población cacereña en la que ha ocurrido la tragedia. Tanto Dionisio González como su esposa habían nacido en Zorita.

Las cuerpos de las cuatro víctimas del parricidio y del autor del crimen serán enterrados hoy a mediodía en el cementerio de Zorita.


Zorita entierra a las víctimas del múltiple parricidio

Elperiodico.com

23 de noviembre de 1990

En el cementerio municipal de Zorita (Cáceres) fueron enterradas ayer por la tarde, con la asistencia de un centenar de vecinos y en medio de un impresionante silencio, las cinco víctimas del parricido y el suicidio cometido en esta localidad.

Dionisio González mató el miércoles a hachazos a su mujer y a tres de sus hijos y posteriormente, se quitó la vida de un disparo.

La misa de funeral fue oficiada en la iglesia parroquial de San Pablo, a la que asistieron unas 400 personas, por el vicario general de la diócesis de Plasencia, Ciriaco Benavente, y los párrocos de Zorita y Madrigalejo.

El entierro, previsto para el mediodía, sufrió cierto retraso, ya que se esperó la llegada desde Cáceres del cadáver del último de los hijos fallecidos, Marcial, a quien por la mañana se le practicó la autopsia.

Los ataúdes con los restos del autor del cuádruple parricidio, Dionisio González Cerezo, de 59 años; de su mujer, Amelia Serrano, de 58; y de sus hijos Dionisio, de 23; Marcial, de 25, y María, de 31, fueron colocados en nichos separados.

En el funeral y el entierro estuvo presente la hija superviviente, Amelia, que reside en el pueblo y que se encontraba visiblemente afectada, además de cuatro hermanos del parricida y dos hermanas de la esposa asesinada.

Uno de los familiares de los fallecidos, de nombre Dionisio González -como el autor del múltiple crimen- manifestó que el parricida se encontraba aquejado de frecuentes depresiones por la mala salud de su mujer, la muerte reciente de su único nieto, y porque los hijos a los que mató «estaban un poquillo enganchados a la droga».

El párroco de Zorita, Pedro Sánchez, comentó que últimamente veía a Dionisio muy preocupado por la salud de su mujer, «porque sólo él la atendia», según el propio parricida le confesó un día en que fue a hablarle a la iglesia para contar su problema.

Tranquilos y reservados

Tres vecinas con domicilio cercano al número 3 de la calle Cedazuelos, en donde ocurrió el miércoles la matanza, manifestaron que jamás habían conocido escándalo alguno en la familia y añadieron que los González Cerezo «eran correctos y tranquilos, pero un poco reservados».

Las mujeres explicaron que todos eran naturales de Zorita, aunque hace unos años emigraron a Bilbao, desde donde regresaron hace cuatro años para montar un pequeño puesto de ultramarinos en el mercado de abastos.

Un anciano amigo de Dionisio González comentó que los hijos tenían problemas con el tráfico de drogas y que la familia se trasladó a Zorita huyendo de Bilbao, donde uno de los hijos, ahora muerto, fue detenido y puesto en libertad al poco tiempo.

El anciano explicó que el hijo superviviente, Blas, que reside en Cáceres, estuvo hasta el pasado mes de mayo en prisión por un delito de robo. Según el anciano, que no quiso dar su nombre, el padre de Dionisio, de nombre Blas González, se suicidó en Baracaldo ahorcándose, cuando la familia residía en Bilbao.

Explicó que el nieto de Dionisio, de poca edad e hijo de Amelia, murió hace unos meses tras sufrir una extraña enfermedad, sin que llegaran a saber la causa.

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