
El parricida de Moraña
- Clasificación: Asesino
- Características: Parricida
- Número de víctimas: 2
- Fecha del crimen: 31 de julio de 2015
- Fecha de detención: Mismo día (intenta suicidarse)
- Fecha de nacimiento: 1975
- Perfil de la víctima: Sus dos hijas, Candela, de 9 años, y Amaia, de 4
- Método del crimen: Utilizó una sierra radial para cortarles el cuello
- Lugar: Moraña, Pontevedra, España
- Estado: En prisión a la espera de juicio
Índice
- 1 David Oubel – Un padre mata con una radial a sus dos hijas de 4 y 9 años por posible venganza hacia su exmujer
- 2 «Las paredes se llenaron de sangre»
- 3 El parricida telefoneó a su exmujer para decirle que iba a matar a las niñas
- 4 El parricida de Moraña agredió hace un año a su médica de cabecera
- 5 Un pueblo derrotado que busca una explicación
- 6 Oubel bromeó con cortar la mano del hombre que le vendió la radial
- 7 «No parece un enfermo mental, sino alguien absolutamente consciente»
- 8 El parricida de Moraña esquivó la condena por agredir a su médica
- 9 El parricida de Moraña será sometido a un examen psiquiátrico y trasladado a una cárcel de León
- 10 La casa del horror de Moraña, a la venta por medio millón de euros
- 11 El filicida de Moraña: «Me voy de vacaciones. Regresaré el viernes»
- 12 El hombre que amaba a sus perros, y no a sus hijas
David Oubel – Un padre mata con una radial a sus dos hijas de 4 y 9 años por posible venganza hacia su exmujer
N. Davila -FarodeVigo.es
1 de agosto de 2015
El matrimonio se había separado tras iniciar él otra relación y debía entregar a las menores a su madre hoy. Al parecer, el detenido hizo llegar una carta a su exesposa en la que podría desvelar sus intenciones con las niñas.
La pequeña localidad de Moraña permanece en estado de shock. Nadie encuentra explicación para un doble crimen horrendo e injustificable. David Oubel Renedo de 40 años de edad, un vecino del lugar de Casal, en la parroquia de San Martiño de Laxe, permanece detenido en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra como presunto autor del homicidio de sus dos hijas, Candela y Amaya, de 9 y 4 años de edad respectivamente, según confirmaron ayer fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
El hombre, que se había separado de su mujer y madre de las dos pequeñas hace casi cuatro años, supuestamente utilizó una radial para degollar a las dos pequeñas cuando se encontraban en el domicilio en el que residía el padre después esta ruptura matrimonial con su mujer.
Una separación «traumática» y que habría tenido su origen en el inicio de una relación sentimental de su marido con otro hombre. Pese a las desavenencias entre ambos, mantenían la custodia compartida de las niñas y, según explican los allegados al matrimonio, hoy las pequeñas deberían haber regresado con la madre tras pasar unos días de vacaciones con el padre.
La Guardia Civil investiga ahora si el hombre actuó movido por algún tipo de venganza o resentimiento hacia su exmujer, con quien mantendría, según los vecinos, una relación turbulenta desde esta ruptura. Esta es una de las hipótesis que barajan las fuerzas de seguridad y los vecinos confirmaron la mala relación entre ambos excónyuges.
En cualquier caso, fuentes de la Subdelegación del Gobierno y del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia confirmaron que no existen denuncias previas por violencia de género contra el detenido. Tampoco consta que tuviera antecedentes por violencia en el ámbito doméstico ni estuviera en vigor ninguna orden de alejamiento ni de la mujer ni de las niñas.
La corta edad de las víctimas y la sordidez de los hechos provocaron ayer que las instituciones apenas confirmasen datos oficiales de lo sucedido por respeto a la familia de las dos víctimas. Ni siquiera cómo se desencadenaron los hechos.
Fuentes de la investigación explicaron que todas las alarmas se encendieron cuando la madre de las dos niñas recibió ayer mismo una carta del padre de las pequeñas cuyo contenido estará relacionado con este doble crimen dado que podría advertirle de sus intenciones. Su contenido exacto no ha trascendido.
Por otra parte, allegados de la familia de la víctima explicaban que el supuesto parricida pudo también avisar por teléfono a su actual pareja sentimental y que este también dio de inmediato la voz de alerta a las autoridades.
Lo que sí confirman fuentes conocedoras del caso, es que en torno a las once de la mañana, un particular se puso en contacto con la centralita del Centro Operativo de Servicios (COS) de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra para avisar del doble crimen. Cuando llegaron a la vivienda del presunto parricida, los agentes y los servicios médicos se encontraron ya allí con varios familiares de las dos víctimas y a las niñas, ya fallecidas.
A David Oubel, muy conocido en todo el municipio así como en el ayuntamiento de Caldas en donde regenta una inmobiliaria, lo hallaron encerrado en el baño. Cuando lograron acceder hasta él comprobaron que se había autolesionado, aparentemente tras haber intentado quitarse la vida.
Fue evacuado inmediatamente al Hospital Montecelo de Pontevedra, en donde fue atendido en el servicio de Urgencias. Se le realizaron varias analíticas, dado que según fuentes médicas, cuando llegó presentaba síntomas evidentes de haber ingerido algo de alcohol y también pastillas. Cuando entró en Urgencias estaba medio adormilado. Cuando despertó hubo quien se atrevió a preguntarle si se acordaba de algo de lo que había hecho, respondiendo que «no se acordaba bien» de lo sucedido. Allí no dijo nada más.
Las heridas que presentaba, una en cada muñeca como si hubiera intentado cortarse las venas y otra en el cuello, resultaron ser más superficiales de lo que se pensaba inicialmente y ya por la tarde fue dado de alta, siendo trasladado a los calabozos de la Comandancia de Pontevedra.
Ayuda psicológica
Hasta el pequeño núcleo de Casal también se trasladó un equipo de psicólogos del 112 para prestar asistencia a los familiares de las dos pequeñas, especialmente a su madre, Rocío V. F. quien residía en el centro urbano de Moraña. Aunque la custodia de las pequeñas era compartida, parece ser que las menores pasaban más tiempo con esta mujer que, según los vecinos, trabajaba para la Xunta de Galicia. Es originaria del lugar de Couso, en Campo Lameiro, en donde la noticia también cayó como una losa.
Cerca de las cinco de la tarde, la comisión judicial decretaba el levantamiento de los cadáveres y los cuerpos sin vida de las menores eran trasladados al Instituto Anatómico Forense de Pontevedra. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia confirmó que mañana por la mañana estará lista la autopsia que se le practicará en el anatómico forense de Pontevedra a las dos menores y que después, en torno a las doce del mediodía, será puesto a disposición judicial el presunto parricida. Comparecerá ante el juzgado mixto número 1 de Caldas de Reis, en funciones de guardia y que ha decretado el secreto de las actuaciones.
Al lugar también se desplazó la alcaldesa de Moraña, Luisa Piñeiro, muy afectada dado que conocía personalmente a los padres de las pequeñas y está muy unida a la madre de ellas. Nadie en esta localidad comprende lo sucedido, especialmente después de que los vecinos hubieran observado todavía el pasado domingo en la popular Festa do Carneiro ó Espeto al padre «jugando con sus dos hijas en los hinchables» que se habían instalado en el centro de Moraña. Hay incluso quien dice haber visto a los tres juntos en la mañana de ayer, poco antes de que se produjera el crimen, paseando en un parque cercano, cuestiones que ahora deberá aclarar la Guardia Civil.
Por ahora, poco más se sabe del horror que se vivió en el interior de esta vivienda del lugar de O Casal y de la que, según los vecinos, en la mañana de ayer se escuchaba la música muy alta, algo que había provocado más de un rifirrafe entre el ahora detenido y sus vecinos.
«Las paredes se llenaron de sangre»
López Penide – LaVozdeGalicia.es
2 de agosto de 2015
Los pocos detalles que han trascendido del crimen permiten, no obstante, dibujar una imagen del escenario que se encontraron los investigadores.
El mutismo oficial es absoluto. Las coletillas «bajo secreto de sumario» o «está siendo objeto de investigación» acompañan a todas las preguntas, incluso, aquellas que podrían considerarse como más banales. «¿Quién descubrió los cuerpos de las niñas?» o «¿cómo se enteraron los agentes de la Guardia Civil?» son ejemplos de cuestiones que han tenido esas respuestas desde los medios oficiales. No obstante, los pocos detalles que han trascendido revelan un escenario que los propios agentes del instituto armado o los forenses tardarán en olvidar.
Las fuentes consultadas hablan de que la vivienda en la que se produjo el crimen es moderna, recientemente reformada. Una fotografía que contrasta con la de la habitación donde se cree que David Oubel pudo haber degollado a sus dos hijas de 4 y 9 años, cuyas paredes quedaron salpicadas de sangre. El padre de las pequeñas estaba oculto en un aseo cuya puerta tuvo que ser derribada. Yacía en la bañera, al parecer, aturdido y con heridas, aparentemente autoinfligidas en muñecas y brazos, junto con otra superficial en el lateral del cuello. Todas se consideraron leves.
El matrimonio
Quince años de convivencia. David Oubel y su esposa Rocío Vieites establecieron su domicilio familiar en el lugar de O Casal, en San Martiño de Laxe (Moraña), a escasa distancia de la vivienda en la que reside la madre de esta última. Con el paso del tiempo nacieron las dos pequeñas, Candela, de 9 años, y Amaia, de 4. Durante la convivencia, oficialmente, no se tuvo constancia de problemas graves de pareja, ni de denuncias previas ante la Guardia Civil. Desde el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia confirmaron este extremo, esto es, no consta que el morañés tenga antecedentes por violencia de género, ni que pese orden de alejamiento con respecto a nadie.
La separación
Abrupta y sorpresiva. Cuentan allegados de la pareja que la separación se produjo a instancia de David Oubel, quien inició una relación sentimental con otro hombre. La decisión causó sorpresa entre quienes los conocían, los cuales emplearon estos días el adjetivo «abrupto» para definirla.
A partir de entonces, supuestamente, la relación entre Rocío Vieites y su familia con el supuesto parricida se tensó. Distintas fuentes apuntaron que, desde aquel momento, el entorno de la madre de Amaia y Candela comenzó a descalificar el cambio de vida del que hasta entonces había sido su marido.
La custodia
Regulada judicialmente. Desde la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra precisaron que ambos progenitores tenían la custodia compartida de las dos pequeñas. Todo parece indicar que las últimas dos semanas las habían pasado con David Oubel, quien aparentemente tendría que habérselas reintegrado ayer a su madre.
Días previos
Aparente normalidad. Nada hizo presagiar el escenario con el que se encontró la Guardia Civil este viernes en la vivienda de O Casal. El morañés, su novio y las dos niñas fueron vistos este domingo por el entorno de la carballeira de Santa Lucía donde se celebraba la Festa do Carneiro ó Espeto poco antes de que acudiesen a las celebraciones de cumpleaños de un familiar. Igualmente, a lo largo de esta última semana, se le pudo ver en distintos momentos disfrutando de la compañía de las pequeñas. «Era un pai normal, coma calquer outro», reiteró ayer una vecina, comentario que compartieron compañeros del gimnasio al que habitualmente acudía David.
El crimen
Degolladas con una radial. Y llegó el último día de julio. Vecinos de San Martiño de Laxe afirmaron que esa mañana vieron a David Oubel paseando con sus dos hijas. Sobre las diez de la mañana, como ya había pasado en multitud de ocasiones anteriores, la música comenzó a atronar. Una hora y media más tarde, aproximadamente, el silencio se apoderó de la casa. Se sospecha que fue, en algún momento de ese período de tiempo, cuando se produjeron las muertes. Pocos minutos después, sobre el mediodía, la Guardia Civil localizó los cuerpos sin vida de las niñas y al propio David Oubel en el baño.
Algunas fuentes señalaron que había hecho llegar una nota o una carta certificada a su exmujer dando cuenta de sus intenciones, de igual modo que habría llamado por teléfono a la policía comunicando que acababa de matar a las niñas y que iba a quitarse la vida.
El parricida telefoneó a su exmujer para decirle que iba a matar a las niñas
Elisa Lois – ElPais.com
3 de agosto de 2015
David Oubel, el hombre acusado de matar a sus dos hijas de cuatro y nueve años en Moraña (Pontevedra), telefoneó a su exesposa, Rocío Vieites, para comunicarle lo que iba a hacer. La mujer se desmayó en medio de la calle y a duras penas pudo alertar a la Guardia Civil. Cuando llegaron los agentes a la casa, encontraron al parricida encerrado en el cuarto de baño y a sus dos hijas degolladas, presuntamente con una sierra radial que el doble homicida había adquirido unos días antes. El juez le envió ayer a prisión.
La investigación del brutal asesinato de las dos hermanas de 4 y 9 años a manos de su padre ha revelado que este empleó una máquina rebarbadora (sierra angular) para cortar el cuello a sus hijas. David Oubel, de 40 años, compró la herramienta dos días antes en una ferretería.
Uno de los sanitarios que acudió al escenario de los crímenes relató que el cadáver de la pequeña de cuatro años estaba en una cama, cubierto, mientras debajo, en el suelo, sólo se veían las piernas de la mayor, en una posición que los investigadores interpretan que pudo intentar huir, según personas allegadas a la familia de la madre.
Según la reconstrucción de los hechos, el parricida telefoneó a su exmujer, que en esos momentos salía de un banco, para anunciarle su atroz plan y a continuación llamó con el mismo propósito a la Guardia Civil. Rocío se desmayó en medio de la calle y fue asistida por una vecina. A duras penas pudo comunicarse con la Guardia Civil, pero cuando los agentes llegaron a la casa ya era demasiado tarde.
David Oubel, de 40 años, y Rocío Vieites, de 37, ambos de Moraña, se conocieron hace más de una década cuando él regresó al pueblo con sus padres, ya jubilados, y su hermana del País Vasco, a donde habían emigrado. Desde un principio, la familia de ella no estaba de acuerdo con la relación de la pareja, por lo que Rocío se apartó del entorno de sus padres durante bastantes años. El matrimonio vivía en la casa antigua que él había comprado para restaurar y donde el pasado viernes ocurrió la tragedia.
«Se creía superior»
«Él siempre se creyó superior a ella y a su familia y, con razón, a sus padres nunca le gustó la forma de tratarla; era muy dominante y muy presumido, pero a Rocío se la veía muy enamorada», comenta Carmen, una íntima amiga de la familia.
«Entre el vecindario nadie le tenía simpatía y no caía bien, porque protestaba si uno aparcaba aquí o allá, pero la verdad es que no podíamos pensar en este horrible final, a pesar de que la había amenazado con hacerle daño. Pero ella nunca llegó a darle importancia y pensaba que eran sólo arrebatos», decía ayer.
Cuando llegó al pueblo, David Oubel se dedicaba a administrar fincas y luego amplió la gestoría con una agencia inmobiliaria que atendía con su hermana.
Hace dos años, Rocío se fue a vivir a un piso con sus hijas cuando él le confesó que mantenía una relación con un dentista de Cuntis, una pequeña localidad próxima a Moraña. Un año después se divorciaron de mutuo acuerdo para compartir la custodia de sus hijas.
A partir de entonces, la familia de Rocío volvió a retomar las relaciones con su hija y fueron su apoyo tras la separación. Ella había conseguido trabajar en casa y era traductora para la Seguridad Social. Quería dedicarles más tiempo a las pequeñas y ayudarles en las tareas que traían del colegio, sobre todo a la mayor, que participaba en varias actividades extraescolares, como patinaje y pintura.
En ese momento, él cambió sus amistades de toda la vida por otras relacionadas con su trabajo y su afición por los perros. En este círculo llegó a formar parte en la organización de competiciones caninas como jurado, donde nadie que le conocía pueda explicarse lo ocurrido. «Tuvo que volverse loco de repente o tomar alguna droga», dijo uno de sus amigos, que comparten con él redes sociales en las que cambiaron su nombre por un crespón negro.
Las constantes fiestas que David Oubel organizaba en su casa acabaron hace tres meses en un altercado y una denuncia en la Guardia Civil. Los ruidos y la música alta eran un motivo constante de discusión entre él y el vecindario. Un día le exigieron que bajara la potencia, pero él no hizo caso. Entonces le arrancaron un fusible. David Oubel avisó a un electricista pensando que tenía una avería, y cuando el técnico le confirmó que alguien había manipulado la corriente avisó a los agentes y luego los vecinos acabaron denunciándole.
Verbena en la víspera
Hace 15 días, las niñas fueron a la casa de su padre para pasar con él parte de sus vacaciones, coincidiendo con las fiestas patronales del pueblo. La víspera de los homicidios, padre e hijas salieron de noche y estuvieron bailando con otros amigos en la verbena. Uno de ellos —que algunas fuentes aseguran que pudo ser un testigo clave de la tragedia— es la actual pareja de David, un hombre residente en Vigo.
La alcaldesa de Moraña, María Luisa Piñeiro, fue una de las personas que estuvo con ellos durante esta salida nocturna como íntima amiga de la expareja. Ni ella ni nadie en el pueblo podían intuir lo que sucedería a la mañana siguiente. La víspera de la fecha acordada por los padres de las pequeñas para que regresaran con su madre.
A mediodía del viernes, tras anunciar el parricida con total frialdad que iba a poner punto y final a la vida de sus hijas y que él a continuación también se quitaría la vida, la policía de Moraña se movilizó contra reloj para evitar, aunque sin éxito, la enorme tragedia.
Ahora han trascendido detalles de la doble personalidad de David Oubel. Un hombre, de carácter altivo y violento, que trataba de dominar a su exmujer a la que al menos en una ocasión llegó a ponerle las manos en el cuello delante de varios familiares y a la que había amenazado con hacerle daño a sus hijas. Un incidente que se puso en conocimiento de la Guardia Civil y que aparece en los antecedentes de las diligencias que instruye el juzgado de Caldas que investiga los crímenes.
Hace un año fue denunciado también cuando intentó asfixiar a su médico de cabecera en la consulta del centro de salud de Moraña. Una agresión que fue evitada por varios facultativos que presenciaron los hechos y varios pacientes que trataron de defender a la doctora. Esta puso denuncia que se admitió a trámite y que está pendiente de juicio, según testigos del caso.
El parricida de Moraña agredió hace un año a su médica de cabecera
L. Penide, M. Blanco – LaVozdeGalicia.es
3 de agosto de 2015
Instituciones Penitenciarias recluye a David Oubel en la enfermería de la cárcel de A Lama y activa un protocolo para evitar que se quite la vida.
David Oubel Renedo, el parricida de Moraña, era un individuo soberbio y agresivo que en el pasado ya había dejado evidencias de su compleja personalidad. A medida que avanzan los días, han ido trascendiendo más detalles sobre el hombre que el pasado viernes mató con una radial a sus dos hijas, de 4 y 9 años, en su propia casa y a sangre fría. Hace un año, Oubel agredió a su médica de cabecera en el centro de salud de la localidad pontevedresa, un incidente que está pendiente de juicio, toda vez que la víctima presentó la correspondiente denuncia.
Hay dos versiones sobre lo ocurrido aquel día. Una sostiene que el parricida intentó asfixiar a la facultativa que lo atendía, mientras que la otra asegura que agarró a su doctora por la pechera y la empujó. Al parecer, David Oubel Renedo pretendía que su médica le firmase una baja. Lo que sí está confirmado es que aquel incidente no alcanzó tintes más graves por la intervención del personal sanitario y de pacientes que estaban en el centro de salud de Moraña, que intercedieron de inmediato y alertaron a la Guardia Civil.
El segundo episodio que advierte sobre el perfil violento del parricida de Moraña está incorporado en las diligencias que instruye el juzgado de Caldas que investiga las muertes de las dos pequeñas. Hace alusión a una agresión ocurrida hace tiempo de David Oubel a su ex mujer, Rocío Vieites. El individuo le puso las manos en el cuello a la que era entonces su esposa delante de varios familiares e incluso advirtió que dañaría a sus hijas, amenaza que acabó consumando.
El autor del crimen se expone ahora a la pena de prisión permanente revisable, bautizada por algunos juristas como cadena perpetua encubierta. Sería el primer caso en España, habida cuenta de que es una de las novedades de la reforma del Código Penal que entró en vigor el pasado 1 de julio. Para ello tendrá que prosperar en el juicio la petición de la Fiscalía, que considera al morañés autor de un doble asesinato por el degollamiento de sus hijas.
Entretanto, David Oubel permanece recluido en la enfermería de la cárcel de A Lama. Ahí pasará sus primeras noches en prisión. Instituciones Penitenciarias ha adoptado esta medida para realizar un seguimiento de su personalidad y determinar si tiene tendencias suicidas. El pasado viernes, de hecho, se autolesionó en las muñecas después de cometer el macabro crimen, y los agentes que entraron en la casa lo hallaron desnudo dentro de la bañera. El parricida fue trasladado en ambulancia al Hospital Montecelo, pero fue dado de alta horas después, señal de que las lesiones que se había autoinfligido no eran demasiado graves.
En cualquier caso, Instituciones Penitenciarias le va a aplicar al morañés el protocolo de prevención y está previsto que, una vez salga de la enfermería, acabe en una celda con lo que se conoce como presos de confianza, un interno de apoyo que ha sido formado para acompañar a personas con tendencias suicidas.
Después de que el sábado el parricida fuese increpado por muchos de sus vecinos antes de entrar al juzgado de Caldas, la inmobiliaria de esta localidad en la que trabajaba David Oubel, y que es regentada por su hermana, apareció ayer con pintadas en las que se leía la palabra «asesino». También se recibió el aviso de que habían quemado su casa, aunque resultó una falsa alarma.
Un pueblo derrotado que busca una explicación
M. Blanco – LaVozdeGalicia.es
3 de agosto de 2015
En el día más azul, Moraña fue todo oscuridad. En el pueblo se respiraba ese silencio desgarrador que acompaña las mayores tragedias. Aquellas que sacuden sin remisión la conciencia colectiva. Moraña despidió ayer a Amaia y a Candela, dos inocentes de 4 y 9 años que volaron de este mundo de la forma más cruel. A manos de quien debía protegerlas. El ángel convertido en demonio. El pueblo entero, roto, desolado, respetó el deseo de Rocío Vieites, la madre, de decir adiós a sus pequeñas en la más estricta intimidad.
Hay lágrimas que desgarran almas. Ayer, en Moraña, no era difícil escuchar esos llantos que hacen temblar las piernas. Que doblegan al tipo más curtido. A unos metros de la casa donde ocurrió el crimen, una vecina lloraba desconsolada al evocar las últimas 48 horas. «Nadie se lo explica, nadie. Él era raro, pero… ¿Hacerle eso a las niñas?». Los 4.500 habitantes de la localidad pontevedresa viven estos días arrebatados por la rabia y la incredulidad. Las tragedias se amplifican cuando no aparecen las respuestas para explicarlas.
En Moraña todo el mundo conocía a Rocío y a sus pequeñas. Y esa sacudida por la proximidad estaba ayer en el ambiente. Nadie encontraba un motivo para entender lo sucedido. Seguramente porque la locura no tiene explicación. «¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?, llevo tres días haciéndome esta pregunta», se cuestionaba un amigo de la familia de camino a la iglesia. «Ni volviéndote loco acabarías con la vida de tus hijas. Este pueblo jamás podrá olvidar algo como lo que ha ocurrido», lamentaba.
Amaia y Candela eran dos niñas normales. Joviales y risueñas. Aficionadas a la pintura, a jugar con sus amigos, a disfrutar de la vida… Ese universo íntimo que modela a cada ser humano. El suyo quedó abruptamente interrumpido el pasado viernes por una tragedia que ha alimentado el morbo sobre la ruptura del matrimonio, sobre la condición sexual del parricida y su compleja personalidad. «No hay nada ahí que explique cómo este tipo puede llegar a ese nivel de inmundicia», argumentaba un joven vinculado al mundo del deporte en la localidad y próximo a la familia.
«La ha matado en vida», explicaba ayer una amiga de la madre. David Oubel ha consumado la venganza más macabra contra su ex mujer, a la que él mismo abandonó hace casi dos años para mantener una relación con un dentista de Cuntis. La relación entre ambos era mala desde el divorcio, pero nadie en el entorno de la familia podía imaginar un desenlace como este. Un episodio que ha derrotado a un pueblo pequeño, hospitalario, de gentes de bien…
Dicen que el tiempo lo cura todo. Que es el único remedio para superar tragedias de esta magnitud. Quizás sea así. A Moraña, sin embargo, este crimen le ha puesto una prueba muy dura.
Oubel bromeó con cortar la mano del hombre que le vendió la radial
López Penide – LaVozdeGalicia.es
4 de agosto de 2015
El hombre se interesó por el funcionamiento de una herramienta que, por otro lado, no tiene demasiadas complicaciones
El jueves, menos de veinticuatro horas antes de que supuestamente acabase con la vida de sus hijas, David Oubel se desplazó hasta una ferretería que dista menos de 20 metros de la inmobiliaria en la que trabajaba y cuya titular es su hermana. Allí adquirió la radial con la que se sospecha que degolló a sus hijas, Amaia, de 4 años, y Candela, de 9.
A nadie le extrañó la compra, ni el hecho de que nunca hasta ese momento hubiese manejado este tipo de máquinas. Vecinos consultados señalaron que había realizado obras en su vivienda, por lo que entraría dentro de la normalidad el que dispusiera de una sierra radial. Aunque el propietario de la ferretería guardó silencio ayer, otras fuentes rememoraron que, a la hora de comprar la máquina, David Oubel estuvo bromeando e incluso habría aludido, entre risas, a la posibilidad de cortar una mano de su interlocutor.
Fue en el marco de esta conversación distendida cuando el hombre se interesó por el funcionamiento de una herramienta que, por otro lado, no tiene demasiadas complicaciones. A fin de cuentas, «se trata de apretar un interruptor para encenderla. Lo único complicado, si se puede decir así, es colocar los discos y apretarlos con firmeza», explicó uno de los clientes de este establecimiento a las puertas del mismo, cuyas inmediaciones estaban ayer tomadas por los puestos de un mercadillo.
«No parece un enfermo mental, sino alguien absolutamente consciente»
Elisa Álvarez – LaVozdeGalicia.es
4 de agosto de 2015
Con la cautela que corresponde, el psiquiatra Luis Ferrer sostiene que por los datos que han trascendido, el parricida tendría responsabilidad total sobre sus actos.
Ex jefe de los servicios mentales de los complejos hospitalarios de A Coruña y Santiago, Luis Ferrer i Balsebre (Madrid, 1957), ocupa también uno de los sillones de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia. Por la información que ha trascendido del parricida de Moraña, el psiquiatra no ve en él una enfermedad mental en sentido estricto, sino un trastorno de la personalidad.
-¿El crimen tiene características que apuntan a una persona con una enfermedad mental?
-No, en principio apuntan hacia un individuo con un cuadro de trastorno de personalidad. Pero este trastorno no es una entidad clínica en sí misma, es, por así decirlo, una forma de estar en el mundo, una forma fuera de la norma.
-¿Pero no es una patología?
-No en sentido estricto. El trastorno de la personalidad era lo que antes se conocía como psicópatas. La definición del psiquiatra Kurt Schneider avanzaba que eran formas distintas, anormales en el sentido estadístico, de estar en el mundo. Después se ha ido desgranando con diferentes adjetivos, en este caso personas violentas que no tienen ninguna empatía con el otro, y se encuadran en lo que llamamos antisociales. Sin conocer el caso, parece esto. Pero no es una enfermedad mental en sentido estricto, es decir, hay libertad absoluta para hacer o no hacer, no están impelidos a hacer lo que hacen porque haya algún síntoma de tipo psicótico, como voces o delirios, sino que hay cierta capacidad volitiva (de voluntad).
-¿Son plenamente conscientes de lo que van a hacer?
-Absolutamente conscientes, absolutamente conscientes. No son conductas mediadas por un síntoma psicopatológico, porque hay una capacidad de planificación y una estrategia. Por lo tanto hay una responsabilidad en principio, salvo que se demuestre lo contrario, absolutamente total. En la historia de esta persona hay dos antecedentes de agresión a una médico y a su exmujer, por lo que se ha publicado, y es que hay dos rasgos significativos en este tipo de personalidades, la bajísima tolerancia a la frustración, que desencadena conductas en cortocircuito que les lleva a una conducta totalmente desproporcionada frente a la frustración; y el otro es la falta de empatía. Una persona capaz de matar a las niñas con una radial no tiene la más mínima capacidad de ponerse en el sitio de ellas.
-¿Refleja algo el hecho de que haya comprado el arma, o que el crimen fuese un día antes de entregar a las niñas a su madre?
-El que utilice un método tan cruento apunta a una agresividad y una violencia contenida de este hombre tremenda, porque no busca matar, sino destruir. Si tuviese otras características parecería psicótico, como si una voz le dijese que tiene que destruirlas, pero no habiendo en principio ninguna información acerca de que pueda sufrir esa patología, es lo que diría.
-Son comunes los intentos fallidos de suicidio después en estos casos, ¿son intentos falsos?
-No, es real dentro de la impulsividad totalmente descabalada.
-¿Puede el presunto parricida haber sido buen padre?
-Puede haber sido buen padre, salvo cuando le tocan esa frustración. En ese momento pasa de ser un padre aceptable a un asesino, pero no necesariamente tiene que estar permanentemente alterado, si no tiene ninguna frustración. Y ese es otro dato que apunta a que no es una enfermedad mental en sentido estricto, porque un enfermo mental no puede llevar una vida normal.
-¿El hecho de difundirse su condición sexual pudo ser un desencadenante?
-No lo sé, pero ya estaba separado y la amenaza a su mujer era de antes, no creo que pueda haber sido un desencadenante.
El parricida de Moraña esquivó la condena por agredir a su médica
López Penide – LaVozdeGalicia.es
5 de agosto de 2015
La doctora que había denunciado los hechos, finalmente, no compareció en el juicio de faltas celebrado en Caldas y los cargos no se sostuvieron
Cuando los vecinos aluden a David Oubel Renedo, quien el pasado viernes acabó con la vida de sus dos hijas con una radial, recuerdan que en el pasado ya fue denunciado por su médica de cabecera en relación con una agresión después de que esta, supuestamente, se negase a firmarle una baja. Ayer trascendió que Oubel esquivó una posible condena por estos hechos y salió absuelto de la causa abierta.
Uno de los juzgados de instrucción de Caldas, tiempo atrás, fijó la celebración del juicio y citó tanto a Oubel como a la denunciante, que ya no ejerce en el centro de salud de Moraña. Sin embargo, por causas que no han trascendido, la doctora no se personó en los juzgados y su denuncia no prosperó.
Ayer, un compañero de profesión de la médica, que ejerce como coordinador de urgencias de Pontevedra, compareció en el juzgado en el marco de la investigación por el doble crimen. No ha trascendido lo que pudo haber declarado, como tampoco lo hizo del resto de testigos que, entre el lunes y martes, acudieron a sede judicial. Desde el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia apuntaron que se trata de las seis personas «que aparecían reseñadas en el primer atestado aportado al juzgado por la policía judicial» de la Guardia Civil.
Entre estos nombres se encuentran varios familiares del arrestado, según acotaron desde Europa Press. En este sentido, el fiscal Alejandro Pazos se limitó a señalar que «hay familia, pero un poco lejana. Familiares directos no hay» entre estos primeros testigos.
Esfuerzo físico y mental
En relación con estos parientes, el fiscal subrayó el esfuerzo físico y mental que les han supuesto estas comparecencias: «Si un amigo hace esto, seguramente no lo reconocerían. Yo, por lo menos, no lo reconocería».
En cuanto a la valoración de las seis declaraciones, estimó que todas «han sido relevantes y por eso creo que, por lo menos, el esfuerzo que se les ha pedido se ha compensado». En todo caso, anunció que, en lo que resta de semana, no habrá nuevas comparecencias «salvo sorpresa, para mí incluido», de igual modo que, por el momento, tampoco se prevén interrogatorios en la siguiente semana.
Todo apunta a que la instrucción se ralentizará hasta mediados de septiembre a la espera de que se señalen nuevas declaraciones a la vuelta de las vacaciones o se reciban los informes de los forenses y los agentes de la unidad científica de la Guardia Civil. «Para los informes médico forenses va a hacer falta ese tiempo», apuntó al respecto.
En todo caso, insistió en la necesidad de que comparecieran estas personas, porque les permitiría «tener la memoria reciente» de lo que habían visto u observado con respecto al escenario del crimen u otras circunstancias que rodearon al brutal suceso o a la figura del único encausado, David Oubel, padre de las dos pequeñas de 4 y 9 años.
Además, de esta manera, tendrá opción de poder utilizar con todas las garantías judiciales estos testimonios en el caso de que alguna de estas personas no pueda asistir al juicio con jurado. El fiscal del caso, Alejandro Pazos, espera que las restantes diligencias concluyan «lo más pronto posible».
Las pruebas científicas marcarán ahora los tiempos de la investigación. El propio fiscal así lo reconoció al precisar que «tenemos que esperar un poco», insistió Alejandro Pazos. En todo caso, asumió que para muchos de los testigos es «un mal momento», aunque «no se sabe nunca si es peor más tarde». Las brutales muertes de Amaia y Candela a manos de su padre, David Oubel, han causado una honda conmoción. El fiscal señaló que los allegados de las pequeñas «están afectados, pero enteros».
En este punto, indicó que quizás «hubiese sido mejor para los que están en estado de shock dejarles un tiempo». Sin embargo, estas comparecencias tan tempranas son necesarias «porque un relato circunstanciado siempre es más fácil cuando está reciente». Al igual que ya realizó el lunes tras las tres primeras declaraciones, subrayó el esfuerzo que están realizando estas personas: «He visto testigos que narran peleas de discotecas e, incluso, hechos relativamente truculentos, pero esto es especialmente delicado porque, además, son personas que han tenido una relación a lo mejor familiar o de amistad muy estrecha con las víctimas».
Tras reconocer que tiene cabida en el ordenamiento jurídico la toma de declaración a un testigo en su domicilio, el fiscal matizó que por ahora no se ha planteado para este caso. El objetivo es que todos los testigos que presten declaración lo hagan «relativamente enteros». No se va a citar «a nadie que esté prácticamente al borde de una crisis de ansiedad».
Sobre una posible reconstrucción del crimen, el fiscal lo emplazó al resultado de las pesquisas de la Guardia Civil: «Dependerá de lo que haya recabado policía científica con todo el tiempo que necesite».
El parricida de Moraña será sometido a un examen psiquiátrico y trasladado a una cárcel de León
López Penide – LaVozdeGalicia.es
6 de agosto de 2015
El cambio de centro penitenciario responde a la existencia de amenazas de otros reclusos contra su integridad física.
Fue un viaje de ida y vuelta a la prisión de A Lama el que ayer realizó el parricida de Moraña. A primera hora de la mañana, un furgón de la Guardia Civil con David Oubel Renedo a bordo abandonó el centro penitenciario pontevedrés con destino a la cárcel leonesa de Mansilla de las Mulas. Llevaban varias horas de viaje cuando trascendió que no se le había practicado una prueba de carácter forense que había solicitado su abogado y que autorizó la jueza de instrucción.
Consecuentemente, la Guardia Civil tuvo que dar vuelta y regresar de nuevo al penal de A Lama, donde David Oubel continuará sometido al protocolo de prevención de suicidios. Según trascendió, la diligencia en cuestión es una prueba psiquiátrica que tratará de determinar la salud mental del detenido y que lo más probable es que se realice a lo largo de la jornada de hoy.
Las fuentes consultadas reseñaron que, una vez se complete la misma, se volverá a tramitar el cambio de centro penitenciario del parricida. Esta medida se ha adoptado ante la certeza de que existían amenazas de otros reclusos contra su integridad física. «Se considera, incluso, que algunas eran de muerte», apuntaron al respecto, si bien no pudieron precisar si fueron transmitidas directamente al propio David Oubel o fueron expresiones que se escucharon en el entorno carcelario.
En cualquier caso, Instituciones Penitenciarias, y previa autorización de la jueza de instrucción de Caldas, activó el protocolo de traslados. De este modo, se optó por trasladar al detenido a una prisión de fuera de la comunidad bajo la convicción de que el impacto de los crímenes que se le imputan es menor, por lo que se reduciría el riesgo de que pudiera sufrir cualquier tipo de agresión.
Es la misma medida que, en su día, se adoptó en relación a José Cortiñas Romero, quien se enfrenta a una petición de 20 años de prisión por la muerte de su mujer, Lupe Jiménez, en febrero del año pasado. Se optó por trasladarlo también a Mansilla de las Mulas ante el temor a posibles represalias en una cárcel gallega.
Nueva movilización
Por otro lado, y a través de las redes sociales, ayer se convocó una nueva movilización en memoria de las dos niñas. Se trata de una marcha silenciosa en homenaje de Candela y Amaia que partirá este viernes, a partir de las nueve y media de la noche, desde la carballeira de Santa Lucía hasta la plaza del Concello de Moraña.
La casa del horror de Moraña, a la venta por medio millón de euros
López Penide – LaVozdeGalicia.es
7 de agosto de 2015
David Oubel ofertaba la vivienda donde hace una semana acabó con la vida de sus dos hijas a través de la inmobiliaria de su hermana en Caldas.
«Casa restaurada en núcleo rural» con «excelentes calidades y diseño interior vanguardista». Con estas palabras define David Oubel, el parricida de Moraña, la vivienda donde hace una semana presuntamente consumó el brutal crimen de sus dos hijas, una casa chalé que había puesto a la venta a través de la inmobiliaria de Caldas de la que es titular su hermana.
Aunque en el anuncio de la propiedad se afirma que el precio es a determinar, distintas fuentes confirmaron que el detenido pretendía sacar por la misma medio millón de euros aproximadamente. Los 420 metros cuadrados de vivienda se distribuyen en tres habitaciones, dos baños y garaje para dos coches -el suyo permanece aún estacionado en una de estas plazas-, y se complementan con una parcela de ochocientos metros en los que se habría habilitado una piscina para niños, según refiere la web.
En las trece imágenes disponibles en un portal especializado de Internet se pueden observar desde el baño donde fue localizado David Oubel aturdido y con heridas autoinfligidas en ambos brazos el día del brutal crimen hasta los dormitorios que, presumiblemente, fueron testigos mudos de la barbarie.
No en vano, todo parece indicar que los cuerpos sin vida de Amaia y Candela fueron localizados en una de estas habitaciones. El de la pequeña de 4 años, al parecer, se encontraba cubierto en una de las camas, mientras que el de su hermana, de 9, estaba en el suelo.
Vecinos del entorno de O Casal, en la parroquia de San Martiño de Laxe, donde se ubica esta casa, remarcaron que la misma fue recientemente reformada. Asimismo, añadieron que la decisión de ponerla a la venta estaría enmarcada en el deseo del propio David Oubel de residir fuera del municipio de Moraña, al tiempo que incidieron en que algún tiempo antes de que se produjera el doble parricidio, supuestamente, el arrestado se deshizo, vendiéndolos, de los perros de competición que poseía.
En cuanto a la inmobiliaria a través de la que está tratando de vender el chalé, Gaubica, permanecía ayer cerrada y con las pintadas de «asesino» en su fachada. Se desconoce cuándo retomará su actividad, si bien algunos familiares lejanos del propio David Oubel insistieron en que su familia también es una víctima más del atroz homicidio de sus hijas, un suceso brutal para el que no encuentran explicación alguna y que nunca se imaginaron que tendrían que vivir.
A la espera de que el negocio retome su actividad, la web en la que se anuncia la casa permanece operativa. De igual modo, la puerta principal de acceso a la vivienda sigue precintada por la Guardia Civil, y se pueden observar similares precintos en algunas de las ventanas exteriores de la misma.
Movilizaciones
Conmocionados aún por lo ocurrido, las movilizaciones de homenaje a las fallecidas y a su madre se siguen sucediendo. Las corporaciones de Campo Lameiro y Moraña han convocado hoy un acto público en el cementerio de San Cristovo de Couso: «Podedes expresar os vosos sentimentos aportando cada persoa unha flor branca ou un cirio branco, símbolo da inocencia e da pureza, que serán depositadas a carón das tumbas de Amaia e de Candela na súa homenaxe». Posteriormente, se desarrollará una marcha silenciosa en Moraña.
«Es una personalidad extremadamente fría para el entorno, para las circunstancias de todo que ha pasado (…). Parece que no se inmuta por nada». El fiscal Alejandro Pazos, en declaraciones recogidas por un programa de televisión, esbozó ayer una suerte de perfil de David Oubel, una persona con la que «prácticamente no he intercambiado ninguna palabra». Pero es que «su abogado tampoco ha conseguido mucho de él».
Pese a la brutalidad del crimen que se le imputa y al hecho de que el escenario en el que fueron encontrados los cuerpos sin vida de Amaia y Candela era «un horror», el representante del ministerio público pontevedrés se mostró convencido de que David Oubel, no es que no se altere con todo lo que le está rodeando, es que «es la persona más tranquila de todas las que intervienen en este asunto». En este sentido, incidió en que muchos de los testigos a los que habrá de tomarles declaración «están muy tocados», ya que «han tenido una relación muy estrecha con las víctimas e, incluso, con el propio imputado».
David Oubel se enfrenta a dos cargos de asesinato que podrían derivar, una vez concluya la instrucción judicial, en sendas peticiones de prisión permanente revisable por cada uno de ellos. No en vano, es lo que «legalmente corresponde» al aplicar la reforma del Código Penal que prevé esta condena en el caso de víctimas menores de 16 años, como es el caso de Amaia y Candela.
En cuanto al móvil que pudo llevarle a acabar con la vida de sus dos hijas, el fiscal precisó que, en el marco de la investigación, tiene «una importancia secundaria». En cualquier caso, señaló que «puede ser una forma de vengarse, pero, en todo caso, se aleja de cualquier tipo de planteamiento comprensible desde el punto de vista humano». Y es que «no acierto a [entender] cómo alguien se puede vengar de esta manera porque, al fin y al cabo, en alguna ocasión de su vida ha tenido que querer a sus hijas».
En su intervención televisiva, Alejandro Pazos subrayó que no tenía constancia de «antecedentes serios de la brutalidad propia de un psicópata. No tengo, en absoluto, antecedentes de esa naturaleza». No obstante, reconoció que «algún incidente relativamente agresivo ha existido, pero tampoco me parece el incidente propio de un psicópata, ni muestra una crueldad desmesurada. La trayectoria no revela la historia propia de un psicópata».
El filicida de Moraña: «Me voy de vacaciones. Regresaré el viernes»
Manuel Jabois – ElPais.com
09/08/2015
El jueves 30 de julio, a media mañana, David Oubel salió de su agencia inmobiliaria. La empresa se llama Gaubica, está en la calle Juan Fuentes de Caldas de Reis, una vía en la que se acumulan cafeterías y tiendas de ropa, a 40 metros del lugar en que estaba la casa de doña Urraca. Oubel hizo unos recados (él era el encargado de hacer gestiones en el exterior de la oficina; su hermana pasaba más tiempo en el local) y una familia lo encontró de vuelta por la misma calle. Caminaron varios pasos juntos: ellos lo invitaron a tomar algo, él les dijo que tenía que ir a la ferretería. Se desvió por la Rúa Real, enfrente de su negocio, y le vieron entrar en Eladio Bricotendas, un comercio con un puesto de lechugas en la puerta que vende plantas, semillas, flores y material de jardinería. Allí David Oubel compró una rebarbadora, una sierra radial que le costó unos 60 euros. Bromeó con el dependiente, como informó Raquel Torres en Diario de Pontevedra: le preguntó si esa máquina cortaba dedos, y si el chico se ofrecía para hacer la prueba. Al día siguiente, conmocionado, el joven ordenó retirar de todos los estantes las rebarbadoras, sacándolas de la vista de los clientes y de él mismo. También se decretó el silenzio stampa.
Sus hijas Candela, de 9 años, y Amaia, de 4, se encontraban ese jueves con él en Caldas. Un día después tenía que devolverlas a su madre para que pasasen el mes de agosto con ella. Hubo varias personas que los vieron al final del día jugando en el parque alrededor de las nueve de la noche. Entre ellas la abogada que se encargó del divorcio de David Oubel y su mujer Rocío Vieitez, que recordaba estos días que la separación no fue traumática, al menos en los despachos: él se quedó la casa de Moraña que hizo remodelar, un inmueble que había puesto a la venta en los últimos meses por cerca de medio millón de euros en su propia gestoría, y ella a las niñas. Esa noche, exactamente a las 23.00 horas, David Oubel envió un whatsapp a un amigo. Le informaba de unas gestiones y terminaba: «Mañana me voy de vacaciones. Regresaré el viernes».
En Caldas David Oubel tenía varias relaciones de confianza. Allí pasaba los días con el negocio inmobiliario, y su trabajo se producía de cara al público: enseñaba casas, vendía, alquilaba. A un vecino le alquiló dos en los últimos años y una plaza de garaje. Con él estableció una relación de amistad. Le informaba de los problemas con su mujer. Nunca le dijo abiertamente que era gay, nunca hizo una salida formal del armario, pero en un momento dado se dio por sobreentendido y él empezó a hablar abiertamente de su novio. Hablaba del «círculo gay» que había encontrado en el mundo de las competiciones de perros, a las que se había hecho aficionado, y decía entre risas que le tiraban «los trastos». En los meses que siguieron a su separación David adelgazó, se puso en forma y cuidó más su manera de vestir. A este amigo le dijo que achacaba a su exmujer algunas denuncias a la Guardia Civil, entre ellas una relativa a una fiesta que hizo en su casa y que terminó con los vecinos arrancándole un fusible. Le comentaba cosas íntimas de los dos, detalles de la vida de pareja que Oubel, en confianza, relataba con naturalidad en una cafetería del centro de Caldas.
Moraña había pasado ya el fin de semana grande de las fiestas: el carneiro ao espeto, una tradición heredada de un inmigrante argentino que tenía por costumbre abrir en canal los carneros y asarlos como en su tierra, estirados en dos cruces de hierro. Una escultura con varios carneros de piedra abiertos en canal junto a un fuego da la bienvenida a Moraña. Ese día, en el que el pueblo se llena de miles de visitantes, Oubel también fue visto disfrutando de la jornada con sus hijas y su pareja. «Las besuqueaba y estaba pendientes de ellas todo el tiempo», recuerda un testigo que se cruzó con ellos. Una semana después, la mañana del crimen, salió con ellas a dar un paseo por el pueblo y de regreso a casa puso la música alta, algo que era costumbre y que le había causado algunos problemas con el vecindario. En su domicilio tenía aparatos tecnológicos de última generación, también musicales. Pasaron los minutos y las casas de alrededor dejaron de escuchar la música. David Oubel había hecho dos llamadas para comunicar que iba a matar a sus hijas, como informó Elisa Lois en El País: una a su ex mujer, Rocío Vieitez, que se desmayó en la calle, y otra a la Guardia Civil.
Su separación se había producido dos años atrás. La homosexualidad de David Oubel fue un bombazo en Moraña y en Caldas, dos poblaciones pequeñas. Los amigos de la pareja recibieron esos días mensajes contradictorios de David y Rocío, ya enfrentados. Oubel decidió irlos llamando por teléfono. Con uno de ellos quedó en Caldas. Sentados en una mesa le confesó que era gay y que se había enamorado de un vecino de Cuntis, un pueblo cercano. Este amigo le dijo que le parecía bien, pero que pudo haber salido antes del armario si lo sabía desde hace tiempo para evitar el daño a su mujer. Oubel no encajó bien el reproche: le retiró el saludo. Al pasar unos meses de la separación, Rocío, que había estado muy enamorada de su marido, se reunió con una amiga para decirle que tenía una oferta para irse a trabajar a Londres. Tras recibir el consejo de que se fuese y dejase a su expareja atrás, Rocío le informó al cabo de las semanas de que el padre no le había dado permiso para llevarse a las niñas.
Los primeros en llegar urgentemente a la moderna vivienda de Oubel el viernes 31 a media mañana fueron agentes del Seprona. Hasta allí llegó casi seguido un agente de la Policía Local del municipio, que al salir de la casa rompió a llorar. De la cantidad de sangre que se encontraron en el cuarto a los agentes les costó en un primer momento comprender qué había ocurrido. Las niñas estaban muertas en la habitación. Al entrar en el baño se encontraron a David Oubel: tenía la espalda apoyada en el suelo y una de las piernas metida en la bañera. Jadeaba con unos cortes en los brazos que, según el fiscal Alejandro Pazos, se realizaron más para llamar la atención que para suicidarse. Junto a él estaba la sierra radial tirada. No dijo nada que se le entendiese; se encontraba en estado de semiinconsciencia. Fue levantado y llevado en camilla al Hospital Montecelo de Pontevedra para que se le tratasen las heridas, que allí calificaron de superficiales; en otro centro, el Provincial, pasó por el servicio de Psiquiatría.
Cuando fue trasladado a la cárcel de A Lama David Oubel había recuperado la consciencia. Entró soberbio y altivo, una actitud que preocupó al personal de la cárcel: si los presos por delitos contra menores corren riesgo de agresión, esa actitud les condena de inmediato. Tuvo junto a él en todo momento a un preso de apoyo para evitar que se suicidase. El miércoles, debido a la atmósfera creada contra él en Pontevedra, se le trasladó en un autobús a León (el autobús tuvo que dar la vuelta para que se le hiciese una nueva prueba que no trascendió). Para entonces sus hijas Candela y Amaia ya se encontraban enterradas en el cementerio de Couso, en el municipio de Campo Lameiro: dos cirios en dos lápidas sin inscripciones. Tras un acto mínimo, en intimidad, el lugar está siendo visitado ahora por muchos vecinos. La conmoción que ha tenido el crimen es tal que se teme que al camposanto lleguen personajes pintorescos o iluminados. El jueves un chico que decía venir de lejos merodeaba la zona diciendo a los vecinos que había sentido la llamada para estar allí, que necesitaba acompañar a las niñas. «Me dio mala espina, le pedí que se fuese», dice Carmen, una mujer que fue allí a depositar flores.
Tanto Rocío Vieitez como sus padres pasaron la semana blindados en su casa de Couso, Campo Lameiro, cercados por unidades móviles de televisión. Un periodista de Telecinco habló con los padres de Oubel, destrozados por la noticia: según él el padre se presentó en el hospital buscando a su hijo y allí le dio un infarto. Su hermana Silvia, vecina de Caldas, madre de una niña, echó el cierre a la inmobiliaria, en la que han aparecido pintadas de asesino. Candela y Amaia eran dos niñas morenas, de ojos oscuros. A la primera le encantaba patinar y tenía mucha habilidad con las matemáticas. Una mujer que las vio crecer dice que quizá ya entendiese el mundo a través de los números. Que a la segunda, a Amaia, no le dio tiempo a nada. Eran cariñosas y muy inteligentes. Aceptaron sin traumas la sexualidad de su padre; el propio Oubel presumía de lo bien que se llevaban las niñas con su novio.
Rocío Vieitez ha hablado estos días con algunas amigas de la familia. Su mensaje ha sido que seguirá luchando y viviendo en memoria de sus hijas. El viernes cientos de personas salieron a la calle en Moraña y Campo Lameiro portando un mensaje: «Candela e Amaia, sempre estaredes con nós». Delante de sus lápidas fueron dibujados dos ángeles y se colocaron velas blancas y unos patines con el nombre de las dos.
Menores víctimas mortales de violencia de género
En los últimos tiempos David Oubel se había desprendido de sus perros hasta quedarse con sólo uno, con el que solían jugar las niñas. Cuando el agente inmobiliario no estaba en casa o hacía algún viaje del animal se encargaba su vecino. Por el perro, precisamente, preguntaba en la parroquia de O Casal, Moraña, uno de los vecinos el pasado viernes. Tanto esta zona rural como el centro del pueblo está copado estos días por periodistas, que una semana después continúan preguntando a los viandantes por el suceso.
Desgraciadamente hay contexto informativo. Seis días después del crimen de Moraña una mujer entró en una casa de Castelldefels, alarmada por no tener noticias de su padre, y se encontró la escena de un nuevo crimen familiar: una mujer y dos hijos, de 12 y 7 años, disparados a la cabeza. Un hombre muerto en el sofá con el arma del crimen. La reconstrucción de la Guardia Civil concluyó que tras matar a su familia el homicida se suicidó. La Policía Local conocía la casa porque se había acercado varias veces a mediar entre las peleas de la pareja. Sin embargo la mujer nunca llegó a presentar denuncia.
Esta semana la agencia Efe ha recordado que además de estos dos casos, Moraña y Castelldefels, el pasado 4 de mayo un niño de diez años fue asesinado en Torrevieja (Alicante), presuntamente por la pareja sentimental de su madre. En la estadística de menores víctimas mortales por violencia de género, hay tres muertes de menores más en investigación. Dos de ellos, un niño de 6 años y una niña de 14, fueron asesinados en Villajoyosa (Alicante) por un hombre de 37 años -padre del primero- que se suicidó, tras acabar también con la vida de su propia madre, de 64 años.
El hombre que amaba a sus perros, y no a sus hijas
Ana María Ortíz – ElMundo.es
10/08/2015
La casa es un fiel reflejo de esa personalidad minuciosa y refinada que le adjudican a David Oubel: una perfecta armonía entre la piedra rústica y la decoración vanguardista. La vivienda, que el parricida restauró hace un lustro, retrata a un inquilino de alto poder adquisitivo: 420 metros, tres habitaciones, dos baños, chimenea, calefacción por suelo radiante y vistas a las montaña entre otras virguerías. Fuera hay un agradable jardín de 600 metros, garaje y «piscina para niños», según él mismo destacó en el anuncio por palabras que publicó ofreciéndola en venta por medio millón de euros el 14 de julio. Dos semanas después (viernes, 31 de julio) asesinaría (presuntamente) a las niñas para las que hizo construir esa piscina, sus propias hijas: Candela (9 años) y Amaia (4).
Probablemente es el objeto decorativo de menor valor económico de esta estupenda casa de Moraña (Pontevedra) pero con mucho peso sentimental. Se trata de un pequeño lienzo al óleo, ubicado cerca de la entrada y visible desde la isleta de la cocina, que retrata a Horatio, uno de los bulldogs de David Oubel y el perro por el que más pecho sacaba este apasionado del mundo canino y asesino (presunto) de sus dos hijas.
El cuadro de Horatio -reproducido junto a estas líneas-, el bulldog que se coronó Campeón de España de Morfología (belleza) en su categoría en 2011, lleva la firma de Candela, la hija mayor, muy aficionada a la pintura y cuyo cadáver, degollado por la hoja de una radial, se halló tumbado bajo una puerta, lo que hace pensar a los investigadores que la niña fue atacada cuando trataba de emprender la huida tras ver morir a su hermana en la cama.
Algún vecino ha referido que pese a la estruendosa música que Oubel habría puesto para amortiguar el sonido del crimen se escucharon sus palabras de súplica: «¡Papa, non a mates, non a mates!». Candela -una niña muy risueña que soñaba con ser guionista- y la más pequeña, Amaia, compartían con su padre y verdugo el amor por los perros y era habitual verlas con él en las competiciones caninas en las que participaba. Nadie nunca presenció ni un mal gesto hacia ellas que pudiera ser indicio del cruel desenlace. Al contrario.
Es difícil encajar la historia de David Oubel, 40 años cumplidos en abril, en el patrón de sus predecesores, de los otros hombres que antes que él han asesinado a sus hijos (46 menores muertos en la última década en el contexto de la violencia de género). El retrato robot los define como sujetos a los que la pareja abandona o va a abandonar por su corte violento y que, incapaces de asumir la ruptura y obsesionados con la ex, esponden asestándoles donde más le puede doler a ella: matándole a sus hijos. A este esquema se ajusta el perfil de su sucesor en la lista de monstruos: Ricardo F., de 61 años, quien, antes de suicidarse este 4 de agosto en Castelldefels (Barcelona), asesinó a su mujer Maryna, de 45 años -hasta tres veces llamó Maryna a la policía pidiendo auxilio para luego retractarse- y a sus dos hijos: una niña de 7 y un chico de 12.
Pero a David Oubel no se le presuponía fijación con la esposa ni intención alguna de volver con ella. ¿Cómo iba a albergar sentimiento o rencor hacía Rocío Viéitez si él ahora hacía vida con un hombre?, se preguntan en el municipio de 4.500 habitantes, aún aturdidos por la envergadura del suceso.
La existencia del inquilino del envidiado chalé de la calle N12 dio un giro de 180 grados hace un par de años. A todos sorprendió la repentina ruptura de una pareja que parecía bien avenida. Se sabe que la irrupción de un desconocido en la vida sentimental de David Oubel fue el detonante pero los detalles precisos son menos públicos. En una esquina se cuenta que fue Rocío, 37 años y traductora por cuenta propia, la que descubrió la relación y dio el portazo. Y dos calles más allá se dice que fue él quien puso sobre la mesa su nueva inclinación sexual y sus amoríos con el desconocido. El caso es que el idílico retrato familiar se hizo trizas y ella se trasladó con sus dos hijas a un piso de alquiler en el casco urbano de Moraña.
En la que había sido la vivienda familiar, la que hoy se oferta por medio millón, comenzó a hacerse visible la presencia del desconocido. Nos referimos a él así, como «el desconocido», porque a fecha de hoy nadie ha logrado identificar al misterioso novio de David Oubel. Sólo se han podido recabar unos cuantos datos de él: dentista, más o menos de la misma edad que el parricida y con residencia en Vigo, sin que estos apuntes tengan absoluta fiabilidad.
«Siempre que coincidía con David, antes de que saliera del armario, pensaba: «Este hombre es gay y no lo sabe»». Lo dice un habitual del circuito canino, donde no sorprendió que el dueño del famoso bulldog Horatio comenzara a acudir a las competiciones acompañado del desconocido -en alguna ocasión junto a sus hijas también, los cuatro- y con un vestuario mucho más llamativo y meticulosamente combinado.
Oubel cambió la paleta de colores de su armario y se distanció de su entorno hasta el punto de enemistarse con muchos. «Todos me hacen daño, todos están en contra de mí», le lloró hace unos meses, victimista, a una vecina. A sus amigos de la pandilla en la que también estaba Rocío Viéitez dejó de verlos. Y en el barrio se convirtió en un vecino de lo más impopular y molestoso. Las quejas no eran tanto por el ir y venir de los invitados a sus interminables fiestas sino más bien por el volumen al que ponía la música y que no bajaba aunque fuera bien entrada la madrugada. Un día un vecino le arrancó un fusible y el asunto acabó con enfrentamiento y denuncia ante la Guardia Civil. Quitando su sonada detención de ahora, el otro episodio que protagonizó y en el que tuvo que intervenir la Benemérita se produjo hace aproximadamente un año, cuando fue acusado de agredir a la doctora que se negó a darle una baja médica. La facultativa presentó denuncia pero no acudió al juicio por faltas.
En este rumbo que había emprendido David Oubel hay otro importante viraje en las últimas semanas. Puso en venta la casa y, lo más sorprendente, se desprendió también de sus perros. El parricida de Moraña se había iniciado en el mundo de las competiciones caninas hace unos ocho años, al regalarle un amigo al recién nacido Horatio y resultar el perro un figura. Tuvo otros bulldogs -Indira y Napoleón-, se pasó más tarde a la raza boston terrier -Grace Kelly Glamour y Harpagon Duke Diamond entre otros- y últimamente paseaba por los rings a affenpinschers y welsh corgis. Varios de sus perros subieron al podio pero ninguno al cajón más alto como Horatio.
Se ha publicado erróneamente que David Oubel era juez de competiciones caninas. Sí se le solía reclamar como comisario de ring por su conocimiento del inglés, pero nunca logró el estatus de juez, una de sus grandes frustraciones. Paradójicamente acreditó «buena conducta cívica y societaria», como se exige, pero no cumplía el requisito de tener «suficiente experiencia como criador». Ya sin perros, prescindió también de su handler -un especialista en mostrar a los ejemplares en la competiciones a las que no podía asistir-, al que pagaba 600 euros al mes.
Un importante desembolso al que hay que unir el mantenimiento de los perros, la pensión de las niñas, los gastos de la casa, las fiestas… La agencia inmobiliaria que tenía con su hermana en la vecina Caldas -en su fachada han pintado la palabra «asesino»- iba viento en popa.
Todos estos últimos movimientos -adiós a la casa y a los perros- hacían pensar que Oubel se disponía a emprender el vuelo fuera de Moraña, quizás con el desconocido. Hasta que el jueves, el día antes de los asesinatos, entró en una ferretería de confianza y pidió una radial. Bromeó con el dependiente sobre si valía para cortar dedos y si hacían una demostración con su mano. El viernes por la mañana, un día antes de que tuviera que devolver a las niñas tras 15 días bajo su cuidado, la enchufó y le dio al interruptor. El domingo, Candela, la autora de la mejor pintura de Horatio, habría hecho la Primera Comunión.
VÍDEO: PERFIL PSICOLÓGICO DE DAVID OUBEL