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Día: 10 diciembre, 2017

  • La extraña vida de Enriqueta Martí, la «vampira del Raval»

    Enriqueta Martí, la "vampira del Raval"
    10/12/2017

    Enriqueta Martí

    ¿Cruel asesina de niños? ¿O una víctima del sistema? Un siglo después de producirse uno de los casos más extraños de la crónica negra española, queda en el aire la respuesta sobre si Enriqueta Martí Ripoll secuestró o asesinó a diez niños de corta edad o, en cambio, fue protagonista de lo que no pasó de ser una leyenda urbana. (más…)

    Barcelona, 17 de febrero de 1912. Entresuelo del número 29 de la calle de Poniente. Una niña se asoma a un gran ventanal que da al patio interior. Tendrá unos seis años. Está muy seria, se diría que triste. Su imagen impresiona; lleva la cabeza rapada y viste harapos. Permanece inmóvil hasta que se encuentra con la mirada incrédula de Claudia Elías, la vecina, y entonces retrocede asustada. Aparece Enriqueta Martí, y la señora Elías, que jamás ha visto a esa niña antes, le pregunta por ella, a lo que Enriqueta responde cerrando la ventana de un portazo. La vecina no se da por vencida y lo que va comentando por el barrio llega a oídos de un agente de la municipal. Diez días más tarde, la policía descubre que en el piso de Enriqueta se encuentra secuestrada Teresita Guitart, a la que toda Barcelona buscaba desde hacía dos semanas. El caso no acaba ahí ya que aparece una segunda niña, Angelita, de padres desconocidos. La niña, que ni siquiera conoce sus apellidos, es depositada en el domicilio del conserje del palacio de Justicia para que se hagan cargo de ella. Al ser llevada a comisaría, la secuestradora inicia un reguero de versiones extrañas, incoherentes y contradictorias. No se inmuta al escuchar los gritos de alegría de los padres y hermanos de la pequeña Teresa en un cuarto contiguo al encontrarse con ella. La policía da con el nombre de la detenida en sus archivos, en los que además de varias condenas antiguas, figura como sospechosa de ir en malas compañías y moverse entre mendigos y maleantes. Enriqueta es recelosa y parca en palabras. Tiene los ojos inertes y en el rostro una permanente expresión de querer enterarse de lo que no sabe. Y dice no saber nada. De sus palabras se desprende la inverosímil idea de que había recogido a Teresita ese mismo día al encontrarla sola por la calle. Pero la realidad, aquello a lo que Enriqueta se niega, es bien distinta y no va a ayudar a su inocencia.
  • Asesinatos sin resolver: el doble crimen de Susqueda

    El doble crimen de Susqueda
    10/12/2017

    El doble crimen de Susqueda

    Las papeletas para la cesta de Navidad cuestan tres euros. “Lleva un jamón”, advierte Simona Benková, que tiene encendidas dos velas en la barra de La Parada. En su restaurante de El Pasteral fueron vistos por última vez con vida Paula Mas Pruna y Marc Hernández López, vecinos del Maresme, de 21 y 23 años. Los asesinaron en el pantano de Susqueda. (más…)

    No hay día que no los recuerde. Ni semana, desde entonces, que no se acerquen los Mossos d’Esquadra preguntando si ha visto algo o a alguien que le haya llamado la atención. En Navidad se cumplirán cuatro meses de los asesinatos. Las aguas del pantano, por debajo de la mitad de su capacidad por la sequía, guardan el secreto de unos crímenes que han transformado la zona en un paraje siniestro y misterioso.

    El paisaje de ahora nada tiene que ver con aquellos días de agosto en los que Paula y Marc decidieron ir al pantano de Susqueda para hacer una excursión en kayak. Esta semana todavía había nieve en los barrancos que conducen hasta el agua. Con el frío, la belleza se ha apoderado de los caminos con un manto de hojas húmedas de todos los colores del invierno y el musgo forra de verde árboles y piedras.

    Una preciosa postal que ahora da miedo. Tras los crímenes, apenas se acercan visitantes al pantano. Lo explica Oliver, el mejor testigo con el que cuentan los investigadores. Este belga llegó a Susqueda en junio, tras comprar un terreno y las ruinas de una casa con vistas insuperables. Se instaló en una vieja caravana, junto a otro colega belga y la pareja de este, una coreana.

    El 24 de agosto era jueves y Oliver tiene mala memoria. Tanto que los Mossos le ayudaron a recordar que fue el viernes 25 y no el jueves, a media mañana, cuando oyó tres tiros, un grito y un cuarto disparo. El crimen tuvo que ser el viernes, al día siguiente de que llegaran al pantano, porque a la hora que el hombre oyó los tiros, si hubiera sido el jueves, la pareja aún no había tenido tiempo de llegar al lugar en el que los mataron.