El asesinato de Lesbia Biaggi

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Asesinato de Lesbia Biaggi
  • Clasificación: Asesinato
  • Características: Su hermano, el sacerdote Luis Ramón Biaggi fue acusado de la violación y el asesinato, y pasó tres años en prisión
  • Número de víctimas: 1
  • Fecha del crimen: 15 de octubre de 1961
  • Perfil de la víctima: Lesbia María Biaggi, de 24 años
  • Método del crimen: Apuñalamiento
  • Lugar: Ciudad Bolívar, Venezuela
  • Estado: El 20 de enero de 1964 Luis Biaggi fue absuelto por el Juzgado Primero en lo Penal de San Juan de los Morros y el 30 de julio de ese mismo año es puesto en libertad condicional. Finalmente, el 26 de abril de 1967 Luis Biaggi es absuelto de todos los cargos por un tribunal colegiado
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Asesinato de Lesbia Biaggi

Dawn.over-blog.es

Septiembre de 2012

«Es preferible absolver a un culpable que condenar a un inocente».

Estas fueron las palabras de Luis Ramón Biaggi, el sacerdote que fue acusado por la violación y muerte de su hermana la joven Lesbia María Biaggi.

El día 14 de octubre del año 1961 en la casa de la familia Cuam, se celebró una fiesta a la que acudieron Lesbia María Biaggi, su novio Rigoberto Franceschi y su hermano el sacerdote Luis Ramón Biaggi.

La fiesta culminó a las 11:00 de la noche, a esa hora el padre Biaggi, llevó al novio de Lesbia, posteriormente fue a su casa con su madre y su hermana.

De acuerdo a su testimonio, a las seis de la mañana del día siguiente salió para la iglesia y no vio nada anormal en la residencia; aunque notó que la puerta del cuarto de la víctima estaba un poco abierta, pero continuó su camino.

El sacerdote ni siquiera notó las huellas de sangre que salían de la habitación y se perdían en la entrada del baño.

Fue a las ocho de la mañana que Carmen Tapia de Biaggi, madre de la joven oficinista, al ver que su hija no se levantaba, salió con una taza de café en mano, vio que la puerta estaba semi abierta, pasó y encontró a su hija desnuda y en medio de un charco de sangre, la alcoba toda desordenada, al igual que rastros de sangre por todos lados.

Además, en una de sus manos tenía apretado un puñado de cabello de color negro, que presumiblemente pertenecía al asesino.

Una vez descubierto el cadáver de Lesbia, se presumía que algún degenerado la sorprendió para luego violarla y matarla vilmente; sin embargo, el 27 de octubre, el diario El Nacional, destaca en la última página la detención del «padre Biaggi», e inmediatamente fue puesto a la orden de un tribunal por existir pruebas que era el responsable de la muerte y violación de su hermana

Luis Ramón Biaggi, capellán de la Cárcel de Vista Hermosa, dio sus primeras declaraciones y calificó de horrenda la muerte de su hermana, asimismo pidió todo el peso de la ley para los asesinos.

También los hermanos de la oficinista, entre ellos, el abogado Nanzo Biaggi, Ángel, Frank y Ada de Paraguán, pidieron la máxima pena que establecía el Código Penal para el responsable, en aquel momento.

Entre los sospechosos existían dos exreclusos.

Honorio Aranguren, jefe de Investigaciones de la PTJ y el doctor Carlos Olivares Bosque, inspector general de dicho cuerpo, dirigieron las investigaciones.

Los expertos indicaron que tenían el caso adelantado, buscaban a dos exreclusos de las Colonias Móviles de El Dorado en Guayana y en zonas de Oriente del país.

La noche que cometieron el crimen, vieron a estas dos personas a pocos metros de la casa de la víctima, una exnovia de uno de los hermanos de Lesbia, fue detenida pero posteriormente quedó en libertad, sólo por sospechas.

Las primeras hipótesis arrojadas por los sabuesos de la policía judicial, indicaban que se trataba de una resistencia al robo.

Los detectives sospecharon que la víctima descubrió a los exreclusos robando en la vivienda y la infortunada mujer quiso evitarlo, después la mataron.

Lo cierto del caso es que ni la madre, ni el hermano escucharon ruidos en el domicilio, hipótesis que después cambió.

Después de una serie de averiguaciones las cosas cambiaron, los funcionarios de la policía judicial tenían suficientes indicios de creer que el cura tenía algo que ver con este hecho y descartaron la posibilidad de los exreclusos.

El comisario-jefe de la PTJ en Ciudad Bolívar, Pedro Jesús Díaz Arvelo, estaba investigando y recabando pruebas e indicios, cuando pereció al naufragar la embarcación en la que viajaba en el río Caroní.

No faltó quien relacionara este hecho con el poder de la iglesia y su interés en defender a uno de sus representantes.

En virtud del problema, la población quiso tomar la justicia por sus propias manos, al llenar la ciudad de panfletos y caricaturas que representaban al padre asesino como un agente del mal que salía por las calles a seducir doncellas disfrazadas con sotana.

Los reporteros de El Nacional, Ezequiel Díaz Silva y Julián Montes de Oca, se atrevieron a especular y a suponer que había motivos para declarar la inocencia del padre Biaggi.

Por otro lado, el expediente de este caso llegó a las manos del doctor Álvaro Natera Febres, de mano de Carlos Olivares Bosque, inspector nacional de la PTJ, junto con un detenido, en este caso el padre Biaggi. Después el cura tuvo que ser trasladado a San de Los Morros.

A las puertas de la Policía Técnica Judicial se aglomeró un grupo de personas, ciudadanos que repudiaron la muerte de Lesbia María.

Asimismo la gente pedía justicia y todo el peso de la ley para el responsable.

En julio de 1964 los defensores del párroco, Cesáreo Espinal Vásquez y su hermano, Nanzo Biaggi Tapia, reunieron testimonios y elementos suficientes para que el juez José Vicente Berti absolviera al acusado por falta de pruebas.

Biaggi, cuando fue absuelto, al salir dijo: «No puede ser absuelto quien no es culpable»; además, «es preferible absolver a un culpable que condenar a un inocente».

Tres años estuvo preso, o confinado. En se [ese] tiempo se graduó de abogado, escribió dos libros y se preparó para seguir proclamando su inocencia al salir.

Este 14 de octubre venidero se cumplirán 51 años del brutal crimen de la joven Lesbia María Biaggi y también se cumplirán 51 años de impunidad, quizás nunca sabremos quién fue el autor del abominable crimen de esa joven.


Se cumplen 46 años del crimen de Lesbia Biaggi

Diarioelprogreso.com

15 de octubre del 2007

Hoy se están cumpliendo 46 años del crimen más sonado que ha registrado la historia delictiva de la ciudad, y donde un sacerdote, hermano de la víctima, se vio relacionado con el caso. Las investigaciones nunca concluyeron y el juez encargado de dictar sentencia, resumió su decisión señalando que: «es preferible liberar a un culpable que enjuiciar a un inocente».

El asesinato de Lesbia Biaggi, ocurrió un día como hoy, en el año 1961, en la residencia de la víctima marcada con el número 5, vereda 5, urbanización Vista Hermosa, y durante las primeras investigaciones fue relacionado con el caso el sacerdote Luis Biaggi, hermano de la joven asesinada. Esta mujer fue liquidada a cuchilladas en su habitación.

El padre Biaggi fue puesto preso por decisión del tribunal de primera instancia, a cargo del doctor Alvaro Natera (hoy fallecido). El caso fue pasado a Caracas y el sacerdote permaneció recluido en una celda de la penitenciaría de San Juan de los Morros, ubicada al frente del calabozo donde se hallaba detenido el general Marcos Pérez Jiménez, procesado por el delito de corrupción.

Luis Biaggi abandonó los hábitos y actualmente es un conocido abogado de la ciudad de Los Teques, estado Miranda, donde mantiene su residencia en compañía de su familia. Sobre este caso, reseñado por el doctor Fermín Mármol León, en su obra 4 Crímenes, 4 Poderes, nunca se supo quien mató a Lesbia, y el expediente permanece engavetado en los archivo del olvido policíaco.

-Aquí nadie ha venido a visitar esa tumba. Que recuerde, un hombre como de 60 años, se acercó a la tumba y dijo que había conocido a Lesbia, cuando ambos tenían 24 años. Eso hace unos 6 años más o menos. Desde entonces, ni siquiera han preguntado por ella, destacó el celador del cementerio de Centurión Rubén Mosquera, al ser consultado sobre las visitas que ha recibido en estos 46 años Lesbia Biaggi.


El crimen del padre Biaggi

Robinson D. Lizano Briceño – Primicia.com.ve

18 de octubre del 2015

El primer caso policial de repercusión mediática ocurrido en el estado Bolívar fue el brutal asesinato de Lesbia Biaggi, ocurrido el 16 de octubre de 1961, desde entonces es un cangrejo sin solución que fue tapado por una mano muy, muy poderosa.

El asesinato y violación de la oficinista de 24 años de edad tenía todos los ingredientes para convertirse en una verdadera bomba de papel, pues se trataba de una mujer joven y bella, asesinada de cinco puñaladas dentro de su casa y lo más morboso de todo: los indicios apuntaban a su hermano, el joven sacerdote católico Luis Biaggi

Este crimen sin precedentes locales marcó definitivamente a la apacible Ciudad Bolívar de por entonces, y todavía, más de cincuenta años después, hay algunos ancianos que recuerdan este hecho como si fuera ayer, sobre todo porque el suceso quedó impune al quedar libre, luego de más de tres años de detención, el único sospechoso detenido: el padre Biaggi. Así empezó la leyenda negra del caso Biaggi.

Los hechos

La tarde del sábado 14 de octubre de 1961, Carmen Tapia de Biaggi salió junto a sus hijos Lesbia y Luis -párroco de Santa Teresa- a casa de una familia amiga donde se celebraría un bautizo.

La reunión familiar se prolongó hasta aproximadamente las 11:30 de la noche y Lesbia estuvo departiendo alegremente con su novio, Rigoberto Franceschi, quien en los interrogatorios posteriores aseguraría que esa noche habían decidido casarse a finales de ese mismo año.

Por lo avanzado de la noche decidieron irse todos en el carro del padre Biaggi quien dejó primero a Rigoberto y luego se dirigió a la casa que compartía junto a su madre y su hermana en la vereda 5 de Vista Hermosa.

Al llegar a casa, extenuados luego de la fiesta del bautizo, cada quien se habría dirigido a su habitación a dormir hasta el día siguiente

La mañana del domingo el padre Biaggi tenía que oficiar misa, por lo que salió de su casa bien temprano, sin despedirse de nadie.

Cerca de las 8 de la mañana, algo asombrada porque Lesbia no se había despertado, Carmen Tapia fue hasta su cuarto para llevarle una taza de café y al abrir la apenas entornada puerta se encontró con una dantesca imagen: su hija yacía semidesnuda en un charco de sangre y toda la habitación estaba en desorden con evidentes muestras de un forcejeo. El cuerpo sin vida de Lesbia tenía en una de sus manos un mechón de negros cabellos.

Carmen, todavía en shock por la espantosa escena, buscó la forma de comunicarse con el padre Luis para contarle lo ocurrido pero este oficiaba misa.

Luego de varios intentos logró comunicarse con un conocido que corrió hasta donde estaba el sacerdote y le susurró al oído lo ocurrido.

El rostro del padre se transfiguró y abandonó el servicio religioso por la mitad disculpándose con sus feligreses.

La noticia del horrendo crimen se esparció rápidamente por Ciudad Bolívar, dando inicio a uno de los casos que más ha conmovido y dividido a esa comunidad.

Sospechosos

Por la magnitud del crimen y su resonancia la Policía Técnica Judicial -que para entonces sólo tenía tres años de fundada- decidió mandar desde Caracas a sus mejores peritos para tratar de resolver rápidamente un crimen que sabían tendría mucha repercusión.

Ante las evidencias iniciales de forcejeo en la habitación de Lesbia las primeras versiones apuntaron hacia el robo y posterior violación, incluso apenas seis días después del hecho los funcionarios de la PTJ ya sospechaban de dos expresos de las Colonias Móviles de El Dorado, acusados de actos lascivos, los cuales habían sido vistos en las inmediaciones de Vista Alegre la noche en que fue asesinada la joven.

El 21 de octubre el padre Biaggi rompió el silencio que había mantenido y declaró ante los medios el dolor que sentían como familia, tal y como lo reseñó en su momento una nota del diario El Nacional firmada por el periodista Ezequiel Díaz Silva: «Aún estamos como aturdidos pero Dios y el desbordamiento afectuoso de nuestros amigos nos han levantado el espíritu. Tenemos una mártir que nos infunde desde el cielo fortaleza para seguir luchando, porque para nosotros ahora más que nunca eso es el vivir».

Otro de los hermanos de Lesbia, el abogado Nazo Biaggi prometió que se convertiría en acusador del responsable cuando este fuese detenido, asegurando que: «Sea quien fuese el criminal, pediré la aplicación de la pena máxima que establece el Código Penal, o sea treinta y cinco años de presidio».

Paradójicamente el doctor Biaggi tuvo que defender al único acusado, su hermano, el padre Luis Biaggi.

Una ciudad dividida

Conforme pasaban las horas la hipótesis de «los sádicos de El Dorado» se desmoronaba y en Ciudad Bolívar corrían todo tipo de versiones y hasta ocurrieron algunas detenciones sin sentido como la de una exnovia de uno de los hermanos de Lesbia, quien por despecho le dijo a la nueva pareja de su otrora amado: «Te das cuenta de lo que está pasando ahora», sólo por eso fue detenida e interrogada durante varios días.

Rigoberto Franceschi, el novio de Lesbia, fue interrogado varias veces y descartada su participación.

Otra versión que circuló por esos días refería que el padre Biaggi había sido amenazado de muerte por un militar golpista al que había denunciado.

En medio de esta lluvia de conjeturas en Ciudad Bolívar crecían las dudas y las ansias de justicia.

Giro inesperado

El 26 de octubre los acontecimientos dieron un giro inesperado, cuando el padre Biaggi fue detenido por ser sospechoso del asesinato de su hermana.

Los funcionarios decidieron apresar al sacerdote, basándose en una serie de indicios encontrados en la escena del crimen, así como por las habladurías de la gente en la calle que empezaba a señalar al prelado de tener «conductas inapropiadas».

El arzobispo de la Diócesis de Ciudad Guayana para la época, monseñor Juan José Bernal, aseguró en todo momento que creían en la inocencia del padre pero que acatarían la decisión de la Justicia.

En una entrevista con el periodista Julián Montes de Oca, publicada por El Nacional el 8 de noviembre monseñor Bernal, hizo unas sorprendentes afirmaciones: «El padre Biaggi no era lo que llamamos un santico. Tenía sus momentos de arrebato. Frecuentemente me decía que no hallaba qué hacer con ciertas muchachas que al encontrarlas en la parada del autobús le pedían que las llevara a su casa.»

Ciudad Bolívar se dividía entre quienes creían en la inocencia del padre y quienes lo condenaban sin siquiera el beneficio de la duda, incluso cuando el padre fue conducido a la cárcel una multitud de unas dos mil personas intentó lincharlo.

Para terminar de enrarecer el ambiente, el jefe de la delegación Bolívar de la Policía Técnica Judicial, Pedro Jesús Días Arvelo, falleció cuatro días después de haber puesto al padre Biaggi a la orden de los tribunales, al naufragar la embarcación en la que viajaba por el Caroní. No faltó quien relacionara su muerte con el caso asomando la posibilidad de la ira divina.

Por allí dicen que pueblo chico infierno grande, y algunas malas lenguas de Ciudad Bolívar manejaban a todo pulmón una versión aún más sórdida del caso: que la madre de Lesbia y Luis los había sorprendido en amores más que prohibidos y en un ataque de ira -y mucho de machismo- la mató a ella y a él lo perdonó, sobre todo por la sotana.

Pruebas dudosas

Basándose principalmente en la huella de un pie en la sangre y en un pañuelo del padre Biaggi, encontrado en la escena del crimen, el sacerdote fue acusado y detenido durante más de tres años hasta que en enero de 1964 un juez determinó que los indicios en su contra eran insuficientes para declararlo culpable de la violación y asesinato de su hermana.

Meses antes de salir de la cárcel el sacerdote envió una extensa carta al ministro de Justicia, Ezequiel Monsalve Casado, exigiéndole que «todo quedara muy claro antes de que yo salga de la cárcel». Además pedía castigo para «los policías delincuentes y jueces prevaricadores» que habían actuado en su caso.

El padre pedía incluso que «se elimine el nombre de la Policía Judicial, verdadero bochorno para Venezuela. Es que se han violado nuestros derechos humanos, hasta la saciedad. El único móvil: salvar el supuesto prestigio de la policía.»

A finales de julio de 1964 el padre Biaggi salió de la cárcel al librarse su boleta de excarcelación y nunca hubo un culpable por la muerte de Lesbia Biaggi.

El asesinato y violación de Lesbia Biaggi inspiraron uno de los casos desarrollados en el famoso libro de Fermín Mármol León Cuatro crímenes, cuatro poderes; así como la película Cangrejo II de Román Chalbaud estrenada en 1984.

Nunca nadie pagó, al menos con la cárcel, por el brutal asesinato de Lesbia.


El caso Biaggi

Cronicasdeltanato.wordpress.com

Investigación: Mariana Alarcón

Texto: Pedro Revette

Publicado el 6 de agosto de 2011

Ciudad Bolívar, domingo 15 de octubre de 1961

A las dos de la madrugada el señor Víctor Silva escuchó un golpe seco, de inmediato pensó en su vehículo pues siempre lo dejaba estacionado fuera de la casa, fue hacia la ventana para verificar que todo estuviera bien. La calle estaba desierta.

-Tal vez lo imaginé -se dijo a sí mismo y regresó a la cama donde su esposa dormía a gusto.

Nunca llegó a imaginar Silva que en ese mismo momento un horrible crimen había tenido lugar en la casa vecina.

Tres horas después -a las 5:10 a.m.- Carmen María Azanza de Liccioni se acercó hasta la vivienda de los Biaggi en busca de su amiga Lesbia, esto lo hacía todos los domingos pues tenían por costumbre ir juntas al mercado; al notar que puertas y ventanas estaban cerradas se retiró. Ella sabía que los miembros de la familia habían estado en una fiesta el día anterior y supuso que aún dormían.

A las 6 y 20 de la mañana el señor Víctor Silva estaba quitando el rocío que cubría el parabrisas de su carro mientras su esposa regaba las plantas, vieron salir a su vecino el padre Luis Biaggi quien parecía llevar algo en las manos, se notaba bastante nervioso, no los saludó, se montó en su automóvil y arrancó sin siquiera calentar el motor; al salir casi choca con la reja del frente. Silva le comentó a su mujer María Concepción: «Ese padre está loco».

Unos minutos más tarde escucharon un grito desgarrador.

Caracas, miércoles 18 de octubre de 1961

A primera hora de la mañana el Dr. Rodolfo Plaza Márquez, director de la Policía Técnica Judicial (PTJ) sostenía una reunión en su despacho con dos altos funcionarios, uno era el Inspector General Carlos Olivares y el otro el profesor Honorio Aranguren, Jefe del Buró de Investigaciones. Los había convocado de emergencia y mientras su secretaria servía el café les explicó el motivo que los reunía.

-Señores, necesito que salgan de inmediato a Ciudad Bolívar, ha ocurrido un crimen espantoso, violaron y asesinaron a la joven hermana de un sacerdote; tengo instrucciones del ciudadano ministro de justicia de enviar funcionarios de Caracas para que apoyen a los investigadores locales. Escojan, por favor ustedes a los hombres más capaces y viajen hoy mismo para allá.

Horas más tarde los dos jefes policiales volaban en compañía de los inspectores Omar González Yánez y Eduardo Robles rumbo a la capital del estado Bolívar, Carlos Olivares, responsable del grupo estaba preocupado pues sabía que en casos tan delicados como ese jamás faltaba la presión: la de la opinión pública, la de la prensa, la de los políticos y por ende la de sus superiores, por lo que decidió que no se podía perder tiempo en las investigaciones.

Ciudad Bolívar, sábado 14 de octubre de 1961

A las 4:30 de la tarde la señora Carmen Tapia viuda de Biaggi, presenciaba incomoda una nueva discusión entre sus hijos Luis y Lesbia, estos altercados se repetían con cierta frecuencia pues el sacerdote tendía a ser muy dominante con relación a su hermana; esto lo justificaba diciendo que a la muerte de su padre él había pasado a ser cabeza de familia y como tal debía velar por el bienestar de la misma.

Ese día, tanto la señora Carmen como su hijo debían cumplir con un compromiso social; ambos apadrinarían a los dos pequeños vástagos de una familia amiga, el sacerdote ordenó la salida del grupo y Lesbia quería esperar a su novio Rigoberto Franceschi. Ante la tardanza del joven, el cura irritado insistía en dirigirse al bautizo y la chica en aguardar un rato más. Al final se impuso Luis Biaggi y todos salieron rumbo al sitio donde se efectuaría la ceremonia.

Un rato después estaban en la iglesia La Milagrosa cumpliendo con el acto sacramental, al terminar este se fueron todos a celebrar en casa de la Familia Hung, a eso de las diez de la noche llegó el novio de Lesbia un tanto molesto porque no lo había esperado, entre ambos se originó una pequeña discusión que concluyó cuando la muchacha le explicó lo que había pasado; desde un rincón el sacerdote observaba la escena y aunque simulaba estar conversando, su madre que lo veía desde la mesa sabía que estaba enojado y lo desagradable que resultaba para su hijo la presencia de Franceschi. A las 11:30 el cura dispuso el regreso pues al día siguiente debía decir dos misas y todo el grupo familiar tenía proyectado que luego de eso se irían a pasear a La Peña.

Al carro de Biaggi subieron su madre, su hermana, un familiar de nombre Orlando, la señorita Grecia Ortiz, quien había sido una de las madrinas y Rigoberto Franceschi. Luego de dejar a Grecia y a Rigoberto en sus respectivas casas, el sacerdote enfiló hacia su residencia. Según contaría la Sra. Carmen a los detectives en su declaración, al llegar a la casa y después de que todos hubieran entrado, Lesbia aún con el traje de la fiesta fue a constatar si había agua, al ver que sí había se cambió y se dispuso a lavar una ropa. Doña Carmen fue a ayudarla.

«Estuvimos lavando hasta la una de la madrugada, luego Lesbia que tenía mucho sueño se fue a dormir, como de costumbre llenó un vaso con agua y se lo llevó a su habitación para tomarse el Ecuanil; yo me puse a llenar un pipote y a regar las plantas del jardín, cuando terminé aseguré la puerta de la calle con un pasador, apagué las luces y me fui a la cama, antes de dormirme escuché cuando llegaba una familia italiana que volvía de una fiesta, luego cuando no escuché más nada me quedé dormida. Desperté cuando escuché el zumbido del carro de mi hijo ya pasadas la seis de la mañana».

Ciudad Bolívar, miércoles 18 de octubre de 1961

Apenas llegar a Ciudad Bolívar y luego de pasar por el hotel donde se hospedarían, Carlos Olivares organizó una reunión en la sede de la delegación local con todo el grupo, necesitaba empaparse de lo que tenían los muchachos de la zona. Pedro Díaz el inspector jefe de la delegación expuso el trabajo que hasta entonces habían hecho, dando una panorámica de los indicios y evidencias recabados.

-Según revela la autopsia -expresó Díaz- y por la rigidez del cuerpo el homicidio fue cometido entre la una y media y las dos y media de la madrugada. El cadáver presentaba cuatro heridas solo una de ellas mortal. En mi opinión y por lo que se desprende del informe forense, la muchacha al momento de ser ultrajada, tal vez trató de incorporarse de la cama para defenderse; en ese momento recibió una herida en la parte anterior del tórax, a la altura del octavo espacio intercostal, esto de inmediato llenó de sangre el sistema tráqueo-bronquial, cosa que le impidió gritar en busca de auxilio, aún estando en la cama perdió por lo menos un litro de sangre, luego el asesino arrojó el cuerpo al piso, produciendo ese golpe seco que escuchó el vecino a esa misma hora.

-Según leo acá, -intervino Olivares- las otras tres heridas que fueron inferidas en los senos no sangraron, lo que quiere decir que son post mortem, una cosa así solo puede hacerla un perturbado.

-Así es, -afirmó Pedro Díaz- además fíjate en lo que dice la parte final del informe: «Se practicó un examen citológico del contenido vaginal de la victima; encontrándose abundantes espermatozoides, uno de ellos todavía con cola, presencia de gonococos y este hallazgo determina que el homicida tiene o tuvo blenorragia, la ausencia de leucocitos excluye la posibilidad de que la victima padeciera de dicha enfermedad». Es por esto que la búsqueda está orientada hacia personas con antecedentes por este delito, aparte de eso hemos estado chequeando en clínicas y hospitales los casos recientes de pacientes que hayan sido tratados por gonorrea.

-Está muy bien eso muchachos; pero investiguemos también a las personas que trabajan poniendo inyecciones en sus casas, tal vez el tipo compró penicilina por su cuenta y acudió a uno de estos sitios para tratarse. Otra cosa que veo es que en las manos de la muchacha consiguieron cabellos, seguramente se los arrancó a su agresor cuando luchaba con él por su vida; esto junto con las muestras de sangre y semen debe ser enviado a los laboratorios en Caracas para el análisis. Mañana a primera hora nos instalaremos en casa de los Biaggi para una nueva experticia a ver si encontramos nuevos elementos que puedan ser de interés para la investigación.

Ciudad Bolívar, domingo 15 de octubre de 1961

Al sentir el ruido del carro de su hijo la señora Carmen Tapia despertó sobresaltada, generalmente se levantaba temprano pero todo el trajín de la noche anterior la había dejado agotada. Se levantó y salió al pasillo, vio que la puerta de la calle estaba abierta y fue a cerrarla, quiso ver si su hija ya se había levantado por lo que se acercó hasta su cuarto. Al entrar lo primero que vio fue un enorme charco de sangre y los pies de su hija que asomaban por detrás de la cama, sobresaltada comenzó a gritar pidiendo ayuda

-¡Señora Concha, venga aquí, auxilio!

Su vecina, María Concepción de Silva acudió presurosa para ver con horror que Lesbia estaba tirada de espaldas, semidesnuda al lado derecho de su cama, el cuerpo estaba rígido y frío y su cabeza y partes íntimas llenas de sangre. De inmediato llamó a su esposo Víctor y cuando este llegó vio a la señora Carmen inclinada al lado del cadáver pidiendo ayuda para subirlo a la cama. Silva recomendó que no se tocara nada hasta consultar con el padre Biaggi.

En pocos minutos la calle estaba llena de curiosos, alguien llamó a la policía. En el momento que esta llegaba, el maestro Félix Rodríguez pasaba cerca del sitio y uno de los vecinos le pidió que fuera a avisar al padre Biaggi que en su casa había ocurrido una tragedia.

Sin saber exactamente de qué se trataba, Félix se dirigió hasta la iglesia de Santa Ana, en la que Luis Biaggi era párroco. Cuando llegó ya la misa había concluido y el sacerdote se encontraba reunido con un grupo de fieles. Félix entró corriendo y pálido le dijo al cura: «Padre, que vaya urgente a su casa que allá ha sucedido una tragedia». Luis Ramón Biaggi con gesto desesperado le preguntó al maestro: «¿Qué le ha pasado a mi hermana?» se despojó velozmente de los ornamentos y salió corriendo hacia el carro. Félix Rodríguez al ver que el sacerdote estaba en shock le quitó el suiche y se dispuso a manejar él.

Ciudad Bolívar, jueves 19 de octubre de 1961

El equipo de la Policía Judicial se instaló desde las 6 de la mañana en casa de la familia Biaggi con la intención de revisarla palmo a palmo, ya se había hecho una primera experticia pero Carlos Olivares quería asegurarse de que nada hubiese quedado por fuera.

Mientras los técnicos llevaban a cabo su labor Olivares junto a Pedro Díaz revisaba las fotos tomadas el día domingo; trataba de encontrar en las gráficas algún detalle que les proporcionara una pista, en la conversación que había tenido con el médico forense este le había confirmado los datos reflejados en el informe: Una sola de las heridas había causado la muerte y las 3 restantes fueron pos-mortem [post mortem], el agresor había tenido o tenía blenorragia y la chica había muerto entre la 1:30 y 2:30 a.m.

Según lo declarado por la madre y por el sacerdote, las puertas y ventanas de la casa estaban cerradas, así que había que establecer por dónde y cómo entró el asesino, por otro lado y de acuerdo a la información recabada en el vecindario nadie escuchó gritos a la hora en que ocurrió el crimen, ni siquiera los vecinos más próximos; solo se tenía ese detalle del golpe seco que oyó Víctor Silva a eso de las 2 a.m.

El que la muchacha no gritara indica que posiblemente conocía a la persona que la agredió, se sabe que estaba sedada pues antes de dormir había tomado Ecuanil, un calmante prescrito por su médico pues la muchacha era una persona muy nerviosa, se sabe además que luego tampoco pudo gritar porque la sangre había inundado su sistema tráqueo-bronquial. Es importante que investiguemos a su novio actual y al que tuvo anteriormente.

Pedro Díaz le dijo que debía comunicarle algo importante sobre el caso; Olivares asintió y al salir al pasillo de la casa notó que en el piso estaban las huellas de unos pies desnudos. Ordenó a uno de los técnicos hacer la medición y sacar las fotografías. Las huellas salían del cuarto de la chica y llegaban hasta la habitación del cura; no eran muy precisas y la sangre estaba ya muy seca pero cuando menos se podía saber el tamaño del pie y cotejarla luego con la del asesino.

-Si es que lo llegamos a encontrar algún día, Pedro.

Ante este condicional, Pedro Díaz no pudo sino esbozar una sonrisa socarrona.

-Bueno Carlos, con lo que te voy a decir te vas a caer para atrás, yo creo que estamos bien cerca de atrapar al asesino, fíjate que ya localizamos a una persona que además de ser conocida de Lesbia, tiene gonorrea.

Olivares intrigado, preguntó:

-¿Y quién es esa persona, Pedro?

-Agárrate, nada más y nada menos que el cura.

-¡No puede ser! ¿Estás bien seguro de lo que dices? Mira que en este país los curas son muy poderosos y si nos equivocamos en esto nos podemos meter en un buen lío.

-Te cuento lo que tenemos hasta ahora: parece que el padre es medio sinvergüenza, le gusta andar detrás de las muchachitas de liceo, según cuenta mucha gente siempre se le ve por la redoma montando en el carro a esas muchachas, tenemos la declaración de varios vecinos y de los empleados del Hotel Bolívar; estos dicen que el cura ha ido varias veces a ese sitio con prostitutas, llega a la medianoche y sale de madrugada para evitar ser visto, se sabe que contrajo blenorragia y se la ha estado curando por debajo de cuerda con una señora que pone inyecciones. Además y según declaró la propia madre, el cura celaba mucho a su hermana, le imponía como vestirse, le prohibía salir sola y tenía siempre problemas con el novio. De hecho la obligó a romper el noviazgo que tuvo antes con un muchacho llamado Cipriano Perpetui, alegando que no le convenía pues no era más que un simple mecánico.

-¿Y toda esa información está confirmada?

-Tenemos las declaraciones de la madre, del novio, del exnovio, de varios vecinos que conocían de la vida licenciosa del cura y del recepcionista del Hotel Bolívar, Ricardo Espinoza. Además fíjate en esto otro: Félix Rodríguez quien fue la persona que fue a avisarle a Luis Biaggi que en su casa había pasado algo declara que le dijo textualmente «Padre, que vaya urgente a su casa que allá ha sucedido una tragedia» y el cura de inmediato lo que hizo fue preguntar qué le había pasado a su hermana. Yo mismo le pregunté a Félix que si él estaba al tanto de lo que había pasado en casa de los Biaggi cuando fue a dar el aviso y me dijo que no, que solo sabía que había ocurrido una tragedia y que más bien había pensado en la señora Carmen en razón de su edad. Entonces, ¿Cómo sabía el cura que había sido a la hermana?

Luego de esto y ante el evidente nerviosismo del padre decidió manejar él, pero Biaggi en lugar de ir directamente a su casa como es lógico, a ver qué había pasado, le pidió pasar primero por el palacio arzobispal, una vez allí y como el Obispo no estaba Biaggi pidió que lo llevara donde un médico.

Félix lo llevó al consultorio del doctor Vinicio Grillet quien examinó al sacerdote, el médico nos dice que este presentaba un cuadro de crisis nerviosa. Al atenderlo, el padre solo le decía: ¡Mi hermana, mi hermana! Cuando por fin llegaron a la casa, Luis Biaggi en lugar de entrar a ver a su hermana prefirió quedarse en el jardín alegando que ver mucha sangre le hacía daño. ¿Cómo sabía él que había sangre, si la propia persona que fue a avisarle no sabía qué era lo que había pasado con exactitud?

Carlos Olivares miró nuevamente aquellas pisadas que salían del cuarto de Lesbia y terminaban en el del cura y les ordenó a los técnicos revisar minuciosamente el cuarto de este.

En la habitación de Luis Biaggi consiguieron unos trapos que parecían haber sido usados como mordaza y un pañuelo lleno de sangre, todo esto se recogió y fue enviado junto con el resto de las evidencias a los laboratorios de criminalística en Caracas.

En los días posteriores y ante la gravedad del caso los detectives se procuraron la presencia de un fiscal del Ministerio Público. Se proponían tomar declaraciones nuevamente a todas las personas que ya habían sido interrogadas, principalmente al sacerdote y por descarte a Rigoberto Franceschi, el novio de la víctima; la estrategia ahora estaría orientada a comprobar y fortalecer los indicios que se tenían y con la ayuda del fiscal obtener de Biaggi y de Franceschi muestras hematológicas, de cabellos y de semen.

Sabían qué no sería sencillo convencer al fiscal de este paso pero decidieron reunirse con él y exponerle todo lo que tenían. Una vez que el fiscal vio que los indicios apuntaban seriamente al cura accedió a estar presente en los interrogatorios que a partir de ese momento se efectuarían y llegado el momento clave le informaría que debía someterse obligatoriamente a la experticia que solicitaban los detectives de acuerdo a los artículos 148 y 152 del Código de Enjuiciamiento Criminal.

El 25 de octubre de 1961 el presbítero es detenido luego de intensos interrogatorios. No fue fácil para el fiscal lograr que accediera a que se tomaran las muestras necesarias para ser evaluadas; pues Luis Biaggi, visiblemente molesto alegaba que se estaba ofendiendo su dignidad de sacerdote.

Cuando por fin consintió en entregar muestras de sangre, de cabellos y de semen estas fueron enviadas al laboratorio de Caracas para los respectivos análisis. Ese día el caso quedó policialmente cerrado, ahora todo quedaba en manos de los tribunales de la república; sin embargo los detectives sabían que los que se le venía encima era un chaparrón de críticas.

Caracas, jueves 26 de octubre de 1961

A las 4:30 de la tarde Carlos Luis Olivares entraba al despacho del director de la PTJ, este lo había llamado en la mañana para ordenarle que debía trasladarse de inmediato a Caracas. El inspector intuía que lo esperaba una reprimenda, en momentos como ese ponía en tela de juicio el carácter científico de la policía a la que pertenecía, en el fondo sabía que cuando las investigaciones tocaban al representante de algún poder establecido o fáctico lo más seguro era que la técnica y la ciencia se fueran a la porra. El director lo recibió acremente:

-¡Mira, chico! ¿Tú estás loco? Solamente un tarado puede hacer lo que has hecho.

-¿Y qué fue lo qué hice, doctor?

-¿Cómo se te ocurre decir que el sacerdote, el hermano de la joven asesinada es el criminal?

-En ningún momento he dicho eso.

-¿Qué le dijiste entonces a Monseñor y a la prensa?

-Que hay elementos que hacen sospechar de él.

-Tú lo que estas es loco, ¿Cómo se me ocurrió enviar a un inexperto a investigar algo tan delicado?

-¿Usted me permite que le explique?

-No chico, qué vas a explicar; mandaré al subdirector para que se encargué de eso.

-¿Qué hago entonces, me quedo en Caracas?

-Sí, quédese, mañana hablaremos de nuevo.

Con esto concluyó la discusión entre el Director Rodolfo Plaza Márquez y el Inspector General de la PTJ; unos meses después y con el caso Biaggi aún quemando en la opinión pública, a Plaza Márquez le ofrecieron el cargo de Juez en un tribunal de reciente creación, esa oferta lo obligaba a retirarse del mando de la policía judicial.

Luego de salir de la oficina del jefe, Carlos Olivares moralmente apaleado, decidió llegarse hasta el laboratorio, sabía que si las pruebas efectuadas al cura resultaban negativas estaría perdido, tendría que retirarse del cuerpo policial.

Sin embargo, los técnicos le tenían buenas noticias: Primero, resultó que en el semen perteneciente a Luis Biaggi habían encontrado gonococos, segundo, la comparación macrométrica hecha entre los cabellos encontrados en la mano de la víctima con la muestra tomada del sacerdote tenían una notable semejanza y tercero no se pudo dictaminar en forma categórica identidad entre la pisada fotografiada en el piso de la habitación de la víctima y la huella en tinta tomada del pie derecho del indiciado por la imposibilidad de apreciar en la fotografía las crestas papilares que permitieran una verdadera identificación desde el punto de vista técnico, sin embargo desde el punto de vista morfológico hay bastante similitud entre ambas pisadas.

Al enterarse de esto Olivares se sintió aliviado.

Ciudad Bolívar, 7 de noviembre de 1961

El Tribunal de Primera Instancia en lo penal de Ciudad Bolívar a cargo del Juez Álvaro Natera Febres dictó auto de detención en contra de Luis Ramón Biaggi, quien esperaba la decisión en una celda de la cárcel pública. Días antes y luego de conocidos los resultados de las experticias, el cura reconoció ante el fiscal del Ministerio Público que efectivamente había tenido una infección en el pene.

En Ciudad Bolívar la opinión estaba dividida, unos a favor y otros en contra del sacerdote, muchos que lo conocían personalmente lo defendían y se negaban a creer que pudiera estar implicado, otros que también lo conocían no ponían en duda los resultados arrojados por las investigaciones.

Las señoras Soledad de Quintero y Eugenia de Sánchez dijeron a la prensa que la vida privada del sacerdote dejaba mucho que desear. «Se la pasaba con el carro lleno de mujeres y en una ocasión fue visto en la vía pública besándose con una muchacha de 18 años».

José Antonio Fernández, Secretario de la Cámara de Comercio y Reinaldo Sánchez Gutiérrez Abogado penalista, quienes habían tenido a Lesbia como empleada, afirmaban que la chica frente a su hermano siempre se mostraba temerosa y se refería a él invariablemente como «El Cura». En una ocasión que Fernández la encontró por la calle le ofreció trabajo de nuevo y Lesbia le dijo «Al cura no le gusta que yo trabaje».

Por su parte Monseñor Juan José Bernal, Arzobispo de Ciudad Bolívar, quien había ordenado a Biaggi como sacerdote en julio de 1956, aseguraba que el sacerdote tenía siempre el comportamiento de un niño frente a él, le contaba todos sus problemas por pequeños que fuesen y de todo le pedía opinión. «El padre no es un santico con frecuencia me decía que no hallaba qué hacer con ciertas muchachas que al encontrarlas en la parada del autobús le pedían que les diera la colita en su carro».

Sin embargo, Monseñor y una nutrida representación del clero comenzó a hacer visitas a las autoridades civiles y el 29 de octubre declararon a la prensa que la Iglesia Católica se sentía profundamente indignada por la forma como la PTJ había manejado el caso Biaggi, estimaban que los funcionarios se habían precipitado en sus conclusiones y pidieron que se revisara el caso. En febrero de 1962, dejaron colar a la prensa que los detectives que se habían hecho cargo de las investigaciones corrían peligro de quedar excomulgados de acuerdo a lo previsto en el artículo 2543 del Derecho Canónico.

El 31 de octubre de 1961 Pedro Díaz, Jefe de la delegación Bolívar de la PTJ pereció ahogado al naufragar la lancha en la que viajaba en el río Caroní, mientras se dirigía a investigar la muerte de unos mineros. No faltaron voces que desde los púlpitos relacionaran ese fallecimiento con un supuesto castigo divino por haber ofendido a un ministro de Dios, tampoco faltó quien especulara que aquel accidente podía haber sido provocado por miembros de la iglesia.

El padre fue trasladado a la Penitenciaría Generalde San Juan de los Morros en el estado Guárico; de su defensa se encargó su propio hermano, el abogado Nanzo Biaggi junto al Dr. Cesáreo Espinal Vásquez.

El 20 de enero de 1964 Luis Biaggi fue absuelto por el Juzgado Primero en lo Penal de San Juan de los Morros, el 30 de julio de ese mismo año es puesto en libertad condicional por orden del juez José Vicente Berti cuya sentencia causó escozor pues al terminar su exposición aseguró que era mejor absolver a un culpable que condenar a un inocente. Luego de ser puesto en libertad condicional Luis Ramón Biaggi se trasladó a la occidental ciudad de Barquisimeto y se dedicó a dar clases en la escuela Sagrado Corazón de Jesús del barrio El Suspiro

Finalmente el 26 de abril de 1967 Luis Biaggi es absuelto de todos los cargos por un tribunal colegiado.

¿Por qué se absuelve al sacerdote?

Según los tribunales no existían pruebas concluyentes; pese a que los indicios lo acusaban, varias de las evidencias recabadas no eran categóricas, por ejemplo: En el informe presentado por los técnicos del laboratorio de criminalística se decía que la comparación macrométrica hecha entre los cabellos encontrados en la mano de la víctima con la muestra tomada del sacerdote tenían una notable semejanza, no se empleaba la palabra «Idéntico»; con relación a esto los peritos argumentaron que no habían usado la palabra «Idéntico» pues ningún organismo biológico lo es, en cuanto a la huella plantar tampoco se pudo determinar con exactitud que perteneciera al indiciado y el arma homicida jamás fue encontrada. Tal vez decían algunos, el objeto que Víctor Silva y su esposa aseguraron haber visto entre las manos del sacerdote cuando salía de la casa era el arma, pero no eran más que especulaciones.

En los 3 años que estuvo detenido Luis Biaggi se graduó de abogado y escribió dos libros de autodefensa: Mi Drama y Encarcelamiento Político. Por aquellos años la revista Venezuela Gráfica publicó una fotonovela en la que se reconstruían los hechos pero con la clara intención de defender al sacerdote. En 1984 el cineasta Román Chalbaud presentó el film Cangrejo II, que ficcionaba este suceso basado en lo publicado por Fermín Mármol León en su libro 4 Crímenes 4 Poderes.

Referencias:

  • León Mármol, Fermin. 4 Crímenes 4 Poderes. Editorial Fuentes, Caracas 1978.
  • Duque, José Roberto. Asesinatos que conmovieron a Venezuela. Ediciones de El Nacional, Caracas 2002.
  • Reinoso, Víctor Manuel. «¿Un crimen perfecto el asesinato de Lesbia Biaggi?» Revista Elite, abril de 1967, pp 34-40. Caracas.
  • Diarios El Nacional, Últimas Noticias, El Mundo y Clarín. Revista Venezuela Gráfica.

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