
- Clasificación: Asesino
- Características: Celos - Un sargento de la Guardia Civil mata a tiros a su exnovio en un gimnasio
- Número de víctimas: 1
- Fecha del crimen: 26 de julio de 2011
- Fecha de nacimiento: 1966
- Perfil de la víctima: Marcos Hernández, de 28 años
- Método del crimen: Arma de fuego (Beretta 9 mm parabellum)
- Lugar: Madrid, España
- Estado: Se suicida el mismo día disparándose en la cabeza
Índice
- 1 Un guardia civil, Angel Luis Jiménez, mata a tiros a su exnovio en un gimnasio
- 2 Fallece el guardia civil que mató a tiros a su exnovio en un gimnasio
- 3 El Guardia Civil y el socorrista: celos, interés y amenazas en el crimen del gimnasio
- 4 «Marcos amenazó al sargento»
- 5 Los celos del sargento metódico
- 6 «Marcos amenazó al sargento»
Un guardia civil, Angel Luis Jiménez, mata a tiros a su exnovio en un gimnasio
Juan Diego Quesada – El País – Angel Luis Jiménez
27 de julio de 2011
El sargento de la Guardia Civil Angel Luis Jiménez de la Torre, de 45 años, asesinó ayer supuestamente a Marcos Hernández, el socorrista de 28 de un gimnasio del centro de la ciudad con el que meses atrás había mantenido una relación. El agente le encañonó con su arma reglamentaria, una Beretta, en el vestuario de hombres, mientras otro chico se duchaba, y le descerrajó cinco disparos, uno de los cuales le alcanzó en la cabeza. Llevaba consigo también un revólver. A continuación, el sargento intentó suicidarse sin éxito con un disparo en la frente.
En la sala de musculación del gimnasio del Holiday Gym, a esas horas, se ejercitaban unas 30 personas que en un primer momento no le dieron mucha importancia al ruido que provenía del vestuario. Pensaban que estaban haciendo obras en la planta de abajo.
En realidad se estaba produciendo un asesinato que los investigadores creen que se debió a los celos. El sargento no soportaba que el chico cº1on el que había estado saliendo estuviese ahora con otro. Los amigos de Marcos dicen que este pasaba por uno de los mejores momentos de su vida, con un trabajo que le apasionaba y una nueva pareja que le llenaba.
La única preocupación que tenía eran las repentinas llamadas de teléfono que le hacía quien a la postre ha sido su asesino. Sus conocidos también coinciden en que habían discutido por el pago de unas facturas de la época en la que eran pareja.
Este agente en activo de la Guardia Civil, que permanece ingresado en estado muy grave en el hospital Gregorio Marañón, es uno de los conductores de los autobuses que trasladan a los presos de la cárcel al juzgado (el servicio de material móvil), una unidad que tiene su base en Príncipe de Vergara, a un par de calles de donde se produjo el asesinato. No es la primera vez que por la cercanía se pasaba a ver a Marcos en su lugar de trabajo, donde se encargaba de dar clases de natación y de vigilar a los bañistas.
Tenía pensado matarle
La última vez que ambos hablaron por teléfono fue la noche del lunes. Ángel Luis llamó por la noche al que había sido su novio. Discutieron, como había ocurriendo en otras ocasiones. Antes de colgar el sargento le dijo a Marcos que tenía pensado matarle, según ha relatado una amiga de ambos.
Ya por la tarde la gente los vio discutiendo en la puerta donde trabajaba la víctima, el Holiday Gym, un centro de fitness situado en la plaza de la República Dominicana. Existen otros centros de musculación de esta misma cadena repartidos por toda la región. La pelea que comenzaron en la puerta se trasladó a los vestuarios, localizados en la planta intermedia de las tres que tiene este gimnasio.
A esas horas, sobre las cinco de la tarde, entrenando en las máquinas había unas 30 personas. Una de ellas, Iriel Gil, moreno, con los músculos muy marcados, escuchó cinco golpes, parecidos a los que provocan los topetazos de un martillo. «Después hubo como 40 segundos de silencio y se volvió a escuchar otro golpe. Los que estábamos ahí pensábamos que estaban haciendo obra».
El tiroteo cogió en medio a un deportista que en ese momento salía de la ducha. Él fue quien avisó al resto de clientes de lo que acababa de ocurrir. La policía encontró en la escena del crimen un segundo arma, un revólver, que también portaba el guardia civil. La otra hipótesis que se manejaba es que lo llevase encima Hernández, como una forma de defenderse de su exnovio.
El asesino y la víctima habían mantenido una relación sentimental que terminó hace medio año, tal y como explican sus allegados. Marcos Hernández era un hombre que cuidaba mucho su cuerpo, pasaba muchas horas en el gimnasio entrenándose. Tenía en este momento otra pareja, camarero de una discoteca con el que hacía pesas a diario.
El sargento nunca encajó la ruptura
Era común verles machacándose en las máquinas cada tarde, a la hora en la que Marcos terminaba su turno de socorrista. Su novio trabaja de noche y tenía las tardes libres. «Me dijo que estaba realmente feliz con su nueva relación. Estaba en un momento muy bueno de su vida. Me lo comentó mientras tomábamos un café», comentaba uno de los socios del centro.
Los amigos del fallecido explican que el sargento nunca encajó muy bien la ruptura y que su obsesión por Hernández creció al enterarse de que estaba saliendo con otro. Los celos es el principal móvil que maneja la policía como desencadenante del asesinato.
Los investigadores han sabido a través del relato de una amiga que los dos habían mantenido muchas discusiones a través del móvil desde que pusieron fin al noviazgo y que en la noche previa al asesinato el sargento había revelado sus intenciones de matarle.
Lo hizo. El Samur encontró a Marcos muerto y al guardia civil con un disparo en la cabeza. Lo trasladaron de urgencia al hospital donde anoche permanecía ingresado en estado crítico pero estable. El gimnasio fue desalojado y en la puerta esperaba media docena de socios musculados, con toallas al cuello, arrancados de golpe de sus horas de ejercicio.
Estuvieron varias horas en la puerta intentando recuperar sus pertenencias que permanecían guardadas en las taquillas. Fernando, un monitor que estaba dando una clase de spinning en el momento del crimen, recordaba en uno de esos corrillos formados en la puerta que vio tras los disparos cómo algunos socios corrían por las escaleras vistiéndose a la carrera. Pasó medio minuto largo hasta el siguiente disparo. Ese es el tiempo que tardó el sargento en apuntar la pistola hacia su cabeza.
Fallece el guardia civil que mató a tiros a su exnovio en un gimnasio
Juan Diego Quesada – El País
27 de julio de 2011
El sargento de la Guardia Civil Angel Luis Jiménez de la Torre, de 45 años, que supuestamente asesinó ayer por la tarde a su expareja Marcos Hernández, socorrista de 28 años, en un gimnasio ubicado en la plaza de la República Dominicana de Madrid, ha fallecido esta mañana en el hospital Gregorio Marañón, donde ingresó en estado crítico, han confirmado fuentes del centro hospitalario.
El agente se pegó un tiro en la frente unos 40 segundos después de descerrajarle seis a su expareja. Ángel Luis tuvo hace unos meses una relación con Marcos, trabajador del local donde murió, y la noche antes del crimen le amenazó de muerte. Amigos del fallecido explican que discutían por gastos hechos cuando eran pareja y que el presunto asesino no soportaba que su ex hubiera rehecho su vida con otra pareja.
Sobre las cuatro y media de la tarde, el agente le encañonó con su arma reglamentaria, una Beretta, en el vestuario de hombres, mientras otro chico se duchaba, y le descerrajó cinco disparos, uno de los cuales le alcanzó en la cabeza. Llevaba consigo también un revólver. A continuación, el sargento intentó suicidarse sin éxito con un disparo en la frente.
En la sala de musculación del gimnasio del Holiday Gym, a esas horas, se ejercitaban unas 30 personas que en un primer momento no le dieron mucha importancia al ruido que provenía del vestuario. Pensaban que estaban haciendo obras en la planta de abajo.
En realidad se estaba produciendo un asesinato que los investigadores creen que se debió a los celos. El sargento no soportaba que el chico con el que había estado saliendo estuviese ahora con otro. Los amigos de Marcos dicen que este pasaba por uno de los mejores momentos de su vida, con un trabajo que le apasionaba y una nueva pareja que le llenaba.
La única preocupación que tenía eran las repentinas llamadas de teléfono que le hacía quien a la postre ha sido su asesino. Sus conocidos también coinciden en que habían discutido por el pago de unas facturas de la época en la que eran pareja.
El sargento era conductor de los autobuses que trasladaban presos al juzgado
Este agente en activo de la Guardia Civil es uno de los conductores de los autobuses que trasladan a los presos de la cárcel al juzgado (el servicio de material móvil), una unidad que tiene su base en Príncipe de Vergara, a un par de calles de donde se produjo el asesinato.
No es la primera vez que por la cercanía se pasaba a ver a Marcos en su lugar de trabajo, donde se encargaba de dar clases de natación y de vigilar a los bañistas. La última vez que ambos hablaron por teléfono fue la noche del lunes. Ángel Luis llamó por la noche al que había sido su novio. Discutieron, como había ocurriendo en otras ocasiones. Antes de colgar el sargento le dijo a Marcos que tenía pensado matarle, según ha relatado una amiga de ambos.
Ya por la tarde la gente los vio discutiendo en la puerta donde trabajaba la víctima, el Holiday Gym, un centro de fitness situado en la plaza de la República Dominicana. Existen otros centros de musculación de esta misma cadena repartidos por toda la región. La pelea que comenzaron en la puerta se trasladó a los vestuarios, localizados en la planta intermedia de las tres que tiene este gimnasio.
A esas horas, sobre las cinco de la tarde, entrenando en las máquinas había unas 30 personas. Una de ellas, Iriel Gil, moreno, con los músculos muy marcados, escuchó cinco golpes, parecidos a los que provocan los topetazos de un martillo.
«Después hubo como 40 segundos de silencio y se volvió a escuchar otro golpe. Los que estábamos ahí pensábamos que estaban haciendo obra». El tiroteo cogió en medio a un deportista que en ese momento salía de la ducha. Él fue quien avisó al resto de clientes de lo que acababa de ocurrir.
La policía encontró en la escena del crimen un segundo arma, un revólver, que también portaba el guardia civil. La otra hipótesis que se manejaba es que lo llevase encima Hernández, como una forma de defenderse de su exnovio.
La víctima pasaba muchas horas en el gimnasio
El asesino y la víctima habían mantenido una relación sentimental que terminó hace medio año, tal y como explican sus allegados. Marcos Hernández era un hombre que cuidaba mucho su cuerpo, pasaba muchas horas en el gimnasio entrenándose.
Tenía en este momento otra pareja, camarero de una discoteca con el que hacía pesas a diario. Era común verles machacándose en las máquinas cada tarde, a la hora en la que Marcos terminaba su turno de socorrista. Su novio trabaja de noche y tenía las tardes libres. «Me dijo que estaba realmente feliz con su nueva relación. Estaba en un momento muy bueno de su vida. Me lo comentó mientras tomábamos un café», comentaba uno de los socios del centro.
Los amigos del fallecido explican que el sargento nunca encajó muy bien la ruptura y que su obsesión por Hernández creció al enterarse de que estaba saliendo con otro. Los celos es el principal móvil que maneja la policía como desencadenante del asesinato.
Los investigadores han sabido a través del relato de una amiga que los dos habían mantenido muchas discusiones a través del móvil desde que pusieron fin al noviazgo y que en la noche previa al asesinato el sargento había revelado sus intenciones de matarle.
Lo hizo. El Samur encontró a Marcos muerto y al guardia civil con un disparo en la cabeza. Lo trasladaron de urgencia al hospital, donde ha muerto horas después.
El gimnasio fue desalojado y en la puerta esperaba media docena de socios musculados, con toallas al cuello, arrancados de golpe de sus horas de ejercicio. Estuvieron varias horas en la puerta intentando recuperar sus pertenencias que permanecían guardadas en las taquillas.
Fernando, un monitor que estaba dando una clase de spinning en el momento del crimen, recordaba en uno de esos corrillos formados en la puerta que vio tras los disparos cómo algunos socios corrían por las escaleras vistiéndose a la carrera. Pasó medio minuto largo hasta el siguiente disparo. Ese es el tiempo que tardó el sargento en apuntar la pistola hacia su cabeza.
El Guardia Civil y el socorrista: celos, interés y amenazas en el crimen del gimnasio
Laura Villar – Vozlibre.com
28 de Julio de 2011
Madrid.- El Guardia Angel Luis Jiménez de la Torre y el socorrista Marcos Hernández han protagonizado el último crimen por violencia de género. Su historia, se llena ahora de testimonios que aseguran que entre ambos había celos, interés y amenazas. Mientras los dos son enterrados hoy en diferentes localidades de Madrid, el gimnasio escenario de la tragedia recupera poco a poco la normalidad.
Aunque en un principio los celos parecían la causa más probable del asesinato de Marcos Hernández, cometido por su ex novio, Guardia Civil, ahora aparecen nuevos detalles que dan una visión diferente. Al parecer, el socorrista llevaba tiempo amenazando a Ángel Luis con contar que era homosexual. Algo que no gustó al Guardia Civil, que prefería mantener su condición sexual en el trabajo en secreto.
Sin embargo, no es lo único que critica ahora el entorno de Luis Ángel. Sus amigos aseguran que las propiedades de las que disponía el Guardia Civil habían atraído la atención de Marcos Hernández hasta el punto de considerar que el amor del socorrista no era más que interés económico. «Se quería casar con él, pero Ángel se negó», dicen algunos de los conocidos de Luis Ángel.
Desde el otro bando, el de Marcos Hernández, se aluden a las numerosas amenazas que recibió el socorrista tras romper su relación con el Guardia Civil. Sus amigos, algunos de ellos asiduos al gimnasio donde fue asesinado, aseguran que Luis Ángel llevaba tiempo haciéndole la vida imposible. Los celos por su nuevo noviazgo parecen ser las causas más inmediatas del asesinato.
Sea como fuere, el Guardia Civil y el socorrista han pasado ya a formar parte de la negra historia de la violencia de género en España, convirtiendo, además, el asesinato en un truculento suceso en el que los celos, las amenazas y el amor por interés parecen ser los grandes protagonistas. Una tragedia que se ha cobrado dos víctimas mortales, Marcos Hernández y Luis Ángel, que, durante la mañana de hoy, serán enterradas en el Cementerio Sur de Madrid y en el cementerio municipal de Colmenar Viejo respectivamente.
«Marcos amenazó al sargento»
Laura L. Álvarez – LaRazon.es
28 de julio de 2011
Marcos Hernández, el socorrista del gimnasio «Holiday Gym» de Príncipe de Vergara asesinado a tiros por su ex pareja sentimental, amenazaba «frecuentemente» a éste con contar en su puesto de trabajo su condición sexual, según el entorno más cercano del agente.
Angel Luis Jiménez Torre, sargento de la Guardia Civil destinado en el destacamento de Príncipe de Vergara (muy cerca del lugar del crimen), se dedicaba a conducciones especiales y solía trasladar a presos desde las cárceles madrileñas a dependencias judiciales.
Según fuentes de la investigación, allí «todo el mundo» sabía que Ángel Luis era homosexual, algo que nunca repercutió para nada en su trabajo y no provocó otra reacción que la indiferencia entre la mayoría de los agentes. Sí destacan de él que no era «demasiado buen compañero», pero su condición sexual era, por lo visto, vox pópuli.
Sin embargo, o él desconocía que los demás lo daban por hecho o el que fuera su pareja durante más de cinco años creía que el tema era determinante para Ángel. El caso es que, según el entorno del guardia civil, Marcos amenazó más de una vez a Ángel con contar en el destacamento de Príncipe de Vergara su condición sexual. También aseguran que el hecho de que el sargento del Instituto Armado tuviera «varias propiedades» había «influido» en el amor que Marcos sentía por el guardia civil. «Se quería casar con él, pero Ángel se negó», afirman los más allegados.
En cualquier caso, la historia de amor y desamor de esta pareja ha terminado, como la de tantas otras relaciones conflictivas, en el cementerio. Marcos falleció en el vestuario de caballeros del gimnasio donde trabajaba tras los seis tiros (cinco en la caja torácica y el sexto en la cabeza) que su ex pareja le disparó a bocajarro.
Ángel llevaba encima las dos armas que poseía: la oficial de la Benemérita (una Beretta) y un revólver, con el que, al parecer, se pegó el tiro en la frente tras matar a su ex pareja. Fue trasladado muy grave al Gregorio Marañón, donde falleció ayer.
Tras haberles sido practicadas las autopsias en el Anatómico Forense, el entierro de Marcos está previsto que se efectúe esta mañana en el Cementerio Sur de la capital, mientras que el de Ángel será en el cementerio municipal de Colmenar Viejo, informa Efe.
Los celos del sargento metódico
Juan Diego Quesada – El País
28 de julio de 2011
El sargento Angel Luis Jiménez de la Torre, fallecido ante de anoche en el hospital Gregorio Marañón tras matar a su exnovio y dispararse a sí mismo en la cabeza, pertenecía al servicio de material móvil de la Guardia Civil, una unidad encargada del traslado de presos, personal o material.
Sus miembros no conocen por seguridad qué desplazamientos van a hacer hasta pocas horas antes de que se lleven a cabo. Así nadie podrá tener información para tenderles una emboscada o programar un atentado. Sus compañeros describen al sargento como un hombre metódico, muy legalista y estricto a la hora de aplicar el reglamento del cuerpo. De la Torre, como es habitual, llamó el martes por la mañana a la comandancia para saber qué misión tenía encomendada para ese día.
-No tienes asignado nada para hoy.
-Vale, estaré en el gimnasio haciendo pesas. Llamadme si me necesitáis.
El guardia civil, de 45 años, colgó el teléfono. Más tarde se dirigió al centro Holiday Gym de la plaza de la República Dominicana, en el barrio de Chamartín. Es un lugar frecuentado por agentes porque la Jefatura Superior y una sede del Instituto Armado en Príncipe de Vergara están bastante cerca. En ese centro trabajaba el que había sido su pareja durante varios años, un chico bien parecido llamado Marcos Hernández, 17 años más joven que él. Era socorrista y monitor de la piscina del centro de fitness.
La noche anterior, según ha podido saber la policía a través del relato de una amiga de ambos, discutieron por teléfono. Ángel Luis, según sus conocidos y la hipótesis que maneja la investigación, no llevaba muy bien que Marcos saliese con otra persona. El sargento amenazó con matarlo antes de acabar la llamada.
Al día siguiente cuando entró por la puerta del gimnasio iba armado con un revólver y una Beretta de 9 milímetros, la reglamentaria del cuerpo. Juntos, cuando eran pareja, acostumbraban a hacer pesas, a ejercitarse durante tardes enteras.
Seis tiros, uno en la cabeza
Compartían un grupo de amigos en común que frecuentaba los centros de musculación (dieta estricta, batidos vitaminados) y salía por el barrio de Chueca. Algunos famosos que trabajan en televisión también formaban parte de la cuadrilla.
Marcos Hernández, moreno, pelo corto, además de trabajar entre semana hacía de camarero en Shangai, una discoteca situada en el número 20 de la calle Costanilla de los Ángeles, un club decorado en rojo, negro y dorado, con grandes espejos y salas reservadas para clientes VIP. «Le teníamos mucho cariño. La noticia nos ha afectado», dice uno de los encargados de ese local.
La noticia es que el sargento le disparó a su exnovio seis tiros, uno de los cuales le impactó en la cabeza. Medio minuto después, mientras un chico que salía de la ducha corría escaleras arriba, se disparó a sí mismo.
El servicio de emergencias encontró a Marcos muerto pero el asesino pudo ser estabilizado y trasladado al hospital. En la madrugada de ayer murió, tal y como confirmó una portavoz del hospital Gregorio Marañón. Al Grupo V de Homicidios, que por la mañana había tenido que investigar un supuesto parricidio en Hortaleza, se le acumuló el trabajo. Esta vez, un tiroteo en un gimnasio.
Mientras fallecía el sargento en el hospital, el cuerpo de Marcos Hernández salía del Instituto Anatómico Forense rumbo al tanatorio sur de Madrid, en la carretera de Toledo. Allí lo velaron toda la tarde, concretamente en la sala 38, sus amigos y familiares. El chico será enterrado hoy en la más estricta intimidad.
El que supuestamente ha acabado con su vida llevaba tan a rajatabla sus sesiones de entrenamiento en el gimnasio como sus rutinas en el trabajo. No faltaba nunca. Era de ideas fijas, tal y como describen sus conocidos. Metódico, repiten. Años atrás perteneció al servicio de Información de la Guardia Civil aunque casi no pisó la calle, sino que su trabajo se limitó a los despachos. No se le recuerda apuntando con un arma. Una de sus últimas tareas era conducir a los presos camino a la cárcel o al juzgado.
«Marcos amenazó al sargento»
Laura L. Álvarez – Larazon.es
30 de julio de 2011
La relación entre Marcos y Ángel se volvió turbulenta. Del amor que un día, aseguran, se profesaron pasaron a capítulos llenos de celos, amenazas y rencores una vez rota la relación.
Marcos Hernández, el socorrista del gimnasio «Holiday Gym» de Príncipe de Vergara asesinado a tiros por su ex pareja sentimental, amenazaba «frecuentemente» a éste con contar en su puesto de trabajo su condición sexual, según el entorno más cercano del agente.
Angel Luis Jiménez Torre, sargento de la Guardia Civil destinado en el destacamento de Príncipe de Vergara (muy cerca del lugar del crimen), se dedicaba a conducciones especiales y solía trasladar a presos desde las cárceles madrileñas a dependencias judiciales.
Según fuentes de la investigación, allí «todo el mundo» sabía que Angel Luis Jiménez era homosexual, algo que nunca repercutió para nada en su trabajo y no provocó otra reacción que la indiferencia entre la mayoría de los agentes. Sí destacan de él que no era «demasiado buen compañero», pero su condición sexual era, por lo visto, vox pópuli.
Sin embargo, o él desconocía que los demás lo daban por hecho o el que fuera su pareja durante más de cinco años creía que el tema era determinante para Ángel. El caso es que, según el entorno del guardia civil, Marcos amenazó más de una vez a Ángel con contar en el destacamento de Príncipe de Vergara su condición sexual. También aseguran que el hecho de que el sargento del Instituto Armado tuviera «varias propiedades» había «influido» en el amor que Marcos sentía por el guardia civil. «Se quería casar con él, pero Ángel se negó», afirman los más allegados.
En cualquier caso, la historia de amor y desamor de esta pareja ha terminado, como la de tantas otras relaciones conflictivas, en el cementerio. Marcos falleció en el vestuario de caballeros del gimnasio donde trabajaba tras los seis tiros (cinco en la caja torácica y el sexto en la cabeza) que su ex pareja le disparó a bocajarro.
Angel Luis Jiménez llevaba encima las dos armas que poseía: la oficial de la Benemérita (una Beretta) y un revólver, con el que, al parecer, se pegó el tiro en la frente tras matar a su ex pareja. Fue trasladado muy grave al Gregorio Marañón, donde falleció ayer.
Tras haberles sido practicadas las autopsias en el Anatómico Forense, el entierro de Marcos está previsto que se efectúe esta mañana en el Cementerio Sur de la capital, mientras que el de Ángel será en el cementerio municipal de Colmenar Viejo, informa Efe.