El asesinato de Emmett Till

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  • Clasificación: Asesinato
  • Características: Racismo - El caso sirvió como referente para el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos
  • Número de víctimas: 1
  • Fecha del crimen: 28 de agosto de 1955
  • Perfil de la víctima: Emmett Louis Till, de 14 años
  • Método del crimen: Golpes - Arma de fuego
  • Lugar: Money, Estados Unidos (Mississippi)
  • Estado: Roy Bryant y John William Milam fueron absueltos por un jurado blanco el 23 de septiembre de 1955. Cuatro meses después, los dos, sabiendo que legalmente no podían ser juzgados, confesaron en un artículo de la revista «Look» que habían asesinado a Emmett Till
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¿Por qué sigue importando la vida de Emmett Till?

Workers.org

8 de septiembre de 2015

Durante el apogeo del Movimiento de Derechos Civiles en el Sur en la década de los 1960s, activistas como Jimmy Lee Jackson, Medgar Evers, Viola Liuzzo, James Chaney, Andrew Goodman, Michael Schwerner, el Rev. James Reeb y otros perdieron la vida a manos del Ku Klux Klan. Pero la reacción a un linchamiento anterior, junto con el boicot de autobuses de Montgomery-Alabama, ayudó a desencadenar este movimiento. Fue el linchamiento brutal de Emmett Till, un joven afroamericano de 14 años quien hace 60 años, el 28 de agosto, perdió su preciosa vida en Money-Misisipi.

Emmett Till nació el 25 de julio de 1941 y creció en Chicago. Sus padres habían migrado al Norte al igual que millones de negras/os para escapar de la opresión del Sur. A finales de agosto de 1955, Emmett viajó al corazón del Delta de Misisipi para visitar a un tío.

Su madre Mamie Till Mobley, le advirtió que la actitud de los blancos en Money hacia los negros era «diferente» de la de los blancos en Chicago a pesar de que ambas ciudades estaban marcadas por la segregación.

Roy Bryant, un rabioso segregacionista, era dueño de una tienda en Money frecuentada por aparceros negros. Cuando Till salía de la tienda, la esposa de Bryant alegó que el adolescente, quien sufría de un defecto del habla, le había silbado.

Días después en medio de la noche, Bryant, J.W. Milam y otro blanco racista secuestraron al adolescente a punta de pistola de la casa de su tío.

Willie Reed, un aparcero negro que trabajaba para Milam, afirmó en el documental de 2003, El asesinato de Emmett Till, que escuchó a Till siendo golpeado por los tres hombres en un cobertizo de herramientas. Oyó al adolescente gritando en agonía. Till, empapado de sangre, fue conducido a las orillas del Río Tallahatchie donde le dispararon en la cabeza.

Un ventilador desmotador de algodón fue atado con alambre alrededor de su cuello. Su cuerpo fue arrojado en el río donde fue encontrado días después. Después de que Reed fue obligado a lavar la sangre de Till de la parte trasera del camión, desapareció temiendo por su propia vida.

El asesinato de Emmett Till salió en titulares nacionales e internacionales. Cincuenta mil personas negras asistieron a su funeral en Chicago.

Su madre exigió que se abriera el ataúd para que todo el mundo pudiera ver la cara irreconocible y mutilada de su hijo debido a la salvaje golpiza con la culata de una pistola de calibre .45.

Roy Bryant y J.W. Milam fueron absueltos por un jurado blanco después de solo cinco días de testimonios. Cuatro meses después, Bryant y Milam, sabiendo que legalmente no podían ser juzgados, admitieron en un artículo de la revista Look que habían asesinado a Till.

Menos de cinco años después de este linchamiento, estudiantes universitarios negras/os comenzaron heroicas sentadas en mostradores de almuerzo contra la segregación en Woolworth y otras tiendas.

Como Christopher Benson, co-autor del libro Muerte de la inocencia dijo sobre el asesinato de Till en una entrevista: «Antes de Trayvon Martin, antes de Michael Brown, antes de Tamir Rice, estuvo Emmett Till. Esta fue la primera historia de «Vidas Negras Importan”. No es de extrañar entonces que cada vez que leemos acerca de otro joven negro desarmado ha sido matado en la calle -injustamente- por una figura de autoridad, se menciona el nombre de Emmett». (New York Times, 31 de agosto)


El asesinato de Emmett Till

Ana Barrio – Historiausa.about.com

Emmett Louis Till, un adolescente afroamericano nacido en Chicago, fue brutalmente asesinado en la madrugada del 28 de agosto de 1955 en Misisipi cuando solo contaba con 14 años de edad. Su caso ha servido como referente para el Movimiento de Derechos Civiles.

Emmett nació en Chicago el 25 de julio de 1941, ciudad en la que residía con su madre Mamie Carthan (1921-2003). En el verano de 1955, recibieron la visita de su tío Moses Wright, que le contó historias acerca de la vida en el delta del Misisipi que despertaron en Emmett una gran curiosidad por la región y un gran deseo de visitarla.

Deseo que se materializó cuando su madre, tras haberse negado rotundamente en un principio, finalmente le permitió que regresara con su tío tras la visita, no sin antes advertirle sobre las enormes diferencias entre Chicago y la región e indicarle que debía tener cuidado e incluso arrodillarse ante un blanco si era necesario con el fin de evitar problemas.

El 21 de agosto Emmett y su tío Moses Wright llegaron a Money, la pequeña población de unos 200 habitantes en la que residía este último. Tres días después, el 24 de agosto, Emmett se dirigió con su primo y otros adolescentes a una de las tres tiendas de las que disponía Money, la tienda de Roy Bryant y su esposa Carolyn, y fue acusado de insinuarse a esta última, una mujer blanca que contaba entonces con 21 años de edad. Carolyn les amenazó con una pistola y los adolescentes se fueron. Según se cree, tras el incidente Emmet había expresado su deseo de regresar a Chicago pero no se lo mencionó a su tío ya que tenía miedo de que se enfadara.

Roy Bryant se encontraba de viaje en aquel momento pero a su regreso, el 27 de agosto, su mujer ya se había encargado de hacer que la anécdota se extendiese por todo el pueblo.

Cuando se enteró de los hechos interrogó duramente a varios hombres afroamericanos en la tienda e incluso llegó a secuestrar a un hombre que creyó culpable, antes de conocer la identidad de Emmett Till. Esa misma noche, de madrugada, Roy Bryant, de 24 años de edad, se dirigió a casa de Moses Wright acompañado de su hermanastro John William Millam, de 36 años de edad, y de otro hombre de identidad desconocida en busca de un niño de 14 años llamado Emmett Till.

Ambos hombres llevaron a Emmett a un granero situado en una población cercana y allí le propiciaron una brutal paliza para luego dispararle en la cabeza y arrojarle al río Tallahatchie. Existen diferentes versiones sobre cómo ocurrieron los hechos, pero el resultado es siempre el mismo.

Cuando la policía comenzó a investigar la desaparición del adolescente, los hombres reconocieron haberle sacado de casa de su tío, pero aseguraron haberle dejado en la puerta de la tienda de Bryant esa misma noche, y ambos fueron arrestados por secuestro. Tres días después, el cuerpo desfigurado de Emmett fue descubierto por dos chicos que se encontraban pescando en el río Tallahatchie.

A pesar de que el cadáver se encontraba totalmente desfigurado y en estado de descomposición, Emmett pudo ser identificado gracias a que llevaba un anillo de plata grabado con las iniciales «L. T.» y la fecha «25 de mayo de 1943». El anillo había pertenecido a su padre Louis Till y Emmett se lo había pedido a su madre en Chicago antes de salir de viaje.

Los asesinatos racistas no eran algo ajeno en los estados sureños: tan solo una semana antes de la llegada de Emmett Till se había producido el asesinato de Lamar Smith en Brookhaven, una población también situada en Misisipi, cuyos ejecutores fueron absueltos.

Sin embargo, las circunstancias que rodearon la muerte de Emmett Till conmocionaron el país. La población blanca del norte estaba tan escandalizada como la población negra y los periódicos se hicieron eco de la noticia. Durante su funeral, su madre insistió en que el ataúd permaneciese abierto para que todo el mundo pudiera ser testigo de la masacre. La revista Jet y el periódico The Chicago Defender publicaron unas fotos del cadáver desfigurado que recorrieron el país.

Mientras la prensa del sur se encargaba de publicar fotos de Roy Bryant y John William Millam en sus uniformes del ejército y a extender el rumor de que en el norte se estaban produciendo revueltas que acabarían en una segunda guerra de Secesión, periódicos como The New York Times alababan la decisión que se acabó tomando de juzgar a ambos hombres bajo el cargo de asesinato.

Consecuencias del asesinato de Emmett Till

Emmett Till, un adolescente afroamericano de 14 años linchado en Misisipi el 28 de agosto de 1955, actuó como catalizador para el Movimiento de Derechos Civiles. Este artículo sirve como continuación de El asesinato de Emmett Till.

Tras una gran controversia, Roy Bryant y John William Millam fueron acusados de asesinato y su juicio tuvo lugar en septiembre de 1955 con una gran cobertura mediática. Los acusados costearon los gastos de la defensa por medio de donaciones que se habían realizado en la región y que, en menos de un mes, llegaron a recaudar 10.000 dólares en una época en la que el salario medio anual de una familia en Estados Unidos rondaba los 4.000 dólares.

Durante los cinco días que duró el juicio, los periodistas afroamericanos permanecieron segregados ocupando los sitios más alejados del jurado, compuesto en su totalidad por hombres blancos.

La defensa, apoyada por George Smith, el sheriff del condado de Leflore, se basó en que el cuerpo que se encontró en el río no era el de Emmett Till, que probablemente estaría vivo escondido por su familia.

Para ello alegaron que el cuerpo estaba demasiado descompuesto para llevar muerto solo tres días, que su identificación era imposible, que el anillo grabado con las iniciales de Louis Till, padre de Emmett Till, podría haber sido colocado en ese cuerpo posteriormente y que la finalidad de todo ello fuera probablemente el seguro de vida de 400 dólares que la madre de Emmett Till había cobrado por la muerte del mismo.

La deliberación del jurado duró poco más de una hora y Roy Bryant y John William Millam fueron declarados inocentes. En noviembre del mismo año, se les liberó asimismo del cargo de secuestro.

Las reacciones de la prensa no se hicieron esperar y, mientras en el sur seguían publicando historias intentando desprestigiar a la familia de Emmett Till e idealizar a los culpables, en el norte se publicaron llamamientos como el realizado por The Chicago Defender a sus lectores para que votaran en masa en respuesta a la absolución de Roy Bryant y John William Millam.

El asesinato de Emmet Till se convirtió en emblema de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. En ese mismo año de 1955, en Montgomery (Alabama), Rosa Parks se negó a cederle el sitio en el autobús a un hombre blanco, hecho que inició un movimiento de protesta en contra del sistema de segregación racial de los autobuses públicos.

En cierta ocasión, Rosa Parks indicó: «pensé en Emmett Till y ya no hubo marcha atrás».

En 1956 la revista Look realizó una entrevista a los culpables, en la que admitieron haber asesinado a Emmett Tool [Till] e indicaron que no veían ningún motivo para arrepentirse. Este hecho sirvió como base, entre otras cosas, para la publicación del Acta de Derechos Civiles de 1957, que permitía al Departamento de Justicia de Estados Unidos intervenir en los asuntos locales cuando hubiera peligro de que no se respetaran los derechos civiles.

En 1992 Roy Bryant volvió a ser entrevistado y volvió a indicar que no sentía ninguna culpa por el asesinato. Sin que él lo supiera, Mamie Carthan, la madre de Emmett, estaba escuchando la entrevista. En el año 2005 se exhumó el cuerpo enterrado y se le realizaron análisis de ADN que concluyeron que, efectivamente, el cadáver pertenecía a Emmett Till.

Por otra parte, el asesinato trascendió pronto al mundo de la cultura y el espectáculo. Langston Hughes le dedicó un poema en 1955, William Faulkner escribió dos ensayos sobre Emmett Till y Bob Dylan grabó una canción titulada «The Death of Emmett Till» en 1962. Desde entonces, el caso ha dado lugar a innumerables publicaciones, documentales y apariciones diversas en los medios de comunicación. Emmett Till sigue siendo un referente de la lucha por los derechos humanos.


Epílogo para un crimen racista

Javier del Pino – Elpais.com

8 de junio de 2005

El FBI investigará de nuevo el asesinato de un adolescente negro hace 50 años.

En 1955, los niños negros tenían prohibido acercarse a los colegios para niños blancos en Estados Unidos. A los negros, niños o adultos, se les prohibía hablar con los blancos salvo que éstos iniciaran la conversación. Tenían prohibido mirar a los blancos a los ojos. Y el color de su piel también marcaba el lugar en el que debían situarse en los autobuses, los cines o los parques públicos. Su lugar siempre era el más recóndito, el más incómodo o el más discreto.

Emmett Till, un adolescente negro de 14 años, se cruzó con una mujer blanca en una tienda de alimentación de un pueblo de Misisipí, el estado más profundo del sur. Y Emmett cometió un error: silbó. La mujer y otros clientes blancos de la tienda entendieron el gesto como una falta inaceptable de respeto e insultaron al joven, de acuerdo con su baremo racista.

El episodio pudo haber pasado inadvertido, pero no ocurrió así. Esa misma noche del 28 de agosto, cuando Emmett dormía junto a un primo en la casa de unos parientes, dos hombres entraron en su habitación y se lo llevaron. Habían pasado varios días cuando unos pescadores en el río Tallahatchie encontraron un cuerpo en la orilla cubierto de barro. Estaba mutilado, con golpes y con heridas de bala. El estado del cuerpo sólo permitía reconocer que era el de un joven negro, pero difícilmente podía confirmarse su identidad. No hubo autopsia.

Sólo la madre de Emmett estaba convencida que ese cadáver era el de su hijo. Tan segura estaba y tan destrozada por el vuelco miserable que había sufrido que la mujer celebró un funeral en Chicago con el ataúd abierto para que todos pudieran ver las mutilaciones de la intolerancia. 100.000 personas -ninguna blanca- vieron el cadáver del adolescente antes de que fuera enterrado en el cementerio de Burr Oak.

La investigación abierta en la época permitió sentar en el banquillo a dos personas, el marido y el hermano de la mujer a la que Emmett había silbado. Durante el juicio, los dos -ahora ya fallecidos- negaron su implicación y cuestionaron incluso que el cadáver encontrado fuera el de Emmett. Los dos individuos, blancos, fueron absueltos por un jurado de 12 personas, todas blancas. Años después, conscientes de que las leyes impiden juzgar dos veces a una persona por un mismo delito, confesaron haber apaleado y matado al joven como castigo a su osadía.

Dos documentales realizados con la ayuda de historiadores amparan ahora una teoría diferente: sostienen que en ese crimen hubo al menos cinco implicados más, algunos quizá todavía vivos. Los datos que aportan han sido suficientes para forzar al FBI a que reabra el caso. La semana pasada, en una ceremonia dolorosa para los supervivientes de la familia, el cadáver fue exhumado y trasladado a un laboratorio forense para someterlo a la autopsia que nunca se le practicó.

De momento, los trabajos médicos van a permitir inmediatamente confirmar si el cuerpo es el de Emmett; la prueba del ADN con muestras de sus familiares estará lista en unos días. Su madre nunca podrá saberlo más allá de su propia certeza. Murió hace dos años.

Una de las personas que aporta muestras genéticas es el primo que dormía con él la noche en la que fue secuestrado, el único testigo. Simoeon Wright, que tiene 62 años, asistió a la exhumación del cadáver con lágrimas y una mezcla de tristeza y reivindicación: «Nunca soñé que alguna vez llegaría este día», dijo convencido de que el crimen tiene más autores porque vio a más gente en su habitación. En el funeral, el reverendo y activista Jesse Jackson ensalzó a la madre al querer mostrar el cadáver de su hijo para que el mundo viera «los horrores de la intolerancia».

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