
- Clasificación: Desaparición
- Características: El suceso se produjo alrededor de las cuatro y media de la tarde, cuando la joven se dirigía desde su casa al Centro Comercial La Ballena, donde había quedado con un amigo
- Número de víctimas: 1
- Fecha del crimen: 30 de julio de 2006
- Perfil de la víctima: Sara Morales Hernández, de 14 años
- Lugar: Las Palmas de Gran Canaria, España
- Estado: La joven continúa en paradero desconocido
Índice
- 1 La desaparición de Sara Morales – La infatigable búsqueda de Sara
- 2 Canarias busca sin éxito a Sara Morales, desaparecida hace un mes
- 3 Un violador confiesa diez agresiones en Gran Canaria
- 4 La madre de Sara Morales, la joven desaparecida en Las Palmas hace tres años, pide que se despeje «este gran misterio»
- 5 Reabren el «caso Sara Morales» tras casi tres años desaparecida
- 6 Existen nuevos indicios en la desaparición de Sara Morales en zonas de Gran Canaria que «se pasaron por alto»
- 7 El caso Sara Morales, más vivo que nunca
- 8 La Policía descubre huesos que podrían ser de Sara Morales, desaparecida en 2006
- 9 Los huesos hallados en el caso de Sara Morales no son humanos
- 10 Suspenden la recuperación de huesos en el pozo donde se buscaba a Sara Morales
- 11 La desaparición de Sara Morales, un reto para la Policía Nacional
- 12 Sara Morales «Sin Sara, no hay Navidad»
- 13 Ocho años sin Sara
La desaparición de Sara Morales – La infatigable búsqueda de Sara
Lara Carrascosa – Canarias7.es
4 de agosto de 2006
La casa de Josefa Castellano, la abuela de la niña desaparecida Sara, se ha convertido en una especie de cuartel general. Familiares, amigos y vecinos pasan diariamente por allí para preguntar, para recoger más carteles para pegar. El teléfono no está más de cinco minutos sin sonar.
«Dicen que la han visto por la iglesia de Tamaraceite». Esta frase moviliza a uno de los tíos de Sara que, al momento, coge las llaves del coche para dirigirse al lugar.
Es el día a día de una familia que desde el pasado domingo no come ni duerme ni descansa pensando dónde estará la niña de 14 años.
Nunca antes había desaparecido de la casa familiar. No tenía problemas con sus padres ni discusiones fuera de lo habitual. El domingo fue andando desde Escaleritas hasta La Ballena, donde había quedado con un amigo. En ese trayecto se perdió su pista.
Lupe Hernández, una de las tías de Sara, llega a la casa desde Vegueta, donde alguien advirtió que la había visto. «Nada», dice desanimada. A la media hora escasa vuelve a salir sin comer, esta vez de camino a la calle Murga. Otra llamada advertía de que la niña andaba por allí.
«Por favor, que nadie llame si no está seguro. Y si la ven, que intenten seguirla, retenerla, hasta que nosotros lleguemos», pide un familiar.
Los padres de Sara no están en el cuartel general de la abuela, ya no pueden más. «Mi hija está acostada, que no se levanta de la cama. No hace más que llorar y llorar», comenta Josefa. El padre de Sara, Sebastián, sufrió el jueves un ataque de ansiedad. Están desesperados.
En casa de la abuela todos evitan decir que a la niña le haya pasado algo malo. De hecho, han pedido prestados coches a algunos amigos para que Sara no los reconozca al acercarse a ella.
Volcados
La consigna es mantenerse ocupados. «Las madres de las amigas de Sara se han ido a La Ballena, a ver si la ven», dice Josefa a una vecina. Otras se han dirigido a El Sebadal a pegar carteles. Quieren pedir permiso a Guaguas Municipales para poner uno en cada vehículo.
Y estar pendientes del teléfono. «Comienza a sonar a las siete de la mañana y a veces llaman hasta a las dos de la madrugada», dice Josefa. Todo pistas falsas. O niñas parecidas que no eran Sara.
«La Policía no nos dice nada para que no interfiramos en la investigación», explica Lupe, «pero se están moviendo». Todos buscan a Sara.
El jueves recibieron una llamada en la que una persona con acento árabe preguntaba si era la casa de Sara, para después decir: «Yo me quiero casar con Sara». Y colgó. Ese tipo de cosas machaca el ánimo de la familia.
«Lo que nos interesa es que la niña aparezca», resume Josefa, en una casa llena de gente donde se mantiene la esperanza.
Uno de los tíos de Sara ha sido liberado de su trabajo para que se dedique la búsqueda de sobrina. El jefe del padre participa activamente y le ha dicho a Sebastián que no se preocupe por su empleo, que lo primero es que aparezca la niña.
Ahora están preparando una manifestación. Tienen que pedir permiso y hacer un llamamiento a la solidaridad de la población.
Todos los agentes que están en las calles cuentan con una foto de Sara y su descripción. La investigación la lleva el Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Las Palmas. Pero cuantos más ojos busquen mejor. Y todos parecen escudriñar por las calles de las Islas Canarias.
Canarias busca sin éxito a Sara Morales, desaparecida hace un mes
José Moreno – Diariodeleon.es
31 de agosto de 2006
Toda Canarias busca desde hace un mes a Sara Morales, una niña de 14 años que permanece desaparecida desde que el domingo 30 de julio saliera de su casa para encontrarse con sus amigos en un centro comercial de Las Palmas de Gran Canaria.
Sara es una chica de tez morena, tiene el pelo largo y negro. Sus ojos son marrones, mide 1,55 metros y es de complexión fuerte.
El día que desapareció salió de su casa hacia 16.30 horas rumbo al centro comercial de La Ballena para encontrarse con un amigo. Nadie la ha visto desde entonces. Incluso no se sabe si llegó a la gran superficie.
En las cintas de vídeo grabadas por los equipos vigilancia del centro no aparece su imagen en ningún punto de la galería comercial. Tampoco se sabe si la muchacha se encontró en el centro comercial con algún conocido. El misterio rodea cualquier indicio sobre el paradero de Sara Morales.
A los pocos días de su desaparición la angustia de su familia era tal que su padre se tiró a la calle con la intención de llegar hasta La Mareta para pedirle al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, por aquellos días recién llegado a las islas, que pusiera cuantos medios tuviese a su disposición para buscar a su hija.
La familia se debate en un dolor intenso, profundo, que aumenta con las llamadas de algunos desaprensivos que confunden o dicen haber visto a la muchacha, avisos que luego carecen de fundamento.
Dice su madre que aún le parece verla el día que salió con una falda vaquera corta, una camiseta de tirantes amarilla y bambas plateadas.
La Policía maneja varias hipótesis y ha desplegado un dispositivo que de momento no ha arrojado ninguna luz. Entretanto, la incertidumbre y la angustia crece entre familiares y amigos.
Un tío de la joven recorre como alma en pena todos los rincones de la isla, los más alejados. «Allí donde no hay carteles, en los lugares a los que no llega la radio ni la televisión, allá voy. Igual está o no, pero no me puedo quedar quieto». También se ha producido un gran movimiento social e institucional. Gobierno Canario, cabildos y ayuntamientos se han puesto a trabajar y han sufragado el coste de parte de los 51.000 carteles con fotos de la menor que se han distribuido por todos los medios. Los periódicos han incluido estos carteles en sus ediciones. Incluso la Consejería de Sanidad ha aprovechado la campaña de verano En clave de sol, en la que recomendaba a los bañistas un uso moderado de los rayos solares, para distribuir en las playas más de 10.000 fotos a color de la niña con leyendas en español e inglés.
Todas las llamadas recibidas hasta ahora han resultado falsas. Y todo se investiga. Los agentes del equipo del Servicio de Atención a la Familia y los del Grupo de Homicidios de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Las Palmas trabajan e investigan a fondo. Indagan los contactos que realizaba en el chat, en el Messenger, las llamadas realizadas con su móvil, sus amistades y su entorno.
Un violador confiesa diez agresiones en Gran Canaria
José Naranjo – El País
14 de octubre de 2008
El supuesto violador en serie detenido el pasado sábado en Las Palmas de Gran Canaria cometió más de una decena de delitos sexuales, en algunos casos violaciones y en otros, agresiones, en los últimos cinco años, según su propia confesión. Pero el arrestado ha negado cualquier vinculación con los casos de los dos niños desaparecidos en la isla de Gran Canaria, Sara Morales y Yeremi Vargas, según fuentes de la investigación.
Está previsto que el detenido, de 47 años, casado y padre de dos hijos, pase hoy a disposición judicial, tras haber declarado el pasado fin de semana en dependencias policiales, cuando además se registró su domicilio.
La investigación que ha conducido a la detención de este sospechoso comenzó hace más de un año y se activó por la denuncia de una mujer alemana que fue agredida en la isla de Fuerteventura, a donde el detenido acudió para trabajar como albañil.
Desde entonces, agentes de la unidad Greco de la Policía Nacional, que se habían desplazado hasta Gran Canaria para investigar los casos de los dos niños desaparecidos, se hicieron cargo de las pesquisas que han conducido a esta detención. De hecho, fuentes policiales han confirmado que también contaban con un retrato robot del agresor.
La furgoneta blanca
El arrestado es propietario de una furgoneta de color blanco, hecho que coincide con el contenido de diversas denuncias de intentos de rapto a menores presentadas el año pasado en Gran Canaria y que provocaron una gran psicosis en la isla.
Tanto la Delegación del Gobierno en Canarias como fuentes de la investigación optan por la cautela y no vinculan expresamente a este detenido con los dos niños desaparecidos, aunque reside en las proximidades del barrio de La Feria de la capital grancanaria, muy cerca de Escaleritas, donde vivía y de donde desapareció la adolescente Sara Morales, que tenía 14 años.
En cambio, prácticamente se descarta que este agresor sexual pueda haber participado en el secuestro del niño Yeremi Vargas, de siete años, ya que que todas sus víctimas han sido mujeres adultas o adolescentes.
La madre de Sara Morales, la joven desaparecida en Las Palmas hace tres años, pide que se despeje «este gran misterio»
Europa Press – Ecodiario.eleconomista.es
30 de julio de 2009
Nieves Hernández, la madre de la joven desaparecida en Las Palmas de Gran Canaria hace hoy tres años, Sara Morales, señaló hoy que tanto ella como la Policía piensan que «alguien sabe algo» de lo que le ocurrió a su hija el 30 de julio de 2006, por ello le pidió que despeje «este gran misterio».
«Tanto la Policía como nosotros siempre hemos pensado que alguien sabe algo y está calladito y bueno esas personas que, por lo menos, descansen su conciencia mandando una carta, una llamada anónima, cualquier cosa que nos valga para despejar este gran misterio que dura ya tres años», solicitó Nieves en declaraciones a la Cadena Ser y recogidas por Europa Press.
Asimismo, la madre de Sara Morales afirmó continuar con esperanzas porque si las pierde, dijo, «es como si abandonara» a su hija. De todos modos, apuntó que durante estos tres años ha tenido «altibajos» aunque «no sé de donde saca una las fuerzas» para seguir buscándola. «Creo que ella tiene ese derecho de que la encuentre, por lo menos saber qué fue lo que le pasó», apuntilló.
En cuanto al comportamiento de la sociedad canaria, subrayó que la gente «no lo olvida» porque continúan dándole muestras de cariño, «todavía sigue en la mente de todos y eso es bueno que no se olviden que hay dos niños desaparecidos», ya que la colaboración ciudadana «es muy importante» para conocer información tanto de Sara Morales como del niño también desaparecido en el sur de la isla de Gran Canaria Yéremi Vargas.
De todos modos, subrayó que continúan recibiendo llamadas a casa, «casi siempre, de muestras de apoyo» aunque «todavía hay algún graciosillo que llama y corta sin cesar»; sin embargo, dijo que la familia intenta olvidarse de estas llamadas «y pensar en lo bueno que da la gente».
Respecto a la evolución de las investigaciones, Nieves Hernández afirmó que continúa en contacto con los agentes que llevan el caso aunque «todo está en secreto de sumario pero siguen trabajando». Agregó que los investigadores le informan a ella, como madre de Sara Morales, que «abren y cierran líneas de investigación».
De todos modos, incidió en que «lo importante es que es una niña que falta de su casa y ya no es por la angustia y la desesperación que tenga la familia sino porque aquí lo que prima es ella, ella que es una niña, es una menor y que hay que saber lo que le pasó es lo que ellos dicen -los investigadores-».
«1.000 días» sin saber de su hija
En cuanto a cómo recuerda Nieves ese 30 de julio de 2006, retrocedió hasta hace tres años cuando Sara le dijo que volvería a las siete de la tarde.
«Fue un día normal y corriente, un día de verano que ella iba a ver a un niño que le gustaba, un niño de su misma edad. Me dijo mamá yo vengo a las siete y ya han pasado más de 1.000 días, ya me parecía mucho un día sin ella, imagínate 1.000 días, es que cuando lo pienso me parece imposible que yo esté aquí sin mi hija. Se siente una impotente sin poder hacer nada, he intentado muchas cosas, he hecho todo lo que yo he podido y he creído que estaba bien y no sé qué es lo que me falta por hacer», se cuestionó.
Preguntada por el apoyo que tanto ella como la madre de Yéremi están dando a dos familias también canarias y con los niños enfermos -Patricia y Adai-, señaló que mientras espera a que su situación encuentre una salida, ayuda a otras familias porque le gratifica «enormemente».
En este sentido, señaló que «es triste» que en España no le den solución a la enfermedad de leucodistrofia que padece la niña de Fuerteventura, Patricia, y tenga que viajar al extranjero para poder operarse. «Les hace falta dinero y yo creo que cada uno de los canarios, con una pequeña aportación que ponga podemos ayudar», subrayó.
Así, entre las iniciativas previstas para recaudar «66.000 euros», para los niños enfermos, está una carrera popular organizada por la Policía Local, para el próximo 29 de agosto de 2009, y que transcurrirá entre Las Palmas de Gran Canaria y Teror, así como una gala con diversos artistas que se celebrará, previsiblemente, en octubre.
Reabren el «caso Sara Morales» tras casi tres años desaparecida
Europa Press – ABC.es
17 de abril de 2009
El rastreo en busca de pistas sobre el paradero de Sara Morales -desaparecida en Las Palmas de Gran Canaria el 30 de julio de 2006 cuando salió de su casa para ir a una cita a la que nunca llegó- continúa hoy en la zona de La Feria de la capital, después de que a Policía Nacional y el Ejército de Tierra rastrearan en Jinámar (ubicado entre la ciudad y el municipio de Telde) y no hallaran vestigios de la joven, según han informado fuentes cercanas a la investigación.
Las labores de búsqueda con máquinas excavadoras se llevarán a cabo en las inmediaciones del recinto ferial de Infecar, y, según las fuentes, las pesquisas pueden estar relacionadas con la detención de Miguel Angel M.R. -de 47 años, acusado como presunto violador en serie del furgón blanco en la isla imputado por 22 presuntos delitos-, que vivía cerca de la casa de la menor en la zona de La Feria en la capital. Antes de suicidarse en la cárcel de Salto del Negro el pasado mes de enero, el reo confesó en una carta dirigida a la madre de Sara Morales que no había secuestrado a su hija.
Por su parte, durante la jornada de ayer, tras una reunión de coordinación entre la Policía Nacional y el Ejército de Tierra, ambos cuerpos llevaron a cabo trabajos de excavación en una finca ubicada en Maipez, cerca de Jinámar, en el municipio de Telde, al sureste de la isla.
Las mismas fuentes próximas la investigación precisaron que en dicha búsqueda participaron agentes de la Policía y un equipo del Batallón de Zarpadores XV que pertenece a la Brigada de Infantería Ligera Canarias XVI.
Existen nuevos indicios en la desaparición de Sara Morales en zonas de Gran Canaria que «se pasaron por alto»
Europa Press – Noticias.lainformacion.com
17 de abril de 2009
El segundo jefe de la Jefatura de la Policía en Canarias, Luis Guillermo Carrión, afirmó hoy que existen nuevos indicios en la búsqueda de la joven Sara Morales, desaparecida en en Las Palmas de Gran Canaria el 30 de julio de 2006, que «se pasaron por alto en el primer rastreo» y que motivan las diferentes excavaciones que en estos días se están efectuando en varios puntos de la isla.
Así lo declaró Carrión en una entrevista concedida a Canarias Radio La Autonómica, en la que anunció que la Policía Nacional y el Ejército de Tierra continuará las labores de búsqueda en diferentes terrenos de Gran Canaria en los próximos días, informó la emisora en un comunicado.
«Desde la desaparición de Sara Morales se han establecido y culminado una serie de líneas de investigación a lo largo de estos años. No hemos parado a través de distintos indicios y declaraciones de personas», aseguró el segundo jefe de la Jefatura de la Policía en Canarias.
Añadió que «han surgido nuevos indicios en zonas que se pasaron por alto en el primer rastreo que señalan que se podrían encontrar rastros de la presencia de Sara Morales en alguna de estas zonas».
Asimismo, el comisario dejó claro que estas investigaciones no tienen nada que ver con los rastreos que se efectuaron el pasado mes de octubre en relación con la detención de Miguel Ángel M.R. -de 47 años, acusado como presunto violador en serie del furgón blanco en la isla imputado por 22 presuntos delitos-, que vivía cerca de la casa de la menor en la zona de La Feria en la capital. Antes de suicidarse en la cárcel de Salto del Negro el pasado mes de enero, el reo confesó en una carta dirigida a la madre de Sara Morales que no había secuestrado a su hija.
Búsqueda en más terrenos
La nueva actividad en torno al caso de la joven desaparecida hace casi tres años en Gran Canaria llega porque ahora «se ha determinado que aparecían nuevos indicios, lo que ha motivado este rastreo que se lleva a cabo en Telde y en la finca de hoy en Las Palmas de Gran Canaria, y que evidentemente se va a seguir con estos terrenos de Gran Canaria», señaló Luis Guillermo Carrión.
Sobre el resultado provisional de las excavaciones, el mando indicó que sólo se conocerán una vez se pongan a disposición judicial y que será la familia de Sara Morales la primera en conocer las novedades en torno a este caso.
Abundó Carrión en la continuación de las labores de rastreo durante los próximos días. «No le voy a decir cuándo, pero vamos a seguir rastreando más terrenos, posiblemente por todo el territorio de Gran Canaria», anunció.
Luis Guillermo Carrión aprovechó para agradecer la «inestimable» ayuda del Ejército de Tierra, con el que la Policía cuenta «con protocolos de colaboración y que dispone de los medios y los hombres en este terreno».
El caso Sara Morales, más vivo que nunca
Laprovincia.es
1 de marzo de 2010
El misterio de la desaparición de Sara Morales es un puzle que mantiene en vilo desde hace tres años y medio a los agentes que investigan el suceso. Tanto es así que la Jefatura Superior de Policía en Canarias ha creado una unidad, el G.E.S. (Grupo Especial Sara), que desde las primeras horas de aquel 30 de julio de 2006 hasta la actualidad ha trabajado en 70 líneas distintas de investigación, tomado declaración a más de 600 personas e indagado pistas incluso en Amsterdam, donde una pareja de turistas canarios creyó ver hace un tiempo a Sara con un señor de mediana edad, cenando en un restaurante. Parecía cierto, como otras tantas informaciones que han llegado en los últimos meses, pero resultó ser tan falsa como la estafadora que acudió a casa de los padres de Sara, con dos quesos de regalo, asegurando que había hablado con la niña en Tenerife.
Este complejo y cruel rompecabezas se trata de ordenar en dos o tres despachos de la Supercomisaría, en Las Palmas de Gran Canaria, donde ordenadores, decenas de cajas, cientos de carpetas y muchos mapas dan fe de que, a día de hoy, Sara Morales sigue siendo una prioridad para los agentes. Allí, Sara sigue estando viva.
En la semana que la familia de la niña desaparecida ha reconocido, por vez primera, que la menor puede estar muerta, y así han solicitado a los policías que la busquen, poniendo en duda incluso que se esté haciendo todo lo que está en sus manos por encontrarla, dos de los máximos responsables de la investigación no sólo justifican las declaraciones de los familiares, «sino que los comprendemos», dicen.
Estos dos agentes son, casi con seguridad, los que más y mejor conocen el caso de Sara Morales y creen que «hasta bien se ha portado la familia con todo lo que han tenido que soportar. El hecho de que la madre, Nieves Hernández, pida que se busque a la niña muerta es una muestra, durísima, de lo que están pasando en esa familia, y pienso que es hasta positivo para ellos que admitan también esa posibilidad, aunque usted comprenderá», añaden, «que, como es normal, desde el primer momento ese factor se ha barajado en la investigación. Cuando hemos trabajado con excavadoras y el Ejército, ¿qué creen que buscábamos si no? Lo que pasa es que trataremos siempre de ser lo más amables posible con Nieves y su marido, y evitarles así, si podemos, angustias y disgustos innecesarios».
Las falsas «Saras»
Los investigadores reconocen abiertamente que «Sara es el caso que nos quita el sueño», y admiten, además, que «ha habido momentos de la investigación en que hemos estado seguros de estar muy cerca de conseguir resultados. Al final se trataba de una sospecha incorrecta, la línea de investigación se agotaba o el sospechoso no se encontraba en la Isla en aquellos días, por citar sólo algunas conclusiones. Recuerdo cómo uno de los días de mayor emoción cuando nos avisaron desde un centro de menores sobre una chica, muy parecida físicamente a Sara, que había llegado en estado de shock, no articulaba palabra y sin DNI. Pensábamos todos que era ella y al final…»
En la pantalla del ordenador muestran la foto de aquella presunta Sara, que tantas alegrías habría dado si se hubiera tratado de la verdadera. «Cuando vimos la foto, pues nos llevamos una decepción, claro», se sinceran. Otra jornada complicada de digerir, recuerdan ellos, fue cuando corrió como la pólvora que la niña estaba en la playa de Las Canteras. «Piensas ¡cómo va estar en la playa de Las Canteras! Pero, de repente, llegamos y vemos que la chica era parecidísima… Nos sorprendió hasta a nosotros y también nos lo creímos…» Al final, tampoco era la niña guapita, de sonrisa amable y dos trabas en el pelo que ha pasado a formar parte del día a día de todos los canarios, en especial de los habitantes de Gran Canaria, presente siempre desde los carteles que inundan la isla.
«Cuando han venido compañeros de otras unidades desde la Península nos repiten mucho el tema de la solidaridad y la implicación de la sociedad de la Isla. Reconocen que no habían visto nada así», dicen sobre la empatía, real, que existe en la sociedad de las Islas y que también siente la madre de la menor, que vaya a donde vaya recibe el apoyo y el cariño de todo el mundo, que la reconoce.
Cierto que muchos han tratado de aprovecharse de la bondad y la desesperación de los Morales Hernández, «pero el torrente de información que nos ha llegado es inmenso», dicen los policías. «La colaboración ciudadana ha sido y está siendo excepcional. Todavía hoy siguen llegando informaciones por numerosas vías», explican los agentes, que, a priori, dicen no descartar ninguna «si tiene lógica».
Un detalle que quieren dejar claro es que «no creemos en videntes y cosas así». La seriedad que requiere un asunto como el de la desaparición de Sara, «catalogada», dicen, «como desaparición de alto riesgo», no les permite frivolidades de ese tipo, y respetan «el pálpito» que ha sentido la familia sobre la posibilidad de que, como le ha informado un anónimo, la niña esté enterrada en un viejo depósito, próximo al barrio de La Paterna y al centro comercial La Ballena, «pero si alguien me viniera y me dijera mañana que Sara está debajo de aquella piedra, la levanto y está la niña, por muy vidente que sea lo primero que hago es ponerle los grilletes. Si alguien supiera dónde está Sara», asegura este agente, «la lógica nos lleva a pensar que o la ocultaban ellos o conocen a quienes lo hicieron y lo han escondido, que también es un delito».
Eso no significa que no se vayan a realizar diversas excavaciones en las próximas semanas en ocho puntos de la Isla, incluido el lugar donde solicita la madre de la niña, «para continuar descartando posibilidades. Todo el mundo recuerda las excavaciones en la zona de El Rincón, pero hemos hecho excavaciones e inspecciones en muchos otros lugares, desde Fontanales al barranco de Güi-Güi pasando por los de Azuaje, Barranco Hondo, el Guiniguada… sin que nadie se enterase de nada. Ni la prensa. Hemos rastreado todos los lugares de la Isla a donde se puede acceder con coche, viajado a Lanzarote y Tenerife… Cuando la gente dice «cómo no va aparecer, con lo pequeño que es esto, que es una isla», me dan ganas de preguntarles si han salido alguna vez de Las Palmas», confiesa, incómodo, sobre quien dude del tesón que continúan poniendo en la niña Sara, que cumplió 18 años el pasado mes de enero, otro factor que, para la investigación, no es sino un detalle más.
«A Sara Morales no se la va a dejar de buscar nunca. Ni porque tenga 18 ó porque tenga 28. Se trata de una desaparición, de una menor en el momento que se produjo y, posiblemente, sea también uno de los casos más complejos de los que se han investigado en esta comisaría, donde hubo un momento dado en que prácticamente todos los agentes estaban vinculados al caso. Precisamente por eso», prosigue, «no se va a abandonar jamás, hasta que sepamos dónde está la niña y pillemos a quien tengamos que detener. Ésa sí que es la realidad del caso Sara Morales: no pararemos».
Actualmente trabajan en el caso 25 agentes, adscritos a la brigada de la Policía Judicial, a la Unidad de Delincuencia Especializada y Delitos Violentos y al Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Las Palmas, «pero esa cifra va variando dependiendo de las necesidades», explican después de enumerar la colaboración que han recibido de distintas unidades especializadas, llegadas a la Isla para investigar sobre lo que ya habían investigado los agentes canarios. «Puede parecer una pérdida de tiempo pero gente nueva, con una visión distinta, puede detectar algo que a nosotros se nos haya escapado. ¡Ya nos gustaría que sucediera eso! Lo cierto es que tras revisar toda la información, de nuevo, llegaron a las mismas conclusiones que nosotros».
Responden con boca pequeña que sí existen sospechosos: «Han existido y existen, y otros que lo eran, pues ya no lo son tanto». El secreto profesional y la prudencia, sumados al secreto sumarial dictado por el juez -«la verdad es que colabora mucho con todo lo que le pedimos», dicen sobre Alberto Puebla-, les obligan a mantener la boca cerrada, aunque una pila de cajas y carpetas, con el nombre Sara y acompañadas de anotaciones, más nombres, listados o etiquetas tipo «Sara Internet», algunos CD sobre la mesa o un enorme mapa con anotaciones reflejan mucha actividad en estos últimos días en torno al caso.
«Hemos detectado 20 pozos y galerías que hasta hora eran desconocidos para casi todo el mundo y que no se señalaban en los planos», explican, «y vamos a solicitar los permisos para inspeccionarlos todos en las próximas semanas», cuenta sobre otra línea más de investigación, casi más dura que cuando revisaron todos los barcos y vuelos llegados y salidos de Gran Canaria con potenciales sospechosos -personas con antecedentes por pederastia, abusos o pedofilia en sus países- o cuando chequearon Schamann -«casa a casa», recuerdan ellos- bajo la sospecha de que alguien, a la fuerza, la pudiera haber metido en su domicilio cuando Sara se dirigía aquel domingo a ver a un amigo a La Ballena.
«Quizá no estamos ante el crimen perfecto, y quien ha cometido este delito es un chapuza que hasta ahora ha tenido suerte, pero acabará cometiendo un error y, aunque no dejaremos de desarrollar otras posibilidades dentro del caso, siempre estaremos atentos», concluyen más seguros que nunca.
La Policía descubre huesos que podrían ser de Sara Morales, desaparecida en 2006
Pedro Guerra – Lne.es
22 de marzo de 2010
Agentes del grupo de operaciones especiales de la Policía Nacional han hallado restos de huesos, al parecer humanos, en un pozo de Jinámar, en Gran Canaria, donde buscaban el cuerpo de la joven Sara Morales desaparecida en junio de 2006, cuando tenía 14 años.
La Policía Nacional custodia el pozo en el que buscan a la joven. Un coche patrulla y dos agentes hacen guardia a la entrada del caserón abandonado, que fue rastreado el pasado viernes por los agentes del grupo especial Sara (GES). Una cinta policial prohíbe el paso en los alrededores hasta que hoy mismo efectivos del grupo de operaciones especiales (GOES) se introduzcan en el interior del pozo para intentar la extracción de los indicios encontrados.
Se trata de la primera pista fiable con apariencia humana que se encuentra desde la desaparición de Sara Morales, el 30 de julio de 2006. El lugar, un vetusto caserón abandonado ubicado a los pies de la antigua carretera de Jinámar (GC-100), de unos trescientos metros cuadrados, es uno de los 18 puntos que la Policía tenía señalados para reemprender el rastreo de Sara Morales. En su interior hay un pozo, que podría rondar los 20 metros de profundidad y en el que la Policía introdujo una cámara especial que toma imágenes en rayos X.
Forenses del Instituto de Medicina Legal, tras un primer examen de las imágenes tomadas, indicaron que se puede tratar de restos humanos, con todas las reservas que se puedan tener ante unas imágenes de este tipo. Al parecer, entre los restos, que se encuentran envueltos, podría apreciarse un fémur humano de un adulto joven.
De confirmarse estos extremos, queda totalmente descartada la posibilidad de una muerte accidental, bien por caída o por suicidio. Todo apuntaría a una muerte violenta, sin que se descarte que sea la de Sara Morales, que desapareció en extrañas circunstancias hace más de tres años y medio.
La Policía llegó al pozo del caserón abandonado de Jinámar siguiendo la pista del violador de la furgoneta blanca que se suicidó hace un año en prisión y al que se le imputaban numerosas violaciones y ataques sexuales a mujeres realizados con mucha violencia. En realidad, los investigadores del grupo especial Sara (GES) han encontrado indicios, a lo largo de toda su investigación, de que el presunto violador de la furgoneta blanca, Miguel Ángel M. R., podría estar relacionado con la desaparición de la menor, puesto que algunos testigos sitúan su vehículo en los alrededores del domicilio familiar de Sara en la tarde de su desaparición.
El lugar que vigila la Policía Nacional tras la aparición de estos restos, el pasado viernes, es un sitio que frecuentaba el citado individuo cuando cometía sus ataques, según han declarado las propias víctimas. Se inicia ahora una nueva parte de la investigación que requiere extraer del pozo los restos encontrados. El pozo es estrecho y con curvaturas, por lo que resulta de difícil acceso para los agentes.
Los huesos hallados en el caso de Sara Morales no son humanos
Europa Press – Laprovincia.es
26 de marzo de 2010
Los restos óseos hallados en el pozo de Jinámar (Gran Canaria), dentro de la investigación por la desaparición de Sara Morales, no son humanos, según confirmaron a Europa Press fuentes de la investigación.
Las dimensiones y características de los huesos encontrados hacen descartar, según las mismas fuentes, que correspondan a los dos niños desaparecido [desaparecidos] en la isla, Sara Morales y Yeremi Vargas, a la espera de la prueba forense.
La jefa superior de la Policía en Canarias, Concepción de Vega, explicó esta mañana, cuando se dieron por finalizados los trabajos, que lo único que habían encontrado eran «algunos restos y algún hueso de menor tamaño» que se han remitido para su análisis, sin concretar si eran o no humanos.
Por su parte, desde el Instituto de Medicina Legal de Las Palmas aseguraron este viernes no haber recibido ninguna prueba para analizar de los trabajos que durante los últimos cinco días ha llevado a cabo la Policía Nacional en el pozo de la localidad grancanaria.
Suspenden la recuperación de huesos en el pozo donde se buscaba a Sara Morales
Agencias – Elmundo.es
27 de marzo de 2010
Las labores de recuperación de los huesos descubiertos en un pozo de Gran Canaria el pasado viernes mientras se buscaba a Sara Morales, desaparecida en 2006, han concluido por «razones de seguridad» y porque «en el hueco que hay en el fondo es imposible que quepa un cuerpo humano».
Esta explicación la dio la delegada del Gobierno en Canarias, Carolina Darias, quien señaló que el pocero no garantiza la seguridad de las personas en el pozo debido a la presión de agua que hay.
En cuanto al segundo motivo para concluir con las labores de búsqueda Carolina Darias indicó que los especialistas policiales consideran que en el hueco que hay es imposible que quepa un cuerpo humano.
La delegada del Gobierno en Canarias dijo que se han sacado restos óseos de menores dimensiones de las esperadas, y ahora se analizarán para saber si son humanos.
No obstante, fuentes de la investigación consultadas por Europa Press aseguran ya que dichos restos no son humanos. Las dimensiones y características de los huesos encontrados hacen descartar, según las mismas fuentes, que correspondan a los dos niños desaparecido en la isla, Sara Morales y Yeremi Vargas, a la espera de la prueba forense.
El pozo ha sido precintado por una cuestión de seguridad, ya que podría reventar en cualquier momento por la presión del agua en las compuertas que se sellaron para impedir que dos galerías siguieran anegando la oquedad, por lo que ya no es posible garantizar la seguridad de los agentes que trabajaban en su interior.
La desaparición de Sara Morales, un reto para la Policía Nacional
Europa Press – Elmundo.es
30 de julio de 2011
Sara Morales, la joven que desapareció en Las Palmas de Gran Canaria, cumple hoy cinco años, tiempo en el que no se ha encontrado su paradero; sin embargo, la Policía Nacional continúa trabajando en el caso, asegurando que se ha convertido en un reto personal.
El inspector jefe de Homicidios del Cuerpo Nacional de la Policía en Las Palmas de Gran Canaria, César Fernández, afirma que tras cinco años de investigación, en los que se han abierto y cerrado líneas, son casos que se convierten en «retos personales».
Fernández reconoce que las relaciones con la familia de Sara durante este tiempo ha hecho que se «vayan estrechando», ya que con la madre de la joven, Nieves, habla por teléfono cada 15 días aproximadamente y queda con ella para tomar un café, más o menos, una vez al mes.
«Hay una libertad absoluta. A mí me gusta que mi gente quede con Nieves porque Nieves enriquece, nos empuja y nos anima a trabajar», subraya Fernández.
En relación a si el paso del tiempo no ha hecho que se archive el caso, insiste en que la Policía Nacional no archiva «ni provisional ni nada, ni se deja a parte por si acaso»; por contra, las investigaciones a nivel judicial, afirmó, «sí que se pueden cerrar, que tampoco se cierran, las archivan provisionalmente».
Además, apuntó que en un tema «tan complejo» como el de Sara «siempre hay algo qué hacer» aunque reconoce que la investigación «cada vez se ralentiza más» pero «aquí no se cierra nada».
La investigación del caso de Sara Morales lo lleva directamente un grupo de ocho agentes de Homicidios de la Jefatura Superior de la Policía Nacional de Canarias, junto a los que colaboran policías del Grupo de Homicidios de la Comisaría General de la Policía Nacional de Madrid.
Crimenycriminologo.com
22 de diciembre de 2011
«Sin Sara, no hay Navidad», esta frase fue utilizada por Patricia, prima de la desaparecida Sara Morales en anteriores navidades. Tras cinco años de su desaparición, la navidad vuelve a asomar para esta familia de Gran Canaria, la cual año tras año no piensa en la lotería o en los platos que elaborar para Nochebuena o Navidad, el único pensamiento de esta familia, un año más, será donde está Sara. Por este motivo, por esa frase de Patricia, mi entrada de hoy quiere recordar a Sara Morales Hernández.
Sara Morales nació en el Hospital Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria un 14 de enero de 1992. Hija de Sebastián Morales, conocido por Soto, y Nieves Hernández, recibieron la llegada al mundo de Sara como una lotería.
Sara de 14 años de edad desapareció el domingo 30 de julio de 2006, en Las Palmas de Gran Canaria, cuando se dirigía a una cita con un amigo en el centro comercial La Ballena. Sara nunca llegó a su destino y es su amigo quien alertó a los padres de que no aparecía.
La noticia de la desaparición caló rápidamente en la población de la capital e incluso se hizo patente en otros municipios e islas. El apoyo popular alcanzó una fuerza inusitada con concentraciones y pegadas de carteles en todos los rincones.
La conmoción fue aumentando con el paso de los días, pero nadie parecía saber nada de esta pequeña de mirada dulce que aparecía en los carteles con gafas y el pelo moreno sobre los hombros.
En estos ya más de cinco años desde la desaparición de la joven , la investigación Policíal ha dado muchos giros. Los investigadores han seguido pistas que les han llevado a Holanda, Reino Unido y Marruecos, y hasta a pedir a los EE.UU. el chequeo de trescientas direcciones de correo electrónico que tenía Sara agregados al Messenger.
El pánico se apoderó de la localidad de La Atalaya, en Santa María de Guía, tras el intento de secuestro de dos menores por parte de un individuo que conducía una furgoneta blanca. La Policía investigó el caso chequeando la identidad de miles de extranjeros llegados a Gran Canaria, por si tuvieran relación con casos de pederastia en sus países de origen.
En estos años, la Policia investigó la relación de un intento de rapto de una menor en La Garita, con el caso de Sara. Se detuvo a Marcos R. C. por el presunto intento de rapto, y se procedió a registrar un crematorio de animales que éste poseía en Salinetas. La existencia allí de un potente horno, de 1.100 grados de potencia, disparó las hipótesis, pero José Segura, entonces delegado del Gobierno, descartó la relación de Marcos con la desaparición de Sara.
Diversas pesquisas policiales llevaron a la detención de Miguel Ángel, por una supuesta violación, lo que situaba en el ojo del huracán a este vecino del barrio de La Feria, el cual vivía cerca de la casa familiar de Sara. Hasta una veintena de mujeres le reconocieron, presuntamente, como el hombre que las violó, y la investigación concluyó que se trataba del violador de la furgoneta blanca.
El sospechoso Miguel Angel apareció ahorcado, con la ayuda de una sábana, en un baño de la prisión de Salto del Negro. El reo en una carta dirigida a los padres de Sara Morales, repite que no tuvo nada que ver con la desaparición de la niña y muestra su hartazgo por la presión policial que lo quiere vincular a la desaparición de Sara Morales, pero deja claro, en todo momento, que no tiene nada que ver con la desaparición. Algunas víctimas de Miguel Angel, señalan como escenarios de los abusos una explanada en la salida norte de la capital grancanaria y una casa abandonada en el área de Jinámar.
Nieves Hernández, madre de la niña, imploró a la policía que buscase a su hija en un solar de La Paterna donde una vidente dijo que se encontraba la menor sepultada. Tras dos días de rastreo, tampoco se encontró rastro de la joven.
Los agentes inspeccionaron, con la ayuda de cámaras, un pozo de Jinámar donde hallaron huesos. Ése era precisamente uno de los lugares a donde trasladaba a sus víctimas el conocido como violador de la furgoneta blanca. La búsqueda se dió por finalizada porque los huesos que han hallaron eran más pequeños de lo esperado y en el lodo que quedaba era imposible que se escondiera un cuerpo.
Tras más de cinco años de su desaparición, estas navidades la familia de Sara Morales volverá a pedir para Reyes lo mismo que estos últimos cinco años, que su hija Sara vuelva a su hogar.
«Me dicen que cualquier día de esta semana será 30 de julio. Otro 30 de julio, pero, ¿qué más da?… Para mí solo habrá un 30 de julio, solo uno, porque mi vida cambió ese día. No pensaré más intensamente en mi niña ese 30 de julio que el anterior, o el anterior, o el anterior y ya son cinco. Yo, cariño, te pienso, te sueño, te siento, te extraño igual todos los días, quizás porque para mí, todos los días son 30 de julio. Todos los días en uno solo, en uno solo de hace ya cinco años.
»Estaremos en casa contigo y sin ti a la vez; pensando que donde estés, está nuestro corazón; viéndote a nuestro alrededor, aunque sea solo en foto y tu cara haya detenido el tiempo con tus 14 años de entonces y los 19 de hoy nombrándote como cada día y esperándote como siempre. Te quiero, mi hija.»
Ocho años sin Sara
Marisol Ayala – Marisolayala.com
16 de mayo de 2014
Nieves Hernández, la madre de Sara Morales de cuya desaparición se cumplen 8 años el 30 de julio, ha ido perdiendo las ganas de hablar, se queja en silencio, llora cuando nadie la ve y se enfada con el mundo si alguien se atreve reprocharle un «…cada vez sales menos en la prensa y eso no es bueno…». Qué sabe nadie… Poco a poco va entendiendo que si ella no habla de su hija, nadie lo hará.
Por eso estos días ha tenido y tendrá más presencia en las televisiones nacionales a las que acude como un silencioso homenaje a Sara. Y porque Alba, su ya única hija, se lo pide. Ocho años hace ya que desapareció Sara. Ayer estuve con Nieves. Me apetecía verla en fecha tan señalada, tan dolorosa. La herida no cicatriza y el dolor es cada vez más intenso.
«No hay nada nuevo. Nada. Estamos igual que hace ocho años. Ni una pista, ni una esperanza». Ayer Nieves comentaba aquellos días de hace 8 años y es fácil no empatizar con quien ha vivido la mayor tragedia posible. Ambas llegamos al acuerdo de que sin nada nuevo que contar cuando se acerca el octavo aniversario de la desaparición, el mejor recuerdo a su niña sería publicar la entrevista y biografía que entre las dos escribimos hace dos años y eso haré. Aquí la tienen.
En recuerdo a la querida Nieves Hernández, su marido Soto y Alba, la hermana de Sara, reproduzco la última charla que tuvimos hace un año:
Sara Morales salió de casa en torno a las 16.15 del 30 de julio del 2006 porque había quedado con un amigo a quince minutos de casa, en el Centro Comercial La Ballena. Desde su vivienda en Escaleritas al punto de encuentro se la tragó la tierra. Ni Nieves, ni Soto, su padre, ni Alba, su hermana menor, ni sus tíos Lupe, Toña y José Ángel, ni la abuela Josefa se acostumbran a su ausencia: «¿Cómo lo hacemos…?… dime una sola persona en el mundo que se acostumbre a vivir con esta pena, con este dolor. No. Yo vivo desde hace siete años con un nudo en la garganta, no tengo ni lágrimas; vivo con un dolor que no lo alivia ni el mejor médico». Nieves ha perdido la fe: «Es que estamos donde empezamos, en la nada».
La sociedad canaria sigue consternada por el caso de Sara y aunque cada vez su presencia en los medios es menor también es cierto que el tsunami de noticias oculta tragedias como la de Sara o como la de Yeremy. «Y yo lo entiendo…de todo se cansa uno». Ésa es Nieves; la que habla bajito, como quien no quiere molestar pero que en el fondo está pidiendo que no la olviden, que no olviden a su niña. La relación de amistad con Nieves Hernández me permite hablar de situaciones vividas en la casa de Sara que tal vez expliquen el cansancio de esta madre: «Yo he pensado una cosa…», reflexionaba hace dos años, «Sara ya cumplió los 21 años, es mayor de edad, ¿no?, pues bueno, hasta que fue menor yo, mi hermana, mi hermano, mi madre, ¡todos! hemos estado siempre en la prensa demandando su búsqueda y eso lo saben bien ustedes pero una vez que ya es mayor de edad creo que poco puedo hacer. Primero, que ni una sola pista nos ayuda y segundo que siendo la niña ya mayor, si está viva tiene derecho de hacer lo que quiera con su vida como joven que es, ¿no?».
Pero Nieves habla de dientes afuera porque conociéndola un poco lo que de verdad quiere decir es que ha perdido la esperanza de encontrarla con vida pero, a su vez, tiene la necesidad de creer en algo. En la libertad de Sara, esa chica a quienes algunos desalmados todavía sitúan en los lugares más recónditos y se atreven a comunicarlo a la familia. «Es que no hay descanso… la gente más variopinta, las que dicen tener poderes ocultos, también han jugado un papel importante en mi estado de ánimo. ¿Cómo puede ser que alguien toque en tu casa y te diga que Sara está en tal sitio y que yo, en lugar de echarlos a la calle, les atienda educadamente en un intento desesperado por buscar una aguja en un pajar? Pero nada. Nunca hay nada».
Ocho años después la vida de esta familia sigue igualmente destrozada. No hay un solo dato que conduzca a una salida… Nadie duda de que la Policía busca a Sara pero la evidencia es que no aparece: «Cada vez que se acercan estas fechas, fechas que recuerdan aquel maldito domingo de julio, cuando Sara desapareció, sé que los medios tratan de hacer un recordatorio y yo lo agradezco porque lo que no quiero es que la olviden, pero, por favor, no me pidan que hable mucho porque me he quedado sin palabras. Pedir ayuda, ¿para qué?, ¿dónde?, ¿a quién?…». Está agotada.
Sara Morales Hernández (14-1-1992) nació en el Hospital Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria. Hija de Sebastián Morales -conocido por Soto- y Nieves Hernández, trabajadores ambos, gente modesta que recibió la llegada al mundo de Sara como una lotería. Sara comenzó su proceso escolar en C.P. San Rafael (Escaleritas). Su vida era la misma vida infantil y preadolescente de otras tantas «Saras» hasta que llegó Alba, su hermana, que nació cuando Sarita tenía 11 años.
A Nieves la atormenta aquel domingo de julio del 2006. Tiene tan memorizado ese día que repite los episodios de la tragedia con la precisión de un reloj suizo: «El domingo que Sara desapareció fue un día como tantos otros», cuenta. Es decir, almuerzo en casa de la abuela, música, risas y juegos con sus primos. Poco más. Vecinos de la familia hablan de la niña como de una chiquilla tranquila, «muy estudiosa, muy educada», que lucía gafas de metal que le daban un aire intelectual e incluso le hacía mayor de la edad que en realidad tenía. 14 años. La familia, tan aficionada a celebrar cumpleaños, no celebraría con Sara sus 15 años. Ya se la habían llevado; de eso hace ya siete años y ni rastro. Cuando se pone en marcha la imaginación y Nieves está ilusionada, cosa que cada vez ocurre con menos frecuencia, hablamos de lo que haría si un día su hija tocara en la puerta. «Habría que comprarle hasta ropa porque se la llevaron con 14 años y ya va para los 19 pero, ¿sabes qué?, lo primero que haría es preguntarle «¿por qué Sara, por qué…?»». Ocho años de pesadilla han podido con Nieves que ha atravesado, como no puede ser de otra manera, momentos anímicos muy bajos. Pero ahí ha estado su familia y sus amigos para tirar de un hilo.
Aquel doloroso despertar
Uno de los episodios más duros que le he escuchado a Nieves, la madre de Sara, tiene relación con un sueño; convencida de que su hija aparecería más temprano que tarde la mujer dormía en un sofá cerca de la puerta de entrada a la vivienda para «abrir si llegaba la niña». Así lo hizo durante mucho tiempo. Una noche entre sueños «vio» llegar a su hija con tal claridad que se levantó y la acostó: «Mañana hablamos», le dijo amorosa. Ese despertar, el dolor de verte sacudida por la realidad más terrible, comprobar que todo fue un sueño, lo supongo entre los momentos más duros de una vida. Nieves perdió tanto peso en los tres primeros años que preocupó a su familia pero afortunadamente siempre estaba su madre, la abuela de Sara, Josefa, que cada día prepara el almuerzo de «Mary», como la llama. «Está muy flaca…». Pero se va reponiendo y aprende a vivir con un dolor que no cesa porque su otra hija, Alba, crece y demanda atención ya que mal o bien la vida sigue. Los primeros días de descanso que se permitieron Soto, Alba y Nieves tras desaparecer Sara fue hace 5 años. «Hicimos lo que hacíamos con Sara; llenamos la furgona de comida y nos fuimos al campo. Allí pasamos unos días para alejarnos de todo. Lo pasamos muy bien, la verdad». Ese día le dije, pícara, tratando de sacarle una sonrisa «Qué bien, los dos solitos…», se ríe… «¿Sabes lo que de verdad quiero hacer en el campo?, ¡gritar!». Así era su desesperación.
La última acampada que el matrimonio hizo con Sara fue en Veneguera en julio del 2006, un par de días antes de que la niña desapareciera. «Jugábamos al cinquillo o a la carta robada; eso le entretenía mucho».
Cuando a Sara Morales se la llevaron vivía la etapa típica de la adolescencia; le gustaba lucir collares y zapatos verdes, de colorines. Cosas propias de su edad. Su presencia llenaba la casa por eso desde que salió para no volver en la vivienda se ha parado el reloj y el día se une con la noche. Ya nadie llora. Las lágrimas se han secado y en la casa de la abuela, cuartel general de la familia, la ventana que da a la calle, está cerrada.
Son gente humilde, generosa, que lo comparten todo. Ayer cuando estuve en su casa la abuela salió a recibirme y me dio el abrazo de tantas veces. El abrazo que tanto agradezco porque desde hace ocho años esa familia forma parte de mi vida. Ellas y yo lo sabemos.