El asesinato de Delgado Chalbaud

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Carlos Delgado Chalbaud
  • Clasificación: Magnicidio
  • Características: El asesinato de Carlos Delgado Chalbaud ejecutado por Rafael Simón Urbina constituye el único magnicidio en la historia republicana de Venezuela
  • Número de víctimas: 1
  • Fecha del crimen: 13 de noviembre de 1950
  • Fecha de nacimiento: 20 de enero de 1909
  • Perfil de la víctima: El Coronel Carlos Delgado Chalbaud, de 41 años, Presidente de la Junta de Gobierno
  • Método del crimen: Arma de fuego
  • Lugar: Caracas, Venezuela
  • Estado: Durante la comisión del magnicidio Rafaael Simón Urbina fue herido accidentalmente y, esa misma noche, fue asesinado durante su traslado a la cárcel Modelo
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El asesinato de Delgado Chalbaud

José María Ollé Romeu – Un siglo de magnicidios (1964)

Presidente de la Junta Militar Venezolana (13 de noviembre de 1950)

La historia contemporánea de Venezuela está basada en un solo producto: el petróleo. El desarrollo fabuloso que en la vida moderna ha alcanzado esta industria ha modificado ampliamente la estructura económica de Venezuela, primer exportador mundial en la década de los cincuenta.

La industria petrolífera representó en esta época para Venezuela el noventa y tres por ciento de sus exportaciones y fue la base económica para una época de prosperidad que benefició principalmente a los grupos que controlaban el Estado venezolano. Esta tendencia a la expansión de un solo producto, favorecida por las compañías petroleras norteamericanas, ha motivado el descenso de la producción agrícola y ganadera del país.

En ciertos momentos Venezuela ha tenido que importar productos agropecuarios que ella misma podía producir. La industria venezolana, por falta de capitales, tampoco posee ninguna magnitud, mientras que los capitales acumulados por los impuestos sobre el petróleo se han empleado en su mayor parte en diversos trabajos públicos.

Este desequilibrio que presenta la economía venezolana ha sido promovido por los intereses norteamericanos, que controlan el ochenta por ciento de la industria petrolífera. De esta manera una gran parte de los beneficios que obtiene Venezuela con la exportación del petróleo son anulados por la necesidad de importar numerosos productos de consumo general.

Algunos gobiernos venezolanos han intentado paliar un poco el fuerte desequilibrio de su economía aceptando frecuentemente la inmigración de braceros para revalorizar la agricultura. Pero los altos salarios obreros de las empresas petrolíferas han dificultado esta solución.

Políticamente Venezuela ha sido regida la mayor parte del siglo XX por una oligarquía militar. La figura sobresaliente fue el general Juan Vicente Gómez, que desde 1908 hasta 1935 dominó el país por medio de una dictadura. Esta tradición militarista continuó después de la muerte del general Gómez, aunque no apareció una figura de su misma talla.

En 1943 el gobierno del general Isaías Medina aprobó una ley que favorecía las concesiones de las compañías extranjeras para la explotación de los yacimientos de petróleo.

Al margen del ejército se formó en Venezuela una oposición, más o menos legal, de tendencias izquierdistas, apoyada por la mayoría de intelectuales y el partido comunista clandestino. Todos estos grupos de la oposición formaron un partido único llamado Acción Democrática, que, junto con algunas minorías militares, se sublevaron el 18 de octubre de 1945 contra el gobierno militar del general Medina.

La revolución triunfó después de varios días de sangrienta lucha en las calles de Caracas, durante los cuales murieron más de trescientas personas. Dominado el país por las fuerzas revolucionarias, tomó posesión provisional de la presidencia de la República el socialista moderado Rómulo Betancourt. El nuevo gobierno fue reconocido por Estados Unidos, y Betancourt prometió respetar la ley de 1943 sobre concesiones petrolíferas y no aumentar los impuestos sobre el capital invertido por las compañías extranjeras.

La política de amistad del gobierno Betancourt respecto a las compañías petrolíferas le dio cierta estabilidad, permitiéndole celebrar elecciones para una Asamblea Nacional que debía aprobar una nueva Constitución.

El triunfo obtenido por la Acción Democrática fue absoluto al conseguir ciento treinta puestos de los ciento sesenta de que se componía la Asamblea Nacional. Betancourt llevó a cabo una política de aproximación a los conservadores, que ocasionó la ruptura de su partido con los comunistas.

Por otro lado, diversos elementos del ejército intentaron, durante 1946, derrocar el régimen. En este año hubo cuatro levantamientos rápidamente sofocados por las tropas leales al gobierno.

El último movimiento contrarrevolucionario, que estalló el 11 de diciembre de 1946, fue el más difícil de reprimir. Los rebeldes se apoderaron del aeropuerto de Maracay y, utilizando los aviones militares que en él había, bombardearon la ciudad de Maracay y Caracas. El gobierno atravesó unos momentos peligrosos antes de neutralizar la acción de los aviones rebeldes; pero finalmente, con el apoyo de sus propias fuerzas, dominó la situación.

Durante el año 1947 el gobierno de Betancourt se esforzó en democratizar el país, concediendo una amplia amnistía que afectaba a los exiliados políticos. En julio la Asamblea Nacional aprobó una nueva Constitución, influida por las doctrinas del socialismo moderado, que reconocía y protegía el derecho de propiedad.

Esta Constitución moderada no fue aceptada por los grupos más extremistas del ejército. El 27 de julio se sublevó el cuartel de infantería de Maracay, pero fue rápidamente desarmado. Desde Estados Unidos uno de los principales jefes militares, el general López Contreras, advirtió al gobierno de Betancourt que el ejército no toleraría la Constitución, y que la guerra civil sería inevitable si la nueva Constitución, elaborada por el Parlamento con mayoría del partido de Acción Democrática, entraba en vigor.

En las elecciones generales, celebradas el 14 de diciembre, el país se dividió en dos tendencias. Una la conservadora, fuertemente aliada con los elementos más representativos del ejército, y otra, la gubernamental, de tendencias izquierdistas, que sentó la candidatura del ilustre novelista Rómulo Gallegos. El triunfo electoral correspondió al partido gubernamental, acaudillado por Rómulo Gallegos, quien se hizo cargo de la presidencia de la República el 15 de febrero de 1948.

El nuevo gobierno obtuvo la victoria gracias al apoyo electoral de la población obrera. Pero, si quería cumplir el programa electoral prometido de nacionalizar la industria petrolera, tenía que enfrentarse con la oposición de Estados Unidos, que disponer de medios más que suficientes en el país para provocar una crisis económica o política.

Por otro lado, la política social prometida por el gobierno de Rómulo Gallegos exigía recursos enormes, que sólo podían proporcionarlos las compañía petroleras, y si éstas eran nacionalizadas, el gobierno perdería el principal contribuyente del país y no podría realizar su política social.

Rómulo Gallegos no tuvo la decisión suficiente para enfrentarse con los grandes problemas de su país, su política destacó por su indecisión y contradicciones. Las masas populares, que le habían apoyado en la lucha electoral, se sintieron defraudadas y desencadenaron un período de agitación obrera y revolucionaria, que obligó al presidente, el 20 de noviembre, a suspender las garantías constitucionales y a declarar el estado de alarma en todo el país.

Esta situación anormal de enfrentamiento del gobierno con las masas que le habían sostenido fue aprovechada por elementos militares de las derechas, que derrocaron al gobierno y constituyeron una Junta Militar presidida por el antiguo ministro de la Guerra, coronel Carlos Delgado Chalbaud, que se hizo cargo del gobierno del país.

En su programa político, dirigido a toda la nación, la nueva Junta justificó su golpe militar por la incapacidad del gobierno para mantener el orden en el país, perturbado por los elementos comunistas. Tras una experiencia de tres años de gobierno con figuras políticas, Venezuela empezaba un nuevo período bajo el mando de la oligarquía militar, sistema ya tradicional de gobierno en el país.

Los jefes de la sublevación anularon la Constitución de 1947 y proclamaron de nuevo la de 1936, que por su espíritu menos democrático se adaptaba mejor a sus fines. La Junta Militar disolvió todos los partidos contrarios a su sistema principalmente la Acción Democrática y el partido comunista.

Venezuela vivió una época de orden, basado en la persecución vigorosa de todos los individuos contrarios a la Junta y apoyado por las compañías petroleras, dispuestas a colaborar con el ejército porque defendía mejor sus intereses que el gobierno anterior.

El 13 de noviembre de 1950 el Presidente de la Junta, Delgado Chalbaud, fue muerto a balazos cuando salía de su residencia para dirigirse a su despacho oficial. El ataque se produjo cuando Delgado Chalbaud acababa de subir a su automóvil. Su ayudante de campo, el capitán Carlos Bacallao, que viajaba con la víctima, resultó herido de bala en la parte derecha del pecho y en la pierna derecha, y con varios rasguños en la frente. El conductor del automóvil resultó ileso.

En la clínica el capitán Bacallao declaró que el atentado se produjo al interponerse otro coche al de Delgado Chalbaud, obligándole a detenerse. En este momento comenzó el tiroteo, al que respondió inmediatamente el presidente. Los atacantes le dispararon hasta que le abatieron. Eran unos treinta, vestidos de paisano.

Según el comunicado oficial, el ataque fue organizado por el general Rafael Simón Urbina, que poseía el título de general por sus actividades revolucionarias contra la larga dictadura del general Juan Vicente Gómez.

El general Urbina se refugió herido en la Embajada de Nicaragua, y el mismo día se presentaron allí el prefecto de Caracas y el jefe de policía. Éstos se entrevistaron con Urbina y le convencieron de que saliera de la Embajada, debido al grave estado en que se encontraba.

Al abandonar el edificio fue detenido y trasladado a la cárcel del Cerro del Obispo. Allí los médicos dictaminaron que se había producido la gangrena en la pierna herida y decidieron trasladarle a la cárcel Modelo para practicarle la amputación. Al ser trasladado de una cárcel a otra, Urbina fue muerto por sus guardianes.

El motivo del atentado ha quedado bastante oscuro, en parte porque el general Urbina fue un hombre que a lo largo de su vida colaboró con grupos políticos de muy diferente ideología, y también por la rápida muerte que halló por parte de los que, lógicamente, habían de tener interés en que viviera para esclarecer completamente el atentado.

Su muerte da a entender que algunos elementos de la Junta Militar no deseaban aclarar toda la verdad del suceso. La versión más probable es que se trató de un ataque de un grupo de militares contra otro para controlar los beneficios del petróleo.


El asesinato de Carlos Delgado Chalbaud

Efemeridesvenezolanas.com

Lunes, 13 de noviembre de 1950

El 13 de noviembre de 1950 fue asesinado el Coronel Carlos Delgado Chalbaud, Presidente de la Junta de Gobierno que había surgido a raíz del derrocamiento de Rómulo Gallegos. Rafael Simón Urbina, sindicado de ser el autor del crimen, cayó también abaleado cuando trataba de huir.

Para ese año, la resistencia al régimen estaba dirigida por AD, y el Partido Comunista había realizado huelgas obreras, movimientos de protesta campesina y otras acciones políticas. El Gobierno encarceló más personas, clausuró en forma indefinida el periódico Tribuna Popular del Partido Comunista, y en forma temporal el periódico El Gráfico, vocero de COPEI, y el diario El Nacional.

El gobierno provisorio de la Junta Militar disolvió el Congreso Nacional, el Consejo Supremo Electoral, los Consejos Municipales y las Juntas Departamentales y Comunales de toda la República. El ex-presidente Rómulo Gallegos, detenido por el nuevo gobierno, salió al exilio.

El partido Acción Democrática, que había ejercido el gobierno, fue disuelto, y sus principales dirigentes perseguidos, encarcelados o desterrados. Meses más tarde fue disuelto también el Partido Comunista. Ambos partidos pasaron a constituir los núcleos más importantes de la resistencia contra la dictadura militar. COPEI y URD, que habían hecho oposición al sectarismo y esclusivismo de Acción Democrática en el poder, siguieron actuando legalmente y la junta mantuvo con ellos una política de aparente amistad y algunos militantes de esos partidos ejercieron cargos en el gobierno.

La Junta Militar permitió el regreso al país de los ex-presidentes López Contreras, Medina Angarita y otros dirigentes del gobierno derrocado el 18 de octubre de 1945; y ordenó devolver los bienes a los enjuiciados por el Tribunal Civil y Administrativo.

La Junta Militar declaró su propósito de llamar a elecciones libres, sin ventajismos, para encaminar el país a la constitucionalidad. Pero en la práctica, la ilegalización de partidos, la censura de prensa, la persecución política, suspensión de garantías constitucionales, cierre de la Universidad, etc. eran medidas que iban definiendo el carácter dictatorial del régimen.

Se organizó la policía política, se estableció un control militar, se restringió el derecho de reunión y el funcionamiento de los partidos políticos. El gobierno buscaba «no atacar a todo el mundo, concentrar el fuego contra el enemigo principal del momento, que era para ellos el recién derrocado Partido de Gobierno e ir apretando en la medida que el régimen de la Junta Militar iba fortaleciendo su estructura. Pero en el seno del Gobierno comienzan a imponerse los partidarios de la política de fuerza encabezado por Pérez Jiménez».

El Comandante Carlos Delgado Chalbaud, persona bien educada e hijo de Román Delgado Chalbaud, opositor a J. V. Gómez, había prometido que su gobierno sería provisional hasta que realizaran nuevas elecciones. Sin embargo, parece que los otros compañeros de la Junta Militar temían a ese plan político.

En medio de las pugna políticas de este año 1950, un grupo dirigido por Rafael Simón Urbina secuestró al Presidente Delgado Chalbaud y luego lo asesinó.

El magnicidio cometido provocó una crisis política nacional y obligó a reorganizar la Junta Militar y convertirla en una Junta de Gobierno que de inmediato se encargó de la Presidencia de la Junta el Dr. Germán Suárez Flamerich. En realidad, éste fue el comienzo de una carrera ascendente de Marcos Pérez Jiménez hacia la usurpación de la Presidencia de la República, que no abandonó hasta que fue derrocado el 23 de enero de 1958.


El asesinato de Delgado Chalbaud

Cronicasdeltanato.wordpress.com

Domingo 12 de noviembre de 1950 – Una noche de copas

El negro Carlos Mijares, chofer de plaza de mirada apacible, hundió sus 33 años en la cama que le asignaron en la quinta Luzant. Las copas de brandy que había ingerido y las palabras dichas por su jefe no lo dejaban conciliar el sueño.

-Si todo sale bien mañana -señaló Rafael Simón Urbina- tendrán una gruesa remuneración pues todo lo que vamos a hacer esta acordado con el comandante Pérez Jiménez.

Veinte años después y faltándole pocos días para abandonar la cárcel, Mijares seguía negando tercamente que supiera con exactitud el trabajo que iban a hacer.

-De haber sabido que íbamos a secuestrar al presidente Delgado Chalbaud me hubiera negado -aseguró Mijares al periodista José Suárez en 1970- Yo era un chófer de plaza y en esa época le trabajaba al general Urbina quien me contrató para sacar a pasear a unos paisanos suyos de Coro. Caí inocente y vine a saber de que se trataba aquello en la víspera, cuando ya no podía salir de la quinta.

Sea como sea Carlos Mijares siguió en el barco aquella noche de noviembre de 1950. Tal vez rezó para que todo saliera bien, después de todo si era verdad lo dicho por su jefe, seguramente sus condiciones de vida mejorarían mucho. Nuevamente trató de dormir; dentro de pocas horas debían salir a hacer el trabajo y él era el chofer principal en la acción, debía estar listo y despabilado.

Lunes 13 de noviembre de 1950 – Entre la oración y la conspiración

A las cinco de la mañana la primera dama del país, Sra. Lucía de Delgado Chalbaud entró a misa en la iglesia de San Francisco acompañada por las Hermanitas de los Pobres y la Asociación de Damas Bolivarianas. No sabía que mientras rezaba píamente, los hombres que ese día iban a matar a su esposo se levantaban penosamente de la juerga de brandy de la noche anterior.

Todos los que estaban allí además de Mijares, habían sido atraídos por la admiración sentida hacia su paisano Rafael Simón Urbina, a quien apodaban el General. También los movía el afán de aventura y por supuesto la jugosa paga prometida.

Entre los complotados que durmieron esa noche en la Luzant, estaban el propio Rafael Simón Urbina, viejo guerrero anticomunista, su primo Domingo Urbina, encargado de reclutar a la gente para ese trabajo, Pedro Antonio Díaz, campesino falconiano y el ya mencionado Carlos Mijares.

El grupo se había estado moviendo desde el jueves 9 de noviembre por varias zonas de la ciudad ultimando los detalles del plan que debían ejecutar el día 13. El domingo en la noche antes de regresar a la Luzant se acercaron hasta la quinta Maritza ubicada en Las Mercedes y de allí fueron más al este hasta la segunda avenida de Santa Eduvigis en Los Dos Caminos.

El millonario

Tanto la quinta Luzant que servía de pernocta a los conjurados como la Maritza que estaba destinada a recibir a Delgado Chalbaud una vez que estuviese secuestrado, pertenecían al empresario Antonio Aranguren quien había amasado una ingente fortuna con el negocio del asfalto. Antes de aquella acción, Aranguren financió a varias de las expediciones subversivas llegadas a las costas venezolanas a comienzos del siglo XX. Antonio Aranguren era además compadre de Rafael Simón Urbina.

La participación del millonario Aranguren en el plan de secuestro de Delgado Chalbaud nunca quedó muy clara, aunque muchos presumían que formaba parte de la misma como financista, se decía además que el cerebro gris de la operación era su amigo, el abogado y «experto» electoral colombiano Franco Quijano. El objetivo de este plan sería sacar del poder a los integrantes de la junta militar de gobierno y elevar a la presidencia de la república al propio Antonio Aranguren.

Otra versión que se manejó fue la de la venganza de Aranguren contra Delgado Chalbaud, debido a que éste no había querido apoyarlo en la concreción de algunos negocios, calificados por el presidente de la junta como turbios.

Sin embargo, en el expediente levantado días después a los conjurados los abogados del millonario aseguraron que su cliente no estaba en conocimiento del plan de secuestro; que había cedido la quinta Luzant a su compadre Simón Urbina para que viviera en ella y que le había encargado además que gestionara la venta de la quinta Maritza a la embajada de Nicaragua, con la que el guerrillero tenía excelentes relaciones, entre otras cosas porque su esposa era nicaragüense.

Lunes 13 de noviembre de 1950 – La hora fatídica

Hasta 1965 cuando se erigió la mansión presidencial La Casona, los presidentes de Venezuela despachaban en el palacio de Miraflores y dormían en sus propias casas, la del comandante Carlos Delgado Chalbaud, la quinta Lois, estaba ubicada entre Puente Chapellín y Country Club.

En la mañana del lunes 13 de noviembre, un poco después de las 8, Delgado Chalbaud se disponía salir hacia Miraflores junto a su edecán, el teniente de navío Bacalao Lara. Se despidió de su esposa que ya había regresado de misa y fue hasta donde estaba el lujoso Cadillac presidencial; el presidente pidió a su chofer un cigarrillo y la prensa del día antes de abordar el vehículo.

Unos minutos antes de la partida, un funcionario de apellido Aponte, quien escoltaba con su moto al Cadillac, había llegado a la residencia sin lograr ver por los alrededores nada que pudiera parecer sospechoso. Sin embargo, los conjurados que alcanzaban dos decenas, esperaban agazapados en las proximidades, distribuidos en 5 vehículos.

Felipe Figueroa, el chofer del presidente tomó la ruta que bajaba del Country Club hacia el barrio de Chapellín, Delgado Chalbaud iba enfrascado en la lectura de la prensa y Bacalao Lara revisaba unos documentos. Al superar una curva se oyeron tres cornetazos; esta era la señal que esperaban los conspiradores para actuar, la encargada de tocar la bocina era la propia esposa de Simón Urbina quien tripulaba un Packard negro.

A la orden de Simón Urbina, Carlos Mijares atravesó el Ford en la vía por donde debía pasar el Cadillac presidencial, al mismo tiempo, el Packard, un Hudson, un Plymouth y un Chevrolet cortaban los flancos. En un rápido movimiento los hombres del presidente fueron reducidos por los agavillados. Al teniente Bacalao lo desarmaron 8 hombres, mientras otro grupo liderado por Urbina se encargaba del motorizado Aponte y de Chalbaud.

El presidente de la Junta de Gobierno fue sacado con violencia del Cadillac y llevado junto a su edecán y su escolta al carro que conducía Mijares. A Bacalao lo pusieron en el asiento delantero y a Delgado Chalbaud lo sentaron en la parte posterior flanqueado por Simón Urbina y Aponte. El grupo se devolvió por la vía del Country para bajar hasta la carretera del este (hoy día avenida Francisco de Miranda) entroncar a El Rosal y de allí coger hasta la quinta Maritza.

En el trayecto, Rafael Simón Urbina y su primo Domingo se dedicaron a insultar y vejar a Delgado Chalbaud. Le quitaron las charreteras mientras de los labios del montonero las palabras iban saliendo lentas e implacables.

-«Considérese muerto Delgado, tengo tres meses cazándolo. Ya usted no será más presidente ni comandante. Lo hemos agarrado, Pérez Jiménez está en cuenta de todo esto» -Luego agregó con rencor- «Yo le ofrecí mi amistad cuatro veces y usted no la quiso».

Delgado Chalbaud le respondió -«Usted se la da de valiente Urbina, entendámonos como hombres, no sea cobarde.»

Urbina le dedicó una mirada de muerte.

A las 9:20 de la mañana llegaron a la quinta Maritza. Justo cuando Mijares estacionaba el auto sonó un disparo, a Pedro Antonio Díaz se le había escapado un tiro con el que hirió a Rafael Simón Urbina en la pierna derecha, en medio de la confusión Chalbaud intentó auxiliar a su captor colocando un pañuelo para detener la hemorragia.

La situación ya se había desbordado, los encolerizados hombres de Urbina comenzaron a increpar a Delgado Chalbaud, cuando llegaron al arco que daba acceso al patio Domingo, Mijares y Díaz apuntaron al presidente, quien les gritó:

– ¡No sean cobardes, así no se mata a un hombre!

Domingo y Mijares accionaron sus armas; al sentir los impactos el presidente se dobló hacia delante y cuando se desplomaba, Pedro Antonio Díaz le asestó otro disparo. Los demás asesinos dispararon contra el edecán Bacalao Lara y cuando uno de los sicarios quiso asesinar al chofer y al motorizado, Urbina lo impidió, ordenándole que los dejaran amarrados. Luego de que el grupo abandonara la quinta Maritza, Bacalao malherido como estaba logró arrastrarse hasta una residencia vecina y pidió a los alarmados habitantes que dieran aviso a Miraflores de lo que había pasado.

Palacio de Miraflores, cinco minutos antes

A palacio ya habían llegado rumores sobre una situación confusa que se había presentado en los alrededores de la residencia presidencial, así que el teniente Ramírez tomó el teléfono y pidió comunicación con la señora Lucía de Delgado, le preguntó que si era verdad que cerca de la quinta habían matado a un policía. La esposa del presidente que hasta el momento no había sido informada de nada, bajó nerviosa hasta el puesto de guardia para inquirir que sucedía. La respuesta que le dieron la aterrorizó.

-«Los hombres de Urbina secuestraron al presidente».

La primera dama salió a las casas vecinas en solicitud de ayuda, la señora Margot Boulton se ofreció a llevarla a palacio, cuando las dos mujeres llegaron a Miraflores, le informaron que a su esposo lo habían matado en Las Mercedes. Compungida fue llevada hasta la quinta Maritza donde al entrar se topó con el tercer miembro de la junta de gobierno y ministro de relaciones exteriores, Luis Felipe Llovera Páez. Éste al verla le dijo: «Carlos esta al final de la rampa, llévenlo al hospital militar, allá están avisados».

No fue sino hasta las once cuando llegaron al hospital militar, el presidente seguía con vida pese a tener 4 impactos de bala, la primera dama estaba esperanzada pero dos horas más tarde, el doctor Paredes, jefe del equipo que atendía a su esposo salió para comunicarle que no había nada que hacer.

Carta desde la embajada

Apenas se recibió la llamada de auxilio de Bacalao Lara, se inició la persecución; patrullas, tanques de guerra y camiones cargados de tropas salieron a las calles. Un grupo se fue hasta la quinta Maritza para establecer la ruta de huída de los asaltantes y la Seguridad Nacional activó su red de informantes.

Diez minutos después de la tragedia, el millonario Antonio Aranguren llegó cerca de la quinta Maritza, miró gente agolpada en la entrada y le preguntó a un policía que había sucedido. El policía que no sabía que hablaba con el dueño de la residencia, le dijo que no podía pasar pues había un militar muerto. Aranguren, aterrado decidió llegarse hasta la casa de Franco Quijano para ver si sabía algo. Franco Quijano le informó que unos minutos antes le habían llevado a Rafael Simón Urbina, con una herida en la pierna y que luego Urbina decidió irse a la embajada de Nicaragua para solicitar asilo diplomático.

Efectivamente y siguiendo los pasos del plan, la esposa del jefe conspirador, María Isabel de Urbina entró en la sede diplomática nica a las 9:20 de la mañana, al ver al embajador exclamó -¡Se está peleando en Caracas! Llevaba consigo a sus hijos.

Unos minutos después entraron Carlos Mijares, Pedro Díaz y Domingo Urbina cargando a Rafael Simón quien reclamaba ásperamente a Díaz el haberlo herido. Lo calificó de cobarde y traidor y luego se sumió en una intensa depresión. En un momento llevó el arma a su cabeza con la intención de suicidarse pero su hija lo impidió. El resto de sus hombres abandonó la embajada para tomar distintos rumbos.

Más tarde, Simón Urbina le dictó a su esposa una carta que debía ser enviada al comandante Pérez Jiménez, en ella le decía entre otras cosas, lo siguiente: «Desde que llegué al país deseé que usted fuera el presidente, el comandante Delgado Chalbaud está gravemente herido, yo estoy en las mismas condiciones en la embajada de Nicaragua, donde le pido protección».

En 1983, el depuesto dictador Marcos Pérez Jiménez, quien fuera señalado por Rafael Simón Urbina como el mentor de la operación de secuestro de Delgado Chalbaud alegó lo siguiente con relación a aquella carta: «Sí me mandó esa carta. Era el mensaje del vagabundo. Decía: yo pretendo ponerlo a usted de Presidente. Le dije: bueno, ¿Y quién lo autoriza a usted para que me ponga en la Presidencia de la República? ¿Acaso yo soy un muñeco? Entonces ordené: que figure esa carta en el expediente. Yo mismo mandé a poner el papel en el expediente. Lo que quería Rafael Simón Urbina era hacerme pasar por menguado mental y entonces decir: a éste lo manejo yo. Con decirle que lo voy a poner en la Presidencia entonces me va a patrocinar. Nada de eso. ¿Quién era Rafael Simón Urbina para decirme que me quería poner de Presidente? ¿Quién lo facultaba a él? No lo facultaba ni el voto popular, ni su capacidad, ni nada. Era el bárbaro en función».

Con relación al destino final del viejo montonero, Pérez Jiménez agregó: «Rafael Simón Urbina era agresivo, violento y tenía que terminar como vivió. Si vivió matando gente a mansalva no se puede pedir que muriera en la cama con los santos óleos […] Nosotros le mandamos a decir al embajador de Nicaragua: si no lo entrega, nos metemos a la embajada y sacamos a Urbina. Y teníamos buenas relaciones con el gobierno de Managua; pero le advertimos: ahí puede haber tiros porque si ese señor hace resistencia, tendremos que usar la fuerza».

Muere Rafael Simón Urbina

En horas de la tarde del 13 de noviembre, el mayor Carlos Morales, jefe de la policía de Caracas y el prefecto Hernán Gabaldón se personaron en la embajada para exigir la entrega de Simón Urbina, ofrecieron respetar su vida y brindarle la atención médica necesaria.

Luego de varias horas el embajador accede; pero Urbina se niega a salir, Morales y Gabaldón instan al diplomático a que lo obligue a entregarse y éste ahora les dice que debe consultar con su gobierno. Finalmente Urbina es entregado, los funcionarios no lo trasladan a una clínica sino que lo llevan a una celda en la cárcel del Cerro del Obispo. Urbina permaneció allí entre las 8 y 11 de la noche, hora en que se presentó una comisión de la Seguridad Nacional para trasladarlo a la Cárcel Modelo; pero lo que suponía que sería un simple traslado se complica y Rafael Simón Urbina es ultimado a balazos.

Como en todo el caso, este episodio generó un cúmulo de hipótesis; la versión oficial rezaba que Urbina trató de fugarse durante el traslado y los agentes tuvieron que matarlo. En la calle se tejieron muchas conjeturas, se decía por ejemplo que ese supuesto intento de fuga era un invento pues no era posible que un hombre con una herida en la pierna y con tanta pérdida de sangre pudiera intentarla. Las miradas apuntaban al entonces comandante Marcos Pérez Jiménez quien integraba la Junta Militar de Gobierno, junto a Felipe Llovera Páez y el malogrado Carlos Delgado Chalbaud.

Sobre éste punto Pérez Jiménez reveló que la muerte de Urbina sí había sido intencional, pero él no participó en la decisión de liquidarlo: «La cuestión es que a Urbina se le liquidó. Yo no se si por orden del Alto Mando Militar. Urbina era un tipo muy violento y agresivo».

Persecución, captura y juicio de los magnicidas

En los días siguientes se erigió un tribunal para procesar a todos los que aparecían implicados en el magnicidio. La prensa desplegó avisos en portadas con grandes fotografías de Pedro Díaz, Domingo Urbina y Carlos Mijares. Por éste último se llegó a ofrecer una recompensa de 5 mil bolívares.

Los hombres de Urbina fueron cayendo poco a poco, Carlos Mijares, Pedro Antonio Díaz y Domingo Urbina son llevados a purgar condena en la cárcel Modelo de Caracas, Domingo Urbina se fuga de la misma durante el gobierno de Betancourt y se incorpora a las guerrillas de Douglas Bravo, allí permanece por 4 años. Lleva luego una vida errante hasta que en 1985 es asesinado en un oscuro episodio de venganza. Pedro Díaz llegó a tener 7 mujeres con las que procreó nueve hijos en los 20 años que estuvo preso. Se desempeñó como jefe de mantenimiento y en los días finales de su estadía ganaba 350 bolívares al mes, salió en libertad el 18 de diciembre de 1970 con la idea de solicitar un crédito para trabajar un terreno que tenía en Falcón.

Carlos Mijares, se defendió vendiendo café y comida; para él los primeros días de cárcel fueron los más difíciles. Recordaba las torturas a las que fue sometido.

La mañana del 2 de diciembre de 1970, día que salió de prisión, Mijares sintió desplomarse. Era como si el frío hierro de 20 años de celdas le atenazara los huesos. Con lágrimas en los ojos miró la ciudad, ya no era la misma que vio por última vez en 1950. Mientras caminaba recordó la noche que pasó en la quinta Luzant la víspera del magnicidio, los condicionales saltaban en su mente: Si me hubiera negado… Si no me hubiese quedado esa noche; pero los condicionales son un sin sentido ante los hechos y el hecho era que había pasado 20 años encerrado. Ahora solo le quedaba ir a ver a su anciana madre, quien aún a sus 77 años lo esperaba en casa.

Referencias:

  • Blanco Muñoz Agustín. Habla el General. Coedición UCV- Editorial José Martí. Caracas 1983. Segunda edición. pp. 99-116.
  • Sanoja Hernández Jesús. «La historia del único magnicidio en Venezuela». El Nacional, Venezuela. 3 de agosto de 1997. pp. 10-11.
  • Márquez Mata Antonio. «Un asesinato que cambió la historia de Venezuela». Últimas Noticias, Venezuela. 12 de noviembre de 1970. pp. 28-29.
  • Suárez Núñez José. «Condenados por asesinato de Delgado Chalbaud abandonarán la cárcel sin alentar rencores». Últimas Noticias, Venezuela. 13 de noviembre de 1970. p.6

Carlos Delgado Chalbaud

Wikipedia

Carlos Román Delgado Chalbaud Gómez (Caracas, 20 de enero de 1909 – Caracas, 13 de noviembre de 1950) fue un militar, ingeniero y político venezolano. Conocido como Carlos Delgado Chalbaud pues usaba los apellidos de su padre Román Delgado Chalbaud como forma de homenaje a su memoria.

Su madre fue Luisa Elena Gómez Velutini. A los cuatro años de edad, su padre fue encarcelado en La Rotunda por órdenes del general Juan Vicente Gómez. Como medida de seguridad, su familia se exilió en París, Francia.

Carrera militar

En esos momentos de Chalbaud su gran gobierno fue militar, duró 2 años en la presidencia. En París (Francia) Delgado Chalbaud realiza sus estudios secundarios en el Lycée Lakanal.

Con apenas 20 años aborda el crucero Falke en el puerto de Gdynia (Polonia), el cual desembarcó en las costas de Cumaná el 11 de agosto de 1929, con la finalidad de derrocar al general Juan Vicente Gómez. En esta operación fallida murió su padre Román que estaba al mando de los expedicionarios, por lo que decidió regresar a París donde completa sus estudios de ingeniería civil en la École des Travaux Publics.

Se casa durante este tiempo, con una estudiante de origen rumano, Lucía Devine, de filiación comunista, frecuentando los círculos radicales universitarios parisinos estableciendo contactos con prácticamente todos los grupos de exiliados, tanto europeos como latinoamericanos, que residían en la capital francesa.

Trata sin mucho éxito, de encabezar un nuevo plan de invasión a Venezuela y para ello entra en contacto con los amigos de su padre y viaja a Barcelona (España) donde establece lazos de amistad con el escritor Rómulo Gallegos en cuya casa se hospeda.

Luego de la muerte del general Gómez en 1935, regresa a Venezuela. El presidente Eleazar López Contreras considera entonces la posibilidad de incorporarlo a las Fuerzas Armadas, pero antes lo envía nuevamente a Francia con el fin de que complete sus estudios.

Graduado de ingeniero en 1937, asiste a la Escuela Superior de Guerra de Versalles y al volver a Venezuela en 1939 es incorporado al ejército como capitán (asimilado) adjunto al servicio de Ingeniería Militar en Caracas y luego como capitán comandante de la segunda compañía del Batallón de Ingenieros Francisco Avendaño (1941).

Incursión en la política

Como uno de los más brillantes oficiales de las Fuerzas Armadas se asocia al grupo castrense que derroca al General Isaías Medina Angarita, en el Golpe de estado de 1945 y es nombrado Ministro de la Defensa de la Junta Revolucionaria de Gobierno que lo sustituye en el poder la cual fue presidida por Rómulo Betancourt.

Ratificado en el cargo por Rómulo Gallegos, primer presidente venezolano electo por el voto universal, directo y secreto, forma parte del grupo que lo derroca en el Golpe de estado de 1948, aparentemente más por temor y obligación que por convicción, recordemos que Delgado Chalbuad había vivido en casa de Gallegos mientras este se encontraba en su exilio español y quien decía que sentía un «cariño filial por el militar», es nombrado entonces Presidente del triunvirato de la Junta Militar que lo sucede (junto a Marcos Pérez Jiménez y Luis Llovera Páez).

Su distanciamiento con Pérez Jiménez se va acrecentando a medida que se debaten las alternativas para institucionalizar el nuevo régimen. A comienzos de 1950, se discute sobre un acuerdo para convocar a elecciones, disolver la Junta Militar y entregarle la Presidencia a un candidato de entendimiento entre los partidos políticos y las Fuerzas Armadas que sería el propio Delgado Chalbaud, quien se estaba perfilando como una personalidad política de primera importancia; pero su candidatura se vio interrumpida por el magnicidio del 13 de noviembre de 1950.

Magnicidio

El asesinato de Carlos Delgado Chalbaud ejecutado por Rafael Simón Urbina constituye el único magnicidio en la historia republicana de Venezuela. Se dice que el magnicidio fue ordenado por Marcos Pérez Jiménez, sin embargo, esto es poco probable pues su esposa, Flor María Chalbaud Cardona de Pérez Jiménez, era prima sanguínea del coronel Carlos Delgado Chalbaud.

Su asesinato parece más orientado hacia un lamentable desenlace de un secuestro realizado motu proprio por Urbina para propiciar que Pérez Jiménez fuera Presidente.

Según razones de Urbina, Delgado Chalbaud lo había despreciado en varias oportunidades y le había negado el reintegro de sus bienes, de los cuales había sido despojado luego de un juicio por peculado en los tiempos del Gobierno del General Eleazar López Contreras. Urbina había sido Gobernador del Estado Amazonas y posteriormente enjuiciado por enriquecimiento ilícito.

Al día siguiente de su captura fue asesinado por efectivos de la Dirección de Seguridad Nacional.

El magnicidio de Chalbaud provocó una crisis política nacional y obligó a reorganizar la Junta Militar. Se decidió convertirla en una «Junta de Gobierno» y se consultó a varios civiles notables como el Dr. Arnoldo Gabaldón, que había adquirido fama por la lucha anti malárica en el país, como uno de los candidatos a sustituir al recién asesinado presidente de la República. Finalmente se decidieron por Germán Suárez Flamerich, para ese entonces embajador en el Perú, quien fue encargado de inmediato de la presidencia de la junta.

Homenajes

  • En el nacimiento del río Orinoco se encuentra el cerro Carlos Delgado Chalbaud, a 1.047 metros sobre el nivel del mar. Dicho cerro se bautizó con su nombre dos años después de su muerte, durante la expedición franco-venezolana que remontó y exploró el curso superior del Orinoco y descubrió sus fuentes, encabezada por el oficial venezolano Frank Risquez Iribarren.
  • Actualmente existe una organización sin fines de lucro denominada como: «Fundación Delgado-Chalbaud», cuya función social es la de difundir la vida y obra sobre este personaje y la de sus familiares.

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