
El caso Almodóvar
- Clasificación: Crimen sin resolver
- Características: ¿Venganza? - El cuerpo de Marcelino apareció abandonado unas horas después de que él y su hermano tuvieran una reyerta con tres jóvenes y fueran separados por la Policía Local
- Número de víctimas: 1
- Fecha del crimen: 12 de abril de 2001
- Perfil de la víctima: Marcelino Cortés Rodríguez, de 41 años
- Método del crimen: Golpes
- Lugar: Almodóvar del Campo, Ciudad Real, España
- Estado: La Guardia Civil detuvo poco después de localizar el cadáver a los tres jóvenes que se habían peleado con la víctima. Sin embargo, la falta de pruebas hizo que el Juzgado los exonerase de los cargos por los que habían sido imputados. El caso quedó archivado tres años después del crimen hasta su reapertura en 2011, sin que haya habido ningún procesamiento
Índice
- 1 Marcelino Cortés, 7 años de un crimen sin culpable
- 2 El juez reabre el caso del lavianés asesinado en Ciudad Real en la Semana Santa de 2001
- 3 La familia del topógrafo asesinado en Almodóvar del Campo mantiene su recompensa de 120.000 euros a quien pueda aportar datos para aclarar el caso
- 4 Se cumplen 15 años del asesinato de Marcelino Cortés sin culpables
- 5 Una justicia que no llega
- 6 El asesinato de Marcelino Cortés
Marcelino Cortés, 7 años de un crimen sin culpable
L. Á. Vega – Lne.es
19 de marzo de 2008
Al topógrafo lavianés Marcelino Cortés Rodríguez lo reventaron a golpes en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) en la madrugada del Jueves Santo de 2001. Luego abandonaron su cadáver en una huerta de las afueras del pueblo. Siete años después, los homicidas no han pagado por este crimen, sobre el que se extiende un manto de silencio. «Alguien tuvo que ver o saber algo, pero tiene miedo de hablar», se lamentó ayer Fernando Cortés, hermano del fallecido, que tiene que cruzarse de vez en cuando con los tres individuos que en su día fueron imputados por el crimen, pero que quedaron libres por falta de pruebas.
El topógrafo había acudido a Almodóvar del Campo para pasar las fiestas con su hermano Fernando, su cuñada Blanca y su sobrino Fernando. El día del crimen, los hermanos salieron juntos y cuando regresaban observaron cómo tres jóvenes estaban pintando y orinando en la fachada de la casa familiar de los Cortés.
Fernando Cortés les recriminó su actitud y se inició un enfrentamiento que terminó con los dos hermanos en el hospital. Un testigo aseguró que los jóvenes, que tenían entre 19 y 21 años, lanzaron una amenaza: «A estos dos los vamos a matar».
Los dos hermanos fueron trasladados por la Policía Local al centro de salud del pueblo. Fernando Cortés sufría una fractura de fémur y su hermano, diversas contusiones. El primero tuvo que ser trasladado al Hospital de Puertollano, mientras que su hermano regresó a casa. Fue la última vez que se le vio con vida. Al ver que no llegaba a casa, el padre de la víctima denunció su desaparición a las tres de la tarde del Jueves Santo.
En la mañana del Viernes Santo se encontró el cuerpo, con lesiones en la cara, la cabeza y el costado. Le habían reventado el hígado a golpes. Poco después fueron detenidos los tres jóvenes implicados en la pelea. Estuvieron imputados por el crimen durante tres años. Sin embargo, el juez y el fiscal no encontraron indicios suficientes de delito y fueron exonerados, al tiempo que el caso se archivaba.
«Nosotros seguimos ofreciendo una recompensa a las personas que puedan aportar un dato que lleve a la detención de los autores», aseguró Fernando Cortés. «Lo llevaron a un lugar muy escondido, que sólo puede conocer gente del pueblo», añadió.
Todavía se cruza con los tres jóvenes que fueron imputados en su día. «Al principio se mostraban un poco asustados, iban siempre juntos, pero ahora van como si no hubiese pasado nada», relató Fernando Cortés. «Lo único que se puede hacer en esas situaciones es apretar los dientes y seguir de largo. Es durísimo», añadió.
Peleas y actos violentos
Los jóvenes que estuvieron imputados en su día carecen de antecedentes penales, aunque se les conoce por haberse visto implicados en peleas y algunos actos violentos. Lo ocurrido generó mucha crispación en el pueblo y nadie ha dado la información necesaria que hubiese llevado a los asesinos al banquillo y a la cárcel. «La instrucción dejó mucho que desear. En un año cambiamos tres veces de juez», añadió Fernando Cortés.
Los padres del asesinado viven ahora en Oviedo. «Mi madre no ha vuelto a ser la misma. No puede soportar el haber perdido a un hijo de esta forma. Mi padre, Marcelino, está más entero», añadió el hermano. «Tuvimos mala suerte. Dimos con unos asesinos», se lamentó. Unos asesinos impunes por el momento.
El juez reabre el caso del lavianés asesinado en Ciudad Real en la Semana Santa de 2001
José A. Ordóñez – Lne.es
19 de abril de 2011
Un Juzgado de Puertollano ha reabierto el caso por el asesinato de Marcelino Cortés Rodríguez, un topógrafo lavianés que falleció hace ahora diez años en la localidad de Almodóvar del Campo (Ciudad Real), tras recibir una brutal paliza. En un primer momento, y pese a la imputación de tres jóvenes del pueblo como presuntos autores de la mortal agresión, el asunto había quedado archivado, al no apreciar ni el juez ni el fiscal indicios suficientes de delito. Sin embargo, ahora, Fernando Cortés, hermano del topógrafo asesinado, celebra que las investigaciones estén de nuevo en marcha, aunque no pueda ofrecer datos porque el caso está bajo secreto de sumario. Eso sí, reclama que se haga «justicia de una vez por todas» y asegura que la familia no va a parar hasta que se aclare lo que realmente pasó aquella Semana Santa de 2001 en Almodóvar y hasta que los responsables de la paliza que acabó con la vida de Marcelino, que tenía 40 años de edad cuando se produjo el crimen, cumplan condena en la cárcel.
Marcelino Cortés había acudido a Almodóvar del Campo para pasar la Semana Santa de 2001 junto a su hermano Fernando y a su cuñada, Blanca Cupido. El Jueves Santo, ambos hermanos regresaban a casa, de madrugada, cuando sorprendieron a unos jóvenes orinando en la fachada de inmueble. Los Cortés les recriminaron y se inició una tremenda pelea que dio con Marcelino y Fernando en el centro de salud del pueblo.
Fernando tuvo que ser trasladado al hospital a causa de una fractura de fémur, mientras que Marcelino, que presentaba varias contusiones sin mayor relevancia, decidió regresar a pie a la casa familiar. Pero nunca más fue visto con vida. Su padre, que ahora reside en Oviedo, denunció la desaparición a primera hora de la tarde del jueves, alarmado porque no había llegado al domicilio tras abandonar el hospitalillo. Se puso en marcha entonces un dispositivo de búsqueda que dio resultado horas después. En la mañana del Viernes Santo era localizado el cadáver de Marcelino. Estaba abandonado en una huerta situada a las afueras de Almodóvar, en un lugar escondido y de bastante difícil acceso. Presentaba graves lesiones en la cara, en la cabeza y en el costado. Además, alguien le había reventado el hígado a golpes.
La Guardia Civil detuvo poco después de localizar el cadáver a los tres jóvenes, de entre 19 y 21 años de edad, que se habían peleado con los Cortés. Según la familia del lavianés, uno de ellos les había lanzando esta amenaza: «A estos dos los vamos a matar». Siempre según esta misma versión, los chavales carecían de antecedentes penales, pero eran bien conocidos en el Almodóvar del Campo por su carácter pendenciero y por haber protagonizado varios incidentes.
La falta de pruebas sobre la implicación de estos tres jóvenes en la paliza que acabó con la vida del topógrafo hizo que el Juzgado los exonerase de los cargos por los que habían sido imputados. El caso quedó archivado tres años después del crimen. La familia, que asegura que aquella primera instrucción dejó mucho que desear, ha hecho cuanto estaba en su mano para lograr la reapertura del caso, algo que, finalmente, ha conseguido. «Todo esto ha sido muy duro y hemos tenido toda la paciencia del mundo. Lo único que esperamos es que las cosas se hagan bien y que los culpables paguen por lo que hicieron», subraya Fernando Cortés.
La familia del topógrafo asesinado en Almodóvar del Campo mantiene su recompensa de 120.000 euros a quien pueda aportar datos para aclarar el caso
Mamen Fernández – Lacomarcadepuertollano.com
14 de abril de 2016
Un triste y antiguo lazo negro en la vivienda de un ingeniero topógrafo asturiano en Almodóvar del Campo recuerda la historia de Marcelino Cortés Rodríguez, un hombre asesinado en esta localidad en la Semana Santa del año 2001, cuando contaba con la edad de 41 años, de mano de unos asesinos que aún continúan en libertad, a pesar de que han pasado ya quince años desde su muerte.
La familia de este hombre mantiene su recompensa de 120.000 euros a cualquier persona que pueda aportar algún dato fiable y contundente para aclarar este caso que sigue archivado momentáneamente, pero no cerrado, y así poder sellar una herida que permanece abierta a pesar del transcurso de los años. Sus allegados continúan la vida, como pueden y sin Marcelino, pero con una «espinita clavada», por lo que piden a las entidades competentes que se siga investigando lo acontecido, porque «hay asesinos en la calle sueltos y podrían volver a actuar».
Asimismo, los familiares lamentan que este caso pueda quedar en el olvido y piden ayuda a cualquier persona que viera algo en la noche de los hechos, recordando que pueden aportar datos de forma anónima, sin tener que pasar por las manos de la familia del asesinado, dirigiéndose a la Guardia Civil de Ciudad Real, tanto de forma presencial como por teléfono (926 22 11 80).
Así sucedió todo
Marcelino Cortés Rodríguez era natural de Pola de Laviana (Asturias), y se encontraba de vacaciones en una casa que sus padres tienen en Amodóvar del Campo. Fue en la madrugada del Miércoles al Jueves Santo de 2001 cuando, tras la celebración de un evento familiar en un local hostelero, regresaron a casa de su hermano, donde tuvo una fuerte discusión con unos jóvenes de una peña que se encontrabas en las inmediaciones, y tras una primera «trifulca» entre los componentes de la peña y la familia Cortés, que ocasionó la rotura del pie a su hermano Fernando, le amenazaron de muerte, con las palabras que rezan en el sumario: «a este lo tenemos que matar».
Tras los hechos, Marcelino toma el camino de vuelta a casa de sus padres, pero nunca llegó. Desde entonces nada se supo de este topógrafo hasta que su cuerpo aparece un día y medio después sin vida en una gravera abandonada y poco conocida a las afueras de Almodóvar del Campo, con claros signos de violencia, lo que apunta a que tuvo que ser alguien que conociera bien la zona el que dejara allí el cuerpo. El sumario concreta como causas del fallecimiento el «ataque de varias personas sin opción de defenderse».
Resulta curioso de este caso, que según relatan sus familiares, el asesinado no tenía «ni conocidos, ni amigos, ni enemigos» en Almodóvar del Campo. Parece ser que el móvil del robo se descartó, ya que cuando apareció el cuerpo, Marcelino portaba aún un reloj de gama alta y dinero en efectivo, aunque todo apunta «a una venganza».
Fueron detenidos «con fundamento» tres jóvenes de la localidad imputados en el suceso durante tres años y medio, pero no hubo pruebas suficientes que determinaran la autoría del asesinato, y fueron puestos en libertad. No obstante, los familiares cuentan que apareció sangre de Marcelino en las prendas y coches de los imputados, pero achacan «que procedía de una primera discusión».
Un «auténtico calvario» para la familia
Desde entonces la familia ha vivido un «auténtico calvario», y afirman que incluso han recibido ataques físicos y verbales de las familias de los imputados en el asesinato. Y por supuesto, «algo sucede» en Almodóvar del Campo, donde es un «tema tabú» y nadie quiere posicionarse en este caso, sosteniendo que ningún ciudadano se enfrenta a estos familiares.
En definitiva, la familia Cortés continúa pidiendo «justicia» por activa y por pasiva, «y que los maleantes y gentuza que asesinaron a Marcelino terminen entre rejas, que es donde tienen que estar», porque hechos como éste «te marcan para toda la vida, y por supuesto, te la roban».
Se cumplen 15 años del asesinato de Marcelino Cortés sin culpables
Graci Galán – Lanzadigital.com
14 de abril de 2016
Hace ya quince años que Marcelino Cortés, un hombre de Almodóvar del Campo, se hallaba muerto y con síntomas de violencia en una gravera de la localidad almodovareña. Desde entonces muchas han sido las investigaciones realizadas en este caso, pero aún no se ha logrado detener a los asesinos de este hombre de 41 años de edad.
Su hermano, Fernando Cortés, que también vive en la localidad de Almodóvar del Campo, no quiere que el asesinato de su hermano quede impune, recordando que «los asesinos siguen sueltos en Almodóvar», ya que sospecha que los autores que perpetraron este asesinato podrían ser de la localidad.
La investigación de este caso, que lleva la comandancia de la Guardia Civil de Ciudad Real, sigue abierta y la familia Cortés se pone en contacto, de manera periódica, con los investigadores para conocer si hay alguna nueva pista que dé y lleve a detener al asesino o los asesinos de Marcelino. «No dejan de trabajar», explica Fernando Cortés, pero tampoco se consiguen los frutos deseados para tener un final. «Creemos que los asesinos son del pueblo, el robo no fue el motivo, solo se trató de una venganza», explicaba Fernando Cortés con motivo del aniversario de la muerte de su hermano y continúa «estoy seguro que fueron algunos enemigos que pudo crear».
La familia Cortés sigue ofreciendo una recompensa de 120.000 euros para la persona que pueda ofrecer un dato o una pista fiable que ayude a resolver este caso y a dar con el o los culpables, «no queremos que se quede en el olvido y que los autores de este asesinato se queden por ahí», manifestaba el hermano del fallecido, -recordando que será de manera totalmente anónima y nadie se enterará de quién ha sido- «porque no hay asesinato perfecto, sino investigación mal hecha» y Fernando Cortés quiere que este asesinato tenga ya unos culpables.
Una justicia que no llega
Diego Rodríguez – Latribunadeciudadreal.es
17 de abril de 2016
La madrugada del Jueves Santo del año 2001 se ha convertido en una fecha de infausto recuerdo para la familia de Marcelino Cortés, que perdió la vida hace quince años tras ser presuntamente asesinado en Almodóvar del Campo, localidad en la que viven su hermano, su cuñada y su sobrino. Quince años han pasado ya desde aquel 12 de abril en que este topógrafo asturiano desapareciera tras verse implicado en una pelea callejera y horas después fuera hallado su cuerpo sin vida en una gravera abandonada.
Tres lustros después, su familia sigue reclamando justicia y mantiene la recompensa de 120.000 euros para quienes puedan aportar algo de luz sobre este caso que sigue sin recibir justicia y con los presuntos asesinos en la calle. Precisamente el principal escollo de los investigadores de la Guardia Civil en este asunto ha sido y sigue siendo la ausencia de testigos, algo extraño habida cuenta de que los hechos se produjeron en la madrugada del Miércoles al Jueves Santo, unas fechas en que la localidad almodovareña cuenta con más habitantes y hay más movimiento nocturno.
Sin embargo, nadie ha aportado pistas sobre este asunto y tanto los investigadores como la familia de Marcelino Cortés se siguen preguntando si es por miedo. «Han pasado ya quince años y nadie se atreve a decir nada. No sabemos si es por miedo o por qué otra razón. Pero nuestra familia seguimos con la pena de la muerte de mi hermano y sus asesinos siguen paseándose por las calles», señala Fernando Cortés, hermano de la víctima y vecino de Almodóvar del Campo, donde resido [reside] con su esposa y su hijo. Asimismo, reconoce que aunque cada vez «es más complicado» la esperanza no la pierden y confían en que finalmente se haga justicia y se resuelva «este crimen».
El caso sigue abierto, no se ha celebrado juicio y aún faltarían cinco años más para que prescriba. «Los asesinos de mi hermano aún están por la calle en lugar de estar entre rejas, que es donde deben estar los asesinos. Seguimos luchando para que este caso no se olvide», apunta Cortés y añade que «confiamos en el trabajo que hace la Guardia Civil, pero en algo se ha fallado al no haber aún culpables, puesto que no existe el crimen perfecto sino una investigación imperfecta». Asimismo, lamenta que en ocasiones «me siento raro en mi propio pueblo», aunque inmediatamente apunta que «yo vivo aquí y no me voy a ir; quienes no deberían estar son los asesinos de mi hermano».
Quince años
La muerte de Marcelino Cortés se produjo en la madrugada del 12 de abril de 2001, aunque fue al día siguiente cuando se encontró su cadáver. La Guardia Civil pronto descartó el móvil del robo porque aún guardaba tanto el reloj como dinero. Asimismo, comenzó a cobrar fuerza la hipótesis del asesinato habida cuenta de que el cuerpo mostraba signos de violencia y la noche de autos se había envuelto en una pelea junto con su hermano con tres jóvenes muy cerca de la casa que sus padres tienen en Almodóvar del Campo. Estos jóvenes fueron imputados en un primer momento, pero no se llegó a celebrar juicio por falta de pruebas. Desde entonces, han pasado ya quince años y la familia Cortés sigue esperando una justicia que no llega.
El asesinato de Marcelino Cortés
Datos extraídos del documental «Expediente abierto» de Antena 3 TV.
Marcelino Cortés tenía 41 años. Le mataron una noche de Jueves Santo, a setecientos kilómetros de Asturias, en el pueblo de su cuñada, donde se había casado hace años su hermano, donde nació su querido sobrino: Almodóvar del Campo, a cuarenta y ocho kilómetros de Ciudad Real.
Antonio Jiménez, Capitán de la Guardia Civil: «Lo primero que se observa en el cadáver es que contiene los elementos que puede contener cualquier persona: un reloj importante, una cadena y más cosas que no se le han quitado. Luego se descarta inmediatamente que el primer móvil sea por robo.»
José García, Jefe de Laboratorio de Criminalística: «Un cadáver con evidentes signos de violencia. En principio observamos que tiene la bóveda del cráneo levantada y que se encuentra en posición decúbito prono [boca abajo] con los brazos junto al cuerpo.»
Se trataba de Marcelino Cortés. Treinta horas antes su familia había denunciado su desaparición. El cadáver fue hallado en una gravera abandonada.
Antonio Jiménez: «Observando la forma en que apareció el cadáver, y situándolo en el entorno en que estamos [la gravera abandonada] donde tenemos un camino a apenas quince metros […] nos parece que ha llegado en un coche, se han bajado al menos dos personas, lo han traído hasta aquí y lo han dejado caer. No se han preocupado de esconder el cadáver.»
Los investigadores están convencidos de que la víctima no pasó en ese lugar muchas horas.
Antonio Jiménez: «Por la tarde hubo gente que pasó por aquí y no lo vio. Llamativo porque tenía una sudadera de color rojo chillante que se veía desde lejos. Otra cosa que nos indica que el cuerpo no estuvo aquí, que lo trajeron por la noche, es que a la mañana siguiente, nada más empezar la batida, aparece el cuerpo.»
José García: «Lo único que estaba separado de él era el zapato del pie derecho, y manchas de sangre en una piedra que estaba justo al lado derecho de la cabeza del cadáver.»
A simple vista el cuerpo de Marcelino presentaba signos de violencia.
José García: «Quien mató a esta persona tiene que ser una persona violenta, y tiene que ser una persona que le guste la pelea. […] Las manos aparecían agarrotadas, cerradas, como de haberse defendido. O sea que ahí hubo una pelea bastante fuerte.»
¿Quién conocía este lugar para abandonar aquí el cadáver de Marcelino? La Guardia Civil inició así la investigación bautizada como el caso Almodóvar.
Entrevista del criminólogo Vicente Garrido con los familiares de Marcelino Cortés.
Vicente Garrido: Tú eres el hermano mayor de Marcelino, ¿quieres comentarme cómo era él?
José Luis Cortés: Era muy serio, muy formal y muy responsable. Le gustaba mucho Asturias. Era como el padre de todos nosotros.
Vicente Garrido: ¿Había conflictos o problemas en vuestra familia?
José Luis Cortés: No había problema ninguno. Se había comprado el piso, el coche, le iba muy bien en el trabajo y estaba muy contento.
Vicente Garrido: Él tenía un carácter pacífico…
José Luis Cortés: Muy tranquilo. Y además era muy serio él.
Vicente Garrido: Tengo entendido que habéis puesto una recompensa importante por si alguien tiene información…
José Luis Cortés: Sí, sí. Cualquiera que aporte alguna prueba que dé con los asesinos de mi hermano se le dará los ciento veinte mil euros.
El dinero de la recompensa es de un seguro que Marcelino tenía contratado como topógrafo. La familia conoció la existencia tras el asesinato.
Vicente Garrido: ¿Cómo era Marcelino?
Marcelino Cortés, padre de la víctima: Mi hijo era un excelente chaval, no es porque fuera mi hijo. Pero nunca nos dio ningún problema, sino todo lo contrario.
Vicente Garrido: ¿Qué planes tenía para el futuro su hijo?
Marcelino Cortés: Era estar aquí en Oviedo. Su idea era de montar una empresa.
Vicente Garrido: José Luis, ¿no es sorprendente que tu hermano, que tiene una personalidad tan afable y tantas amistades muriera de una manera abrupta?
José Luis Cortés: Sorprendente es lo que pasó. Que nunca en la vida tuvo ningún problema y que aparezca muerto.
Los padres de Marcelino compraron una casa en Almodóvar del Campo para pasar la mitad del año junto a su único nieto.
Pablo Valdés, amigo de Marcelino: «El tiempo quiso que yo con veintiún años me fuese a trabajar a León, después de acabar los estudios, a la misma empresa en la que estaba trabajando él, y me acogió como mi hermano mayor; a raíz sobre todo de que naciera su sobrino, que era justo cuando yo vivía con él, que además era su padrino. Era su obsesión. Siempre hablaba del crío. Cada vez que había una fiesta, un puente, siempre cogía el coche y siempre a ver al crío. Era como su verdadera pasión. La familia era el eje sobre el cual giraba toda su vida.»
El criminólogo tomó nota de lo que significaba Almodóvar del Campo para el topógrafo asturiano. Es el lugar donde mostró su faceta más familiar.
El asesinato
La última noche que se le vio con vida, Marcelino y su hermano Fernando salieron a tomar una copa. Celebraban que el topógrafo acababa de comprarse una casa.
Fernando Cortés: «Vino a pasar la Semana Santa con nosotros, como alguna otra, no muchas, pero bueno, sería la cuarta o quinta vez que habría venido por aquí. Y bueno, después de haber cenado en casa de mis padres y haber picoteado algo en mi casa pues decidimos venir a tomar unas copas a la Bodega de Carrión. Estuvimos aquí hasta alrededor de la una y pico o dos, o por ahí aproximadamente. Cuando salimos de aquí íbamos en dirección a nuestra casa.»
En la puerta de la casa familiar se encontraron con un grupo de jóvenes de entre dieciocho y veinte años. Tres de ellos muy conocidos en el pueblo. Comenzó la pelea hasta que llegó la Policía.
Los agentes acompañaron a los hermanos al ambulatorio para que les curasen de las heridas de la reyerta. Marcelino tenía una pequeña brecha en la frente y su hermano una rotura de peroné y ligamentos.
Después de coger los datos a los jóvenes, a tres de ellos también les llevaron a curarse. En el Centro de Salud prácticamente ni se cruzaron. Todos habían bebido de más.
A Marcelino no había quien le controlara por culpa del alcohol. Se marchó voluntariamente del ambulatorio. No le llegaron a curar. La última persona que vio a Marcelino caminando por la calle dijo que eran las cuatro de la madrugada. Nunca llegó a casa de sus padres.
A la hora de la comida, la familia de Marcelino empezó a preocuparse. El topógrafo no había ido a dormir. Eran las dos de la tarde y nadie sabía nada de él.
La cuñada de Marcelino, Blanca Cupido, tomó las riendas de la búsqueda. Tras la pelea de la noche anterior, su marido se quedó en casa con la pierna escayolada.
Blanca Cupido: «Salgo de casa y vengo a la Policía Local a decirles que por favor nos ayuden a buscar a Marcelino porque no era normal que no hubiera aparecido.»
La Policía Local lo único que sabía de Marcelino era que había participado en una reyerta en el pueblo durante la madrugada.
El Jueves Santo pasó sin que apareciera el topógrafo asturiano. No se hablaba de otra cosa en el pueblo manchego. Los vecinos organizaron batidas para ayudar a la familia. Llegó la noche y un nuevo día, Viernes Santo.
Miguel Ángel Susín, subinspector jefe de la Policía Local: «Por la mañana, sobre las ocho, ocho y media de la mañana, ya estamos en contacto con Guardia Civil. Y estando en el cuartel se personó un vecino de la población para comunicar que había aparecido el cuerpo de Marcelino.»
A las afueras de Almodóvar del Campo, a las nueve de la mañana, una persona descubrió el cuerpo de Marcelino. Después de treinta horas sin saber de él, la Policía Local dio aviso a la Comandancia de la Guardia Civil.
Entrevista del criminólogo Vicente Garrido con el médico forense Aitor Curiel.
Vicente Garrido: El cuerpo de Marcelino presentaba tres tipos de heridas y erosiones. ¿Puedes contarnos brevemente en qué consistían?
Aitor Curiel: Sí. Básicamente eran tres grupos. Cada uno es de una data distinta, de un tiempo distinto.
El forense interpretó según la autopsia cuándo se produjo cada grupo de heridas. Las primeras que señaló fueron las de la pelea con los jóvenes del pueblo.
Aitor Curiel: Todo el cadáver en sí estaba politraumatizado con erosiones superficiales. Él tenía, sobre todo el hemicuerpo derecho, con múltiples lesiones, escoriaciones, abrasiones, equimomas; lesiones propias de un forcejeo. Y de ello cabe destacar, sobre todo, las lesiones que tenía en ambas manos, que eran lesiones típicas de defensa. Y estas fueron las primeras. Fueron las que acontecieron todas ellas en vida y todas ellas antes de las cuatro de la mañana de la noche de los hechos.
Vicente Garrido: Muy bien. Pasemos ahora al segundo grupo de lesiones. Vamos a entrar un poco más en detalle.
Aitor Curiel: Así como las primeras lesiones son propias de una pelea normal, estas segundas lesiones tienen una elevada gravedad y son realizadas con mucha agresividad. Hay una fractura de la quinta costilla izquierda, pero casi todas las lesiones se producen en el hemitórax derecho. Básicamente hay tres localizaciones distintas en las que hay fracturas costales y una de ellas con hundimiento en el hígado. Puede ser un aplastamiento. De hecho, algunos de los forenses involucrados en el procedimiento señalan la posibilidad de que pudiera haber sido aplastado por las rodillas, sentándose encima, apoyándose encima. También golpes de una gran agresividad o con unos conocimientos especiales de alguna técnica en un arte marcial pueden provocar golpes de elevada intensidad que puedan producir lesiones tan graves. El hígado a partir de esas lesiones, de ese enclavamiento en las propias costillas, empieza a sangrar a todo el peritoneo produciendo un shock hemorrágico que es la causa del fallecimiento.
Vicente Garrido: El sujeto, en función de tu análisis forense del cuerpo y de la autopsia, el sujeto quería matar cuando golpeó de esa manera…
Aitor Curiel: Yo creo que sí que quería matar y tenía cierto conocimiento además de dónde atacaba y cómo atacaba.
Este forense, igual que los investigadores, está de acuerdo en que al cadáver de Marcelino lo mantuvieron protegido de la intemperie durante horas.
Aitor Curiel: Esas lesiones si hubieran estado al aire libre automáticamente, nada más producirse, hubieran empezado a atraer insectos. No aparecieron esos insectos. Ese cadáver debía llevar poco tiempo allí. Por lo tanto, en un sitio cerrado, como puede ser una casa o incluso un maletero de un coche, pueden pasar horas sin que acuda ningún insecto.
A Marcelino no le asesinaron en el lugar donde apareció su cadáver.
Aitor Curiel: Las personas que mataron a este paciente, a raíz de esos traumatismos, quisieran trasladarlo y en un momento puntual, para ocultar qué lesiones se habían producido la muerte, igual que hay asesinos que los tiran al tren o los tiran por un barranco, pues pudieran querer simular otra cosa.
Vicente Garrido: Amañar la escena del crimen…
Aitor Curiel: Claro.
La autopsia reveló un tercer tipo de lesiones: las producidas después de la muerte.
Aitor Curiel: Son heridas inciso-contusas, por lo tanto es un objeto contundente, por ejemplo una misma piedra, una piqueta de albañil, cualquier objeto que sea contundente y tenga un cierto borde no afilado para que pudiera parecer, por ejemplo, que se había caído por un barranco, aprovechando ese grado de intoxicación etílica que tuviera.
Vicente Garrido: Según tu opinión, se trata de un homicidio.
Aitor Curiel: Sin ninguna duda. No ha podido ser un accidente. Seguro. Esto es clarísimamente un homicidio.
La búsqueda de los culpables
Los investigadores trataron de averiguar qué ocurrió en el trayecto que hizo Marcelino desde el Centro de Salud hasta su casa. Buscaron pistas que desvelaran lo sucedido las treinta horas que permaneció desaparecido. La única incidencia de aquella noche era la pelea.
Antonio Jiménez: «En principio hay tres imputados que se ponen a disposición judicial porque la investigación nos lleva a presumir que ellos han tenido que ver con lo que ha pasado. No sabemos si son autores directos o no son autores directos, pero sí nos lleva la investigación siempre a determinar que ellos saben algo del homicidio de Marcelino.»
El investigador se refiere a tres jóvenes que aparecen en el sumario. En el pueblo les conocen por sus apodos: el Pesca o Karateca, el Rulo y el Lillo.
Los jóvenes fueron detenidos el Viernes Santo, unas horas después de ser encontrado el cadáver de Marcelino.
Durante la investigación se analizaron las ropas que vestían los jóvenes la noche de la pelea. Las prendas tenían algunas manchas de sangre, muy pocas. El informe forense reveló que la sangre era de Marcelino. Se trató de diferenciar las producidas por el roce de una pelea de las salpicaduras de una agresión posterior. La familia Cortés intentó demostrar que la sangre se proyectaba por los golpes post mortem realizados al cadáver, mientras que la defensa esgrimió que era del roce de la pelea.
En la calle, la Guardia Civil buscó pruebas que sustentaran la acusación contra los tres jóvenes detenidos. A menos de quinientos metros de la gravera, se encontraba un lugar cerrado y fresco: las galerías de un antiguo polvorín. Los investigadores buscaron dónde pudo haber permanecido escondido el cadáver.
Todos los detalles quedaron recogidos en el sumario. Los jóvenes fueron puestos en libertad bajo fianza a las setenta y dos horas de su detención. Ninguno de los indicios aportados por los investigadores se consideró prueba suficiente para iniciar un juicio contra ellos.
Perfil criminológico
El perfilador revisó el sumario y los datos de la autopsia. Conocía el lugar donde apareció el cadáver de Marcelino y el perfil de la víctima. Todo lo que necesitaba para elaborar el retrato de su asesino.
Vicente Garrido: «En este caso tenemos cuatro escenas del crimen. La primera es el lugar donde Marcelino fue asaltado y asesinado. La segunda escena del crimen es el lugar donde fue retenido, ya cadáver, durante varias horas, puesto que no aparece la fauna cadavérica que se correspondería con su exposición al aire libre. La tercera escena del crimen es el traslado del cuerpo de Marcelino al lugar donde finalmente será abandonado en un vehículo. La cuarta escena del crimen es el lugar donde es abandonado el cuerpo, la gravera.»
El lugar donde apareció el cadáver de Marcelino es fundamental para estrechar el cerco en torno a los asesinos.
Vicente Garrido: «La gravera es un elemento clave para entender el perfil geográfico. Es un lugar poco accesible, es un lugar oculto. ¿Quién podría dejar ahí un cadáver simulando el accidente para ocultar un homicidio? Alguien que conocía la zona. Por consiguiente, el asesino o asesinos viven en ese pueblo o en municipios cercanos.»
El perfilador buscó el desencadenante del homicidio.
Vicente Garrido: «El móvil en este crimen es claramente la ira. No puede ser el robo. Tiene una cadena de oro, tiene un Rólex en su muñeca. Tampoco hay ninguna agresión de naturaleza sexual. No hay ningún vestigio en ese sentido. Lo que nos queda es un acto de venganza, de ira. Una furia homicida.»
Para el criminólogo hay más de una persona implicada en los hechos. El traslado del cadáver no lo pudo realizar alguien en solitario.
Vicente Garrido: «Lo más lógico es pensar que intervinieron dos personas. Se tiene que producir un traslado. Un hombre fallecido adulto pesa mucho; son movimientos costosos. Dos personas lo van a hacer con facilidad. Una persona es difícil.»
Las heridas post morten de Marcelino decían mucho de lo sucedido.
Vicente Garrido: «Hay dos hipótesis para explicar las lesiones en la cabeza post mortem de Marcelino. La primera hipótesis: el asesino o asesinos se dejaron llevar por una ira brutal y después de dejar el cadáver en la gravera lo golpearon con saña en la cabeza. La segunda hipótesis: la escena amañada. El sujeto ha fallecido de muerte violenta, pero los agresores intentan que parezca que ha tenido un accidente, que se ha caído por las laderas de la gravera, se ha ido golpeando y se ha fracturado el cráneo, pero esto realmente no fue así.»
El perfilador trazó la semblanza psicológica de los posibles autores del crimen.
Vicente Garrido: «¿Qué personas pueden estar motivadas para matar a un hombre que jamás se ha metido con nadie y que apenas tenía una relación intensa, más allá de su familia, en ese pueblo? Gente capaz de soliviantarse por lo que ellos consideran que es una provocación, o personas que piensan que Marcelino podría ser el chivo expiatorio de algún tipo de agravio que ellos tuvieran con su familia. Gente primitiva, con pocos estudios, acostumbrados a la riña y al alcohol. Varones, jóvenes, entre dieciocho y treinta años. Este es el perfil de los sujetos más probables de un crimen así.»
VÍDEO: EXPEDIENTE ABIERTO – MARCELINO CORTÉS