
- Clasificación: Asesino en serie
- Características: Violador
- Número de víctimas: 8 +
- Fecha del crimen: 1986 - 1996
- Fecha de detención: 23 de abril de 1997
- Fecha de nacimiento: 4 de junio de 1964
- Perfil de la víctima: Mujeres (prostitutas)
- Método del crimen: Arma blanca / Arma de fuego
- Lugar: Varias, Estados Unidos (California), Estados Unidos (Illinois), Estados Unidos (Indiana)
- Estado: Condenado a pena de muerte en Illinois el 3 de septiembre de 2002. Conmutada por cadena perpetua el 10 de enero de 2003
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Andrew Urdiales
Última actualización: 31 de marzo de 2016
Guarda de seguridad en Chicago, Andrew admitió haber matado a 3 mujeres de Illinois e Indiana, y a otras 5 en el sur de California.
Andrew Urdiales, de 32 años, fue acusado del asesinato de 2 prostitutas cuyos cuerpos desnudos fueron encontrados flotando en el lago Wolf en Chicago. El sheriff del departamento del Condado de Livingston dijo también que estaba preparando los cargos contra Urdiales por la muerte de una prostituta en Hammond, Indiana, cuyo cuerpo fue encontrado en el río Vermilion cerca de Pontiac, a 90 millas más o menos [algo menos de 150 km] al suroeste de Chicago.
Urdiales trabajaba de guardia de seguridad –uno de los trabajos más codiciados para la comunidad de los asesinos en serie- en la tienda Eddie Baurer del centro de Chicago, y supuestamente frecuentaba el barrio de Hammond en Chicago, conocido centro de reunión de las prostitutas locales.
Una vez que sus víctimas se montaban en su coche, les ataba las manos y los pies con una cinta y las llevaba a un lugar desierto donde las violaba y mataba. Las dos víctimas descubiertas en el lago Wolf fueron apuñaladas repetidamente y les disparó en la boca. «Es el asesino», dijo el comandante de la policía de Chicago, Nathan Gibson. «Las mataba después de tener relaciones con ellas.»
En 1996, Urdiales se hizo famoso para las autoridades de Chicago cuando fue arrestado por un problema relacionado con armas, concretamente con una pistola del calibre 38. Posteriormente, lo dejaron en libertad, pero cuando fue arrestado de nuevo el 23 de abril de 1997, la policía lo conectó con 2 de los asesinatos precisamente a través de su arma del calibre 38.
La detención se produjo después de que hubiera convencido a una prostituta para que se montara en su coche en Hammond, Indiana, e intentara maniatarla. La aterrorizada mujer luchó contra él, mientras gritaba pidiendo ayuda. Un policía que se hallaba cerca escuchó los gritos y consiguió detener a Urdiales.
Antiguo marine, Urdiales estuvo destinado en Camp Pendleton (California) y en Twentynine Palms, desde 1984 hasta 1991. En este período las autoridades del campo creen que mató al menos a 5 mujeres y probablemente a más. La policía de Palm Springs encontró una pistola y un cuchillo en una taquilla a nombre de Urdiales que están intentando relacionar con las otras muertes.
El sheriff del condado de Orange, Brad Gates, dijo que entre los casos de California está incluida la agresión en 1986 a Robbin Brandley, una estudiante de 23 años que fue apuñalada hasta la muerte en un oscuro parking en el Saddleback Community College, en Mission Viejo.
Las fuerzas de la ley en Palm Springs confirmaron que el antiguo operador de radio había admitido haber matado a 3 mujeres en los alrededores de esta comunidad en el desierto. Se le considera el principal sospechoso en el asesinato de Tammy Lynn Erwin, una joven de 18 años cuyo cadáver apareció en un paraje desierto con un disparo en la cabeza, y de la muerte en marzo de 1995 de la mujer de 32 años Denise Maney. Su quinto asesinato en California es otra mujer de San Diego.
Sus amigos y familiares afirmaron que Urdiales era un hombre normal pero cuando regresó de los marines, «era diferente». Gary Zabala, un viejo amigo suyo dijo, «creo que los marines cambiaron su vida».
Durante los interrogatorios de la policía en Chicago, los veteranos investigadores sufrieron un shock al ver la pasmosa calma y falta de emoción con la que Urdiales describió su carrera mortal de 10 años. «Es el peor interrogatorio que he hecho en mi vida», dijo John Booth, detective de la policía de Palm Springs. «Se sentó allí y contó cosas como «entonces le volé la cabeza» como si no fuera nada importante.»
El 31 de mayo de 2002, un jurado del Condado de Cook condenó a Urdiales a la pena de muerte por el asesinato de dos mujeres en 1996, Lynn Huber, de 22 años, de Chicago, y Laura Uylaki, de 25, de Hammond.
En enero de 2003 la sentencia fue conmutada por la de cadena perpetua.
Andrew Urdiales: el asesino que creía en la beneficencia
José Luis Durán King – Operamundi-magazine.com
29 de enero de 2012
Tras desnudar a una de sus ocho víctimas antes de asesinarla, Andrew Urdiales regaló la ropa al Ejército de Salvación, pues sabía que ahí harían un mejor uso de las prendas.
Después de ser sentenciado a muerte por el homicidio de una de sus ocho víctimas, Andrew Urdiales tuvo tiempo de platicar con el detective Don McGrath, quien no sólo fue uno de los protagonistas en la captura del agresor, sino que también testificó contra el predador en el caso del sacrificio de Cassandra Corum, quien perdió la vida el 13 de julio de 1996 en Indiana. Al final de la breve charla, Urdiales confesó al detective sentirse muy feliz. Cuando este preguntó por qué, la respuesta lo dejó con la boca abierta: «Bueno, usted sabe, siento una especie de alegría de que me hayan capturado. Ya comenzaba a sentir la urgencia [de matar] nuevamente».
Andrew Urdiales era un psicópata, un hombre violento, solitario, con problemas para hablar. Nada le importaba, solo la gratificación que obtuvo de sus ocho presas. Conoció a Cassandra Corum en un bar de Hammond. Tras acordar tener relaciones sexuales se dirigieron a Wolf Lake. Sin embargo, la pareja comenzó a discutir dentro del vehículo. Urdiales la golpeó a puñetazos, la obligó a desnudarse y la bajó del auto en la oscuridad. La mujer, para entonces rogaba por su vida. Cuando estaba a punto de decir algo, recibió un disparo en el rostro. Pero resulta que Urdiales continuaba enojado, por lo que sacó su navaja y la hundió varias veces en el cuerpo muerto de Cassandra. «Sólo era una puta», dijo con desprecio. Tiempo después, al referirse a su temperamento, afirmó: «Fui entrenado para matar por el cuerpo de marines».
Lo peor del caso es que era cierto. Andrew Urdiales provenía de una familia con antecedentes de enfermedad mental, tanto por el lado del padre como de la madre. Asimismo, se sabe que el individuo fue abusado sexualmente por algunos de sus familiares y sufrió castigo físico y emocional por parte de sus propios padres. Tras graduarse en la escuela secundaria Thornbridge de Doloton, Illinois, donde nunca fue popular, se unió al cuerpo de marines de Estados Unidos.
A la caza del predador
El 14 de noviembre de 1996, el patrullero Warren Fryer, de Hammond, Indiana, detuvo al conductor de una furgoneta pick-up que conversaba con una prostituta. Al practicar una revisión de rutina al automóvil, el oficial halló un revólver plateado calibre 38 especial. Urdiales fue conducido a la comisaría, donde quedó libre después de que el arma le fue confiscada. Para entonces, las autoridades de Riverside y San Diego, a muchos kilómetros de Indiana, andaban a la caza de un homicida serial de mujeres. Pero en ese momento nadie relacionó el arma de Urdiales con la cadena de asesinatos en el oeste estadunidense.
Menos de seis meses después, en abril de 1997, Fryer recibió una llamada que le reportaba una pelea en una de las habitaciones de un motel. Al llegar, el oficial se encontró con que uno de los protagonistas de la gresca era un viejo conocido: Andrew Urdiales. La otra parte en la disputa era una prostituta, quien dijo que el motivo del pleito era que ella se había negado a acompañar a su cliente a Wolf Lake, y no solo eso, la quería llevar esposada y en la caja de la camioneta. Fryer se limitó a decir «¡Ups!, no hagan eso. Hemos encontrado algunas chicas muertas ahí».
Aparentemente, Fryer no dio importancia a la denuncia. Sin embargo, de inmediato recopiló toda la información disponible en torno a Urdiales y se comunicó con el Departamento de Policía de Chicago. La llamada fue atendida por el detective Don McGrath, quien preguntó sobre el arma confiscada a Urdiales en Hammond. El examen balístico resultó positivo con el de las ojivas utilizadas en el asesinato de siete prostitutas, por lo que el sospechoso fue arrestado el 22 de abril de 1997.
Al ver que estaba acorralado, Urdiales comentó a los agentes que tenía «algunos detalles que les podían interesar». Los «detalles» se referían a los homicidios (ocho en total) que había cometido en California (dos de ellos) y el resto dividido entre Indiana e Illinois. Adujo, no obstante, que no era un criminal sin entrañas, ya que la ropa que conservó de una de las mujeres que asesinó, la regaló al Ejército de Salvación, pues «ahí les hace más falta».
Pero su espíritu samaritano tenía también sus bemoles, ya que, según manifestó, después de dispararle a Julie McGhee, de 29 años, el 17 de julio de 1988, en Palm Springs, California, condujo hasta un bar, donde tomó «algunas cervezas, mientras veía a las chicas bailar».
Andrew Urdiales fue sentenciado a la pena capital en Illinois.